En el imperio romano, los “denarios” son las monedas con mayor aceptación para las transacciones comerciales y cuyas ventajas se centran en disponer de un medio de intercambio cuyo peso y ley están garantizados por la casa emisora localizada en Roma (Gonzales, 2011). En una época donde el incremento de los precios se vuelve una constante, emperadores como Constantino y Juliano con el fin de obtener mayores recursos monetarios para financiar los conflictos bélicos y no depender de una mayor imposición tributaria, reacuñan constantemente las monedas metálicas, desbastando la plata que hay en ellas para argentar otras nuevas, alimentando más a la inflación, generando una alta devaluación de la moneda, una mayor desazón en la población y como consecuencia una fractura social que luego propicia la caída inminente de todo un imperio.
Hoy estimado lector, las prácticas del “señoreaje” en monedas metálicas y billetes son prácticas cada vez menos usuales tras un mayor control de los bancos centrales en la emisión monetaria, quienes tienen como objetivo principal controlar la inflación. Además, vivimos en un período distinto con nuevas tecnologías y retos permanentes en el cuidado extremo de contagios económicos o financieros a fin de evitar destrozos en las economías principalmente emergentes y en vías de desarrollo. Es así que nacen nuevas preocupaciones, como es la verdadera función que tienen las monedas digitales en las economías y su importancia en el funcionamiento de la política monetaria, convirtiéndose así en el nuevo reto de las autoridades emisoras por conocer un poco más de lo que es adoptar como moneda “nacional” a una posible criptomoneda.
La moneda digital
¿Qué es la moneda digital? Según Meza y Vega (2017) es la representación del dinero en un medio digital, cuyo registro se realiza de manera electrónica. Por ejemplo, los bancos financieros mantienen registros de las cuentas de depósitos y de créditos de sus clientes en archivos digitales. Pero, además, existe el dinero electrónico cuyas características se basan en contar con una cuenta prepagada, que no genera intereses, que se hacen transferencias vía celulares y limitadas, pero cuyos costos de intermediación son mayores a medida que se generan más transacciones entre los individuos.
Así, las criptomonedas como el Bitcoin, según Nakamoto (2008) emergen como una alternativa siendo el primer sistema digital de pagos de persona a persona sin intermediarios entre ellos. Dicha moneda se viene popularizando por sus altos retornos de inversión debido al incremento de sus precios. Por ejemplo, el valor del Bitcoin en el 2016 aumenta en 169 % para luego en el 2017 crecer abruptamente en 952 % según TradingView. Ni qué decir que actualmente a febrero del presente año su valor llega a US$ 95,208, que al compararlo con el 2017 su valor se incrementa en 838 %. ¡Una locura!
Peligros
¿Existen peligros de burbujas financieras en este tipo de monedas? Trabajos como el de Brice (2024) revela que en el 2017 y el 2021 existen presencias de burbujas especulativas en criptomonedas como el Bitcoin y el Etherum, llegando a niveles superiores al umbral de la tolerancia cercana al 80 %, y se deben al efecto llamado “halving”, que es cuando se reduce la tasa a la que se crean los Bitcoins, la cual baja en un 50 % cada 4 años propiciando una reducción de su oferta e incrementando su valor en el mercado, lo que alienta a los inversionistas a entrar con posiciones de compra tras su mayor apetito por mayores ganancias.
Pero también existe la visión de una especie de refugio en la diversificación de sus portafolios de inversión. De Oort (2024) propone que los inversionistas, en un equilibrio de la burbuja especulativa, eligen mantener la criptomoneda no con el propósito de venderlas a futuros usuarios, sino porque esperan que se aprecie como consecuencia de una creencia generalizada entre los inversionistas de que el precio sigue un camino de constante ascenso.
¿Es viable que una economía adopte una criptomoneda como moneda nacional? Es conocido que El Salvador desde el 2021 viene generando transacciones con el Bitcoin, pero existen ciertos aspectos que afectan dicha adopción. Chen et al. (2022) examinan las variables que afectan la relación entre la satisfacción del cliente y la adopción de las criptomonedas en el mercado digital de Malasia, encontrando que a mayor satisfacción del consumidor mayor es la posibilidad de adopción de la criptomoneda.
En ese sentido, su adopción entra a una línea bastante delgada la cual se relaciona a la confianza que emiten los gobernantes a los inversionistas. Según J.P. Morgan, en lo que va del 2024, la salida de capitales desde América Latina se encuentra en el orden de los US$ 2,600 millones frente a los US$ 841 millones del 2023. Si se desea adoptar alguna criptomoneda, sería oportuno primero adoptar la buena costumbre de generar credibilidad y confianza a los inversionistas.
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(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo – USAT.
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