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BEDER BOCANEGRA VILCAMANGO: Educar, investigar y escribir como acto de responsabilidad social

Escribe: Semanario Expresi贸n
Edición N° 1431

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Durante más de tres décadas, Beder Bocanegra Vilcamango ha construido una trayectoria académica que se sostiene en la docencia, la investigación y la escritura como ejes inseparables. Licenciado en Educación en la especialidad de Lengua y Literatura, magíster en Gerencia Social y doctor en Educación, su recorrido profesional refleja una vocación que se inició en la escuela pública y que hoy se proyecta desde la universidad hacia el debate nacional sobre el rumbo de la educación peruana.

Su historia docente comenzó hace 31 años en una escuela de Mochumí, cuando aún era evidente la precariedad estructural del sistema educativo. “Me inicié en la escuela pública, ahí aprendí a entender la realidad concreta del aula”, recuerda. Esa experiencia temprana marcó su mirada crítica sobre las políticas educativas y la distancia persistente entre los discursos oficiales y las condiciones reales en las que se forman niños y jóvenes.

Actualmente, Bocanegra Vilcamango es docente principal de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, donde ejerce desde hace dos décadas. Investigador Renacyt nivel 5, ha publicado más de diez libros —literarios y académicos—, es conferencista internacional y creador de la estrategia pedagógica de La Chacana, una propuesta que ha comenzado a generar producción científica estudiantil incluso en revistas indexadas del extranjero. En 2016, el Estado peruano le otorgó las Palmas Magisteriales, máximo reconocimiento a la labor docente.

Un sistema educativo sin horizonte claro

Para Beder Bocanegra, la crisis educativa del país no es reciente ni coyuntural. A su juicio, el magisterio peruano careció durante décadas de un horizonte curricular definido. “Hasta antes del 2016 el magisterio no tenía claridad sobre un modelo curricular. El enfoque por competencias se implementó, pero hasta hoy no termina de ser comprendido ni asumido”, sostiene.

Desde su análisis, los avances han sido más normativos que reales. El tránsito hacia una educación basada en competencias no ha logrado consolidarse en las aulas, lo que deja un balance “relativo” y una deuda pendiente con la formación integral de los estudiantes. Esta situación, afirma, se agrava por la ausencia de una mirada técnica sostenida desde el nivel político.

“El problema educativo es el más abandonado”, señala con énfasis. Aunque algunos ministros han tenido formación académica, el componente político termina imponiéndose sobre el criterio técnico. Como ejemplo, menciona el caso Qali Warma, que considera “una evidencia desagradable” de cómo decisiones políticas afectan directamente la dignidad y la salud de los escolares.

Infraestructura precaria y negación del problema

El inicio de cada año escolar vuelve a poner en evidencia las mismas carencias: aulas deterioradas, falta de mobiliario, escasez de material educativo y sobrepoblación estudiantil. Para Bocanegra Vilcamango, el problema no es solo presupuestal, sino de negación de la realidad. “El Ministerio cree que ya no existen escuelas unidocentes o polidocentes, y sí existen. Cree que no hay sobrepoblación, y sí la hay”, advierte.

Esta desconexión entre diagnóstico y realidad explica, en su opinión, por qué las políticas de infraestructura no responden al contexto ni a la demanda. “El Estado no siente que sea su responsabilidad”, afirma. Como consecuencia, los colegios sobreviven en condiciones mínimas, reproduciendo inequidades que se arrastran desde hace décadas.

La universidad: inercia y repetición

Esa misma lógica, sostiene, se reproduce en el sistema universitario. Beder Bocanegra es crítico con el rol que hoy cumplen muchas universidades públicas, a las que describe como “colegios grandes”. Desde su experiencia, el énfasis en la investigación y en la producción científica sigue siendo precario, especialmente en las ciencias sociales.

“En el Perú hay más de 10 000 investigadores, pero solo alrededor de 320 escriben sobre ciencias sociales”, explica. La cifra, para él, revela una responsabilidad colectiva. “¿Qué hacemos los de ciencias sociales que no investigamos?”, se pregunta. La escasez de producción científica limita la generación de conocimiento y convierte a las universidades en espacios que repiten contenidos, sin cuestionarlos ni renovarlos.

La infraestructura universitaria, aunque mejor que la escolar, tampoco escapa a estas limitaciones. Menciona el caso de la Universidad Pedro Ruiz Gallo, donde los laboratorios y equipos siguen siendo insuficientes para el desarrollo pleno de competencias científicas. “No basta con implementar una vez; la tecnología exige actualización constante”, señala.

Liderazgo académico y vocación docente

Para el docente, el problema también tiene que ver con el liderazgo institucional. “En la universidad, muchas veces se relega a quien realmente puede dirigir”, afirma. Los intereses políticos, advierte, terminan imponiéndose sobre la meritocracia y la visión académica.

Su propio tránsito hacia la docencia universitaria estuvo marcado por una aspiración temprana. Formado en la Universidad Nacional de Cajamarca, Bocanegra soñaba con llegar a la cátedra universitaria desde joven. Ese objetivo se concretó en 2004, cuando inició su labor como docente superior. “Fue un reto enfrentar el sílabo, la dinámica con estudiantes que ya transitan hacia la autonomía”, recuerda.

Desde entonces, su concepción del docente universitario ha evolucionado hacia un modelo que articula investigación, creatividad e innovación. “Investigo y creo; sobre esa creación sigo investigando”, resume. Para él, esa relación es inherente a la labor académica y constituye una exigencia ética frente a los estudiantes.

La Chacana: investigar para producir conocimiento

Esa reflexión lo llevó a desarrollar la estrategia de La Chacana, una propuesta pedagógica que cuestiona el uso tradicional de los organizadores visuales. Bocanegra identifica un error epistemológico en la educación peruana: “Se enseñó a organizar información, pero no a generar conocimiento”.

La Chacana, concebida inicialmente para educación secundaria, propone nueve espacios de análisis, aunque el Ministerio de Educación solo incorporó cinco, dejando otros en blanco. Esa omisión fue el punto de partida de una investigación que culminó en la publicación de la “Chacana pregunta” en 2019, con difusión internacional.

Tras la pandemia, la estrategia migró a la educación superior y se orientó a la producción de textos académicos. El resultado ha sido significativo: estudiantes universitarios publicando en revistas indexadas de América Latina y Europa. “Tenemos jóvenes de primer ciclo que ya están postulando a revistas en Portugal”, comenta con orgullo.

Escribir para enseñar a escribir

Además de investigador, Bocanegra es escritor de literatura y de textos académicos. Alterna ambos géneros de manera deliberada, convencido de que escribir es una forma de responsabilidad social. “Vivimos en un país donde se lee poco, pero igual debemos dejar algo a las nuevas generaciones”, afirma.

Su producción —más de diez libros— no responde solo a un interés personal, sino a una coherencia pedagógica. “¿Cómo le digo a un estudiante que escriba si yo no lo hago?”, plantea. Para él, el ejemplo es una herramienta formativa fundamental.

En ese sentido, considera que fomentar la lectura pasa necesariamente por incentivar la escritura. “Si el estudiante redacta, va a leer consecuentemente”, sostiene. Por ello, impulsa que los productos académicos universitarios tengan como finalidad la publicación científica, fortaleciendo así el hábito lector y la formación crítica.

La literatura, en su visión, no debe ser solo narrativa, sino una forma de pensamiento crítico que dialogue con la realidad. Esa mirada se refleja en su próximo libro, La metáfora del poder y un Rolex de sarcasmo, una obra que aborda, desde la ironía y el análisis simbólico, el contexto político actual del país.

Para Beder Bocanegra, educar, investigar y escribir no son actividades aisladas, sino expresiones de una misma vocación. Una vocación que, desde Lambayeque, busca incidir en el debate nacional y formar generaciones capaces no solo de repetir conocimientos, sino de producirlos con rigor, creatividad y compromiso social.

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JORGE CHANAM脡: Toda una vida dedicada a la conservaci贸n del ecosistema

Escribe: Semanario Expresi贸n
Edición N° 1431

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  • El biólogo muestra su preocupación por la pérdida del ecosistema a causa de la depredación del hombre.
  • La contaminación del mar y sus especies a causa del microplástico es uno de los tópicos de estudio que mantiene el investigador.

Desde sus años de formación como biólogo en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo  - UNPRG, Jorge Luis Chanamé Céspedes ha recorrido las playas y ecosistemas costeros de Lambayeque y el Perú con una preocupación constante: entender cómo las actividades humanas están transformando el mar peruano y qué consecuencias tendrá ello para las generaciones futuras. En diálogo con Expresión, el investigador y docente universitario cuestiona cómo las decisiones de las autoridades, el crecimiento urbano y la expansión agrícola han afectado al medioambiente.

Pero, además, cuenta un hecho importante que marcó su vida y cuya vivencia la traslada hoy a las aulas universitarias: haber participado como expedicionario en la Antártida a inicios del nuevo mileno.

Aguas servidas y la contaminación

En el plano de la contaminación, Chanamé Céspedes señala que los drenes y canales que fueron diseñados para controlar la napa freática e irrigar los campos agrícolas hoy funcionan como colectores de aguas residuales domésticas, agrícolas e industriales. Todo ese flujo termina desembocando en el mar, afectando directamente la franja costera y la calidad de las playas.

“Desde que era estudiante he recorrido todo el litoral y la preocupación más grande que existe actualmente son las aguas servidas. Estudios de la ANA determinan que hay casi 300 puntos a lo largo de la cuenca del río Chancay y todo eso llega a Boró, a Tinajones, y de allí tomamos nuestra agua”, advierte el especialista, quien agrega que la mayoría de playas no está en buenas condiciones, lo cual se refleja en la presencia de coliformes (restos fecales).

“Si uno transita de Pimentel hasta San José encuentra salidas de aguas servidas con olores terribles que afectan al mar y su línea costera”, señala.

Jorge Chanamé explica que, aunque las corrientes marinas ayudan a dispersar parte de la contaminación, el incremento de la población y la falta de mantenimiento de las pozas de oxidación hacen que el problema se agrave. A ello se suma la presencia de metales pesados provenientes de talleres informales, así como residuos químicos de la agricultura intensiva.

“Todo va llegando al mar: insecticidas, herbicidas, metales pesados. Al final tenemos un basurero en el mar, y eso afecta las zonas de reproducción de peces juveniles y estados larvarios”, afirma.

Microplásticos: la contaminación invisible

Más allá de los desechos visibles, Chanamé alerta sobre una amenaza menos perceptible, pero más persistente: los microplásticos. Estas diminutas partículas, producto de la degradación de plásticos y fibras sintéticas, ya forman parte del interior de los organismos marinos y se acumulan a lo largo de la cadena alimenticia.

“Cada vez que hacemos estudios y abrimos la cavidad visceral de los organismos encontramos partículas de plástico. El gran agente de daño es el microplástico, porque las especies marinas juveniles lo confunden con el plancton y lo ingieren”, explica.

El investigador pone como ejemplo la ropa de uso cotidiano. Hoy, gran parte de las prendas están hechas de fibras sintéticas que desprenden pelusas en cada lavado. Estas terminan en los desagües y, finalmente, en el mar, donde son ingeridas por organismos microscópicos.

“Ese espécimen pequeño, durante todo su desarrollo, va acumulando plástico. Luego viene un depredador, se lo come, y así se va magnificando el microplástico. Eso incrementa la mortalidad de las especies”, advierte.

Indica que la gravedad del problema se confirma con estudios recientes que han detectado microplásticos incluso en organismos de la Antártida, lo que demuestra que se trata de una contaminación global asociada directamente a los hábitos de consumo humano.

Ecosistemas fragmentados

Pero el impacto ambiental no se limita al mar. El investigador describe cómo el crecimiento agrícola y urbano ha fragmentado ecosistemas terrestres, reduciendo los espacios naturales de aves, insectos y otros animales que cumplen funciones clave como la polinización y el control biológico.

“Hace unos años fui a Motupe a ver a unos familiares y me dijeron que estaban en el campo con los trabajadores que estaban polinizando. Yo me quedé muy sorprendido. ¿Y las abejitas? ¿Y los insectos? Me pregunté. Hoy hay cultivos donde ya no hay abejas ni aves y se tiene que polinizar flor por flor. Eso muestra el impacto enorme que tiene la pérdida de ecosistemas”, relata.

En el ámbito marino, menciona el caso del tiburón martillo, especie catalogada en peligro de extinción, cuya captura incidental sigue generando conflictos entre pescadores y autoridades. La falta de articulación entre regulación, fiscalización y los pescadores alimenta prácticas ilegales y comercio informal.

“Hay especies que no se quieren capturar, pero caen en las redes. El pescador entra en conflicto, vienen las multas, pero no se soluciona el problema de fondo”, explica Chanamé, quien cita como ejemplo el caso de Ecuador, donde está prohibida la pesca de este ejemplar, pero lo traen como contrabando al Perú.

El especialista destaca también el trabajo realizado desde la academia y organizaciones civiles para promover áreas protegidas, corredores biológicos y una mayor conciencia sobre la conservación de especies, especialmente en zonas marinas y costeras del norte del país.

La experiencia Antártida

De otro lado, cuenta que la experiencia de viajar a la Antártida marcó un antes y un después en su formación científica. Participó en la XI Expedición Científica Peruana a la Antártida, en el año 2000, siendo uno de los primeros egresados de la UNPRG en integrar una misión de ese nivel. Estar en ese entorno extremo le permitió comprender de manera integral el funcionamiento del planeta.

“Estar en la Antártida te hace entender cómo funciona la Tierra, cómo se conectan los ecosistemas. Es una experiencia que marca”, recuerda.

Hoy observa con orgullo que varios de los egresados de su casa de estudios también han participado en expediciones científicas y ocupan cargos importantes en áreas naturales protegidas del país. Destaca, además, que los nuevos planes curriculares incorporen de manera obligatoria asignaturas vinculadas al ambiente y al desarrollo sostenible.

Para el biólogo, el desafío ahora es lograr que ese conocimiento se traduzca en decisiones políticas, presupuestos adecuados y acciones concretas. El cuidado del medioambiente, señala, no es un tema accesorio, sino la base sobre la cual se sostiene la vida y el desarrollo.

“Cualquier político, cualquier gobernante, debe pensar en la parte ambiental. Es nuestra casa. No podemos negarnos al desarrollo, pero sí buscar un equilibrio”, enfatiza.

Finalmente, exhorta a los jóvenes y futuros profesionales a incorporar la variable ambiental en cada proyecto, emprendimiento o decisión. Para él, detener el avance del deterioro ambiental es una tarea colectiva que empieza con la conciencia y se consolida con la acción informada.

“Que la palabra ambiente esté siempre en sus neuronas. Esa es la tarea de nuestros jóvenes: cómo hacer que nuestra tierra no se pierda tan rápido”, concluye.

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JORGE FUPUY: El investigador que puso el punto sobre las 铆es respecto a las acequias de Chiclayo

Escribe: Semanario Expresi贸n
Edición N° 1431

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  • El biólogo cuestiona que la población haya desnaturalizado el sentido de las acequias y las haya convertido en vertederos de basura.
  • El también docente lamenta que las autoridades aún no comprendan que los residuos sólidos pueden ser capitalizados.

La gestión ambiental de Chiclayo se ha convertido en uno de los principales desafíos urbanos de la región Lambayeque. Más allá de los discursos recurrentes sobre cambio climático o contaminación, existe una problemática profunda que atraviesa lo social, lo cultural y lo institucional. En ese contexto, Expresión conversa con Jorge Fupuy Chung, biólogo especializado en Pesquería, docente universitario y expresidente de la Comisión Ambiental Regional de Lambayeque.

La voz de Jorge Fupuy cobra especial relevancia, debido a su trayectoria académica y su paso por espacios de gestión ambiental, que le permiten ofrecer una lectura crítica y propositiva de tema.

Gestión ambiental

Fupuy Chung señala que tratar de medioambiente implica necesariamente hablar de la población y de las condiciones sociales que atraviesa el país, pues los temas ambientales no pueden reducirse a conceptos técnicos aislados, sino que deben entenderse como parte de una crisis más amplia.

“Cuando hablamos de temas ambientales no solo es hablar de cambio climático o contaminación, sino que tenemos que ver la población en conjunto. Tenemos una crisis bastante grande en la población que se refleja en la pérdida de valores, la inseguridad ciudadana, todo aquello que impide que nos animemos a ver el medioambiente de manera global. Lo vemos como algo muy fragmentado”, indica.

Para muestra, Fupuy Chung pone a Chiclayo, ciudad que considera reflejo de las decisiones improvisadas, ausencia de planificación y una débil articulación entre instituciones. Es la falta de una mirada integral -indica- la que termina afectando directamente la calidad de vida de la población y limita cualquier intento serio de mejorar la gestión ambiental urbana.

Residuos sólidos

En esa línea, uno de los temas que más preocupa al especialista es el manejo de los residuos sólidos. Chiclayo, señalada a nivel nacional e internacional como una de las ciudades más sucias del país, enfrenta un problema que, a su juicio, no puede seguir siendo atribuido únicamente a las autoridades.

“Lamentablemente es algo que nos avergüenza a nivel nacional e internacional, pero es importante que el problema sea abordado de manera integral. Y cuando digo de manera integral me refiero que no solo veamos y digamos que este es un problema que le compete a las municipalidades y al gobierno regional, sino a nosotros como pobladores, quienes tenemos que participar en los programas que generan nuestras autoridades para ayudar al manejo de residuos sólidos”, apunta.

En ese sentido, cuestiona la percepción generalizada de que los residuos no tienen valor. Menciona que, en otras ciudades del país, como Surco, el manejo adecuado de los residuos sólidos permite incluso cubrir planillas municipales.

“Pensamos que los residuos sólidos no sirven o no tienen un valor, y eso es un error. La Municipalidad de Surco es un ejemplo. Ellos pueden pagar su planilla con el manejo de los residuos sólidos, eso es algo que deberíamos valorar e imitar. No le damos la importancia al reciclaje, a la segregación de residuos, actividades que bien podríamos hacer desde casa, pero le damos el valor que deberíamos”, afirma.

Educación ambiental

Fupuy Chung remarca que la educación ambiental es una herramienta clave que no ha sido aprovechada adecuadamente. Recuerda que este enfoque está presente en el país desde 1992, pero considera que los resultados han sido, en muchos casos, decepcionantes.

El investigador comenta que el proceso de educación ambiental no es continuo, dado que solo se dan intervenciones aisladas que no logran sostenerse en el tiempo. A modo de ejemplo, compara la educación ambiental con la formación en el hogar. “Es como cuando un padre le aconseja a un hijo todos los días. En la educación es casi lo mismo”, señala, resaltando la importancia de reforzar permanentemente los mensajes ambientales.

Desde su experiencia docente, observa una paradoja en los estudiantes: “los niños suelen estar muy identificados con el cuidado del ambiente, pero en la adolescencia ese compromiso se diluye”. Frente a ello, considera que la educación superior debe cumplir un rol clave para reforzar lo aprendido en etapas tempranas.

Acequias contaminadas

Precisamente, uno de los ejes centrales de la investigación de Fupuy Chung ha sido la situación de las acequias en Chiclayo. Estas infraestructuras, fundamentales para la agricultura y el abastecimiento de alimentos, han perdido progresivamente su valor ambiental y social.

“Dentro del recorrido que tienen las acequias en la zona urbana vemos como cada vez el valor que se le da es menor, a tal punto que la población las ha convertido en vertederos de basura. En algunos casos son las mismas instituciones las que arrojan sus residuos. Y no solo hablamos de sólidos, sino de efluentes, es decir de líquidos, que al final revierten en nosotros, porque esa contaminación llega a los cultivos que luego terminan en nuestras mesas”, apunta.

El investigador señala que estudios recientes han permitido medir el impacto de esta contaminación y ya se han encontrado concentraciones que sobrepasan hasta siete u ocho veces el límite máximo permisible de metales como cadmio, plomo y mercurio”, indica.

El biólogo resalta que la investigación científica ofrece alternativas, como el uso de determinados hongos para capturar metales pesados, pero lamenta que estos resultados no siempre sean socializados ni aprovechados por las instituciones responsables.

Labor desde las instituciones

De otro lado, Fupuy Chung recuerda que durante su paso por la Comisión Ambiental Regional de Lambayeque pudo constatar las dificultades de coordinación entre instituciones. En ese contexto, destaca como un avance la sentencia que le impide a Epsel verter aguas residuales en las acequias, aunque advierte que el reto va más allá de lo jurídico, pues este tipo de decisiones deben ir acompañadas de una mayor conciencia institucional y social.

“La población e incluso las instituciones consideran a la acequia como una corriente de agua que se va a llevar el problema, pero el problema no se lo lleva, lo acarrea hacia otro punto”, explica.

Asimismo, cuestiona la falta de continuidad en las políticas públicas. “Cada cambio de autoridad es borrón y cuenta nueva, como si descubriésemos la pólvora”, señala, recordando que existe una agenda al 2030 que debería guiar las acciones de las autoridades.

Entre sus recomendaciones a los gestores públicos, plantea tres puntos clave: conocer la ciudad recorriéndola, desarrollar sensibilidad social y fortalecer la capacidad de gestión. Añade que la continuidad de los programas debería ser una regla y no una excepción.

Mirada al futuro

Pese al panorama crítico, Jorge Fupuy mantiene una mirada esperanzadora. Destaca los avances en agricultura, como la reducción del uso de agroquímicos, la implementación del control biológico y los sistemas de riego por goteo, así como los esfuerzos del sistema educativo por incorporar el enfoque ambiental de manera transversal.

“El tema ambiental va a estar en cada ámbito profesional, ya sean abogados, médicos, administradores, psicólogos, enfermeros, todos deben aportar desde su campo. Por eso considero que el tema ambiental no solo debe estar en la educación básica, sino superior”, afirma.

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V脥CTOR ALVITRES: Pionero de la biolog铆a pesquera en la universidad lambayecana

Escribe: Semanario Expresi贸n
Edición N° 1431

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  • El investigador revela que se puede anticipar la venida del Fenómeno El Niño a través del estudio de la biología de los organismos marinos.
  • Tras asumir diferentes cargos en reconocidas universidades, actualmente Alvitres Castillo se encuentra dedicado al estudio de la investigación formativa.

Hablar con Víctor Alvitres Castillo es recorrer, al mismo tiempo, la historia reciente de la universidad lambayecana, el desarrollo de la biología pesquera en el país y la vida de un académico profundamente arraigado a esta tierra. Investigador reconocido por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación - Concytec, exvicerrector de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo – UNPRG (y circunstancialmente rector), exrector de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo – USAT, y hoy dedicado de lleno a la investigación formativa, Alvitres Castillo conversa con Expresión sobre su trayectoria profesional y da una crítica a la universidad en Lambayeque.

Víctor Alvitres llegó a Lambayeque en 1973 tras ganar un concurso para cátedra en la novel Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, recientemente creada de la unión entre la Universidad Agraria del Norte y la Universidad Nacional de Lambayeque. Pero la relación de Alvitres Castillo con Lambayeque va más allá de lo profesional. Su esposa, hoy fallecida, era lambayecana, bisnieta de un cacique de Monsefú, y una profesional de destacada carrera académica.

Se trata de Adela Chambergo Llontop, fue docente, investigadora, directora de posgrado y decana de la Facultad de Ciencias Biológicas, con estudios especializados en plancton de agua dulce y marina. Su trabajo la llevó incluso a realizar una pasantía de tres meses en la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, investigando fitoplancton.

“Lamentablemente el estrés, el trabajo, la universidad, en momentos en que no había desarrollo virtual ni licenciamiento, acabaron con ella”, recuerda. La mención no es anecdótica: pone en evidencia las exigencias y carencias que durante años marcaron el quehacer universitario en el país y que afectaron directamente a quienes apostaron por la investigación desde regiones fuera de Lima.

Antes de su paso por Lambayeque, trabajó en el Instituto del Mar del Perú – Imarpe, en Lima. “En los programas de la Universidad Pedro Ruiz Gallo estaba la biología pesquera. Eso me motivó, entonces yo participé, gané y me vine. Era el único en esa especialidad en la Facultad de Ciencias Biológicas”, recuerda.

De las aulas a la gestión universitaria

Su carrera académica pronto se amplió hacia la gestión. Director de departamento, decano en más de una oportunidad, vicerrector académico y, circunstancialmente, rector de la UNPRG, Alvitres Castillo reconoce que cada cargo le permitió comprender mejor las necesidades reales de docentes y estudiantes. Incluso fue convocado por la entonces Asamblea Nacional de Rectores para asumir el rectorado por un periodo corto en medio de una crisis institucional.

Esa experiencia sería clave años después, cuando monseñor Ignacio María de Orbegozo le pidió apoyo para la creación de la USAT. Allí protagonizó una anécdota que revela su visión institucional. Aunque tenía todos los grados académicos para asumir el rectorado, se negó inicialmente. “Le dije: esta universidad nace de cero, no hay sílabos, programas ni examen de admisión, y yo manejo eso. Hay que empezar por construir”, relata.

Años después, tras un proceso inicial liderado por otro colega, Alvitres Castillo terminaría asumiendo el rectorado. Desde la USAT impulsó cambios sustantivos: fortaleció la investigación, introdujo la tesis como parte central de la formación y promovió la capacitación pedagógica de los docentes. “La universidad se mueve dentro de la investigación científica, porque el estudiante debe terminar haciendo una tesis”, sostiene.

Estudioso de la biología marina

Paralelamente a la gestión, nunca dejó la investigación. Su especialidad en organismos marinos y costeros lo llevó a integrar y promover la Red de Biología para el Estudio del Fenómeno El Niño, junto a investigadores de diversas universidades y con financiamiento del Concytec. Uno de los hitos de ese trabajo ocurrió en 1997, cuando, desde el análisis biológico de especies como el ‘muimuy’, anticiparon la llegada de un Fenómeno El Niño de gran magnitud.

“Nosotros estudiábamos la biología, no la oceanografía. Y los organismos nos estaban dando avisos”, explica. Fue por ello que convocó a un foro con participación de Concytec, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú – Senamhi. Sin embargo, en ese momento Senamhi no dimensionó la alerta de lo que vendría. Meses después, el Fenómeno El Niño 1997-1998 se presentó como uno de los más intensos de la historia reciente.

Asimismo, Alvitres Castillo expresa una profunda preocupación por la actividad petrolera en zonas marinas. Advierte que cualquier derrame afecta directamente la flora y fauna y, por extensión, la seguridad alimentaria. “Lambayeque es una zona muy rica en pesca. Aquí tenemos los pescados más frescos y una gastronomía reconocida. Eso se puede destruir”, alerta, al referirse a posibles proyectos petroleros en la costa.

El investigador pone como ejemplo el derrame petrolero ocurrido en el mar de Ventanilla, el cual fue provocado por Repsol en enero del 2022. Según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental – OEFA, el derrame de crudo afectó a 1187 kilómetros de mar.

“Indudablemente, toda actividad petrolera hará daño, ya sea en tierra o en mar. Pero es peor en el mar porque el crudo se disemina rápidamente. Y la actividad petrolera en sí no es mala, sino que circunstancialmente siempre hay rupturas, derrames que no se manejan técnicamente. Lo que vimos hace tres años tuvo un impacto muy dañino y la empresa nunca pagó nada. Siempre habrá posibilidad de que ocurran derrames y se afecte a toda la flora y fauna marina”, afirma.

Investigación formativa y desafíos actuales

En los últimos quince años, su atención se ha centrado en la investigación formativa. Para Alvitres Castillo este enfoque debería atravesar a toda la carrera universitaria, desde los primeros ciclos hasta la tesis. “Todo debe estar concatenado. Eso es investigación formativa”, señala. Sin embargo, reconoce que en la mayoría de universidades este proceso no está bien estructurado.

“Hoy la universidad se ha vuelto una granja de tesis. Los docentes que enseñan investigación no son los más preparados ni adecuados. Ellos deberían capacitarse más. Ahora le dan curso de tesis a cualquier profesor que le falte carga lectiva, se lo dan como relleno, cuando debería ser, al contrario. Es más, tenemos profesores Renacyt reconocidos por Concytec, que deberían ser los primeros en dar los cursos de investigación, pero a ellos no se les convoca. Es una incongruencia”, opina.

A ello se suma, según su análisis, un divorcio entre la clase política y la universidad, pues se crean universidades sin financiamiento adecuado, mientras las existentes no reciben presupuesto suficiente. Para él, el desarrollo científico y académico requiere planificación, inversión y coherencia entre normas y realidad.

El investigador llama a las autoridades y a la ciudadanía a comprometerse con Lambayeque, puesto que en su recorrido por el Perú -señala- no ha encontrado ciudad más desordenada y sucia que Chiclayo, esto pese al enorme potencial que tiene esta tierra, debido a su gente pujante y emprendedora. 

“Todos tenemos que ver por la ciudad, no solo el gobernador, no solo la alcaldesa. Hay un componente esencial que tiene que ver con la formación del ciudadano en cuanto al cumplimiento de reglas. Vemos motos, combis, es un desastre la parte vial dentro de la ciudad. Es fundamental retomar la educación cívica desde las escuelas. Falta mucho por hacer”, concretiza.

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Lambayeque Conquista el Mercado Ecuatoriano: 脡xito en la Misi贸n Comercial a Guayaquil, Cuenca y Loja

Escribe: Semanario Expresi贸n
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El sector turístico de la región Lambayeque ha marcado un hito en su estrategia de internacionalización. En un esfuerzo conjunto sin precedentes, la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo - Apavit Lambayeque, y la Cámara Gastronómica Turística del Perú - Filial Lambayeque, llevaron a cabo una exitosa misión comercial en el hermano país de Ecuador, recorriendo las ciudades estratégicas de Guayaquil, Cuenca y Loja.

El objetivo central de esta incursión fue claro y ambicioso: establecer relaciones comerciales serias, formales y duraderas que permitan generar un flujo de negocios de "ida y vuelta". La delegación, compuesta por cinco agencias de viajes líderes, se enfocó en posicionar a Lambayeque como un destino preferencial para el turista ecuatoriano, resaltando nuestra riqueza arqueológica, biodiversidad y la mundialmente reconocida gastronomía chiclayana.

Ruedas de negocios y alianzas estratégicas

El corazón de la misión fueron las intensas ruedas de negocios. En cada ciudad, se sostuvieron encuentros directos con agencias de viajes mayoristas y minoristas locales. Estos espacios permitieron cerrar brechas logísticas y diseñar paquetes turísticos a medida de las necesidades del mercado del país vecino.

El éxito de estas jornadas se debió, en gran medida, al respaldo institucional de alto nivel recibido en territorio ecuatoriano:

El Ministerio de Producción, Comercio Exterior e Inversiones brindó apoyo total en las tres sedes, facilitando los espacios de articulación; la Fundación Municipal de Turismo para Cuenca fue una aliada clave para entender la dinámica del viajero cuencano, y la Mesa Turística de Loja colaboró estrechamente para fortalecer los lazos con el sur de Ecuador.

Resultados Inmediatos

A diferencia de otras misiones diplomáticas, esta expedición comercial cosechó éxitos inmediatos. Las cinco agencias participantes no solo regresaron con promesas, sino con compromisos concretos: la atención de los primeros grupos de turistas ecuatorianos que visitarán Lambayeque en el corto plazo.

Este logro demuestra que la demanda por el destino Lambayeque está latente y solo requería de una gestión comercial directa y profesional. La conectividad terrestre y aérea entre ambos países se presenta ahora como una oportunidad de oro que los empresarios lambayecanos están decididos a capitalizar.

Hacia un turismo sostenible y recíproco

Más allá de la promoción, la misión buscó sentar las bases de una reciprocidad turística. Se trata de entender que el turismo es un motor de desarrollo para ambos países. Al promover Lambayeque en Ecuador, también se abren canales para que el flujo de visitantes peruanos hacia Guayaquil, Cuenca y Loja sea más dinámico, fortaleciendo la economía regional de todo el bloque fronterizo.

"Esta misión no es solo un viaje de promoción; es el inicio de una nueva era de integración turística donde Lambayeque asume un rol protagónico en el mercado sudamericano", señalaron los representantes de la delegación.

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