Durante las vacaciones, los niños y jóvenes experimentan cambios significativos en sus rutinas diarias. Lejos de las clases y las actividades estructuradas, muchos de ellos se enfrentan al desafío de la falta de un entorno organizado que fomente su desarrollo. Es en este contexto donde los talleres vacacionales juegan un papel crucial, no solo en la ocupación del tiempo libre, sino también en el bienestar psicológico de cada uno de ellos.
Uno de los aspectos más importantes de estos talleres es que proporcionan a los niños y jóvenes una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades, experimentar nuevas actividades y, lo más relevante, reforzar su autoestima. A menudo, niños y jóvenes que participan en actividades creativas o deportivas descubren talentos o intereses que no habían tenido la oportunidad de explorar durante el año escolar. Este descubrimiento personal les permite sentirse más seguros de sí mismos, lo cual es fundamental para su desarrollo emocional.
Además, los talleres vacacionales también contribuyen a mejorar la socialización. En muchas ocasiones, se encuentran con compañeros de diferentes edades y contextos, lo que les da la oportunidad de aprender a interactuar con una variedad de personas. La convivencia en un ambiente diferente al escolar les permite practicar habilidades sociales, como la empatía, el respeto y la comunicación asertiva. Estas habilidades son esenciales para su desarrollo psicológico y emocional, ya que fortalecen su capacidad para resolver conflictos y trabajar en equipo.
Reducir el estrés y la ansiedad
Otro beneficio psicológico importante es que los talleres vacacionales ayudan a reducir el estrés y la ansiedad. Durante el año escolar, los niños y jóvenes pueden experimentar presión académica, responsabilidades y expectativas que a veces resultan abrumadoras. Las vacaciones, lejos de ser un descanso mental total, pueden generar sentimientos de aburrimiento o incomodidad debido a la falta de estructura. Este espacio de talleres, al ofrecer actividades divertidas y dinámicas, permiten que liberen energía y se relajen de manera saludable, promoviendo un equilibrio emocional.
Por otro lado, la flexibilidad de los talleres vacacionales también es un aspecto positivo. Existen opciones que van desde actividades deportivas (fútbol, básquet, vóley, natación, karate) hasta talleres artísticos o de ciencias (danzas, música, teatro, oratoria., pintura, robótica), lo que permite que el participante encuentre una actividad que resuene con sus intereses personales. Esto no solo evita que los niños y jóvenes se sientan forzados a participar en algo que no disfrutan, sino que también les ofrece la posibilidad de elegir y tomar decisiones, lo cual fortalece su sentido de autonomía y control sobre su entorno.
Personal capacitado
Es importante destacar que, en muchos casos, los talleres vacacionales cuentan con la participación de profesionales capacitados en el manejo emocional y psicológico de los niños. Estos expertos no solo enseñan las habilidades relacionadas con la actividad, sino que también se convierten en figuras de apoyo emocional, brindando orientación en momentos de frustración o dificultad. Esta atención adicional ayuda a que los niños y jóvenes desarrollen resiliencia frente a situaciones desafiantes, lo cual es esencial para su salud mental a largo plazo.
En conclusión, los talleres vacacionales no solo cumplen la función de entretener durante el periodo vacacional, sino que son una herramienta invaluable para su desarrollo psicológico. Ofrecen un espacio donde pueden explorar, socializar, relajarse y aprender nuevas habilidades, todo ello en un entorno positivo que fomenta su bienestar emocional. En un mundo cada vez más centrado en el rendimiento académico, es vital recordar la importancia de equilibrar el desarrollo intelectual con el emocional, y los talleres vacacionales son un excelente recurso para lograrlo.
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(*) Psicólogo.
El Colegio de Periodistas de Lambayeque, a iniciativa del Consejo Directivo 2024-2025, rindió homenaje a los ocho periodistas asesinados en Uchuraccay, señalando que su muerte es una herida abierta al no haberse hallado justicia plena. Al acto fueron invitados como conferencistas: el filósofo, escritor y docente universitario Víctor Palacios Cruz y el periodista Daniel Gustavo Vera.
“El caso Uchuraccay es una herida para el periodismo peruano y en memoria de aquellos ocho colegas asesinados es que el gremio periodístico se pone de pie, en tiempos en los que era la violencia y los atentados contra la libertad de expresión son cada vez más frecuentes. Corresponde no olvidar lo que sucedió hace 42 años con ellos y luchar para que nunca más se repita una página tan dolorosa como esa”, señaló la decana de la orden, Rosa Chambergo Montejo.
Durante su exposición, denominada “¿Nacidos para amar la verdad? La naturaleza humana como fundamento del periodismo”, el filósofo Víctor Palacios Cruz reflexionó sobre los diferentes planteamientos que se han hecho a lo largo de la historia sobre la verdad, su sentido y maneras en las que se practica, para con ello darle sentido al comportamiento humano.
Palacios Cruz señaló que el periodismo tiene una permanente labor de buscar y aproximarse a la verdad, lo que muchas veces supone riesgos, como sucedió con los periodistas que fueron asesinados en Uchuraccay.
En tanto, el periodista Daniel Gustavo Vera, en la conferencia “Contexto político y social del caso Uchuraccay: reflexiones desde el periodismo actual”, abordó antecedentes históricos y hechos que marcaron las circunstancias previas a la violencia terrorista desatada en 1980 y cómo esta impacto en las comunidades del sur andino y en el periodismo.
Daniel Vera narró al detalle los hechos de aquel 26 de enero de 1983 en Uchuraccay, dejando una serie de interrogantes aún no resueltas por el Perú oficial sobre lo que ocurrió ese día y si los periodistas fueron asesinados únicamente a iniciativa de la población o por la influencia de terceros, entre ellos militares.
Además, indicó que si bien la masacre ocurrió en 1983, más de cuatro décadas después la violencia sigue siendo una amenaza para el periodismo, tal como ocurrió hace unas semanas en Ica, con la muerte del periodista Gastón Medina a manos de un sicario.
¿Qué pasó en Uchuraccay?
El 26 de enero de 1983, un grupo de periodistas viajó a la zona para informarse de un hecho producido en el poblado vecino de Huaychao, que los medios de comunicación y las autoridades más altas del país habían destacado, en el que los pobladores habían dado muerte a un grupo de siete senderistas. Se trataba de un momento de alta tensión, tanto por la decisión de varias comunidades de enfrentarse a Sendero Luminoso, como por el reciente ingreso de las Fuerzas Armadas a la región. Los periodistas fueron detenidos a la entrada de Uchuraccay y asesinados con piedras y palos. Uno de ellos, Willy Retto, consiguió tomar algunas fotografías antes de morir. El guía y un comunero serían ejecutados posteriormente.
En la masacre murieron: Eduardo De la Piniella (El Diario de Marka), Pedro Sánchez (El Diario de Marka), Félix Gavilán (El Diario de Marka), Willy Retto (El Observador), Jorge Luis Mendívil (El Observador), Jorge Sedano (La República) Amador García (semanario Oiga), Octavio Infante (Noticias de Ayacucho) y el guía e intérprete Juan Argumedo.
Para intentar esclarecer lo acontecido, el presidente Fernando Belaúnde nombró una Comisión presidida por Mario Vargas Llosa, la cual concluyó que los comuneros confundieron a los periodistas con militantes de SL y decidieron matarlos. Un juicio posterior condenó a tres de ellos, uno de los cuales murió en la cárcel de tuberculosis. No obstante, aún se debate lo que ocurrió ese día.
Lo menos conocido, sin embargo, es que Uchuraccay fue una de las comunidades más afectadas por Sendero Luminoso que, durante los años siguientes, incursionó varias veces y causó la muerte de más de 135 personas, una tercera parte de su población. En 1982, debido a que su líder Alejandro Huamán fue asesinado, los comuneros decidieron enfrentar firmemente a SL. Desde entonces, solicitaron ayuda al Estado, pero nunca la recibieron.
Por temor a perder la vida, los sobrevivientes tuvieron que irse a vivir a los cerros o migrar a diferentes lugares de la región. La comunidad quedó totalmente abandonada. En 1993 un grupo de retornantes fundó un nuevo pueblo cerca de las ruinas del anterior. Esta vez, los comuneros sí recibieron apoyo del Estado. En el año 2014 lograron el reconocimiento de Uchuraccay como distrito de la provincia de Huanta, Ayacucho.
Nuevos colegiados
El homenaje a los mártires del periodismo fue el marco para que la orden profesional integre a siete nuevos colegiados.
En especial acto juraron cumplir con el estatuto del Colegio de Periodistas del Perú, los licenciados: Cristina Patricia Acha Ruiz, Alexa Rosse Querevalú Nevado, Guadalupe del Pilar Carrasco Wester, Hipólito Santamaría Santamaría, César Aldair Dávila Orellana, Víctor Jesús Flores Gonzales y César Augusto Palacios Samamé.
Con catorce viajes a China, Mayra Ibáñez es una de las empresarias peruanas que más conoce cómo importar y exportar de este país asiático, cuyos productos de fabricación nacional dominan el mundo. La actual presidenta de la Asociación Nacional de Emprendedores – ANDE, es la gestora de las misiones empresariales que año tras año llevan a un promedio de 150 emprendedores peruanos a conocer las bondades del segundo país más poblado del mundo.
“Venderle a China no es fácil, es venderles a millones de chinos, y ellos son increíbles para hacer negocios. Si quieres capacitar a tu personal, mándalos a China, allí aprenderán mucho”, comenta Ibáñez, coautora del libro Haz negocios con China.
Experiencia
Mayra Ibáñez cuenta que la primera vez que viajó a China fue en el 2016, aunque su experiencia no fue tan agradable. Ella había acabado la carrera de Negocios Internacionales y tenía una cadena de bebidas hechas a base de productos naturales. Tocando puertas llegó al Banco Interamericano de Desarrollo, entidad que le subvencionó un porcentaje de su viaje.
“China no es un país fácil. Si no vas con una guía vas a pasar una experiencia un poco incómoda al inicio, que es la que yo pasé. En ese entonces no aguantaba las costumbres, la comida, pero aprendí de negocios. Recuerdo que una empresaria me dijo cerremos contrato, yo te quiero comprar 40 contenedores mensuales para empezar. Por aquel entonces yo no pasaba de fabricar un contenedor, máximo dos porque vendía a Chile y Suecia. Llamé a una persona que conocía del tema y me dijo no vas a llegar, no tienes maquinaria, el etiquetado lo haces aún manual, así contrates a cien personas no vas a llegar”, cuenta.
Fue así que tocó la puerta de ANDE, entonces presidida entonces por Hernando Guerra-García, y conoció que había más peruanos como ella que querían exportar e importar productos de China, pero no podían hacerlo, ya sea por falta de maquinaria, información, calidad u otros. De esa forma nacieron las misiones, viajes que anualmente realizan los emprendedores para visitar las ferias comerciales de China.
Pasos a seguir
Mayra Ibáñez explica que el primer paso para importar de China es definir el producto que se puede traer para vender.
“Qué haces trayendo, por ejemplo, calaminas de colores, si las tendrás almacenadas. Puedes traerlas con bajos impuestos, a bajo costo, pero si al final no la mueves, no sirve. Importación que no se mueve no es buena importación. No es qué puedo importar, sino qué puedo vender. Conozco gente que importa desde agujas hasta maquinaria y a ambos les va muy bien porque conocen el mercado”, señala.
Como segundo paso está el tener un Registro Único de Contribuyentes – RUC, y estar registrado como importador en la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria – Sunat. Explica que para importar se puede hacer de dos formas: como persona jurídica o como persona natural. Sin embargo, ella recomienda que se haga como persona jurídica.
“La ventaja de importar como empresa es que no hay límites, en cambio si lo hacemos como persona natural con DNI solo podemos importar hasta 3000 dólares al año y cada importación no puede superar los 1000 dólares, pues se entiende que esta no tiene fines comerciales”, orienta.
Agrega que el tercer paso es solicitar el ‘HS Code’ o partida arancelaria, código de diez dígitos que tiene todo producto que se comercializa a nivel internacional. Con este código se puede validar en SUNAT qué impuestos paga el producto, si hay exoneraciones por el certificado de origen y toda la información concerniente al bien.
“Muchos entran a Alibaba o a AliExpress, pagan, y cuando ven la partida arancelaria en Sunat es un producto restringido que, por ejemplo, debe tener un certificado de la Dirección General de Salud (Digesa) para ingresar al país. La otra vez me llamó un cliente desesperado y me dice que había comprado un contenedor de neumáticos en China por 30 mil dólares, que la mercadería ya había llegado, pero no podía desaduanarla. Cuando revisé la documentación era porque no tenía el permiso del Ministerio de Transportes. De China te van a enviar todo porque no conocen las regulaciones del Perú. Es trabajo del importador informarse previamente”, sostiene.
Como cuarto punto refiere que se debe buscar un proveedor confiable, pues como en toda parte del mundo también existen estafas. Para ella, el mejor proveedor es aquel que puedes ver cara a cara. Una alternativa que recomienda es asistir a las ferias chinas como la Feria de Cantón.
Finalmente, detalla que el quinto paso es realizar el costeo unitario del producto, donde se debe considerar no solo el precio del producto, sino las condiciones del envío. Por ejemplo, si el producto llega al almacén del proveedor, se tendrían que añadir costos logísticos de envío, aranceles, flete marítimo, seguro de carga, traslado, etc.