Qué duda cabe que el Proyecto Olmos ha transformado a la región Lambayeque. Habría que ser ciegos para no ver que esta extraordinaria obra ingenieril ha convertido a nuestra tierra en un motor clave de la economía peruana, con una inversión total cercana a los 4000 millones de dólares, incluyendo 500 millones en infraestructura y 3450 millones en agroexportación.
Olmos, amigos lectores, ha llevado a Lambayeque a nuevos horizontes de desarrollo. Vimos en el pasado sus tierras áridas esperando por más de 80 años la decisión política para hacer lo que hace 21 años se resolvió ejecutar: trasvasar las aguas del río Huancabamba hacia el valle de Olmos, almacenarlas en el embalse Limón y luego vender el agua a quienes apuestan por la agroexportación desde hace más de una década.
Gracias a este proyecto se han generado más de 67 000 empleos directos e indirectos y se han alcanzado exportaciones históricas de más de 1000 millones de dólares en el 2024, lideradas por arándanos, paltas y uvas. Este crecimiento también ha permitido que más de 63 mil personas salgan de la pobreza, reduciendo la desigualdad y mejorando la calidad de vida, con un aporte significativo para el PBI regional y un crecimiento económico de 4.7 % superior al promedio nacional.
Sin duda. Olmos es un ejemplo de cómo el desarrollo sostenible impulsa el futuro de Lambayeque y del Perú, así lo sostenemos y defendemos en Expresión desde hace casi 32 años, porque hemos visto sus diferentes etapas para hoy informar de sus logros a más de una década de operaciones.
El Proyecto Olmos ha permitido una sostenida inversión privada y también pública. Desde el punto de vista del sistema económico en general, uno de los motores de crecimiento es la inversión pública, donde la zona de influencia tiene una mirada estatal para mejorar los servicios públicos como el agua, alcantarillado, luz y otras obras. En el aspecto privado vemos a diario nuevos negocios, contratación de más mano de obra, mejoramiento en la construcción y otros.
Los efectos positivos que ha tenido el proyecto hasta hoy suman y multiplican. Sin duda alguna, los logros son significativos. Alguna vez dijo a Expresión Alfonso Pinillos, gerente de H2Olmos: “La zona donde se desarrolla Olmos tiene temperaturas bastante altas durante el año, pero por condiciones climáticas y geográficas -una es la corriente de Humboldt y la otra es la cordillera de los Andes- esa zona, que debería ser muy tropical y con mucha lluvia, es seca. Entonces se tiene altas temperaturas sin agua y lo que necesita justamente son proyectos de infraestructura hidráulica para poder regar. Es un invernadero natural. No tiene los extremos de frío o de alta temperatura que hay en otras zonas como podría ser Chile. Eso es bastante favorable para la productividad de diferentes cultivos”. Cierto, real y ello es lo que abona al éxito de sus siembras a la hora de cosechar.
¿Alguien diría lo contrario? Las empresas agrícolas que decidieron instalarse en la zona han logrado productividades muy altas, particularmente aquellas que se dedican al arándano, la caña y las paltas.
Aún queda un remanente importante para seguir creciendo en siembra, se necesita generar una mejor garantía hídrica. Para eso hay un proyecto que se llama el recrecimiento de la presa. La presa Limón tiene una altura de 43 metros y un volumen de almacenamiento de 37 millones de metros cúbicos, y hay un proyecto que busca elevarla a 83 metros, es decir, al doble de su tamaño, lo que va a permitir que se pueda acumular más agua y así desarrollar las hectáreas que están pendientes. Ha llegado el tiempo de hablar de la manera más clara y transparente sobre la ampliación de la concesión, la firma de una nueva adenda, superando todos los inconvenientes que hubo en el pasado y que hoy nos llevan a mejorar las condiciones en las que pueden aplicarse para no detener el Proyecto Olmos.
Para nadie es un secreto que hay un segundo proyecto en marcha, que corresponde a un plan de desarrollo del gobierno regional que es sembrar otras 40 000 hectáreas, pero para ello se tienen que traer aguas de otros ríos, ya que el río Huancabamba está asignado 100 % a la primera etapa. Para la segunda parte hay que traer más agua, hay que hacer otros túneles y es un proyecto también complejo que requiere una inversión importante y alta ingeniería, pero pensamos que el desarrollo que ha tenido la primera etapa es un impulso clarísimo que debería permitir las siguientes. Se ha demostrado con la primera etapa de Olmos que este es un proyecto exitoso y de gran productividad,
Los cuestionamientos quedaron en el pasado y son parte de la historia de este proyecto que le dio vida a la zona norte de Perú, permitiendo que tierras que antes no eran cultivables hoy sean un polo de desarrollo agrícola, que cambió la cara al desierto para siempre. No nos detengamos, sigamos creciendo por el bien de todos los lambayecanos.
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Editora / Directora fundadora