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NUESTRA VENTANA AL MUNDO: El impacto transformador de los puertos en el Perú

Escribe: Roger Santa Cruz Carranza (*)
Edición N° 1337

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Durante la época de la colonia, lo que hoy es el Perú, fue un importante polo comercial para el mundo. A pesar de tener un comercio monopólico, nuestra diversidad era tan rica que era de interés global, principalmente de las potencias que competían con el imperio español por la hegemonía de la época, como Gran Bretaña. Serían los ingleses quienes finalmente terminaron motivando a consolidar la independencia de nuestro país, lo que significó la apertura comercial del Perú y aunque limitada, su primera proyección hacia el comercio global.

La particular ubicación del litoral de nuestro territorio, facilitaba que el Callao, administrado por la casa de Contratación de Sevilla, fuese junto a Acapulco (México) y Panamá, los principales puertos en el Pacífico, desde donde partían hacia Europa toda clase de mercancías, en un intercambio comercial que podría durar meses. Nadie podía dudar de la importancia del puerto del Callao a solo kilómetros de Lima, la capital del Virreinato y joya de la corona.

El proyecto republicano, inestable en sus inicios, encontró con el boom del guano y en el mariscal Ramón Castilla el primer modernizador del país. La necesidad, de exportación y recepción de carga, sumadas a la bonanza económica del momento, permitieron al Perú incrementar el número de puertos (Pisco, Arica, Paita, etc.) y mejorar la marina de guerra, de manera tal que pudieran asegurar la seguridad de los productos.

A pesar de la crisis política, que justificó la derrota ante Chile en la guerra, donde perdimos los puertos de Iquique y Arica, y sobre todo la debacle económica generada; en cuanto el Perú atravesaba una leve recuperación, el lambayecano Augusto B. Leguía iniciaría, a costas de una gran deuda, la recuperación y mejora del sistema ferroviario nacional, conectando a través de los ferrocarriles a los puertos del Perú con las zonas de producción. Un proceso que terminó por ralentizarse por décadas y en muchos casos terminar desapareciendo.

En la región, no hemos sido ni mucho menos, los únicos en este camino, nuestros más cercanos competidores en esta parte del Pacífico, Chile, han logrado durante las décadas pasadas generar una ventaja considerable en términos de infraestructura portuaria y vial, lo cual la ha contribuido significativamente en el desarrollo económico e industrial del hermano país del sur. Puertos como San Antonio o Valparaíso han sido cercanos competidores del Callao, convirtiéndose en un importante polo de inversiones. Similar situación ocurre con el puerto de Guayaquil en Ecuador con una capacidad de 2 millones TEUs.

En la carrera portuaria

Actualmente, luego de décadas de comportamiento económico positivo para estándares internacionales, una de las economías más estables de América Latina y nuestro sector industrial en constante crecimiento, Perú parece motivado por sus aliados internacionales a apostar nuevamente por generar infraestructura que le permita conectarse con el mundo, como política de estado.

El sistema portuario peruano actual está constituido por 87 puertos públicos y privados, tanto marítimos como fluviales, entre los que destacan los terminales portuarios de Callao, Matarani, Chimbote, Paita y Salaverry. Se trata, además, de un sector que no ha parado de crecer, pues no sólo movilizó en 2021 un 57 % más de carga que en 2010, sino que, también, superó los datos anteriores al inicio de la pandemia.[i]

Este año, durante la cumbre del APEC, el propio presidente Xi Jin Ping, estará presente en la inauguración del Puerto de Chancay. Este megaproyecto, a cargo de la empresa china Cosco Shipping, es clave para el comercio internacional y será un hub que redistribuirá la carga de los países de Chile, Ecuador y Colombia. Su inversión asciende, en su primera etapa, a US$ 1213 millones y cuya concepción final superará los US$ 3600. Este hecho no solo es un símbolo, sino que constituye un evento geopolítico enorme en términos de cooperación.

La edificación del Puerto de Chancay, tendrá un impacto positivo en la economía de numerosas familias a lo largo del corredor central del país hacia la costa, generando empleo y brindando ventajas a los participantes en la cadena del comercio internacional. Así como la reducción de costos logísticos para el transporte Asia-Pacífico.

Esta es la primera pieza, del corredor Bioceánico que China busca implementar para poder integrar la región amazónica Perú Brasil, permitiendo facilitar la integración comercial y abaratar los costos de transporte y logística. Esta cadena involucra necesariamente conectar a través de carreteras, vías férreas e hidrovías muchos departamentos del país, involucrando incluso zonas que actualmente se encuentran inconexas, como muchas en el nor-oriente peruano.  

Otra megaobra

Este hecho ya ha despertado la mirada atenta de los Estados Unidos que a través de capitales financieros pretenden invertir en otra megaobra en Arequipa, que sería el Puerto de Corío, cuyo calado (profundidad disponible para encallar embarcaciones grandes) está entre los 30 y 50 metros, lo cual favorecería el arribo de buques de mayor capacidad y que podría ser otra enorme puerta de entrada al Mundo.

Queda claro entonces que vivimos un momento clave para el desarrollo de nuestro país. No solo porque las grandes potencias nos miren como eventuales socios comerciales, sino porque podemos poner a nuestro favor esas condiciones para impulsar firmemente ejes de desarrollo económico con una visión país.

Para ello es necesario de manera urgente crear la infraestructura necesaria para reforzar estos megaproyectos y ser capaces de desarrollar nuestra industria nacional, para, sin necesidad de intermediarios obtener los beneficios del mercado más grande del mundo: Asia, que además es desde ya el destino de una buena parte de nuestros productos de exportación.

Desarrollo en el norte

Es en ese sentido que los gobiernos subnacionales también tienen la responsabilidad de convertir a sus regiones en una propuesta atractiva para complementar estas iniciativas. En Lambayeque por ejemplo, ya se aprobó la ejecución del Mega puerto Eten, que con un calado mayor que el del Callao, puede ser el gran socio norteño de Chancay y la gran puerta de entrada al Nor-Oriente Peruano, lo que permitiría además aprovechar el potencial agroindustrial del proyecto Olmos-Tinajones.

Esta es una posibilidad que también podría aprovechar Piura con los puertos de Bayóvar y Paita, y la celeridad y eficiencia con que las autoridades resuelvan los procesos burocráticos en los próximos meses será gravitante para asegurar ser priorizados en la conformación de los ejes de Integración Macro-Norte y Macro-sur que se avizoran en el corto y mediano plazo.

Finalmente, proyectos como los puertos de Corío, Puerto Eten y Bayóvar tienen el potencial de ser catalizadores para el desarrollo económico del Perú y la mejora significativa de la calidad de vida de sus habitantes. La interconexión de estos con los puertos de Chancay y Callao fortalecerá aún más este impacto, creando una red logística integrada que potenciará el comercio, la inversión y la distribución de beneficios en todo el país. La colaboración entre estos puertos también puede generar sinergias en términos de desarrollo de tecnologías y mejores prácticas. Compartir conocimientos y recursos puede acelerar la implementación de medidas sostenibles y eficientes, promoviendo prácticas amigables con el medio ambiente y contribuyendo al desarrollo sostenible a largo plazo.

Es imperativo que el gobierno y los actores involucrados trabajen de la mano para garantizar el éxito de estos proyectos y maximizar su efecto sobre nuestro país y sus habitantes. Tenemos ante nosotros una oportunidad de oro para volver a ser competitivos a nivel internacional.

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(*) Politólogo | santacruzcarranza@gmail.com

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