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PROYECTO OLMOS: Obra que nos enorgullece y debemos defender

Escrito Rosa Amelia Chambergo Montejo (*)
Edición N° 1388

Nadie ama lo que no conoce. Hay que ser críticos propositivos, hay que ayudar a informar y no desinformar, hay que luchar por disminuir la brecha de pobreza y salir del atraso en el que vivimos en ciertas zonas de Lambayeque. ¿Alguien se ha preguntado por qué no avanzamos, por qué hay personas que se han quedado en el tiempo y quieren que otros sigan su camino?

Desde que tengo uso de razón escuché: “Olmos, anhelo lambayecano” y tuvieron que pasar más de 80 años para que esta obra se hiciera realidad. Mis abuelos maternos, olmanos de nacimiento, cerraron sus ojos para ir a la eternidad anhelando que algún día el desierto se haga productivo.

Hace 21 años empezó a hacerse realidad el sueño de transformar el desierto olmano en un valle productivo agroexportador, generando empleo y riqueza. ¿Hay alguna duda al respecto? No, es una realidad que cambió la vida de miles de personas, hecho innegable que a muchos trasnochados parece fastidiarles.

Desde hace una década, el Proyecto Olmos transformó Lambayeque en un polo atractivo de generación de empleo, gracias al desarrollo agrícola, siendo ahora considerada como la cuarta región agroexportadora del país. En 2024, las exportaciones de nuestro departamento superaron los 1000 millones de dólares, llegando a mercados del mundo, esencialmente con productos como los arándanos, paltas y uvas de mesa. ¿De dónde viene, tan rica fruta?, preguntan los extranjeros. De Lambayeque, Perú, responden inmediatamente. Cuanto orgullo sentimos al saber que el nombre de nuestra tierra mochica traspasa las fronteras.

El Proyecto Olmos comprende la construcción de la presa Limón, uno de los varios componentes de alta ingeniería que permitieron generar el milagro de dar vida a lo que fue el desierto de Olmos. Represar las aguas del río Huancabamba, que se perdían en el océano Atlántico, y trasvasarlas mediante otra gran obra como es el túnel Trasandino, de 20 kilómetros de longitud, cruzando los Andes hacia la costa, sueño que se logró luego de 80 años de haber sido pensada la irrigación.

La presa, que se construyó con una altura de 43 metros debido a limitaciones económicas de entonces, necesita recrecer a 85 metros, para de ese modo almacenar más agua y seguir nutriendo los nuevos campos y al Valle Viejo de Olmos. 

Esta infraestructura hídrica permite por ahora la irrigación de 22 000 hectáreas de tierras productivas. Como alguna vez lo dijo a Expresión Alfonso Pinillos, gerente de H2 Olmos y del Consorcio Trasvase Olmos:  “El proyecto Olmos es un claro ejemplo de lo que se puede lograr con un positivo acuerdo entre el Estado y las empresas privadas, conformando una cadena de valor que ofrece al mundo, gracias una eficiente acción de ingeniería, los frutos de Olmos, los cuales son claramente reconocidos por su excelencia, generando beneficios extraordinarios, no solo para la región sino para el Perú”.

Este ejemplo de asociatividad sí ha funcionado en Lambayeque, sí ha permitido hacer realidad el proyecto y hoy tenemos el deber de defenderlo, explicando, acercando los resultados a todas las personas que tengan el interés de informarse, sin ser manipulados por la falta de conocimiento.

Es innegable que el proyecto Olmos ha generado más de 272 000 empleos directos, indirectos e inducidos hasta diciembre del 2024. Desde el inicio de sus operaciones, el proyecto ha permitido generar empleo y reducir la pobreza en la zona de influencia en un 20 % anual, lo que equivale a que 45 000 personas por año hayan mejorado su calidad de vida.

Las estadísticas nos demuestran que el proyecto Olmos ha aportado anualmente más de 150 millones de soles al seguro social de salud (EsSalud) y ha generado 700 millones de soles en recaudación anual de Impuesto General a las Ventas (IGV), lo que ha propiciado un emporio exportador con formalidad y empleo pleno, donde antes solo había un desierto.

El éxito del Proyecto Olmos demuestra que es posible transformar la naturaleza y generar vida a través de la colaboración entre el Estado y el sector privado. Este modelo podría replicarse en otras zonas del Perú, especialmente en aquellas con un alto potencial agrícola y una marcada necesidad de infraestructura hídrica, tal como lo señalan los profesionales de la agricultura.

Asimismo, el Proyecto Olmos es un claro ejemplo de lo mucho que se puede lograr gracias a una efectiva alianza entre el Estado a través del Gobierno Regional de Lambayeque y otros entes importantes como la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Ministerio de Agricultura Agraria y Riego y la Autoridad Nacional del Agua (ANA), operadores de servicios hídricos con experiencia (como CTO y H2Olmos) y empresas agroexportadoras.

Hoy, que se está evaluando una adenda al contrato de concesión de las obras de trasvase del Proyecto Olmos, es importante señalar el compromiso de Proinversión en asesorar al GORE Lambayeque a fin de mejorar las condiciones de operatividad y garantizar así la estructura de soluciones viables que permitan la continuidad y la ampliación de la infraestructura necesaria.

La fuerza de razón técnica es la que debe imponerse, paños de agua fría a quienes los acompaña el insulto y la difamación, para quienes no tienen la capacidad de discernimiento y conocimiento. Ayudemos a mejorar las imperfecciones, a desterrar la pobreza y la ignorancia, a cuidar lo que se ha alcanzado en una década de producción.

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