Suena el despertador. Te levantas rápidamente, atiendes a los niños, preparas y les das el desayuno, se van. Ahora te toca a ti, te alistas para ir a tu centro de labores, pero antes has dejado todo listo para cuando lleguen de la escuela. Trabajas todo el día, las labores te tienen estresada, vuelves, compartes con hijos, les ayudas a hacer las tareas, juegas, los acuestas. Llega tu esposo, te preparas para un momento íntimo, pero ambos ya se sienten cansados.
Son muchas las mujeres que se enfrentan a estas situaciones a diario. Ellas reparten su tiempo en las múltiples tareas como ser madre, profesional y esposa. Y por cumplir con todas sus actividades puede que ambos descuiden y releguen, con mayor frecuencia, la vida íntima con la pareja.
Pero cuidado, hay que tener en cuenta de que la sexualidad es parte de nuestra vida y no hay que dejarla de lado. Entonces, se preguntará: ¿Qué hago?
No se trata de sobreexigirse, que seas una súper mujer, sino de conocer tus fortalezas y limitaciones; hay que hacerlo consciente e ir dándole su lugar y tiempo a cada una de las cosas que son importantes para ti. Lo mejor que puedes hacer es organizarse, para no caer en el estrés y puedas darle espacio a un momento privado con la pareja.
Muchas veces las responsabilidades hacen que no puedas tener un momento con tu pareja, pero una vez que dejes de lado todas esas preocupaciones, relájate y prepárate. La seducción siempre debe estar presente en tu relación.
Pero no solo la mujer debe poner de su parte, sino ambos deben utilizar todos los recursos para mantener viva la llama del amor. Ponerse la camisa que le gusta o escribirle algo sexy, preparar un ambiente romántico, con música lenta de fondo puede ayudarlo en su objetivo.
También es necesario que planifiques momentos juntos para ir al cine, de viaje o buscar un lugar privado y diferente al hogar para sus encuentros sexuales. Recuerda cómo fueron esos momentos cuando eran enamorados y revivan todas sus fantasías o experimenten nuevas sensaciones. ¡Así que manos a la obra!