El estado de contratación laboral en la región, refleja profundas desigualdades y problemas estructurales en el mercado laboral. Las cifras proporcionadas por los reportes del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, junto con el análisis de datos específicos de diferentes periodos del año, permiten evidenciar no solo la preponderancia de contratos temporales, sino también los efectos negativos que esta situación genera sobre la estabilidad y los derechos de los trabajadores.
A diciembre de 2023, la composición de los contratos laborales en este periodo muestra un predominio de contratos a plazo determinado accidental, con 53 868 trabajadores, es decir, el 38,6 % del total. Este tipo de contrato, diseñado para cubrir situaciones específicas y excepcionales, parece haber sido empleado de manera generalizada, desplazando a las relaciones laborales a plazo indeterminado, que apenas representaron el 24,7 % del total (34 485 trabajadores). Además, los contratos a plazo determinado temporal y por obra o servicio sumaron 24,2 % y 11,4 %, respectivamente, evidenciando que más del 74 % de los trabajadores formales en Lambayeque estaban bajo alguna modalidad contractual temporal.
Contratos temporales
En febrero de 2024, esta tendencia se mantuvo, aunque con ligeras variaciones. El total de trabajadores bajo contratos a plazo determinado accidental ascendió a 49 729, representando el 38,3 % del total. Los contratos a plazo indeterminado, aunque experimentaron un ligero incremento porcentual (25,9 %), mantuvieron una presencia marginal en comparación con las modalidades temporales. Por su parte, los contratos determinados temporales y por obra o servicio abarcaron el 25,4 % y el 9,2 %, respectivamente. Estos datos evidencian una clara preferencia empresarial por las modalidades temporales, lo que sugiere un uso sistemático de estos contratos para evitar la creación de relaciones laborales más estables y protegidas por mayores derechos.
En septiembre de 2024, la concentración de contratos temporales se intensificó aún más. Los contratos accidentales alcanzaron los 67 290 trabajadores, lo que significó un 43,5 % del total. Esta cifra no solo representa un incremento absoluto, sino también una mayor proporción en comparación con meses anteriores, consolidando su preponderancia como el tipo de contrato más utilizado en la región. Por otro lado, los contratos a plazo indeterminado continuaron su disminución relativa, representando apenas el 22,4 % del total (34,763 trabajadores). Asimismo, los contratos por obra o servicio, tuvo un 11,0 %, reflejando una cierta estabilidad en su proporción.
Dicho lo anterior, estos datos permiten plantear una crítica directa al uso extendido de contratos accidentales y temporales en general. Si bien estas modalidades pueden ser útiles para atender necesidades transitorias de personal, la evidente desproporción entre los contratos temporales y los indeterminados evidencia un abuso sistemático que socava el principio de estabilidad laboral. El hecho de que más del 70 % de los trabajadores formales en Lambayeque se encuentren bajo contratos temporales revela un modelo laboral que prioriza la flexibilidad empresarial sobre los derechos de los trabajadores, generando una alta inestabilidad e incertidumbre.
De este modo, la preponderancia de los contratos temporales no puede ser evaluada de manera aislada; requiere un análisis crítico de su impacto en el desarrollo económico y social de la región. Si bien los contratos a plazo determinado son legales y, en determinados casos, necesarios para atender circunstancias transitorias o estacionales, su uso excesivo puede ser sintomático de una práctica que evita deliberadamente la generación de vínculos laborales de carácter indeterminado. Esta situación no solo limita el acceso de los trabajadores a beneficios propios de la estabilidad laboral, como vacaciones completas, compensación por tiempo de servicios o indemnización por despido, sino que también genera un ambiente de precariedad y alta rotación, afectando la productividad general de las empresas y el bienestar de los trabajadores.
Reducción del empleo formal
Particularmente, preocupante es el hecho de que el sector privado formal de Lambayeque haya registrado una reducción significativa en el empleo formal entre diciembre de 2022 y 2023, con una pérdida de 21 707 puestos de trabajo formales. A pesar de esta caída, los contratos temporales continuaron dominando la estructura de contratación, lo que refuerza la percepción de que estos instrumentos son utilizados no tanto como una herramienta para atender necesidades extraordinarias, sino como una estrategia para evitar la consolidación de relaciones laborales estables. La mayor proporción de contratos accidentales (38.3 % en febrero de 2024) respecto a los contratos a plazo indeterminado (25.9 % en el mismo periodo) es una señal clara de que los empleadores prefieren formatos contractuales que ofrezcan flexibilidad unilateral, comúnmente en detrimento de los derechos laborales.
A lo largo de 2024, las cifras muestran que el empleo formal en Lambayeque está concentrado principalmente en sectores como el agrícola y el de servicios, actividades que tienden a ser intensivas en mano de obra y sujetas a variaciones estacionales. Este contexto podría explicar, aunque no justificar, el elevado uso de contratos temporales en estos sectores. Sin embargo, el incremento observado en los contratos a plazo determinado accidental en septiembre de 2024, alcanzando los 67,290 trabajadores (43.5%), plantea interrogantes sobre si realmente estamos frente a necesidades excepcionales o si se trata de una práctica sistemática que busca evitar los costos asociados a la estabilidad laboral.
Remuneraciones
Por otro lado, la remuneración de los trabajadores en Lambayeque ofrece un panorama aún más complejo. La incidencia de estos contratos temporales en la calidad de vida de los trabajadores se ve agravada por la brecha entre la Remuneración Mínima Vital (RMV) nominal y la real. Aunque la RMV nominal se estableció hasta 2024 en 1,025 soles, según datos estadísticos actuales del INEI, la RMV real ajustada al costo de vida muestra cifras significativamente inferiores: 584 soles en enero de 2024, 580 soles en febrero y 575 soles en marzo. Este descenso constante en el poder adquisitivo evidencia que, incluso para aquellos con empleo formal, la remuneración no garantiza una vida digna. La situación se torna aún más crítica para quienes están bajo modalidades contractuales temporales, ya que suelen ser los más afectados por estas disparidades.
Bajo este orden de ideas, el predominio de contratos temporales y las remuneraciones insuficientes no solo afectan a los trabajadores de manera individual, sino que también tienen repercusiones negativas para la región en su conjunto. En este contexto, resulta urgente replantear la relación entre empleadores y trabajadores en Lambayeque, incentivando políticas que prioricen la estabilidad laboral y desincentiven el abuso de los contratos temporales. Si bien la flexibilidad laboral puede ser útil en ciertos escenarios, su uso excesivo desnaturaliza la función social del empleo y genera desigualdades estructurales que afectan tanto a los trabajadores como al tejido social. Razón por la cual, esta situación llama a una reflexión crítica sobre el modelo laboral actual, el cual parece priorizar las necesidades inmediatas del mercado sobre los derechos fundamentales de los trabajadores.
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(*) Abogado por la Universidad San Martín de Porres. Especialista en Litigación Oral para el proceso laboral por la Escuela de Posgrado de la Universidad San Ignacio de Loyola – USIL. Miembro de Comunidad para la Investigación y el Estudio Laboral y Ocupacional (CIELO). Presidente de la Comisión de Derecho Laboral y de la Seguridad Social de la Sociedad Peruana de Derecho.
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