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PALABRA x PALABRA

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 827

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Yo no estuve para la fundación del semanario . Hace 20 años, en 1993 me encontraba desempeñando otros proyectos, periodísticos también, luego de que, un año antes, los nuevos dueños de América Televisión Canal 4 de Chiclayo nos habían pedido la renuncia a todos los trabajadores. Yo había tenido a cargo la dirección de prensa del Canal por cerca de 20 años. Y, con todo el dolor de nuestro corazón, nos fuimos obligadamente.
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Tiempo después supimos que los dueños del Canal -que nos habían pedido la renuncia, los señores Crousillat-, se habían vendido al poder de Fujimori, así como habían vendido la línea editorial de su medio de comunicación, Ahora todos ellos, incluido el expresidente delincuente, están en la cárcel.
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Pero no porque yo no estuve en la fundación del semanario Expresión no quiere decir que no haya estado con Expresión. Lo estuve desde muchísimos años antes y con toda la familia inicial de Expresión viví una y mil anécdotas; no sólo referidas a la labor comunicadora, sino también a la vida personal y familiar, a los llantos y alegrías de cada uno de quienes habían nacido para formar Expresión.
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Hace treinta y tantos años la televisión era aún en blanco y negro. Yo dirigía el "Telediario", el programa noticioso en Canal 4 de Chiclayo. A diario recibía y emitía información de todas partes de nuestra región. Desde lo más importante, hasta lo supuestamente mínimo en importancia, lo asumíamos para divulgarlo, porque así debería ser, a pesar de que los tiempos y los espacios a veces nos lo impidan.
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Felizmente entonces sí había tiempo y espacio para resumir las notas que nos llegaban. La gente se contentaba con escuchar su nombre o el nombre de su colegio o institución; sobre todo si se trataba de una noticia que los enalteciera; que de eso se trataba. De eso, creo, al fin y al cabo, debe tratar el periodismo, el buen periodismo, y eso hacíamos y hemos siempre tratado de hacer.
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En una de esas, hasta mi oficina de redacción, del edificio de la esquina de Villarreal y Arteaga, en Canal 4, llegó una joven. Rosa Amelia Chambergo Montejo vestía aún su uniforme de colegio. Llevaba correspondencia, escrita a mano, de su institución educativa y me solicitaba que se difundiera. Después lo hizo casi dejando un día y, muchas veces, no se movía del canal, esperando que se emitiera al aire lo que ella consideraba noticia de importancia para su plantel.
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Así, la presencia de esta joven colegiala fue consuetudinaria. Y prácticamente se convirtió en corresponsal oficial del colegio y su nombre comenzó a sonar en las pantallas. Me conmovió su empeño constante; no sólo por difundir las actividades de su plantel, sino por la forma de -a su forma-, ejercer el periodismo, desde el fondo de su ser. Nos hicimos amigos y algunas veces solicité su apoyo, ya profesional, en las labores periodísticas a mi cargo en Canal 4 Televisión. Y lo hizo eficientemente.
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No había duda. Había nacido una periodista, que poco a poco fue demostrando sus innatas cualidades, porque tiempo después ingresó como redactora principal a un medio escrito recientemente fundado y posteriormente fundó su propia revista y editó una serie de publicaciones, a las que en algunos momentos yo también aportaba. A veces nos amanecíamos, diagramando sobre el papel, armando los machotes, imprimiendo las pruebas, pegando los papelotes; en fin.
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Innúmeras fueron las satisfacciones de ver impresa una revista o un libro, de las muchas y muchos que se le encargó a la imprenta donde de una u otra forma se hacía periodismo impreso de calidad. Por allí debe andar aún mi pluma garabateando palabras escritas que tal vez se quedaron sin ver la luz. Pero también hubo una serie de dificultades que esta ya experimentada joven tuvo que sortear. Gracias a Dios, su familia la apoyó. Sus padres y hermanos estuvieron con ella ayudándola en lo que le gustaba hacer, que prácticamente era para lo que había nacido.
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Años después, en 1990, cuando asumí el decanato del Colegio de Periodistas del Perú, filial Lambayeque (que dígase de paso, entonces, hace 20 años, todavía era la institución que representaba a todos los periodistas lambayecanos y que ahora está muy venida a menos), ella me acompañó en toda la gestión directriz; al punto que juntos elaboramos durante cinco años una revista oficial de la Orden periodística que mostró la labor de hombres y mujeres de prensa de Lambayeque y que años después ayudó a convertir en un libro mío llamado "Hablan los periodistas: del periodismo y de los periodistas".
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Pero no sólo mi pluma periodística quedó grabada en los talleres de Expresión. Aquí se fundieron las palabras escritas de grandes maestros del periodismo, como don José Arana Cuadra, Juan Barturén Dueñas, el profesor "Palmeta", Glicerio García Campos, Nicanor de la Fuente Sifuentes-Nixa, a quien por primera vez se publicó en libro sus centenares de anécdotas de su diario "A propósito"; y Alfredo José Delgado Bravo. A todos ellos, además, Expresión tributó homenaje en vida.
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Justo el año en que se fundaba el semanario Expresión, yo ingresaba a laborar en la mesa de redacción del diario La Industria, donde permanecí durante cuatro años. Pero cuando salí de La Industria, inmediatamente pasé a integrar la plana periodística de Expresión, hasta hoy, al cumplirse 20 años. ***** Yo agradezco particularmente a Expresión, porque en sus páginas he registrado muchas historias de vida; algunas de las cuales me han permitido ganar seis premios nacionales de periodismo. Y me siento orgulloso de ello; no sólo por los premios que he ganado sino por el periodismo que ejerzo y que Expresión ejerce; que es un periodismo que construye, a diario, gota a gota.
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Siempre imagino a Rosa Amelia Chambergo Montejo con su uniforme de colegio; su ímpetu porque la noticia, su noticia, sea primera o primicia en toda la información. Creo que acerté cuando la vi por primera vez y pensé que su pasión por el periodismo iba a proyectarla a donde ha llegado.
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Hoy, la primicia son los 20 años. Pero -parodiando el tango gardeliano-veinte años no es nada; es un soplo la vida. Gracias, Rosa, por existir en nuestras vidas -siempre con ese espíritu de fuego de una colegiala-, como amiga, colaboradora; y, sobre todo, como una gran profesional de la información que Chiclayo y todo Lambayeque se merece. ------- Editor de Expresión. Docente universitario. larcery@hotmail.com

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