Los días de la semana que pasó, las partidas de ajedrez congresal y el armado de jugadas maestras de los mal llamados padres de la patria, tuvieron un papel preponderante para que muchos de ellos no pasen de la riqueza y las gollerías congresales, a la otra banda, donde, sino eran pobres y desconocidos especímenes, solo eran personajillos que con una vil hipocresía enarbolaban la bandera de la igualdad social y el bien común.
En los últimos días, en el Congreso de la República se han realizado cuatro sesiones, 11 votaciones en más o menos 20 horas de debate; es decir, en esas aciagas horas, el claustro parlamentario se convirtió en un tablero de juego de ajedrez, para que los parlas pudieran pensar y repensar cómo y en qué momento había que mover al peón, el alfil, la torre y el caballo, para dar el jaque mate al rey; es decir, lograr que la estratagema diera el resultado ansiado, que “de acá no se va nadie, pese a quien le pese y a quien le duela”, tal es así que, uno a uno los parlamentarios salieron a decir que ellos querían irse, pero no lo hacían porque la votación no alcanzó a consumar su anhelo disfrazado de hipocresía y vil mentira, por su puesto previamente bien pensado.
La primera jugada de salón
Como no podía ser menos, las motivaciones de uno y otro lado no se hicieron esperar. Por un lado, los keikistas lanzaron la primera propuesta contra lo ya aprobado, para esto plantearon la reconsideración a la decisión tomada por mayoría (93 votos), para adelantar las elecciones generales en el 2024, la cual, como parte de la trama elaborada para no irse, fue aprobada y empezó la parla sobre el nuevo planteamiento de que mejor sería irse en el 2023, y empezó la jugada. Comenzó el debate y como no podía ser menos cada quien exponía a voz en cuello que sí se querían ir y que mientras más pronto, mejor.
La segunda jugada
Planteada la cuestión, y al parecer con la certeza de que los padres de la patria se querían ir, se dio paso a la segunda jugada, en este caso, la izquierda propuso que era factible que las elecciones se adelantaran, pero proponiendo la trillada condición de que se vote a la vez la conformación de una asamblea constituyente o, en el peor de los casos, se haga la consulta a los votantes si la proposición planteada debería ser sometida a referéndum, para lograr por esa vía su aceptación, cosa que no sucedió, por cuanto la bancada naranja, conjuntamente con sus pares derechistas, le dijeron al unísono: ¡No, eso no va, no se lo vamos a permitir y nunca lo lograrán!
Por lo tanto, los votos dirimieron el futuro del dictamen en mayoría planteado por don Nano, pasando este al archivo definitivo, como tenía que suceder.
La jugada del estribo
Y siguieron jugando. Prosiguiendo con la línea congresal para perder el tiempo y ganar el sueldo por gritar y conseguir lo imposible – como manda el reglamento -, se pasó a debatir el dictamen en minoría expuesto por Quito y empezó la contienda, a pesar que sabían que, esta como la primera, no alcanzarían los votos necesarios para lograr el objetivo de cada uno de ellos, es decir, 87 votos para adelantar las elecciones generales o 66 para consultar mediante un referéndum.
Ellos lo sabían, pero había que intentarlo, total tenían que justificar el sueldo de ellos y los cientos trabajadores congresales que secundan y se adhieren al evento congresal plagado de hipocresía y, por ende, no debía pasar, como así sucedió: 75 votantes dijeron que no, 48 dijeron que sí y uno se abstuvo de votar, para luego dar paso al anuncio de Williams (presidente del parlamento) que el dictamen puesto al debate pasaba al archivo definitivo y, como era de esperarse, estos pasaban a mejor vida.
¿Qué es lo que quieren hoy?
Según muchos de los congresistas, por cierto de uno y otro bando, buscan reconsiderar lo ya reconsiderado y votar por lo ya votado, es decir, ocupar su tiempo y el de sus ayudantes pagados por el Estado, organizando sus discursos efímeros, descontextualizados y alejados de la realidad que hoy le toca vivir al país, todo ello producto de la misión inductiva de azuzadores y agitadores que obligan a la población ignorante de la parte sur y centro de la nación, a pedir un cambio de la constitución, cuando ni siquiera la han leído y no saben cómo está conformada, si no preguntémosle a la congresista y exministra de Salud, Kelly Portalatino Ávalos, de qué se trata la carta magna y como está conformada.
-----------
(*) Especialista en Contrataciones del Estado.