La Autopista del Sol —concesionada en 2009 a Covisol S.A. para construir cerca de 475 kilómetros que conecten La Libertad, Lambayeque y Piura— debió ser la gran columna vertebral vial del norte. Sin embargo, más de 15 años después, buena parte del trazado continúa inconcluso. ¿Qué pasó realmente?

La primera causa del atraso ha sido la liberación de terrenos: el Estado no logró completar a tiempo expropiaciones y saneamientos, bloqueando tramos enteros durante años. Recién en septiembre del 2023 se aprobó una resolución para expropiar áreas críticas, lo que permitió destrabar parcialmente la obra.

Pero el avance volvió a trabarse, esta vez por estudios de ingeniería sin aprobar, falta de coordinación con empresas de servicios (telecomunicaciones, gas, luz y agua) que no ejecutaban desvíos de sus redes, y observaciones técnicas que se acumulaban sin solución.

El caso Lambayeque

El tramo del Evitamiento–Chiclayo arrastra problemas desde 2017, tras el Fenómeno El Niño Costero. La rehabilitación quedó pendiente porque el “Estudio Definitivo de Ingeniería (EDI)” de la II Etapa se aprobó recién en marzo de 2020.
A esto se sumó un vacío grave: no existían plazos claros para que el MTC, Covisol y Ositrán cumplieran las condiciones para reiniciar las obras.

La falta de liderazgo y coordinación generó una cadena de retrasos técnicos, errores de diseño y objeciones planteadas por entidades profesionales.

Fallas técnicas graves

En 2025, el Colegio de Ingenieros del Perú alertó sobre “graves fallas de diseño y mantenimiento” en varios tramos concesionados de la Autopista del Sol.
El informe señalaba problemas como: cruces a nivel peligrosos; semáforos inadecuados para una vía rápida; separadores centrales destruidos que permiten accesos indebidos e infraestructura insuficiente para tránsito pesado.

En otras palabras, aun cuando había “avances sobre el papel”, la calidad técnica dejaba dudas profundas sobre la seguridad de la futura autopista.

La Autopista del Sol no es simplemente una carretera; incluye evitamientos urbanos, doble calzada, puentes, pasos a desnivel, tramos urbanos e interconexiones viales.

Cada subtramo depende del avance del anterior. Un retraso en un EDI, una expropiación pendiente o un problema de diseño repercute en toda la cadena de construcción.

Señales de avance

Este año se anunció la reactivación del tramo entre el óvalo Mocce y el desvío a San José, en Lambayeque, paralizado por más de 12 años. La liberación de predios y una mejor coordinación multisectorial permitieron reiniciar las obras.

Este tramo, de alrededor de 12 a 12,8 km, registra 75 % de avance a noviembre y se prevé su conclusión en marzo de 2026, con entrega final hasta mayo.
La mejora reducirá tiempos de viaje de 40 a 14 minutos entre distritos lambayecanos.

Empero, dicho tramo tiene una dificultad que lo haría quedar inconcluso. La conexión de la vía con el intercambio en el óvalo San José no es posible de ejecutar aún debido a que falta la liberación de al menos 500 metros, donde se cruzan instalaciones de agua, desagüe, gas y telecomunicaciones.

Tramos críticos

Aun con ese avance, el panorama general es preocupante. Existen tramos con 0 % de avance que suman en total 54 kilómetros, como el evitamiento Pacasmayo, la vía Pacasmayo – Guadalupe, el evitamiento Mocupe y el evitamiento Chiclayo.

Todos sin ejecución por falta de predios liberados o estudios aprobados.

Asimismo,existen tramos parciales como Guadalupe – Mocupe, con 65 % de avance, con paralizaciones posteriores a marzo de 2025.

La obra, concebida hace más de 15 años, sigue dependiendo de aprobaciones ambientales, diseños finales y trámites administrativos pendientes.

Si se cumple el cronograma, el tramo Mocce–San José abriría en 2026, mejorando significativamente la conectividad regional, pero la autopista completa —con todos sus puentes, interconexiones y evitamientos— aún está lejos de ser una realidad.

El atraso no es un problema aislado: afecta la logística, el comercio, el transporte de carga y la integración económica de todo el norte.

La paralización prolongada revela una verdad incómoda: el proyecto no avanza porque falta decisión política, gestión técnica y coordinación interinstitucional.
El Gobierno Regional de Lambayeque, el MTC, Ositrán, Covisol y las empresas de servicios deben asumir una agenda común para concluir la obra.

La Autopista del Sol no puede seguir siendo una promesa. Su culminación es clave para el desarrollo y seguridad vial de la macrorregión norte. Y después de más de 15 años de retrasos, no hay margen para una nueva postergación.