Me conmueve y duele la detención de Yehude Simon, viejo amigo y de familia cercana. Algo sabíamos y respondimos volteando la cara.
El problema de Yehude le hace más daño a la izquierda, porque ya hay dirigentes de izquierda presos por corrupción como Vladimiro Cerrón y Gregorio Santos.
Yehude ingresa a la política en los años setenta bendecido por el Partido Comunista Patria Roja, quien lo incorpora a sus filas incluyendo seudónimo.
Con el uniforme de independiente llega a la presidencia de la Federación de Docentes de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo y a continuación dio el salto al liderazgo del Frente de Defensa de Lambayeque.
Cuando se organiza Izquierda Unida en Lambayeque, Yehude Simón, con la etiqueta de independiente, fue la figura más importante del colectivo que dio vida a la propuesta política que lideró Alfonso Barrantes Lingán.
Hábil negociador, jamás revelaba sus íntimos pensamientos y menos sus intenciones verdaderas, lo que le permitió agrupar a un número importante de dirigentes distritales y el fuerte respaldo de fuerzas políticas como Patria Roja y lo que quedaba de una de las escisiones violentistas de Vanguardia Revolucionaria.
En ese proceso mientras unos se acercaban a Yehude, otros -sobre todo algunos veteranos de los años sesenta- visiblemente se alejaron, lo que fue contrarrestado por la bendición directa de Alfonso Barrantes, quien lo apoyaba en público y en privado.
Antes de las elecciones de 1985 fue denunciado por el veterano y fundador del MIR, Eloy Inoquio, de ser militante de Patria Roja y que ese partido tenía dos candidatos: Yehude Simon Munaro y Duverly Rodríguez Tineo. Como se sabe los dos fueron elegidos diputados a la sombra de Izquierda Unida.
En Lima redobló sus actividades políticas, profundizó sus conocimientos del complejo mundillo de la izquierda capitalina y se acercó a los “crestones”, el vasto contingente de intelectuales de izquierda, que en su mayoría eran militantes de los diferentes partidos.
Yehude convencido que “las masas viran a la izquierda” inició periplo de contactos políticos con resultados dispares que lo obligaron a denunciar públicamente que Sendero Luminoso lo quería matar.
El resultado fue el que conocemos, terminó preso y gracias al sacerdote Hubert Lanssiers consiguió su libertad, después de ocho terribles años encarcelado por sus ideas.
Regresó a la actividad política con el catecismo de una original propuesta ideológica: un mix de cristianismo primitivo y las ideas de José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre.
Su figura humilde llegando a las reuniones en combi, vestido con democrático blue jeans, camisa de algodón de manga larga y casaca ligera, lo hizo popular permitiéndole convocar a toda la izquierda que lo apoyó incondicionalmente. Ganó las elecciones.
Lo demás es historia conocida. Ahora es acusado de recibir dinero para la campaña electoral de la enredadora y corruptora Odebrecht, asunto que por esos años no era ilegal.
Lo curioso es que entre los comprometidos en la investigación se menciona a Ricardo Cruzado y el primero que viene a mi mente es al trujillano propietario de Sol TV, la cadena regional que tiene sucursal en la avenida Grau de Chiclayo, y gran amigo de Alan García.
Lo más importante son las derivaciones del caso y las preguntas sobran.
Por ejemplo, ¿dónde está la gigantesca máquina tunelera cuya excavación permitió la llegada del agua del Huancabamba a la Presa Limón?
¿Quiénes son los responsables de las adendas que encarecieron el proyecto?
¿Quién firmó los decretos supremos que permitieron el pantagruélico festín que concluyó en una estafa para el pueblo lambayecano?
¿Por qué callamos en todos los tonos y silenciamos el despojo confiscatorio de miles de hectáreas a la Comunidad Campesina de Olmos?
¿Quién fue el creador de la fórmula matemática (hecha en Harvard decían) que a mayor cantidad de hectáreas compradas menor era el precio de venta, para terminar “regalando” la tierra al mismo Odebrecht y al Grupo Gloria por cinco mil dólares la hectárea?
¿Cuál es la responsabilidad de Humberto Acuña en este berenjenal y la de los funcionarios de alto nivel del Gobierno Regional?
¿Quién “cabildeó” para que se concesionara a Odebrecht el manejo de las obras de riego por 25 años y el cobro de 32 millones de dólares anuales, y el libre manejo de las 81,364 hectáreas no regadas?
La pregunta final de este grosero affaire ¿Es Yehude uno de los beneficiarios directos de esta maloliente arquitectura de corrupción? Y si eso fuera cierto ¿quién más metió las manos en esa charca?