Exministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, y de Agricultura, Milton Von Hesse, sostuvo que las Empresas Prestadoras de Saneamiento no tienen la capacidad técnica ni financiera para manejar algo tan complejo como el agua potable y el alcantarillado, porque además son una fuente de corrupción y de ineficiencia. En entrevista con Expresión también habló sobre el fracaso de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) y se muestra contrario a la creación de más ministerios, porque ello solo genera más burocracia.
El tema del saneamiento y el acceso al agua potable es un problema sin resolver, años tras año. Por ejemplo, en estos momentos Chiclayo se está hundiendo con grandes forados porque el sistema de alcantarillado tiene más de setenta años, ¿por qué cree que ha fracasado el esfuerzo de llevar estos servicios esenciales a la población?
Tenemos un modelo de gestión del agua y el saneamiento que ha fracasado hace más de 30 años, este modelo de empresa pública municipal no sirve. Hay empresas que no tienen si quiera un ingeniero sanitario, pero si abundan los administrativos, choferes y conserjes que son la bolsa de trabajo del alcalde que maneja el directorio. Las Empresas Prestadoras de Saneamiento (EPS) no tienen la capacidad técnica ni financiera para manejar algo tan complejo, por ello la única manera de manejar de manera efectiva estos servicios esenciales es cambiando el modelo de gestión. En mi época hicimos un plan para traer operadores especializados privados para que se hagan cargo de las empresas, supervisadas por el municipio y la SUNASS, pero cambió el gobierno y se paró ese proceso. Allí saltaron las voces de quienes buscan mantener el statu quo y argumentan que eso es privatizar el agua, solamente para que no toquen a las EPS, que son una fuente de corrupción y de ineficiencia. No podemos darle tanta responsabilidad para abastecernos de agua y saneamiento a un grupo de amigos del alcalde de turno, porque el sistema es obsoleto.
Nadie entiende por qué estas empresas siempre están en rojo siendo prácticamente monopólicas, en el caso de EPSEL administra 26 jurisdicciones pero no tiene recursos para mantenimiento, para renovación, para implementar su PMO y más bien se convirtió en agencia de empleo de los municipios. Y la OTASS que se pensó iba a ser la solución a tanto problema en las EPS, viene cumpliendo un papel ineficiente.
La OTASS lo creamos durante mi gestión para que interviniera y tome el directorio de las EPS, y a partir de allí tenía dos vías: o la entregaba en gestión a una empresa profesional o incorporaba algún tipo de asociación público privada para mejorar la eficiencia. Sin embargo, el 2016 cuando se cambia de gobierno, el nuevo ministro de Vivienda, Edmer Trujillo, promovió el cambio de la ley para que OTASS solamente subsidie a las empresas y les de dinero para limpiar sus colectores, reparar tuberías o el tema de micromedición, y se desvirtuó totalmente. OTASS se creó para transformar ese sistema perverso de las EPS que no estaban funcionando.
Fracaso estrepitoso
¿Por su experiencia como ministro, qué sensación le ha dejado la magnitud de daños que ha dejado el ciclón Yaku, teniendo en cuenta que el Estado destinó importante cantidad de recursos precisamente para evitar desgracias como las que hemos visto en todo el norte?
Es lamentable constatar que vivimos en un país donde a los políticos solo les interesa el hoy y no el mañana, somos un país que vivimos sin planeamiento estratégico, totalmente desinstitucionalizado, en donde no interesa la experiencia acumulada por los funcionarios públicos, a quienes los cambian a cada momento. Por estos días se ha cuestionado a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), pero si leen la norma que la constituyó es muy buena, le ordena ejecutar las obras de rehabilitación, de prevención de desastres, siempre y cuando se pongan en el marco de un plan integral de manejo de cuencas en toda la zona norte. Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora es que de los 25 mil millones de soles que iba a costar la reconstrucción, se programaron casi 18 mil millones desde el 2017; pero se ha gastado poco más de 7 mil millones de soles en obras de rehabilitación sin la debida prevención (además del gasto corriente). Por ejemplo, un colegio que ya tenía un riesgo antes de la reconstrucción y que fue afectado por El Niño Costero del 2017, volvió a ser reconstruido en las mismas condiciones, por tanto siguió siendo tan vulnerable como antes.
Lo que resulta imperdonable es que la ARCC haya financiado la construcción de viviendas de los damnificados del 2017 en el mismo sitio de vulnerabilidad, cuando los expertos decían que había que reubicarlas, y hoy nuevamente han sido víctimas de la inoperancia de un Estado que no puede avanzar en prevención. ¿Por qué cree que fracasó la reconstrucción a seis años de su creación?
Ha fracasado estrepitosamente. Antes, el Ministerio de Economía y Finanzas publicaba un informe de evaluación, cada tres meses, de cómo iba la reconstrucción, se hacía seguimiento, eso lo hizo dos o tres años, pero de un momento a otro dejó de hacerlo (en la época del gobierno de Vizcarra) porque sencillamente no avanzaban en lo que tenían que hacer. Pero el fracaso también tiene que ver con los continuos cambios de autoridades, ya que muchas veces se coloca a gente que no tiene los pergaminos para conducir entidades complejas como la ARCC. Por ejemplo, el expresidente Pedro Castillo sacó a una de las mejores jefes que tuvo la ARCC (Amalia Moreno) y puso a una persona no idónea para el cargo, que no tenía la menor experiencia en reconstrucción. Esa es una muy mala costumbre de que quien gana las elecciones trae gente nueva, lo que no da pie a respetar la memoria acumulada y la institucionalidad.
Usted recordará que el 2016 se decía que iba a ser un año seco, pero pese a ello el gobierno del expresidente Humala destinó importante cantidad de recursos para la descolmatación de ríos; pero el problema es que después ya no se hizo nada
Lo mismo pasó con el río La Leche, donde metimos mucha maquinaria para hacer labores de descolmatación y minimizar el daño de El Niño de 2017, hubo daño sí, pero fue menos de lo que hubiera pasado si no se hacían esas tareas. Pero lo que es imperdonable es que el SENAMHI desde setiembre del año pasado alertó que en febrero y marzo del 2023 habría lluvias más intensas que los años anteriores, pero nadie le hizo caso, porque sí había tiempo por lo menos para meter maquinaria a los ríos y mejorar los cauces. Pero esa es la factura que nos pasa por elegir a gobernantes que no tienen la mínima preparación para desarrollar tareas de prevención.
No es posible que en seis años de ocurrido El Niño Costero no haya siquiera los diseños, los estudios, de qué hacer con las 19 cuencas, pese a contratos firmados desde el 2020. ¿En ese marco cómo se hubiera podido meter maquinaria a ríos que están entregados a consorcios para ser trabajados en obras definitivas?
Esa es la falta de experiencia cuando pones gente que no sabe gestionar nada, porque si bien ya hay un contrato con un consorcio que va a intervenir los ríos con una mirada de prevención; pero si estamos en riesgo inminente, con todas las alertas encima, existen los mecanismos legales contractuales para pedirle a ese mismo consorcio que haga una descolmatación urgente, por lo menos para evitar que el daño sea mayor. Ni siquiera se necesita ser ingeniero para prever el tema, solo es cuestión de pararte en un punto elevado y saber por dónde se va a salir el río. Entonces un consorcio que ya tiene un contrato, tú lo puedes convocar rápidamente porque hay una situación de riesgo inminente.
Estamos mal acostumbrados
Cuando usted fue ministro de Agricultura recibió de manos del exgobernador Humberto Acuña el plan hidráulico regional de Lambayeque, que nació por una iniciativa del sector privado, donde se proponía la construcción de presas en los seis valles para almacenar el agua. ¿Eso sucedió en el 2012 y lamentablemente no avanzó nada?
En esa época hubo un intento de empezar a estudiar todas las cuencas de manera integral, pero lamentablemente no se avanzó, la idea era justamente rescatar los estudios parciales que habían para tener una intervención global. En el Perú estamos mal acostumbrados que cuando te vas de la gestión y viene el siguiente gobierno, todo lo que se hizo hacia atrás no sirve y encarpetan toda esa información. Por ejemplo, en el caso del río Piura los alemanes donaron estudios para represar las aguas después de El Niño de 1997-1998, para luego usarlas en época de estiaje; pero tampoco se hizo nada. Somos un país demasiado desestructurado, que en lugar de reforzar las capacidades locales, regionales, para que los propios ciudadanos de una región, a través de sus autoridades, puedan encargarse de la prospección futura. Siempre estamos creando agencias ejecutoras de último momento, como pasó con ORDESUR tras el terremoto del 2001 de Moquegua, luego con FORSUR con el terremoto de Ica en 2007, la ARCC el 2017 por los efectos de El Niño, y ahora -tras el fracaso de la ARCC- se anuncia la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANI). Siempre creemos que crear una nueva entidad va a arreglar las cosas, por el contrario hay que reforzar mejor lo que tenemos.
En El Niño de 1998 el proceso de reconstrucción se encargó directamente al Ministerio de la Presidencia, el cual aglutinaba el esfuerzo de todos los sectores. El 2017 nació la ARCC con rango de ministerio, adscrita a la PCM, y ahora la presidenta Boluarte apunta a la ANI, ¿no sería mejor tomar la propuesta del contralor que propone crear un Ministerio de Infraestructura, que agrupe a entidades del Estado como el PRONIS, el PRONIED, la ARCC, Provias?
Yo no estoy seguro de crear un ministerio más, con toda la burocracia que ello implica, con todas las presiones políticas, y porque hemos llegado a una etapa en que se escogen ministros que no tienen las capacidades mínimas ni experiencia. Yo aplicaría lo que han hecho países desarrollados como Japón y Alemania, que se reconstruyeron de cero después de las guerras, teniendo una visión de desarrollo y un plan integral que fue cumplido por todas las autoridades de los distintos niveles, despolitizaron la ejecución de infraestructura, y se crearon bancos de desarrollo que era los que evaluaban técnicamente los proyectos y financiaban esa reconstrucción. Hoy en día cuando se crean estas unidades chiquitas son muy vulnerables a las presiones políticas, el jefe es “capturado” por los congresistas que influyen para que hagan obras en sus territorios. El periodo de reconstrucción de 1997-1998 se encargó a ministerios, se creó una unidad pequeñita en la PCM que contrató un PMO italiano, con el apoyo del Banco Mundial y el BID, y se hizo un proceso sumario de reconstrucción, los puentes que se reconstruyeron en esa época siguen en pie hasta ahora. Tenemos que ser un país más institucionalizado, yo prefiero reforzar los ministerios antes que crear otros, sobre todo en un país sin carrera pública es peligroso, porque se va a llenar de allegados del gobierno.