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Paz y bien

Escribe: Rosa Amelia Chambergo Montejo (*)
Edición N° 1326

“Paz y bien es la frase que acompaña cada acción de la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, institución que acaba de cumplir 140 años de fundación en nuestro país.

“Restaurar el culto divino y cooperar en la obra de regeneración de la sociedad peruana con la sólida instrucción y esmerada educación atendiendo a las clases pobres e indigentes”, palabras de Madre Clara del Corazón de María, fundadora de la congregación, dijo textualmente Madre María Antonieta García Carrizales, Superiora de esta institución que recibió de parte del Colegio de Periodistas y de la centenaria Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque homenaje y reconocimiento por su 140º aniversario de creación institucional e invaluable labor de formación académica y religiosa a lo largo de su gran trayectoria educativa, basada en valores, principios éticos y morales.

Las religiosas franciscanas de la Inmaculada Concepción nacieron por inspiración divina para la educación y obras de caridad, respondiendo a la necesidad que vivía el Perú después de la guerra con Chile el 6 de diciembre de 1883, en el local del Estado, calle de San Idelfonso, actual sede de Bellas Artes, sus fundadores son madre Clara del Corazón de María, limeña, y padre Alfonso María de la Cruz sardinas, franciscano huanuqueño.

Han transcurrido 140 años de vida congregacional formando con espíritu, Cristo céntrico mariano, franciscano y fieles al espíritu y carisma de los amados fundadores continúan con la obra apostólica en Perú Colombia e Italia con más de 35 obras educativas y de caridad, buscando en todo momento educar evangelizando y evangelizar educando, desde los valores de fraternidad, minoridad, amor a la creación, paz, alegría y servicio bajo la protección de la Inmaculada Concepción.

La congregación ha formado y educado a miles de estudiantes, docentes, padres de familia, administrativos y a la sociedad en general en los diferentes lugares donde se encuentran, por ello creo que como sociedad civil debemos dar gracias a Dios y a todas las hermanas de la distinguida institución religiosa que a lo largo de estos 140 años han dejado, valores, ejemplo de santidad y gran aporte a la educación peruana.

Estoy segura que la distinción entregada por dos institución representativas, las compromete y anima a seguir trabajando en educación y obras de caridad no solo en nuestro querido Chiclayo, también en nuestro país, en Colombia e Italia con mayor esfuerzo y dedicación, siendo conocedores que la educación es el único camino para lograr una mejor sociedad. Lo único que pedimos y que creo nos deben ofrecer solo son sus oraciones para quienes representamos estas instituciones de servicio, pero también para todos los peruanos en general.

Desde aquí renuevo mi felicitación, admiración y respeto por el ejemplar trabajo que realizan nuestras religiosas de la Congregación Inmaculada Concepción que como bien dijo Madre María Antonieta y hago mías las palabras del fundador padre Alfonso: “Sin religión no se concibe moral ni virtud”.

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Edidora / Directora fundadora.

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