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LOS RIESGOS DE LA SOBREPROTECCIÓN: CRIANZA PARA NIÑOS SEGUROS Y AUTÓNOMOS

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 963

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“La sobreprotección de niños es un modelo de crianza utilizado por los padres con el afán de solucionar los problemas de sus hijos, sin permitirles corregir sus errores de manera individual”, explica la psicóloga y profesora de educación inicial Mónica Ciurlizza Garnique. Esta consigna explicada por la maestra, es un problema en el que muchos padres caen por confundir la sobreprotección con una muestra de afecto.

 

Según Ciurlizza Garnique, los psicólogos califican este comportamiento de excesiva atención hacia los hijos como una tipología de padres que pueden llegar a anular el desarrollo autónomo de sus vástagos para la solución de problemas y la toma decisiones, debido a que el niño se cree incapaz de tomar la iniciativa sin haber consultado previamente su acción y necesita la constante aprobación hacia su comportamiento.

 

Esta conducta genera en ellos desconfianza en sus habilidades y los lleva a la búsqueda de complacer a los padres en todo lo que desarrolla, impidiendo la espontaneidad en su forma de ser y de actuar. “Sabemos que los padres son el primer referente de sus hijos para aprender a ser. Albert Bandura refiere que el modelo parental influye en la personalidad futura del infante, y uno de sobreprotección hace que el niño asuma que siempre necesita la supervisión de un adulto”, especifica.

 

Anota que es importante tener en cuenta que la autonomía de una persona es desarrollada en edades tempranas, pues es en esa etapa en la que se forja una personalidad democrática y la capacidad para descubrir lo que es correcto o incorrecto.

 

MUESTRAS DE SOBREPROTECCIÓN

El primer lugar donde se evidencia que un niño está siendo sobreprotegido es en el colegio, más aún en aquellos en etapa inicial, quienes debido a su crianza piden a las profesoras que les realicen algunos deberes básicos como abrirles las lonches, pelar la fruta, entre otras cosas.

 

Ciurlizza Garnique, docente de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, explica que el realizar esas tareas es una forma primigenia que las profesoras consideran fundamental para el desarrollo de autonomía de los alumnos y que ellas pretenden fortalecer en las aulas, pero que pueden ser anuladas en casa, lo que genera una doble vertiente de actitudes que confunden el comportamiento del niño.

 

Todas estas conductas pueden desenvolverse por los mensajes enviados por los padres, quienes en ocasiones se expresan de un modo erróneo por desconocimiento con frases como “te comes toda tu lonchera” o pidiéndole que le cuente todo lo que pasó en la escuela y llenándolo de preguntas.

 

 

“Hay maneras de enviar un mensaje, y ciertos enunciados son un modo de manejar la vida de los hijos. Hay madres que le piden a sus hijos no ensuciarse sin tener en cuenta que en ocasiones hacemos actividades en el suelo, cosas como esa limitan la libertad de acción de los niños, sobre todo en edades en las que el juego cumple un rol importante para su desarrollo de psicomotricidad”, añade.

 

Por otro lado, además del lenguaje existen otras actitudes que llevan a la sobreprotección como es el estar pendiente de manera obsesiva por lo que realiza el niño, y en ocasiones corrigen de manera perfeccionista el trabajo que efectúan. El pedido de constantes explicaciones sobre su comportamiento puede hacer que el niño invente historias o situaciones solo para satisfacer las interrogantes de sus cuidadores.

 

La psicóloga indica que muchos de los niños sobreprotegidos se identifican en la primera vez que acuden al colegio, pues tienen mayor dificultad de adaptación, por lo que recomienda llevar al niño previamente al lugar donde acudirá a estudiar para que pueda ir familiarizándose con el contexto.

 

“Hay casos en el que las madres son quienes se muestran inseguras de dejarlos porque los vieron llorar y quieren quedarse, eso puede ser posible durante los tres primeros días para que ella lo acompañe, pero en casa se le debe ir explicando que esa situación va a cambiar brindándole la confianza necesaria para que se adapte”, agrega.

 

CAUSAS Y RECOMENDACIONES

“El asumir la responsabilidad de un niño es difícil, esta labor recae por lo general en las madres que al no saber cómo justificar ante el papá lo que haya sucedido con el hijo asumen esa responsabilidad con temor, sobre todo las madres primerizas cuyo niño ha tenido riesgos de salud durante los primero años y se les ha recomendado cuidados especiales”, especifica la maestra.

 

Los niños que no crecen bajo la extrema vigilancia de los padres logran generar sus defensas físicas y emocionales, un elemento importante para su adaptación social. Ese nivel de confianza y comunicación puede generarse a través del juego simbólico en el que cada uno asume roles, de ese modo la madre puede conocer cuál es la actitud de la maestra y la forma de actuar del niño en el colegio.

 

En los padres primerizos, la psicóloga explica que es importante fortalecer su autoestima, el nivel de aceptación hacia ellos mismos y el poder asumir que no siempre las cosas van a salir como ellos desean. Los padres son acompañantes pero no limitantes de su desarrollo, deben tener en cuenta que sus hijos son personas que están en formación y que tienen sus propios referentes y habilidades de acuerdo a la edad en la que se encuentran.

 

“Los niños deben saber que tanto el padre como la madre van a estar con él en sus actividades pero vigilándolos de lejos, sin intervenir. Esas actitudes hacen que el niño tenga más confianza en que lo que está haciendo está bien, por eso es importante cuidar la actitud y la expresión con la que nos comunicamos con nuestros hijos”, añade.

 

Después de los seis años son los adultos quienes deben generar espacios para que los niños socialicen con sus compañeros. Por otro lado, la maestra indica que no es saludable la constante presencia de los padres en el colegio porque están buscando medir sus logros e incluso comparan sus resultados con el de los otros niños.

 

Asimismo, en el caso de las familias en que los padres trabajan y no comparten mucho tiempo con sus hijos es importante incidir que ese poco tiempo que pasan con ellos sea de calidad, eso significa realizar actividades juntos a pesar del cansancio para seguir formando parte del contexto y de la vida de los niños, indica la psicóloga.

 

NIÑOS CON HABILIDADES DIFERENTES

En el caso de los niños con habilidades diferentes, son los adultos quienes deben tener un grado de aceptación sobre las limitaciones que puede presentar su niño. Sin embargo, Ciurlizza Garnique indica que las consecuencias de sobreprotección en estos casos son las mismas que con los otros niños, pues para ellos llega a ser más importante la seguridad que se les brinde y el reconocimiento de sus logros.

 

Los padres de estas familias son conscientes sobre que es necesaria su presencia en la mayoría de actividades realizadas por sus hijos, por lo que es significativo que en ese proceso fortalezcan su autonomía y de acuerdo a su logro de adaptación al contexto el padre deba ir soltando su nivel de independencia haciéndole saber que hay cosas que van a hacer bien por su cuenta.

 

“A los niños se les atiende de acuerdo a su necesidad, dependiendo de su tipología. Algunos niños con síndrome de Down, por ejemplo, tienen ciertas limitaciones físicas al andar y su desarrollo locomotor tarda de dos a tres años más de lo regular. Sin embargo, ellos pueden superar sus dificultades con éxito gracias al apoyo constante de sus padres”, explica.

 

En el caso de niños con discapacidad física, es necesario ayudarlos a controlar la frustración sobre que algunas cosas le pueden resultar más complicadas, pero no imposibles. A la vez, que para ellos es aún más relevante el reconocer cuáles son sus talentos y habilidades para así reforzarlas y desarrollarlas.

 

ADOLESCENTES

Durante la etapa adolescente la mayor dificultad es la toma de decisiones, pues la misma curiosidad del ambiente y la constante búsqueda de nuevas experiencias son las principales características de esta etapa. Ellos están más expuestos a influencias de otros jóvenes, por lo que es preciso que ya hayan tenido una experiencia previa de toma de decisión y de asumir las consecuencias de la misma.

 

El grado de comunicación y expresividad del adolescente se ve influenciado por cuanto espacio se le dio para expresar sus sentimientos y lo que piensa, si este no fue suficiente y siempre fueron los padres quienes dijeron todo por él es más complicado para ellos desenvolverse en algunos contextos sociales en los que puede ser necesaria su participación.

 

Ciurlizza Garnique aconseja que los padres con hijos en esta etapa sean más un ‘coach’ o acompañante que alguien que está por encima de él, para ellos lo que es clave para llevar una buena relación es la conciliación en la que puedan ajustar sus tiempos y el padre pueda conocer el contexto en el que se desenvuelve.

 

A los jóvenes que están por iniciar la etapa universitaria es necesario que los padres los acostumbren a ser independientes y les brinden actividades en las que ellos puedan movilizarse solos por las calles y conocer el ambiente en donde van a desarrollarse. 

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