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ANHELAMOS UN MEJOR AÑO 2026: Un balance de lo vivido y gracias a Dios por permitir que sea posible

Escribe: Rosa Amelia Chambergo Montejo (*)
Edición N° 1431

El 2025 ha sido un año en el que las grandes transformaciones del mundo y del país han dejado de sentirse lejanas. Lo global y lo nacional han tenido un impacto directo en la vida cotidiana de las regiones, evidenciando que las decisiones tomadas en centros de poder —internacionales o limeños— tienen consecuencias concretas en los territorios.

A nivel mundial, la consolidación de la inteligencia artificial y la digitalización acelerada de la economía han marcado un punto de no retorno. Estos avances han generado oportunidades, pero también han profundizado brechas, especialmente en regiones donde el acceso a tecnología, conectividad y capacitación sigue siendo limitado. El desafío no ha sido solo tecnológico, sino social: cómo evitar que la modernización excluya a quienes históricamente han quedado al margen del desarrollo.

El cambio climático ha sido otro factor determinante en 2025. Fenómenos extremos han afectado la producción agrícola, el abastecimiento de agua y la infraestructura en distintas partes del mundo. En el Perú, estos impactos se han sentido con mayor fuerza en las regiones, donde lluvias intensas, sequías y deslizamientos han puesto en evidencia la fragilidad de los sistemas de prevención y respuesta. La crisis climática no ha sido una abstracción, sino una realidad que ha golpeado economías locales y medios de subsistencia.

En el plano político internacional, el debilitamiento del multilateralismo y la volatilidad económica global han repercutido en los países en desarrollo. Para las regiones peruanas, esto se ha traducido en mercados más inestables, menor inversión y mayor presión sobre los gobiernos subnacionales para atender demandas sociales con recursos limitados.

Dentro del país, el 2025 ha estado marcado por la persistente inestabilidad política y la falta de consensos nacionales. Esta situación ha tenido un impacto directo en las regiones, donde proyectos de inversión pública han quedado paralizados, obras estratégicas se han retrasado y la coordinación entre el gobierno central y los gobiernos regionales ha sido insuficiente. La descentralización, lejos de fortalecerse, ha mostrado sus debilidades en un contexto de crisis institucional.

Sin embargo, desde las regiones también han surgido señales de resistencia y compromiso ciudadano. Organizaciones sociales, comunidades y gobiernos locales han asumido roles que muchas veces el Estado central no ha logrado cumplir. La vigilancia ciudadana, la defensa del territorio y la exigencia de transparencia han sido expresiones de una sociedad regional que no se resigna a la postergación.

Diferentes escenarios

En el ámbito económico, sectores clave como la agricultura, la minería y el comercio regional han enfrentado un año complejo. Mientras algunos mercados han mostrado recuperación, la informalidad y la falta de apoyo técnico siguen limitando el crecimiento sostenible. La necesidad de diversificar las economías regionales y agregar valor a la producción local ha sido una demanda recurrente que aún espera respuestas concretas.

De tal manera que creo que en el aspecto de la política y gobernabilidad de nuestro país hay cuatro hechos que han marcado el 2025. Uno de ellos es sin duda la vacancia de Dina Boluarte. El Congreso destituyó a la presidenta por incapacidad moral, agravando la crisis política. El segundo hecho es el ascenso de José Jerí, quien asumió la presidencia interina. El entonces presidente del Congreso tomó el mando en un contexto de alta tensión social.

El tercer suceso sin duda es la persistente crisis política y desconfianza ciudadana, no es secreto que el 2025 estuvo marcado por enfrentamientos entre Ejecutivo, Congreso y ciudadanía. Y el último punto en este aspecto son las condenas a los expresidentes Humala, Vizcarra y Castillo, y el proceso judicial contra Pedro Pablo Kuczynski, contra el que Fiscalía solicitó más de 8 años de prisión por el caso Odebrecht.

Si nos referimos al aspecto de sociedad y seguridad, sin duda lo que marcó este escenario son las protestas y movilizaciones a nivel nacional. Jóvenes, sindicatos y regiones salieron a las calles contra la inseguridad y la corrupción. Además, el estado de emergencia en Lima y Callao, que se adoptó como una medida aplicada para enfrentar el aumento del crimen organizado y la violencia.

En el aspecto de la economía debemos ser claros que se evidencia una recuperación económica moderada, como recordamos el Estado proyectó  un crecimiento del PIB entre 3 % y 3.5 %, con desigual impacto regional.

La cultura y gastronómica son sectores que estuvieron marcados por la organización del Festival de Cine de Lima (29.ª edición), evento que reafirmó su papel como el evento cinematográfico más importante del país.

Y la alegría que nos produjo Maido, calificado entre los mejores restaurantes del mundo, nos mostró como nuestra gastronomía peruana volvió a destacar a nivel internacional.

Y el sector deportivo  no quedó exento de las mejores críticas y alabanzas, pues los Juegos Bolivarianos Lima–Ayacucho 2025, se realizaron con éxito y ha sido el más importante del año.

Mirada regional

Ahora es importante hablar de lo sucedido en Lambayeque, sin duda la alerta epidemiológica por el dengue, nos alertó de la debilidad de nuestro sistema sanitario que constantemente realiza campañas de fumigación y prevención.

Una de las alegrías y aciertos de los lambayecanos en el 2025, ha sido el reconocimiento como destino gastronómico internacional, así ha sido destacado a nivel internacional por los medios de comunicación.

Uno de los aspectos que golpeó a Lambayeque fue la crisis agrícola por sobreproducción de mango, por lo que los agricultores lambayecanos se vieron obligados a enterrar miles de toneladas por sobreproducción de mango por falta de mercados para su colocación.

Durante el 2025 Lambayeque vivió el incremento del turismo cultural. Museos como Tumbas Reales de Sipán duplicaron el número de visitantes.

Se mantuvo alerta por posible desborde del río La Leche y es que lluvias intensas pusieron en riesgo a comunidades de Pacora e Íllimo. Además, con éxito se realizó la ExpoAtlas Lambayeque 2025, fue un Simposio internacional del maíz amarillo duro que reunió a agricultores y especialistas.

Casi a medio año del 2025 se mostró preocupación por baja vacunación contra influenza, las autoridades alertaron sobre la baja cobertura en adultos mayores. Se registró asimismo el anuncio de proyectos turísticos y de puesta en valor del patrimonio, se presentaron inversiones para fortalecer rutas culturales y religiosas.

Y como cada año la fiesta de la Cruz de Chalpón (Motupe), congregó miles de peregrinos nacional, locales y extranjeros participaron en una de las celebraciones religiosas más importantes del norte del país.

Lambayeque el 2025 fue escenario de la Feria Gastronómica “Perú, Mucho Gusto” en Lambayeque, el evento atrajo a más de 100 mil visitantes y fortaleció el turismo regional.

Y creo que sin duda lo mejor que nos ha pasado en este año que concluye es la elección del obispo emérito de Chiclayo, Robert Prevost Martínez, como papa de la Iglesia Católica y la creación y promoción de la “Ruta del Papa León XIV”. La ruta tiene un impacto cultural, religioso, turístico y económico para la región. Esta iniciativa articuló esfuerzos entre el gobierno regional, la iglesia, comunidades locales y el sector privado para convertir el proyecto en un producto turístico sostenible que potencie la economía local y la identidad cultural.

El turismo asociado al papa León XIV generó ingresos adicionales estimados en unos S/160 millones para la región, según declaraciones de autoridades regionales, consolidando el impacto de esta ruta en el desarrollo económico local

Mirado desde las regiones, el 2025 deja una lección clara: el desarrollo no puede seguir pensándose solo desde la centralidad. La estabilidad política, la planificación frente al cambio climático y la modernización económica deben construirse con una mirada territorial, reconociendo la diversidad y las necesidades específicas de cada región. De lo contrario, el país seguirá avanzando de manera desigual, con regiones que resisten y un Estado que llega tarde.

El desafío que deja este año es convertir la voz regional en un eje real de decisión. Porque el futuro del Perú no se define únicamente en Lima ni en los foros internacionales, sino en cada territorio donde la ciudadanía exige ser parte del cambio.

Despedimos el año 2025 con aciertos y desaciertos, con alegrías y tristezas, con esperanza y desafíos, pero creo que con actitud positiva confiando en la providencia de Dios, con nuestra mejor actitud, trabajemos en unidad, paz y coherencia.

El 2026, es un año de grandes decisiones en lo político, tenemos que ayudar a que nuestros ciudadanos sepan elegir a los próximos representantes al Senado y Diputación, así como a la presidencia de la república y luego a las regiones y alcaldías, merecemos gobiernos estables, con ciudadanos honestos, comprometidos que cambien la historia de atraso, pobreza y corrupción que prevalece en el país.

Gracias lectores, suscriptores y anunciadores, por su apoyo valioso este año que despedimos. Gracias a su fiel lectoría hemos cumplido 32 años de circulación, son más de tres décadas en la que investigamos, informamos y compartimos los éxitos de ciudadanos, autoridades, instituciones, gremios y queremos seguir siendo el primer hebdomadario lambayecano esperado los jueves de cada semana.

Feliz Navidad y Venturoso Año 2026. No reencontramos el próximo 22 de enero.

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Periodista, editora / directora fundadora.

 

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