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EL MERCADO LABORAL EN LAMBAYEQUE (III) Análisis y perspectivas

Escribe: Diego Cornejo Cachay (*)
Edición N° 1388

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El reciente incremento de la Remuneración Mínima Vital (RMV) a 1300 soles, anunciado por el gobierno en 2024, representa una medida significativa en el ámbito laboral peruano y, en particular, para la región Lambayeque. Sin embargo, este cambio suscita múltiples reflexiones sobre sus efectos reales en la economía, la estructura del empleo y el bienestar de los trabajadores. Más allá de su intención de garantizar un ingreso mínimo adecuado, la RMV no puede analizarse de manera aislada, sino en su interacción con las dinámicas del mercado laboral, la productividad empresarial y los niveles de informalidad prevalentes.

El impacto de este incremento se manifiesta de manera diferenciada en el sector formal e informal de Lambayeque. En el primero, donde se concentra una minoría de la Población Económicamente Activa (PEA), la medida podría traducirse en una mejora directa del poder adquisitivo de aquellos trabajadores que perciben ingresos cercanos al salario mínimo. No obstante, en un contexto de baja productividad en ciertos sectores, la capacidad de las empresas para absorber este aumento sin trasladarlo a los precios finales o reducir sus costos operativos mediante despidos masivos resulta limitada. Este riesgo es especialmente pronunciado en las micro y pequeñas empresas, que constituyen la columna vertebral de la economía regional y que, en muchos casos, operan con márgenes estrechos.

En el sector informal, que abarca aproximadamente al 72.8 % de los trabajadores en Lambayeque según datos de 2023, el incremento de la RMV tiene un alcance limitado y, en muchos casos, nulo. Los trabajadores informales, al no estar protegidos por la normativa laboral, dependen exclusivamente de las dinámicas de oferta y demanda en el mercado laboral. Esto perpetúa una estructura desigual donde las mejoras salariales alcanzan solo a un segmento formalizado, dejando a la mayoría de los trabajadores sin cambios tangibles en sus ingresos. Este fenómeno exacerba las desigualdades existentes y subraya la urgencia de políticas complementarias que promuevan la formalización laboral como requisito para la efectividad de cualquier política salarial.

El incremento de la RMV también plantea interrogantes sobre su impacto en la inflación y el poder adquisitivo real de los trabajadores. Si bien el aumento a 1300 soles es significativo en términos nominales, el contexto inflacionario ha erosionado de manera preocupante el valor real de los ingresos. Según cifras del INEI, la Remuneración Mínima Vital Real disminuyó progresivamente, alcanzando 575 soles en marzo de 2024. Este desajuste entre el aumento nominal y el poder adquisitivo real pone de manifiesto que las políticas salariales, por sí solas, no son suficientes para garantizar un ingreso adecuado si no se acompañan de estrategias efectivas para controlar los precios de bienes y servicios esenciales.

Paralelamente, si bien la RMV nominal se mantuvo en 1025 soles durante 2022 y 2023, los datos del INEI reflejan una constante erosión de su valor real debido al incremento sostenido en los niveles de inflación. En diciembre de 2022, la RMV real se ubicó en 603 soles, mientras que para diciembre de 2023 descendió a 584 soles, una contracción del 3,15 % en términos reales. Este deterioro evidencia que, pese a mantenerse el monto nominal, los trabajadores enfrentaron una pérdida progresiva de poder adquisitivo, lo que limitó su capacidad para cubrir necesidades básicas.

Por otra parte, la comparación entre 2022 y 2023 en términos de empleo formal e informal agrega una dimensión crítica al análisis. Mientras que el empleo formal se redujo en Lambayeque, afectando a miles de trabajadores, la proporción de empleo informal permaneció significativamente alta. Estos trabajadores, al no estar sujetos a las disposiciones legales de la RMV, quedaron excluidos de los beneficios directos del aumento salarial. En este contexto, la RMV, aunque nominalmente ajustada, falla como herramienta redistributiva al no incluir al sector más amplio de la población laboral.

Adicionalmente, el aumento de la RMV plantea desafíos en la relación laboral, particularmente en un contexto donde la estabilidad ya es precaria debido al predominio de contratos temporales. En este sentido, es probable que algunos empleadores recurran al incremento de contratos informales o al uso abusivo de modalidades contractuales precarias como estrategia para mitigar los efectos del aumento salarial. Consecuentemente, este fenómeno no solo afecta la seguridad económica de los trabajadores, sino que también genera tensiones en el tejido social, alimentando un círculo vicioso de informalidad y precarización laboral.

El sector empresarial y su desafío en 2024

En el panorama empresarial de Lambayeque durante 2024, se evidencia un complejo entramado de avances y retrocesos, donde los resultados sectoriales reflejan tanto las oportunidades como las vulnerabilidades de la región. Según el informe del INEI "Panorama Económico Departamental", la producción de caña de azúcar en marzo de 2024 totalizó 114,160 toneladas, experimentando un crecimiento del 91.9% en comparación al mismo mes de 2023, cuando alcanzó 59,478 toneladas. Este notable incremento resalta la recuperación de un cultivo estratégico para la región, que además ha sido impulsado por mejoras en los rendimientos agrícolas y una mayor inversión en tecnología de riego. Sin embargo, este crecimiento no es homogéneo ni extensivo a otros cultivos.

El mismo informe revela que productos esenciales como el maíz amarillo duro y el mango experimentaron contracciones significativas, con caídas del 48.1% y 45.3%, respectivamente, en su producción. Si bien el incremento en la producción de arándanos (135.2%) y palta (381.9%) registrado en septiembre de 2024, según el informe del BCRP "Lambayeque: Síntesis de Actividad Económica", marca un punto positivo en la diversificación exportadora, queda claro que el sector sigue dependiendo de cultivos orientados a la exportación, lo que incrementa su vulnerabilidad frente a la volatilidad de los precios internacionales y los cambios en las preferencias del mercado global.

Por otra parte, la manufactura creció un 5.1% interanual en septiembre de 2024, impulsada principalmente por la rama primaria (5.9%), especialmente la elaboración de azúcar, que aumentó un 14.2%. Sin embargo, esta expansión no logra compensar la caída de la rama no primaria (-7.1%), donde productos como los jugos de fruta experimentaron una contracción del 23.6%. Este desequilibrio indica una falta de articulación entre la capacidad industrial de transformación y la oferta agrícola local, lo que limita la generación de valor agregado en la región.

Un elemento clave que define el entorno empresarial en Lambayeque es la alta informalidad en las mypes, que representan el 86.3% de las unidades productivas, según un estudio de ComexPerú. Esta situación genera una doble presión: por un lado, las empresas informales enfrentan barreras para acceder a financiamiento, tecnología y mercados formales; por otro, su persistencia en este esquema afecta negativamente la recaudación tributaria y la capacidad del Estado para implementar políticas de apoyo sostenibles.

A pesar de estos desafíos, las exportaciones regionales alcanzaron los 122.4 millones de dólares en septiembre de 2024, lo que representa un incremento interanual del 62.3%, según el BCRP. Este aumento estuvo liderado por los arándanos, cuyas exportaciones se incrementaron un 95.8% (84.2 millones de dólares), y el café, que creció un 21.9% (13.9 millones de dólares). Estos resultados subrayan el potencial exportador de la región, pero también revelan la concentración en pocos productos de alta demanda internacional, lo que aumenta la exposición a riesgos externos.

En este escenario, la expansión de cultivos como la caña de azúcar y los arándanos, destacados en los informes del INEI y del BCRP, ilustra un modelo de crecimiento que beneficia principalmente a los sectores exportadores, pero que no necesariamente se traduce en empleos formales o de calidad. El incremento del 135.2% en la producción de arándanos y su contribución a un aumento del 95.8% en las exportaciones en septiembre de 2024 contrasta con la realidad de un mercado laboral donde predominan los contratos temporales y la informalidad. Esta dinámica refleja un abuso estructural de los contratos a plazo determinado, especialmente en actividades agrícolas intensivas, donde se prioriza la flexibilidad laboral a costa de la seguridad y estabilidad de los trabajadores.

En este sentido, el modelo agroexportador que impulsa estos resultados tiene características intrínsecas que perpetúan la vulnerabilidad laboral. Los trabajadores agrícolas suelen estar sujetos a regímenes laborales especiales que limitan el acceso a derechos básicos, como la estabilidad laboral, la compensación por tiempo de servicios y una remuneración acorde a las exigencias de su trabajo. Además, la alta estacionalidad de las actividades exportadoras refuerza la utilización de contratos a plazo determinado accidental, que representan más del 43.5% de los contratos en la región, según los últimos reportes. Esta modalidad contractual, aunque legal, evidencia un uso desmedido que responde más a estrategias empresariales de reducción de costos que a las verdaderas necesidades operativas del sector.

Por otro lado, los sectores afectados negativamente por las condiciones climáticas, como el de los mangos y la uva, han experimentado una contracción en su producción que ha generado despidos masivos o la no renovación de contratos temporales. Esta situación refleja la vulnerabilidad de los trabajadores frente a factores exógenos, lo que subraya la necesidad de un sistema de protección social más robusto que amortigüe los efectos de estas fluctuaciones económicas sobre el empleo.

A pesar del aumento en la inversión pública, que alcanzó los 149.7 millones de soles en septiembre de 2024, y su enfoque en infraestructura vial e instalaciones médicas, los beneficios laborales derivados de estos proyectos parecen ser limitados. La informalidad sigue siendo un obstáculo significativo, con más del 68.9% de la PEA ocupada en esta condición en 2022, según datos del MTPE. Esto no solo limita las oportunidades de empleo formal, sino que también perpetúa un círculo vicioso de pobreza y falta de acceso a derechos laborales fundamentales, afectando la capacidad de los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida.

Ahora bien, el desafío del sector empresarial en 2025 no solo radica en maximizar la producción y las exportaciones, sino en transformar su relación con los trabajadores. Es imperativo que se revisen las prácticas de contratación para garantizar una mayor estabilidad laboral, promoviendo la formalización y la implementación de modelos que valoren el trabajo como un elemento esencial para el desarrollo económico y social de Lambayeque. La excesiva dependencia de contratos temporales y la informalidad son indicadores claros de un sistema que prioriza las ganancias a corto plazo por encima del bienestar a largo plazo de la fuerza laboral.

Finalmente, la tarea más urgente para el mercado laboral lambayecano es establecer un equilibrio entre la flexibilidad empresarial y la seguridad laboral. Este equilibrio debe considerar no solo las necesidades de los sectores productivos, sino también el impacto directo en las vidas de los trabajadores, quienes son el motor fundamental del desarrollo económico regional.

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(*) Abogado por la Universidad San Martín de Porres. Especialista en Litigación Oral para el proceso laboral por la Escuela de Posgrado de la Universidad San Ignacio de Loyola – USIL. Miembro de Comunidad para la Investigación y el Estudio Laboral y Ocupacional (CIELO). Presidente de la Comisión de Derecho Laboral y de la Seguridad Social de la Sociedad Peruana de Derecho.

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