Según el investigador Michael Joseph Gonzales, entre 1895 y 1933, debido a las malas condiciones de los galpones en los cuales fueron acinados (primero) y las consecuencias de la falta de higiene de aquel tiempo, el consumo de opio en fumaderos (después); los inmigrantes chinos contrajeron algunas enfermedades, “las más serias fueron tifus, disentería, tifoidea o malaria. Además, muchas otras ocasionalmente golpearon a los chinos [...] Esporádicamente en todos estos años otros trabajadores asiáticos murieron de sífilis, enfermedades del hígado, meningitis, tuberculosis y uno de epilepsia”. Por necesidad, y aprovechando su gran conocimiento tradicional sobre la acción curativa de las plantas y el tratamiento de las enfermedades con técnicas orientales, los ciudadanos chinos realizaron múltiples acciones en favor de la salud de sus connacionales y extendieron su atención a ciudadanos peruanos no solo como una fuente de ingresos, sino también como una forma de integrarse y ayudar a la comunidad de nuestra región y nuestro país.
Desde fines del siglo XIX existió en Chiclayo una casa a la que se llamó “Hospital Chino”. Estuvo ubicada en la calle “Alto Perú” (actual calle “7 de Enero”), cerca a la esquina con “Miraloverde” (actual avenida Pedro Ruíz). Desde el año 1900, fueron constantes las quejas en medios periodísticos de la época por la falta de higiene que reinaba en el lugar. Por ejemplo, en el periódico “El Republicano” del 27 de junio de 1900, se afirma “hace tiempo que venimos ocupándonos de esta casa… el desaseo que reina en este lugar es insoportable a causa del punible descuido y se hace muy necesario que se ordene la fumigación de esta casa hospitalaria”.
La tuberculosis
De las enfermedades la que más afectó a muchos ciudadanos chinos fue la tuberculosis. El periódico “Ahora” de Chiclayo del 28 de febrero de 1934, reporta en una nota titulada “Chino tuberculoso” que “el Sr. Jacinto Phon había contraído dicha enfermedad pulmonar, cerró su establecimiento y fijó su residencia en casa de su hermano Alfredo”.
La particularidad de esta noticia está en el hecho que los medios denunciaban a muchos ciudadanos chinos (no a todos) pues no solicitaban la atención médica en el hospital público de la ciudad debido a que en este tiempo hubo una campaña nacionalista anti asiática contra los ciudadanos chinos y japoneses. Por otra parte, las razones por las cuales muchos chinos contrajeron la enfermedad estuvieron en el consumo de opio en los denominados “fumaderos de opio” y las largas jornadas destinadas a la práctica de juegos de azar en las denominadas “casas de cena”.
Herbolarios
Desde el año 1903, Jo Kin Lam, herbolario asiático, atendía a su clientela en sus consultorios de Chiclayo y Monsefú. Ofrecía una atención con medicinas (hierbas) frescas “para toda clase de enfermedades por crónicas que estas sean”. Hacía, también, visitas domiciliarias y viajes a ciudades vecinas a “precios muy cómodos y al alcance de todos”. Como dato curioso, el herbolario manifestaba tener especialidad en “niños y secretos de ambos sexos”. Dispuso, además, de doble horario de atención diaria para personas pobres, excepto los días feriados. Su consultorio en Chiclayo estuvo ubicado en la calle Teatro (Alfredo Lapoint) cuadra 1.
En 1919, era reconocido por su certeza el herbolario chino Si Tu Pon. El periódico “El Departamento” de Chiclayo, en su edición del 24 de marzo de 1919, afirma “el botiquín del herbolario Si Tu Pon, se ve diariamente muy concurrido por la baratura de sus drogas, como también por la certeza con que son aplicadas”.
Si bien es cierto, en nuestro país tuvimos un amplio conocimiento sobre el poder curativo de diversas plantas; esta práctica, complementada a la de los inmigrantes orientales, favoreció a los lambayecanos de fines del siglo XIX e inicios del XX; especialmente, a los económicamente más desfavorecidos. Hoy en día, la práctica de la medicina herbolaria es un boom en diferentes partes del mundo.
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(*) Historiador y docente.
