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ROSÍO MESTA: La enfermería como apostolado de servicio a la comunidad

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1431

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  • Con 37 de años de labor asistencial, la reconocida enfermera destaca la importancia de brindar una atención con sentido y rostro humano.
  • La también docente señala que se debe educar a la población en cuestiones básicas como la diferencia entre urgencia y emergencia para desembalsar los hospitales.

Pese a la presión a la que constantemente están sometidas, las enfermeras, las buenas enfermeras, saben hacer gala de su carisma y vocación para atender con amabilidad a cada uno de sus pacientes. De esa conexión humana sabe bien Rosío Mesta Delgado, reconocida enfermera lambayecana, formada en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, quien a lo largo de casi cuatro décadas de servicio ha transitado por todas las áreas de las esferas de una enfermera: el servicio asistencial, la labor gerencial (administrativa), la docencia y ahora último la investigación.

Reconocida por su alta especialización en la atención de pacientes en situación crítica y de emergencia, Rosío Mesta ha sido testigo —y protagonista— de los cambios en el sector salud, particularmente con la Seguridad Social, donde incluso llegó a gerenciar la Red de Tumbes, cuando Luis Castañeda Lossio fue en la Presidencia Ejecutiva de EsSalud.

La verdadera vocación

Rosío Mesta señala que su decisión de estudiar Enfermería no fue producto del azar ni de una elección tardía. Por el contrario, la vocación nació cuando aún cursaba la secundaria, a partir de una experiencia familiar que marcaría su vida para siempre.

“Lo que me llevó a mí a estudiar esta profesión tan noble es el querer ayudar a mi prójimo y realmente el servir. Creo que nadie puede ser indiferente al dolor y hoy, más que nunca, tenemos que ser más sensibles, humanos y tolerantes con la gente que realmente lo necesita”, cuenta.

Indica que el episodio que selló su vocación ocurrió cuando uno de sus hermanos sufrió un accidente. Ella fue la primera en reaccionar, consciente de la urgencia de actuar sin dilaciones.

“Prácticamente desde la secundaria nació esta vocación, cuando uno de mis hermanos tuvo un accidente. Fui la primera que reaccioné en querer salvarlo y llevarlo de inmediato al Hospital Belén de Lambayeque. Necesitaba que se hagan las cosas ya”, recuerda.

Desde entonces, la Enfermería se convirtió en un camino que no solo implicaba conocimientos técnicos, sino un don de desprendimiento, empatía y servicio constante. Para ella, tan importante como cualquier procedimiento clínico, es saber acompañar y escuchar al paciente.

Labor asistencial y gerencial

Asimismo, destaca de sus 37 años de trayectoria profesional lo que es trabajar en Emergencia, unidad que implica convivir con la adrenalina, la toma de decisiones rápidas y el contacto permanente con situaciones límite.

“La emergencia te da toda esa fuerza, pero también te enfrenta a momentos muy duros. Si no te pones en los zapatos de la gente, jamás vas a saber lo que se puede sentir. Es allí donde se afianza la empatía y la sensibilidad”, explica.

Rosío Mesta señala que su incursión en la gestión administrativa fue uno de los grandes retos de su vida profesional. Hace quince años, tras una pasantía en la Universidad del Pacífico impulsada por EsSalud, fue designada gerente departamental en Tumbes, convirtiéndose en la primera mujer en asumir ese cargo.

“Luis Castañeda pidió que vayamos representantes de todo el Perú a hacer una pasantía a la Universidad del Pacífico y dijo que los diez primeros puestos irían a gerenciar los hospitales del Perú. Quedé en el sexto lugar y me mandaron a Tumbes. Fue uno de los primeros retos de incursionar en la parte administrativa y gerencial. Estuve un año y tres meses, y fue una experiencia inolvidable”, señala.

Brecha de enfermeras

Desde su experiencia gremial, Rosío Mesta Delgado también ha sido una voz firme en la defensa del personal de enfermería, especialmente en contextos de precariedad laboral y déficit de recursos humanos. Recuerda con claridad su paso por la secretaría general del Sindicato de Enfermeras y los conflictos derivados de recortes presupuestales.

“Hubo momentos en los que retiraban colegas del servicio por problemas presupuestales. Tuvimos que ir a hablar con la gerencia y decir: o paralizamos el servicio o nos dejan continuar trabajando, porque primero están los pacientes”, relata.

Ella indica que la falta de personal sigue siendo uno de los problemas más críticos en los hospitales de Lambayeque. En su propio servicio del Hospital Almanzor Aguinaga Asenjo, la brecha es significativa.

“En mi hospital necesitamos 16 técnicos de enfermería y 11 enfermeras más. Cuando el personal sale de vacaciones y no se cubren los turnos, aumenta el riesgo de eventos adversos. Tenemos que estarles pidiendo a las compañeras que hagan horas extras, pero la gente también se agota”, advierte.

Rosío Mesta señala que estas deficiencias no solo afectan al personal, sino directamente a la seguridad del paciente. Por ello, insiste en la necesidad de sustentos técnicos, planificación y decisiones responsables desde la gestión pública.

Pandemia y la salud mental

De otro lado, comenta que la pandemia por la Covid-19 dejó huellas profundas no solo a nivel profesional, sino en su vida personal.

“Era peor que una guerra. Estábamos en la misma emergencia con todos estos pacientes. Nos recogían horas antes del turno porque no había cómo llegar al hospital. Nuestra familia también estaba como paciente”, recuerda.

Uno de los episodios más difíciles, precisamente, fue la pérdida de su esposo, a quien no pudo acompañar en sus últimos momentos, debido a las restricciones propias de la pandemia.

“No pude estar cerca de Walter cuando falleció. Solo pudimos despedirnos por teléfono. Él siempre me decía que me cuide y les decía a mis hijos que me cuiden (…) Fue una experiencia muy dura que marcó mi vida personal, profesional y familiar, pero agradezco mucho a Dios que siempre tuve a mi alrededor a mis hijos y a mis amigas enfermeras, que se la pasaban conmigo conversando toda la noche para no dejarme sola”, apunta.

En virtud de ello, la enfermera destaca la importancia del soporte emocional entre colegas y la necesidad urgente de atender la salud mental del personal de enfermería, a la que considera un “talón de Aquiles” del sistema.

“Si tienes paz, vas a dar paz. La enfermera necesita estar bien por dentro para poder cuidar a otros”, destaca Rosío Mesta.

Labor educativa

En paralelo, Rosío Mesta también ejerce la función docente. Allí no solo enseña procedimientos, sino valores, comunicación efectiva y respeto al paciente y su familia. “Hay valores que no pueden perderse: saber cómo saludar a tu paciente, a su familia, cómo pedir las cosas por favor. La familia es un nexo fundamental en el proceso de recuperación”, enfatiza.

Mesta Delgado sostiene que uno de los grandes desafíos pendientes es la educación sanitaria de la población, especialmente en el uso adecuado de los servicios de Emergencia.

“Tenemos la percepción de que todo es emergencia y no es así. Hay que educar a la población para saber qué es una prioridad uno y qué puede atenderse en un establecimiento de menor complejidad”, explica.

Asimismo, destaca la creciente acogida de la carrera de enfermería en Lambayeque y la responsabilidad de formar profesionales con sólidas competencias técnicas y humanas.

“Quiero que mis alumnas sean mejores que la profesora. Ellas algún día me van a atender a mí y tienen que superarnos. No hay mejor pago que un paciente o un familiar regrese para darte gracias por la atención recibida”, concluye.

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