“… Cesadas las aguas se aparece un hombre en Tiahuanacu, que está al mediodía del Cozco, que es tan poderoso que reparte el mundo en cuatro partes y las da a cuatro hombres que llama Reyes: el primero se llama Manco Cápac, el segundo Colla, el tercero Tócay, y el cuarto Pinahua… y que les manda (que) fuese(n) cada uno a su distrito y conquistase y gobernase la gente que hallase.” (Inca Garcilazo de la Vega, 1609).
Esta narración substraída del libro “Comentarios Reales”, cuyas páginas describen el comportamiento histórico del Imperio Incaico, donde su autor trata de preservar la historia de su pueblo y cuestionar las versiones de los conquistadores, claramente describiendo el inicio de la población en los países andinos, cuyos principales representantes son Perú y Bolivia, y donde surge la leyenda del Inca Manco Cápac junto con Mama Ocllo, quienes emergen de las aguas del Lago Titicaca que une a ambas naciones. Y por cierto, ¿cómo se encuentran las economías de dichos países? Tengamos una mirada rápida al respecto.
Si bien la economía boliviana viene mostrando un crecimiento económico muy similar al peruano, previéndose que ambos crezcan para el 2024 aproximadamente en 1.6 % y 2.5 %, respectivamente, además con una inflación controlada entrambos con 4.5 % y 2.3 %; con volúmenes de importaciones y exportaciones también con cierta dinámica, que en el primer caso con un 2.5 % y 4.6 %, respectivamente; mientras que en el segundo caso con un leve decrecimiento de 2.0 % y 1.4 % hacia futuro. Sin embargo, existen algunos indicadores que muestran cierta preocupación en el caso boliviano.
Blindaje económico
Iniciemos que un país debe generar en principio un ambiente económico propicio para la inversión privada con la finalidad de crecer económicamente. Acemoglu y Robinson (2013) destacan con evidencias cómo recientemente China, siendo un país cuyo Estado en el pasado tiene una participación cruel con varias comunidades agrícolas al interior del país, comprende y pone énfasis en la innovación y en la tecnología, basándose su crecimiento continuo y a tasas elevadas a la adopción de tecnologías existentes e inversión rápida, cuyo eje central son los derechos de propiedad.
Tanto Bolivia como Perú tienen una determinación por hacer crecer a sus economías, esto no se traduce en la necesidad de contar con un blindaje económico ante tempestades económicas o financieras. Por ejemplo, la inversión que es una variable propulsora de empleo, si bien se estima que para el 2024 Bolivia tenga 16.6 % del PBI, mientras que el Perú se coloca en una mejor posición con un 20.4 %; esto no coincide con las actuales políticas económicas de Bolivia. Por ejemplo, no muestra una política seria en el ahorro nacional, que es el resultado de la suma del ahorro privado con el público. El ahorro es al final aquel saldo que nos queda tras haber consumido parte de nuestros ingresos. Por lo que en el caso del país sur-oriental es apenas 10.5 % del PBI, mientras que el Perú lo duplica con casi 19.3 %. ¿A qué se debe ese comportamiento del ahorro nacional en el Perú? Según Bianchi et al. (2020), sugieren que el ahorro se da para atender emergencias e imprevistos, tanto a nivel nacional como a niveles de estratos geográficos. No obstante, los determinantes estarían asociados a los ingresos corrientes, nivel educativo y cultura financiera; así como al acceso a créditos del sistema financiero y a la percepción de seguridad y flexibilidad de los servicios de depósitos de dicho sistema.
También preocupa que el gasto del gobierno general en Bolivia se encuentre en 35.5 % del PBI, mientras que el de Perú esté en 20 %, lo que podría explicar también que no se estén dando aquellas políticas de austeridad que proporcione un mejor nivel de protección económica lo cual se traduce en un mayor ahorro. Pero lo más preocupante es que actualmente Bolivia tiene en el 2024 una deuda pública neta de 77.8 % del PBI, mientras que Perú es apenas el 22.9 %, lo que podría complicarle el panorama de inversiones ante el mal manejo de sus finanzas públicas.
Exposición y especulación
Por último, y no menos importante, es la exposición con el mundo exterior. Para ello, el mejor indicador es el de la Balanza en Cuenta Corriente que recoge todas las transacciones que involucran valores económicos donde tienen lugar residentes con el resto del mundo. En el caso de Bolivia es de -5.1 %, mientras que Perú -1.4 %, es decir, hay más salidas de capitales de Bolivia que entrada de capitales frescos.
Por lo tanto, hoy Bolivia podría sufrir un problema en Cuenta Corriente, que tras mantener erróneamente el tipo de cambio fijo (6.89 bolivianos por 1 dólar), podría sufrir de ataques especulativos, traduciéndose en una disminución significativa de sus reservas internacionales tras la defensa de un régimen cambiario. Y pensar, estimado lector, que algunos de nuestros gobernantes querían echar mano de estas reservas.
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(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo - USAT.
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