El peligro de colapso de muchos monumentos, principalmente históricos, es otro de los saldos que va dejando hasta el momento El Niño Costero que azota a Lambayeque desde inicios de febrero pasado. Las lluvias han encendido las alarmas del sector Cultura, que, al no haber sido incluido en emergencia por desastres declarada por el Ejecutivo nacional, no tiene disponibilidad presupuestal para atender la protección del patrimonio. Peor aún, porque en el caso del departamento la Dirección Desconcentrada no es propietaria ni administradora de ninguno de estos recintos.
La situación es grave. El caso más saltante en Chiclayo tiene como protagonista al edificio del Politécnico Pedro Abel Labarthe Durand, ubicado entre las calles Tacna, Colón y la avenida Bolognesi, que desde un primer desplome parcial, ocurrido en febrero del 2010, se mantiene en condición ruinosa.
Las lluvias de la segunda semana de marzo originaron la caída de otra parte del inmueble, construido en la segunda década del siglo XX, que pese a tener condición de monumento histórico no recibe ninguna asignación presupuestal especial para su mantenimiento y restauración.
El año pasado, tras meses de gestión, el Gobierno Regional de Lambayeque logró que el Ministerio de Educación, propietario del inmueble, trasfiriera el bien para que se implemente un proyecto de restauración que permita la recuperación del edificio con fines culturales para la ciudad.
EL PROPIETARIO
Siendo así, ¿a quién corresponde su atención frente al inminente peligro de colapso que existe actualmente?
El arquitecto Alberto Risco Vega, responsable de la Dirección Desconcentrada de Cultura – DDC Lambayeque, señala que en teoría al gobierno regional, al ser este el nuevo titular del bien, pero que su intervención debe contar con autorización expresa del Ministerio de Cultura, del nivel central.
Como solución existen dos caminos: el desmontaje de la parte afectada para reducir el riesgo de colapso, que hace vulnerable la seguridad de los transeúntes e incluso de los alumnos, docentes y trabajadores que asisten al edificio contiguo, también propiedad del colegio, o demonumentalizar el bien; es decir, dejar sin efecto su condición de monumento histórico para que se proceda a la demolición. La Gerencia Regional de Infraestructura ha hecho público su interés de adoptar la primera alternativa.
“El Ministerio de Cultura, en Lambayeque, no tienen ninguna propiedad que sea monumento y tampoco administra ningún recinto histórico. No tenemos condición de propietarios o administradores. De acuerdo a la Ley de Protección de Patrimonio el principal responsable sobre el mantenimiento y conservación del bien es el propietario”, aclara Risco Vega.
Indica que si bien la ley es incompleta en el sentido que no brinda de parte del Estado ningún apoyo al propietario de los recintos monumentales, que pueden ser entidades públicas o entes privados, está claro que estos deben mantener integridad del mismo. “La ley ahora solo establece una tutela, no hay forma de invertir dinero del Estado en la conservación de un monumento propiedad de una persona natural o de una persona jurídica”, señala.
“El Gobierno Regional de Lambayeque lo que hizo fue corretear al Ministerio de Educación por más de un año para que vía convenio le ceda la propiedad del Politécnico Labarthe, lo que se logró en octubre del 2016. A fines del año pasado se adjudicó el perfil para la restauración”, comenta Risco Vega.
ACOMPAÑAMIENTO
El funcionario refiere que la participación del Ministerio de Cultura se dará solo cuando se empiece a formular el expediente técnico para la reconstrucción y restauración del edificio.
Entre el 2013 y el 2014 el Gobierno Regional de Lambayeque y el ministerio establecieron convenios para la puesta en valor de tres monumentos históricos: el exconvento de Santa María, el Teatro Dos de Mayo y el Politécnico Labarthe. Sin embargo, a nivel ministerial no se llegó a concretar la firma del secretario general de dicho portafolio en los acuerdos, por lo que a nivel local se fijó que el sector apoyaría en la supervisión de los trabajos que se realicen para concretar la recuperación de los inmuebles.
“Se acordó que Cultura no aportaría presupuesto para la restauración, sino que acompañaría únicamente como supervisor, por lo tanto no ha habido nada que limite al Ministerio de Educación o al Gobierno Regional de Lambayeque a invertir en la restauración, requerían una opinión favorable del Ministerio de Cultura, solo eso”, explica.
De este modo, Risco Vega responde a la solicitud de autorización que hace semanas hizo la Gerencia de Infraestructura del Gobierno Regional a la DDC Lambayeque para intervenir en el local del Politécnico Labarthe. “La única forma en la que nosotros podemos intervenir es que nos transfieran el bien, cosa que no ha sucedido”, remarca.
RIESGO LATENTE
Quitarle la condición de monumento al viejo local educativo tampoco es potestad de la Dirección Desconcentrada, sino del nivel central del Ministerio de Cultura. Por esta razón, a nivel local se plantea que se aplique el desmontaje de las estructuras con mayor riesgo de colapso.
Según informa Alberto Risco, el año pasado se trabajó bajo dicho mecanismo en siete casonas del centro histórico de Lambayeque.
“El caso del Politécnico Labarthe preocupa porque es uno de los pocos monumentos importantes que tenemos y seguro que después de estas lluvias habrá mucho que pensar y decir respecto al patrimonio histórico. Antes de las lluvias el patrimonio monumental ya estaba en estado ruinoso, salvo uno u otro caso excepcional, pero ahora sí todo está en riesgo”, menciona.
Similar situación es la que presenta el Colegio 27 de Diciembre de Lambayeque, donde al igual que en el Labarthe la DDC Lambayeque ha colocado listones de madera como soporte a las estructuras más vulnerables, esto como paliativo a la vulnerabilidad que existe.
La capilla del Hospital Las Mercedes, cuya torre cayó parcialmente con las lluvias de febrero, es propiedad del Ministerio de Salud, en tanto el terreno sigue siendo propiedad de la Sociedad de Beneficencia Pública de Chiclayo.
Casos también preocupantes son la Capilla Doctrinal de Mórrope, donde de manera provisional se ha revestido con plástico donado por el Centro de Operaciones de Emergencia Regional – COER, parte de la estructura, y las capillas del conjunto religioso de Lambayeque, en específico la recientemente restaurada Ramada de San Francisco.
El complejo religioso de Zaña, también es vulnerable, y en este caso no solo por las lluvias, sino también por su proximidad al río que cruza el distrito.
Respecto a la Iglesia Santo Domingo de Olmos, que el lunes último colapsó casi por completo, Risco Vega señala que esta no tenía la condición de monumento histórico aun cuando se sabe que parte de la infraestructura data de la época colonial.
“El ministerio en su conjunto ha tomado medidas para oficializar el gasto en emergencias, porque en realidad a todos nos tomó desprevenidos desde las primeras lluvias. En el caso de las unidades ejecutoras, que manejan presupuestos grandes, se han realizado modificaciones presupuestales para destinar fondos para la emergencia, y para ello se ha tenido que elaborar una normativa para que este gasto sea más eficiente, más controlado y se lleve una cuenta clara de cuánto se está gastando. En el caso de las direcciones desconcentradas de Cultura la situación es totalmente diferente, porque estas no manejan recursos. Recién hace dos semanas se han diseñado los formatos y directivas por las cuales se debe solicitar el recurso para intervenir en el patrimonio histórico y esto debe ser autorizado por Lima. El dinero vendrá en algún momento”, comenta.
PALIATIVOS
Parte del material de desecho de los proyectos de investigación arqueológica dirigidos por la Unidad Ejecutora 005 – Naylmap, ha sido empleado en el apuntalamiento de los edificios monumentales con riesgo de colapso.
Risco Vega explica que sin esta medida hubiera sido imposible ejecutar acciones durante la emergencia por las lluvias para evitar que los inmuebles se derrumben.
“Estimamos que se necesitan aproximadamente 100 mil soles para dar atenciones básicas a los inmuebles declarados como patrimonio histórico, porque estos no han recibido tratamiento preventivo a diferencia de lo que sucede con los complejos arqueológicos”, señala.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Justamente, en relación al patrimonio arqueológico, en los últimos años se han realizado trabajos de protección que han mitigado el impacto de las lluvias de febrero y marzo. Uno de los ejemplos más saltantes es Túcume, donde se han registrado pequeños huaicos resultado del embalsamiento del agua de lluvia y su mezcla con arenisca movilizada por acción del viento.
La fuerza de estos eventos que pudieron semienterrar los recintos del viejo y el nuevo museo de sitio de Túcume fue reducida por la habilitación de drenes y muros de contención levantados hace años.
“Se ha contratado a cuadrillas de trabajadores para que limpien la zona, principalmente de los drenes a fin que en lluvias posteriores estos vuelvan a mitigar los deslizamientos. No se puede emplear maquinaria pesada porque se trata de una zona arqueológica”, detalla.
La Unidad Ejecutora 005 puede modificar hasta el 10 % de su presupuesto para acciones de contingencia en los centros arqueológicos. Esta flexibilidad para el gasto se dio semanas después de presentadas las primeras precipitaciones pluviales de febrero, y hasta el momento ha permitido mejorar la protección de algunos sitios.
Un problema detectado en Huaca Rajada, por ejemplo, es que la cobertura instalada en el 2006 tiene la misma área que la zona excavada por los arqueólogos, por lo que, al carecer de aleros, ha ocasionado algunas filtraciones sobre la huaca e incluso sobre la tumba original del Señor de Sipán, descubierta en 1987.
En este caso, por recomendación de los restauradores y arqueólogos se está dejando que las filtraciones sequen por sí solas, toda vez que la intervención del hombre puede ocasionar más daños a la estructura.
En otros complejos como Huaca Bandera en Pacora y Jotoro, en Jayanca, también se ha registrado filtraciones.
“Desde febrero tenemos cuadrillas trabajando permanentemente en Túcume y en el Santuario Histórico del Bosque de Pómac hemos tenido que esperar que el río La Leche reduzca su caudal para ingresar, con apoyo del Ejército”, menciona Risco Vega.
En el verano del 2016, la Unidad Ejecutora Naylamp realizó trabajos de protección de Pómac, principalmente en las huacas El Loro y Las Ventanas, que son las más vulnerables frente a las crecidas del conocido “río loco”. Estos trabajos, consistentes en la colocación de sacos terreros, permitieron frenar el avance de las aguas a la zona monumental. Actualmente se está reforzando el dique.
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