Este viernes 18 de abril habrán transcurrido ya 190 años desde que el joven presidente Felipe Santiago Salaverry, con tan solo 29 años, cumpliera la promesa hecha a su amigo José Leonardo Ortiz, hijo ilustre de esta tierra. Ortiz no solo fue protagonista durante nuestra independencia sino también apoyó leal y firmemente al caudillo en su lucha contra José Orbegoso. Tan solo dos meses después de la juramentación de Salaverry, la villa Santa María de la Concepción del Valle de Chiclayo, construida alrededor de la iglesia Matriz, adquiriría su categoría de ciudad, de ahí en más mucha agua transcurrió a través de las acequias del destino de nuestra heroica ciudad, que con sus bemoles continúa evocando un profundo sentimiento que analizando su presente entremezcla orgullo y melancolía quizás a partes iguales.
Chiclayo ha sido particularmente bendecida con su posición en el mapa, siendo un punto de conexión esencial entre la sierra y selva noroccidental, tanto por ser la puerta de entrada al Marañón (Cuenca Atlántica) cuanto por ser la salida natural hacia el Pacífico a través del valle para un radio importante de comunidades cercanas. Esta relación ha favorecido el flujo no solo de mercancías sino de personas creando entre sí importantes redes comerciales y culturales que moldean nuestra dinámica social y política actual y que además permiten tratar de entender aquellas deficiencias que aún tenemos pendiente y debemos ir sorteando pronto.
¿Qué pasa con nuestras autoridades?
En las últimas cinco décadas, Chiclayo ha sufrido el impacto de gestiones municipales marcadas por la improvisación, la corrupción y la falta de visión de largo plazo. Uno de los mayores fracasos ha sido la incapacidad para resolver el caos vehicular y la falta de planificación urbana.
A pesar del crecimiento acelerado de la ciudad, alcaldes como Arturo Castillo Chirinos, Miguel Ángel Bartra y Roberto Torres González no lograron implementar un sistema de transporte eficiente, dejando calles colapsadas y un parque automotor sin regulación. Otro grave problema ha sido la ineficiencia en el manejo de residuos sólidos, evidenciado durante la gestión de David Cornejo Chinguel, donde el botadero de Reque colapsó, generando crisis sanitarias o el reciente incendio de la celda transitoria en el mismo sector.
La corrupción también ha sido una constante: nuestros exalcaldes en prisión, son una prueba viva de ello, en su mayoría involucrados en desvíos de fondos o abuso de poder, mientras que, en años recientes, autoridades como Marcos Gasco Arrobas enfrentaron sindicaciones por sobrevaloración de obras. La inseguridad ciudadana se agravó sin que se ejecuten planes efectivos contra la delincuencia.
A pesar de algunos esfuerzos aislados, la ciudad ha ido creciendo desordenada y vorazmente. Los instrumentos de gestión urbana han sido a duras penas actualizados y evaluados en base a una fotografía que probablemente ya no coincida con los estándares y necesidades actuales, lo cual vuelve aún más difícil tomar decisiones basadas en datos certeros. Este desfase ocasiona deficiencias para poder administrar los servicios que la gestión municipal debería, al menos teóricamente proveer.
En la actualidad, la alcaldesa Janet Cubas repite los errores del pasado: obras paralizadas y una percepción generalizada de abandono en servicios básicos. Es usual en la ciudad encontrar obras inconclusas, como la avenida El Muelle, o tantas otras cuyas paralizaciones ralentizan la movilidad urbana y generan descontento en la población. Un buen termómetro para medir la capacidad de respuesta de nuestras autoridades suelen ser por ejemplo las épocas de lluvia. El mal manejo de los residuos sólidos es también un tema no menor, a un año del término de su mandato sus resultados son por decir lo menos: bastante modestos, un elevado número de viviendas presentan disconformidad respecto a la prestación de servicios.
El discurso gobiernista se ha enfocado en comunicar la nefasta herencia de las gestiones anteriores que, si bien es una mochila pesada, no es que la gestión en curso haya hecho mucho mérito para quitársela de encima.
Estos tropiezos permanentes reflejan una falta de claridad en el planteo de prioridades en las políticas públicas y el predominio de intereses particulares sobre el desarrollo de la ciudad, dejando a Chiclayo estancada en medio del potencial que podría tener como capital económica del norte.
Tenemos Chiclayo, pero ¿realmente tenemos chiclayanos?
La identidad es el conjunto de características, valores, costumbres, creencias y formas de actuar que hacen que una persona o un grupo se reconozca como diferente a los demás. La identidad no es algo fijo ni natural, sino que se construye a lo largo del tiempo, a través de la relación con otras personas y con el entorno. Es decir, nos sentimos parte de una familia, una comunidad, una cultura o una nación porque compartimos ciertas formas de pensar y vivir (Giddens, A. (2006)).
La identidad ayuda a las personas a entender quiénes son y a encontrar un lugar en la sociedad. Pero también puede cambiar con el tiempo, porque aprendemos, nos adaptamos y nos transformamos (Hall, S. (1996)). Por eso, la identidad es tanto personal como colectiva, y está siempre en proceso de construcción.
Al ser las ciudades grandes núcleos demográficos estas también cuentan con cierto componente cultural similar entre sus ciudadanos. Aquello que nos genera ese sentido de pertenencia, de comunidad. Rasgos, símbolos, lugares, acento, todas aquellas cosas que nos hacen sentir “de aquí”, “de este lugar”. Aquello que es posible de ser pensado en la tercera persona del plural, es literalmente decir “Nosotros”.
Sin embargo, el pensar en un “nosotros” o un “los otros” podría ser complicado dependiendo de cómo o desde dónde se mire.
Por su ubicación geográfica Chiclayo se ha caracterizado por ser una ciudad de migrantes. La “Capital de la Amistad” ha ido forjando su historia con la cooperación y esfuerzo de chotanos, cutervinos, cajamarquinos, cruceños, riojanos, entre muchos otros orígenes que confluyen en busca de accesos y oportunidades, pero que al enfrentar el desorden con el que crece la provincia no terminan por sentirla del todo como “casa”, como su hogar.
Construir nuestra “chiclayanidad", reforzar esta identidad y entenderla como un gran intercambio nos acerca más a la idea de que además somos habitantes de esta gran casa que hay que cuidar y preservar. Construir identidad es construir ciudadanía, y sin ella no puede existir ciudad.
Finalmente, a pesar de todos sus problemas y el abandono histórico de los políticos en quienes el pueblo depositó su fe, Chiclayo resiste y sigue en pie gracias al coraje de su gente. A lo largo de la historia hemos demostrado siempre ser más fuertes que cualquier fenómeno natural o improvisación y desorganización de sus gobernantes. Mientras haya un mochica que no achica, la milenaria tierra del bravo Naylamp seguirá resistiendo para volver a ser Piloto del Norte. ¡Felices 190 años mi tierra querida!
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(*) Politólogo | santacruzcarranza@gmail.com
Este 2025, la provincia de Chiclayo celebra su 190° aniversario de creación política. Un año que por fin le está guiñando el ojo. Entre roadshows, millones prometidos y turistas que ya no solo buscan ceviche sino cultura viva, el norte peruano se alista para seducir a los inversionistas… y al mundo. Y mientras el viento cálido sigue soplando sobre sus avenidas, la ciudad se atreve a mirar al futuro con renovada esperanza. Un futuro donde la cultura, el turismo y la gastronomía tienen un papel protagónico.
Chiclayo, esta tierra donde la tradición culinaria se funde con la herencia mochica no ha dejado de sorprender. Este año, un nuevo reconocimiento se suma al listado de logros: el portal Eater.com incluyó a Chiclayo entre los 18 mejores destinos gastronómicos del mundo para el 2025. ¿Cómo no rendirse ante un arroz con pato o un espesado? Si hay algo que esta ciudad ha sabido preservar más que sus pistas es su sazón. No es casualidad, ha sabido trascender fronteras y atraer la atención internacional. ¿La razón? La singularidad de su gastronomía, donde el chinguirito, el cabrito y el delicioso dulce típico conocido como King Kong marcan tendencia.
Pero Chiclayo no es solo un festín para el paladar, este año la provincia refuerza su apuesta por el turismo cultural. Durante el Segundo Roadshow de Inversiones en Turismo 2025, la ministra Desilú León anunció una inversión significativa de S/78.9 millones para dos proyectos que marcarán un antes y un después: la ampliación y mejora del Museo Tumbas Reales de Sipán y la restauración del Convento Santa María. Y mientras ella hablaba, seguramente uno no podía evitar pensar: ¿Tanto costaba mirar a Chiclayo con cariño antes? Estos proyectos no solo preservan lo que somos, sino que abren las puertas al mundo para que descubran la riqueza de nuestra historia, nuestra arqueología y nuestras tradiciones.
Potencial turístico y cultural
Porque sí, Chiclayo ha sido siempre un emblema turístico en potencia. Tiene historia, sabor y un pueblo que, aunque a veces no se lo crea, vive sobre un tesoro. Chiclayo no solo es un destino turístico, es un referente cultural. Y sí, los museos están llenos. No de polvo, como algunos creen, sino de visitantes. Más de 31 mil personas, entre nacionales y extranjeros, se acercaron a conocer nuestra herencia cultural, duplicando las cifras del año anterior. Carlos Wester, director de la DDC de Lambayeque, habla con entusiasmo renovado de esta acogida. Es que cuando la cultura se mueve, el turismo aplaude.
Y no podemos hablar de Chiclayo sin mencionar sus festividades. Mientras en otras partes del país las cifras turísticas tambalean, Lambayeque lanzó un ambicioso Calendario Regional de Actividades Turísticas y Religiosas, con más de 50 eventos programados a lo largo del año, Lambayeque ha apostado por su diversidad cultural como una de sus mayores fortalezas. En tiempos donde el turismo de masas parece centrarse en destinos más explotados, Lambayeque ha decidido seguir un camino propio, uno que celebra la autenticidad y la diversidad.
Las autoridades de San Martín incluso eligieron a Chiclayo para organizar su rueda de negocios turística. ¿Será que nos ven con otros ojos? Esto no es poca cosa: cuando tu ciudad es elegida por otra región para mostrar su oferta turística, quiere decir que algo estás haciendo bien. Es una muestra de que Chiclayo no solo se destaca por su cultura, sino también por su capacidad de generar alianzas estratégicas que potencien su crecimiento económico y turístico. Este tipo de iniciativas nos recuerda que la provincia, aunque se ha enfrentado a desafíos, no se detiene. Es una ciudad que se reinventa, que se adapta y que sabe aprovechar las oportunidades.
Conocer, cuidar y promover
Claro, aún hay huecos literal y figuradamente en el camino. Claro está, nada está exento de retos. La infraestructura sigue siendo un tema pendiente, y algunos espacios como el Paseo Yortuque siguen teniendo problemas de mantenimiento. Un paseo que narra la historia lambayecana con murales y esculturas, mientras los residuos sólidos hacen de extras no invitados. ¿De qué sirve atraer turistas si al llegar encuentran veredas rotas o basura disfrazada de decoración? Sin embargo, estos detalles no deben empañar el panorama. En lugar de verlos como obstáculos insuperables, los retos deben ser entendidos como áreas de mejora, como oportunidades para seguir avanzando.
Así que sí, Chiclayo está de moda. Pero que no sea una moda pasajera. Que no se pongan guapos solo porque llegó el fotógrafo. Que las inversiones no se diluyan en cemento sin alma. Y que, por favor, los lambayecanos también crean en su tierra, la visiten, la cuiden y la narren. Lo que Lambayeque necesita ahora no es solo promoción. Necesita gestión, planificación, mantenimiento y orgullo permanente. Necesita entender que el turista no vuelve solo por una buena foto, sino por una experiencia sin tropiezos.
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(*) Estudiante de Comunicación de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo – USAT.
Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque, es una de las tres ciudades más importantes del norte del Perú. A diferencia de Piura y Trujillo, no nació del trazo de una fundación española, sino que tuvo un origen distinto: fue el resultado del establecimiento de una misión franciscana en tierras donadas por los caciques indígenas de Cinto y Collique. Esta particularidad le otorga a Chiclayo una identidad propia, enraizada en la fe y el trabajo de su gente.
El 15 de abril de 1835, Chiclayo fue elevada a la categoría de ciudad. Tres días después, el 18 de abril, se convirtió oficialmente en provincia. Estos hechos fueron posibles gracias al respaldo que el pueblo brindó al general Felipe Santiago Salaverry durante su breve mandato como jefe supremo de la república. Pero para entender cómo se llegó a este punto, es necesario retroceder en el tiempo y conocer el proceso que hizo de Chiclayo una tierra con vocación urbana y heroica.
Pueblo conventual
Según el investigador Waldemar Espinoza, Chiclayo aparece en registros oficiales por primera vez en 1567 como un “pueblo de indios”, ubicado entre Zaña y Lambayeque, dos núcleos ya consolidados por los colonizadores españoles. La referencia más concreta se encuentra en documentos del Archivo General de Indias, fechados en 1572, los cuales mencionan al naciente asentamiento, aunque aún falta profundizar en estas evidencias.
Lo que sí está históricamente comprobado es que en 1588 los caciques de Cinto y Collique entregaron tierras a los franciscanos para establecer un convento. En un acta firmada el 27 de marzo de ese año, con testigos como Diego de Vega, Luis de Atienza, Antonio de Maraver y Martín García Hernández de León, se formalizó esta donación. El virrey Fernando Torres de Portugal ratificó el acuerdo en octubre de ese mismo año.
El convento, que fue denominado de San Francisco, se convirtió en el núcleo desde el cual se desarrolló el pueblo conocido como Santa María del Valle de Chiclayo. Alrededor de la casa religiosa se fue concentrando población indígena que se desplazó a la zona en el contexto de la evangelización promovida por los franciscanos.
Entre los primeros misioneros que llegaron a estas tierras figuran el padre Marco de Niza, así como los frailes Juan de Monzón, Francisco de los Ángeles, Francisco de la Cruz, Francisco de Santa Ana, Pedro Portugués, Alonso de Escarcena, y los hermanos Mateo de Jumilla y Alonso de Alcañices. Es probable que también hayan estado presentes los padres Francisco de Marchena y Francisco de Aragón, quienes son considerados, con justicia, los fundadores de Chiclayo.
Durante muchos años, sin embargo, Chiclayo vivió a la sombra de otras ciudades como Zaña y Lambayeque, que concentraban el poder político, económico y social. Solo después de las grandes inundaciones que afectaron a Zaña en el siglo XVIII, Chiclayo comenzó a cobrar mayor protagonismo en la región.
Pueblo libre
Con la llegada de las ideas de libertad y emancipación, Chiclayo se sumó al fervor independentista que sacudió el virreinato. Aunque Lambayeque se declaró libre la noche del 27 de diciembre de 1820, Chiclayo no tardó en seguir su ejemplo, proclamando su independencia apenas cuatro días después, el 31 de diciembre. Ambos pueblos se liberaron sin la intervención directa del Ejército Libertador, que bajo el mando del general José de San Martín ya se encontraba en Perú desde septiembre de ese año.
Un personaje clave en este proceso fue José Leonardo Ortiz y Salcedo, natural de Chiclayo, político, militar y hombre de negocios. Partió hacia Huaura junto a un grupo de pobladores para unirse al ejército libertador. No solo ofrecieron sus servicios personales, sino también una contribución en especies, armas y dinero reunida por los habitantes de la zona. Su ejemplo consolidó la participación de Chiclayo en la causa patriótica.
Salaverry y Chiclayo
Las décadas posteriores a la independencia estuvieron marcadas por una inestabilidad política constante. Sin embargo, para Chiclayo este fue un tiempo de oportunidades. Fue en este contexto que el general Felipe Santiago Salaverry se alzó en armas contra el gobierno de José Luis de Orbegoso y se proclamó jefe supremo de la república el 25 de febrero de 1835.
Chiclayo ya había sido reconocida como villa en 1827, por decreto del mariscal José de La Mar, debido a su importancia creciente. La transformación de su estatus se consolidaría con el apoyo que le brindó a Salaverry durante su levantamiento. Incluso le salvó la vida brindándole refugio cuando era perseguido por las fuerzas contrarias.
El 15 de abril de 1835, a solicitud de José Leonardo Ortiz, Salaverry firmó el decreto que elevaba a Chiclayo a la categoría de ciudad. Solo tres días después, el 18 de abril, la convirtió en provincia, separándola de Lambayeque. En reconocimiento al valor y lealtad de sus habitantes, también la declaró “Ciudad Heroica”.
Tras esta proclamación, se designó a don Gervacio Arizola como subprefecto y a don Juan Manuel Balcázar como alcalde. En la jurisdicción de la nueva provincia se incluyen diversos distritos: Pisci, Reque, Eten, Monsefú, Zaña, Pueblo Nuevo, Guadalupe, Jequetepeque, Chepén, San Pedro, Tomoche, Cachén, Llama y Trinidad.
Revocación y ratificación
La gloria de Salaverry fue efímera. El 7 de febrero de 1836 fue capturado tras la derrota en la batalla de Socabaya, y un día después, el 18 de febrero, fue fusilado en la Plaza de Armas de Arequipa. Algunos de sus oficiales, como Deusta, Osorio, Ortiz y Beltrán, evitaron la pena de muerte gracias a la intercesión del general Blas Cerdeña y fueron desterrados a Bolivia.
José Leonardo Ortiz permaneció junto a las tropas en el Real Felipe tras la caída de Salaverry. Fue finalmente apresado y desterrado a Iquitos. En Chiclayo, los seguidores del general fueron perseguidos, entre ellos Sebastián Ortiz, hijo mayor de Leonardo, quien también abrazó la causa salaverrista.
Afortunadamente, una amnistía general permitió que Ortiz regresara a la vida civil. En 1840 fue nombrado nuevamente subprefecto de Chiclayo y recaudador del ramo de contribuciones. Además, se le devolvieron los bienes que le habían sido confiscados.
Durante el gobierno de Andrés de Santa Cruz, la Confederación Perú-Boliviana revocó el título de ciudad y provincia que Salaverry había concedido a Chiclayo. La ciudad fue nuevamente subordinada a Lambayeque. No sería sino hasta 1839, cuando Agustín Gamarra ganó el poder, que se restituirían ambos títulos el 22 de marzo de ese año.
A pesar de esta restitución, la provincia de Chiclayo fue formalmente constituida recién el 29 de noviembre de 1856, mediante la Ley n.° 4049, promulgada durante el gobierno del presidente Ramón Castilla.
La Semana Santa es una de las festividades más emblemáticas y esperadas en el Perú, reflejando la profunda religiosidad y tradiciones arraigadas en la cultura nacional. En la región Lambayeque, ubicada en la costa norte del país, estas celebraciones adquieren una dimensión especial, fusionando manifestaciones de fe con expresiones culturales únicas y una variada oferta turística. Cada año, tanto locales como visitantes se congregan para participar en rituales que han sido preservados a lo largo de generaciones, convirtiendo a Lambayeque en un destino predilecto durante esta época del año.?
Más allá del aspecto espiritual, la Semana Santa en Lambayeque se ha consolidado como un motor significativo para la economía regional. La afluencia de turistas nacionales e internacionales durante este período genera un impacto positivo en diversos sectores, incluyendo transporte, hospedaje, gastronomía y comercio local. Este fenómeno pone de manifiesto el potencial del turismo religioso como una herramienta para el desarrollo sostenible y la promoción cultural de la región.?
Durante el feriado largo de Semana Santa de 2024, Lambayeque recibió aproximadamente 25,000 turistas, lo que representó un movimiento económico cercano a los 5 millones de soles. Esta cifra evidenció una recuperación y crecimiento en comparación con años anteriores, donde factores como fenómenos climáticos habían afectado la afluencia turística. Para el año 2025, se proyecta que a nivel nacional la Semana Santa movilizará a 1.5 millones de peruanos y generará ingresos por más de 827 millones de soles, reflejando un crecimiento del 9% respecto al año anterior. Aunque no se dispone de datos específicos para Lambayeque en 2025, se espera que la región continúe beneficiándose de este incremento en el turismo.?
Entre los destinos más destacados que atraen a los visitantes durante la Semana Santa en Lambayeque se encuentran:
Museo Tumbas Reales de Sipán: Este museo alberga los tesoros del Señor de Sipán, considerado uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del país. Su arquitectura y contenido ofrecen una experiencia única para quienes desean conocer más sobre la cultura Mochica.?
Santuario Histórico Bosque de Pómac: Esta área natural protegida combina historia y naturaleza, albergando las pirámides de la cultura Sicán y una variada biodiversidad. Es ideal para el ecoturismo y la observación de aves.?
Complejo Arqueológico de Túcume: Conocido como el Valle de las Pirámides, este sitio cuenta con 26 pirámides de adobe que reflejan la majestuosidad de las culturas preincaicas.?
Circuito de Playas: Las playas de Pimentel y Santa Rosa son destinos predilectos para quienes buscan relajarse y disfrutar de la gastronomía marina local.?
Iglesia de Santa María Catedral: Ubicada en la Plaza de Armas de Chiclayo, esta iglesia de estilo neoclásico es un punto de interés tanto religioso como arquitectónico.?
Además de estos atractivos, diversas localidades como Reque, Ciudad Eten, Ferreñafe y Lambayeque organizan actividades especiales durante la Semana Santa, incluyendo escenificaciones del Vía Crucis, ferias gastronómicas y exposiciones de artesanía local. Estas celebraciones no solo enriquecen la experiencia del visitante, sino que también fortalecen la identidad cultural de la región.?
La Semana Santa en Lambayeque es una manifestación palpable de la fusión entre tradición religiosa y potencial turístico. La afluencia de visitantes durante esta festividad no solo reafirma la importancia cultural y espiritual de las celebraciones, sino que también destaca el rol del turismo como impulsor del desarrollo económico regional.?
Para maximizar los beneficios que la Semana Santa aporta a Lambayeque, se sugiere:
Fortalecer la Infraestructura Turística: Mejorar las vías de acceso, señalización y servicios en los principales destinos turísticos para ofrecer una experiencia óptima al visitante.?
Promoción Integral: Implementar campañas de marketing que resalten tanto las festividades religiosas como los atractivos turísticos de la región, dirigidas a mercados nacionales e internacionales.?
Capacitación Continua: Brindar formación a los actores involucrados en el sector turístico, como guías, hoteleros y restauranteros, para garantizar servicios de calidad y una atención al cliente excepcional.?
Sostenibilidad: Fomentar prácticas turísticas responsables que preserven el patrimonio cultural y natural de Lambayeque, asegurando su disfrute para las futuras generaciones.?
Al implementar estas acciones, Lambayeque podrá consolidarse como un destino turístico de primer orden durante la Semana Santa, equilibrando la celebración de sus tradiciones con el crecimiento económico sostenible.
Tenues celebraciones y magras condiciones de Chiclayo, son las que este aniversario mostrará. La chiclayanidad no está presente.
Sin duda que desde hace un buen tiempo Chiclayo sufre los embates de la precariedad funcional de sus autoridades y el total abandono de sus condiciones básicas de habitabilidad, que la convierten cada vez más como una ciudad disminuida y carente, de por lo menos, ser considerada como tal, con una situación mínimamente confortable y receptiva, como ancestralmente lo fue.
Recordemos a un Chiclayo querido, símbolo de cariño y amistad, el afecto receptivo y ocurrente de sus habitantes, cuando se trataba de recibir a las personas que en aquellos aciagos días nos visitaban y transitaban por aquellas calles pedregosas y adoquinadas con algarabía plena y total satisfacción, gozando a plenitud de las bondades singulares que le ofrecía – en ese entonces - la bien llamada “Capital de la Amistad”.
Los tiempos han ido evolucionando, las costumbres de esta tierra salerosa y alegórica, digna de ser bien tratada y cuidada, han ido desapareciendo por las razones imperativas del modernismo y la migración constante de ciudadanos que han llegando en busca de un mejor porvenir y una forma de vida más adecuada y sostenible para sus descendientes en el tiempo previsto, razones y condiciones que, hasta hoy, no se han hecho realidad.
Decisiones incorrectas
Los fundamentos de todo lo prescrito están concentrados en los recurrentes desatinos de las autoridades y la deficiente labor funcional de sus ayudantes de ocasión, quienes, secuencialmente y a pulso, han logrado que año a año Chiclayo se vea sumida en el caos total, hasta convertirla en una ciudad tal como hoy lo es; es decir, sin orden, sin mejoras estructurales y condiciones básicas de bienestar medianamente aceptables que podrían generar el deseo de ser visitada y admirada constantemente como en antaño solía suceder.
Cada vez que tenemos que celebrar un año más la designación de Chiclayo como provincia, hoy capital de la región Lambayeque, sentimos el peso y el acoso de una tristeza extrema, el arraigo de un desinterés celebrativo y la desazón de ver a una ciudad devastada en todos sus niveles en razón de las ineficientes y recurrentes gestiones ediles que hicieron de Chiclayo una ciudad retraída en su crecimiento y alejada del orden y la modernidad que debería ser parte de su estructura urbana.
Digamos que, desde hace años Chiclayo no tiene nada que celebrar ni razón para alegrarse por un aniversario más de su existencia, si cuando miramos el pasado y lo comparamos con el presente las diferencias son muy marcadas en sus estructuras ornamentales y su capacidad receptiva de aquellos que llegaban, en estas fechas, a celebrar una efeméride más con la ansiada predisposición de afecto que esta digna ciudad les podía ofrecer.
El futuro de Chiclayo como una ciudad sostenible y admirada, con la mejora sustancial de sus capacidades y sus condiciones básicas de habitabilidad, es cada vez más lejano. Con los años transcurridos, los actos celebratorios de esta ciudad principal se van extinguiendo y las alegrías de vivir aquí, desapareciendo.
Elegir bien
En el corto tiempo y, según norma electoral, estaremos eligiendo a una nueva autoridad municipal que regirá los destinos de esta tierra que a muchos nos vio nacer, sin duda que el augurio sano, justo y bien pensado sería elegir a una buena persona, proba, capaz y bien intencionada, lo cual – según nuestras decisiones – desde hace ya buen tiempo no hemos podido lograr, razón que, siendo de nuestra entera responsabilidad, el mea culpa debe prevalecer y, a partir de ahí, poder elegir mucho mejor en bien de nuestro querido Chiclayo, que hoy en día se debate en la precariedad absoluta social y estructural.
Lo absoluto existe cuando lo permitimos y relativizamos una realidad a todas luces funesta y negativa, qué duda cabe. Las razones y los hechos de la degradación moral que ha imperado en algunas autoridades ediles que han obtenido el mandato popular para dirigir y orientar el futuro de Chiclayo como ciudad, no solo han sido estériles e inconsecuentes, también han servido para mostrar el lado oscuro de sus actos con indecencia pura y total anuencia de aquellos que debieron fiscalizar y controlar los presupuestos y las acciones inherentes a la gestión municipal.
En síntesis, celebrar los desatinos y las acciones ineficientes que han arrastrado al estado en el que hoy Chiclayo está, no solo es ir en contra de una realidad absoluta de la recurrente mediocridad de sus autoridades, sino que los actos protocolares que obligatoriamente se tienen que dar ponen de manifiesto que lo que se está celebrando no es una realidad feliz, con un sentir ciudadano de identificación y cariño, aspectos que desde años está ausente. ¡Dicho está!
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(*) Especialista en Contrataciones del Estado.
Una de las más grandes frases célebres que el otrora premio nobel en economía Robert Solow, ganador de dicho galardón por su contribución al crecimiento económico es: “Creo que parte de la variabilidad de las ideas económicas a corto plazo es nuestra propia responsabilidad”, pronunciada en su discurso ante una multitud algo incrédula por dicha teoría, pero nada más actual que esta verdad.
Analicemos. Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al 2023 la región Lambayeque se posiciona como la 4° región más importante en la macrorregión norte, siendo La Libertad (1°), Piura (2°) y Áncash (3°) las líderes que la anteceden. Sin embargo, en los últimos 16 años viene galopando a un crecimiento de 4 % anual, pudiendo escalar rápidamente, si se lo toma en serio, a las tres primeras posiciones.
Al dar una breve mirada a los principales indicadores económicos y sociales en Lambayeque, esta se caracteriza por tener una posición estratégica bastante definida dentro de la macrorregión. Por ejemplo, según el INEI las principales actividades económicas lambayecanas son el sector servicios, que incluyen transportes, hoteles, restaurantes, servicios de información, administración pública y otros servicios con un 52.8 % de participación; comercio con un 19 %; y extractiva que incluye agropecuario, pesca, minería y petróleo con un 10.5 % del total. Ello confirma la intensidad de mano de obra que existe en la región tras las cifras mostradas por el Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo (MTPE) que al 2024 Lambayeque cuenta con cerca de 671 842 personas laborando (PEA Ocupada) principalmente en el sector servicios (43.4 % del total) y comercio (21.6 %).
Economía regional
En lo que respecta a la tasa de pobreza, esta se sitúa en el 2023 en 17.9 %, mientras que el 2° y 3° mejor posicionado con menor pobreza es San Martín (22.6 %) y Ancash (25%). Lambayeque además es la región con los mayores ingresos, con un ingreso real promedio mensual per cápita de S/1174. Sin embargo, a comparación de las tres primeras regiones, es la que cuenta con un mayor gasto real mensual per cápita con S/1022, lo que representa el 87 % del total, siendo la que menos ahorra en términos reales respecto a sus pares. Al realizar una simple diferencia, vemos que el lambayecano ahorra apenas S/152; mientras que un liberteño ahorra S/291, piurano S/217 y ancashino S/228, lo que induce a una menor capacidad de reacción ante diferentes políticas como es la crediticia y de inversión a futuro.
Sin embargo, al observar el crecimiento de los ingresos reales per cápita, Lambayeque es la región que lidera dicho crecimiento que en 10 años crece a un ritmo anual de 1 %; mientras que La Libertad cae en 0.72 %, Piura sube apenas 0.3 % y Áncash cae en 0.2 %. Por lo tanto, cabe preguntarte ¿a qué se debe dicha evolución?
Impacto en el departamento
Entra en juego el Proyecto Olmos. Según el Estudio de actualización de los beneficios económicos y sociales para el área de influencia del Proyecto Trasvase e Irrigación de Olmos (Maximixe, 2019), el proyecto aporta al Valor Agregado Bruto (VAB) peruano cerca de S/4 mil millones, y a la región Lambayeque contribuye con cerca de S/735 millones. Además, este proyecto demanda cerca de 391 mil empleos a nivel nacional; mientras que a la región Lambayeque 63 mil puestos de trabajo, con 5 mil puestos de trabajos directos relacionados a la construcción y producción; 3 mil empleos indirectos; y 171 mil empleos indirectos no asociados, inducidos por el dinamismo económico; reduciéndose así la pobreza en cerca de 6.6 puntos porcentuales en el área de influencia.
Si desglosamos por actividades principales, el proyecto Olmos impulsa puestos de trabajo tanto en el sector comercio (19 % de participación); en el sector agricultura, ganadería, caza y silvicultura (10.1 %); manufactura (8.8 %); y la de mayor demanda es en otros servicios con 27.8 %. En el caso de las exportaciones en los últimos 20 años, el sector agricultura muestra una vigorosidad en distintos frentes como es el de frutas con 22 % anuales; y en los últimos 4 años creciendo en uvas con 18.5 %; arándanos en 15.9 %; paltas en 12.1 %; y espárragos con 5.4 %. También los vegetales con 13 % anual.
Desde el lado de las atracciones de inversiones privadas, el proyecto Olmos permite capturar capital privado en Lambayeque, donde S/2500 millones, entre S/500 en concesionarias y S/2000, invierten principalmente en activos biológicos, riego, pozos, planta de producción, entre otros.
Es decir, queridos lectores, contar con un proyecto de infraestructura de tal envergadura trajo consigo mucho bienestar a la región Lambayeque, posicionándolo según las cifras mostradas en una región con muy buenas perspectivas de crecimiento. Pese a los grandes problemas suscitados en los últimos meses, es de real importancia no detener ese motor que tanta prosperidad trae a su pueblo.
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(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
El Colegio de Nutricionistas del Perú – Consejo Regional III Lambayeque – Amazonas, incorporó a 35 nuevos profesionales, quienes se suman a la orden para trabajar a favor de la sociedad en defensa de la alimentación saludable y el cuidado de la población en general.
La decana de la orden, Yvone Gálvez Berríos, señaló que la carrera de Nutrición tiene una importancia clave para la sociedad peruana, especialmente considerando los retos en salud pública, desarrollo infantil, pobreza alimentaria y enfermedades crónicas.
“En el Perú, la anemia infantil y la desnutrición crónica son problemas persistentes, especialmente en zonas rurales y de escasos recursos. El nutricionista tiene un rol esencial en el diseño e implementación de programas alimentarios y educación nutricional que ayudan a prevenir estas condiciones, mejorando la salud y el desarrollo de la niñez”, señaló en su mensaje de bienvenida a los nuevos colegiados.
Gálvez Berríos mencionó también que, en las últimas décadas, han aumentado en el país enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión y la obesidad. “El nutricionista contribuye activamente en la prevención y tratamiento de estas enfermedades mediante planes alimentarios personalizados y campañas de sensibilización sobre hábitos saludables”, destacó.
Asimismo, mencionó que una de las tareas más valiosas del nutricionista es educar a la población sobre cómo alimentarse de forma saludable, económica y culturalmente adecuada. “Esto empodera a las personas para tomar mejores decisiones en su vida diaria, respetando sus costumbres y realidad socioeconómica”, dijo.
Remarcó que el nutricionista también puede desempeñarse en la formulación de políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a alimentos seguros y nutritivos, promoviendo el consumo de productos locales, fortaleciendo mercados agrícolas y reduciendo la dependencia de alimentos ultraprocesados.
“Desde el embarazo hasta la vejez, el nutricionista ofrece orientación especializada en cada etapa de la vida. En centros de salud, hospitales, colegios, universidades y comedores populares, su presencia garantiza una alimentación adecuada que favorece el bienestar físico y mental de las personas. En contextos como desastres naturales, crisis económicas o pandemia, los nutricionistas son clave en la evaluación nutricional de poblaciones vulnerables y la distribución eficiente de ayuda alimentaria, asegurando que se cubran las necesidades básicas sin afectar la salud”, resaltó la decana.
Los 35 profesionales incorporados a la orden proceden de Lambayeque, Amazonas y La Libertad, siendo el Consejo Regional III uno de los que mayor crecimiento ha logrado en los últimos años.
Día a día los transportistas afrontan no solo la dificultad de una ciudad con una infraestructura vial inadecuada, sino también la falta de orden en el sector. La dificultad para formalizarse o para renovar los documentos que les autorizan a prestar el servicio público es una queja constante. En ese sentido, desde la Coordinadora Regional de Transportes de Lambayeque se han hecho constantes críticas y propuestas a las diferentes gestiones que han pasado. Wilson Míñope Carbajal, presidente de este gremio, sostiene que no se ha avanzado lo suficiente en solucionar esta problemática porque hay quienes ganan con este desorden: los corruptos.
“¿A quién no le conviene el orden? A quien corrompe todos los días la ciudad. Eso está totalmente claro. Las autoridades cuando dicen no tenemos inspectores, no hay policías, no hay plata para hacer fiscalización, solo generan mayor informalidad y eso le conviene al que corrompe, al que en una esquina le da una bolsa diaria al policía de tránsito, al que en una esquina le paga a un fiscalizador para que no lo intervenga. En la calle se dice de todo y nosotros escuchamos. A veces nos quedamos atónitos, pero esta situación se sigue dando gracias a que no hay principio de autoridad, no hay decisión política en las autoridades provinciales y regionales para ponerle un coto a esto”, afirma.
Principio de autoridad
En opinión de Míñope Carabajal, de nada sirve que se traiga al mejor funcionario para que asuma la Gerencia de Desarrollo Vial y Transportes de Chiclayo, si desde la gestión no se le brinda el apoyo logístico y de personal necesario para desarrollar la función.
“Puede ser que haya voluntades propias de gerentes que vengan con la intención de querer trabajar, como está demostrando el actual gerente, pero si tienen limitaciones y estas no son solucionadas por parte de la autoridad municipal de nada va a servir que haya cambios en la Gerencia de Transportes. Hay un tema que se ha venido trabajando, que es el ordenamiento documentario, pero hasta el momento no se refleja, porque hay diferentes aristas, diferencias entre personal nombrado y contratado, es un tema de un manejo que debe tener el titular de la gerencia con el apoyo de la persona que los designa, que en este caso es de la alcaldesa o el gerente general”, asevera.
Herramientas técnicas
Wilson Míñope resalta que no existe un plan regulador de rutas, pese a que hay un mandato judicial que data del 2014 y obligaba a la autoridad a cumplir con emitir este documento técnico. Esto genera que no haya un lineamiento exacto de por qué ruta debe ir el transporte público formal.
“Vemos que en Chiclayo se abordan vehículos en cualquier punto de la ciudad. No hay un verdadero estudio técnico que nos permita determinar la capacidad del flujo vehicular de las principales vías, no hay un informe técnico que permita dilucidar qué vías son adecuadas para seguir autorizando paraderos provisionales como lo hace la Gerencia de Transportes; no hay un estudio técnico o una data real de cuántas empresas de transporte regular, especial o servicio de taxi y mototaxi hay en Chiclayo. Nos cansaremos de decir ‘no hay’ porque aquí en Chiclayo creo que no existe la voluntad de querer ordenar el transporte, porque si quisiéramos como mínimo ya tendríamos la data exacta de cuántas empresas de transporte somos y cuántos vehículos tiene cada empresa autorizada por resolución”, menciona.
Con todo esto -apunta- se podría saber cuándo definitivamente se terminarán de emitir las autorizaciones a las empresas para que no caigan en ese “vacío eterno” donde hay malos gerentes que se valen de las empresas para ingresar y sacar carros que muchas veces no cumplen las condiciones técnicas.
Mototaxis
De otro lado, sugiere que la Comisión de Transportes emita un proyecto de ordenanza en la cual indique que los vehículos menores, mototaxis, sean reemplazados en un mediano y largo plazo por uno del servicio de taxi como lo hizo Trujillo en su momento.
“Hace poco en Lima me subí a un mototaxi, uno de los toritos, el cual parecía un auto. Daba gusto viajar en un mototaxi en el Rímac. Ellos me explicaban que ese vehículo cuesta 26 mil soles y que ya están rumbo a la electromovilidad. Estos son vehículos que tienen un cupo limitado y solo transitan dentro de su distrito. Eso acá en Chiclayo no sucede porque hay falta del principio de autoridad y seguridad jurídica para ejecutar una inversión segura que nos permita trabajar con normalidad”, asevera.
Regidor por segundo período consecutivo, Orlando Puell Varas conversó con Expresión sobre la difícil situación del transporte en Chiclayo, donde el desorden y la informalidad son pan de cada día. A su juicio, el tiempo transcurre y la gestión de la alcaldesa Janet Cubas no ha logrado poner orden en la Gerencia de Desarrollo Vial y Transportes para emitir documentos de gestión importantes como los reglamentos de las diferentes modalidades de servicio público: taxi, taxi colectivo, mototaxi y camionetas rurales.
“Hay que ponerle un poco más de mirada al tema de transporte porque el tiempo pasa y se avanza poco. Estamos en el tercer año de gestión. Recién estamos impulsando el régimen de gestión común de los vehículos menores, es decir los mototaxis, porque la ley no les permite ir a otro distrito y, si van, son sancionados; pero la ley también permite que haya un régimen de gestión común donde las tres municipalidades (La Victoria, José Leonardo Ortiz y Chiclayo) acepten la vigencia de las tarjetas emitidas y así los mototaxistas puedan dejar y recoger a sus pasajeros sin ser infraccionados”, sostiene el munícipe.
Agrega que existen falencias en cuanto a la designación de funcionarios, quienes tardan en tomar conocimiento de la realidad de la gerencia, en adaptarse, lo cual retrasa la velocidad con la que deberían trabajar.
Documentos de gestión
Para Orlando Puell, es indispensable trabajar en los documentos de gestión de las diferentes modalidades del servicio de transporte público para que luego, con su puesta en marcha, se generen las condiciones de un ordenamiento, el cual debe darse primero al interior de cada empresa de transporte para luego reflejarse en el servicio que se le brinda al usuario.
“A la fecha no existen reglamentos en la municipalidad. Se debe trabajar en su elaboración y aprobación, pero al mismo tiempo se necesita para esto de funcionarios y recurso humano capaz de llevar adelante estas reformas. Creo que esta gestión, como a las que le antecedieron, el tiempo la ha absorbido y se ha avanzando poco. Se estuvo a punto de emitir dictámenes respecto a los reglamentos de dos modalidades (taxi y colectivo), sin embargo, estos fueron regresados para que se trabajen en documentos independientes”, comenta.
Indica que tampoco se ha avanzado con la formalización de los taxis y el retiro de aquellos que no cumplen con el peso y cilindrada. Acota que en diciembre del 2021 fue la última aprobación y, desde entonces, los taxis que sí cumplen con estos criterios técnicos esperan una oportunidad para ser regulados y pasen a ser acreditados formalmente. Por lo pronto, su comisión ha presentado un proyecto al respecto.
¿Y los mototaxis?
El regidor alerta que no existe una cifra precisa de cuántos mototaxis circulan en el distrito de Chiclayo. Si bien se habla de un estimado de diez mil unidades, no hay un empadronamiento que dé una idea clara de esto. Apunta que desde la Comisión de Transportes que él preside se han generado las condiciones para formalizar a las asociaciones de mototaxis, que ya habían estado autorizadas, pero no podían renovar sus documentos por la prohibición de una ordenanza municipal, cuya vigencia terminó a fines del 2023.
“Se dieron los primeros pasos y en el 2024 se fueron aprobando ordenanzas que han permitido su formalización. Hoy podemos decir que hay 25 asociaciones formalizadas, las cuales agrupan a un promedio de 500 mototaxistas con sus Tarjetas Únicas de Circulación. Y en este año nos hemos trazado como objetivo permitir que nuevas asociaciones sean autorizadas y formalizadas para ir incrementando el número de estos conductores (…) Calculamos que a futuro deberíamos tener cuatro mil mototaxis formales. Todavía estamos muy lejos del objetivo, pero mientras más se formalicen se verá una uniformidad: ellos mismos han elegido que su forro sea de color azul, cuentan con su chaleco y una pegatina en su unidad con el código de barras. Así el pasajero está seguro de subirse a un vehículo autorizado por la comuna chiclayana”, sostiene.
Terrapuerto
Finalmente, explica que el proyecto del terrapuerto no puede avanzar, puesto que no existe congruencia entre el saneamiento físico y el legal. Explica que el lote donde se edificará esta obra está dividido en tres partidas electrónicas que sumadas dan 9.8 hectáreas en el papel, sin embargo, en el campo la medición exacta es de 8.6 hectáreas.
En el 2022 se iniciaron las rectificaciones y se aprobó en el concejo el acuerdo de renuncia de área y todo quedó listo para que esas tres partidas tengan nuevas medidas y linderos, a fin de que sean inscritas en Registros Públicos, rectificando lo anterior y unificando todo en una sola partida que dé como resultado 8.6 hectáreas. Sin embargo, en esta gestión se unificaron las tres partidas tal cual estaban y hoy se tiene una sola con una medida de 9.8, la cual es incorrecta.
El problema de la basura en Chiclayo es un lastre que requiere de la mirada de diferentes actores de la sociedad: autoridades, vecinos, academia e instituciones. En ese marco, la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque ha conformado una mesa técnica de trabajo donde participan funcionarios del Gobierno Regional de Lambayeque, la Municipalidad Provincial de Chiclayo y Jorge Lavalle Aguinaga como representante de la centenaria institución. Al respecto, este último refiere que el problema de la basura debe abordarse desde casa.
“Dentro de esa mesa tripartita se ha planteado una alternativa, una mirada distinta que consiste en hacer proyectos pilotos o también llamados proyectos mínimo viables. Estamos planteando que la basura en realidad no está en las calles, sino en nuestras casas. Ya hemos visto otros años que han sacado al Ejército a limpiar toda la avenida Leguía, la acequia Cois, un montón de avenidas y al día siguiente pasaba exactamente lo mismo. Creemos que la solución no va por allí, sino por un tema más a largo, plazo que tiene que ver con la educación y sensibilización”, sostiene.
Proyecto piloto
Explica que este proyecto piloto consiste en que las familias separen en sus viviendas los residuos orgánicos tales como cáscaras de verduras y frutas para mezclarlas con material seco, a fin de que ya no elimine olor ni lixiviados. Luego, con un procedimiento físico a través de baldes, en 30 a 40 días esta mezcla se convierte en compost.
“Con el equipo de la Cámara de Comercio hemos hecho un ejercicio simple con una picadora, con un procesador de alimentos. Esto que se haría a pequeña escala en las casas podría replicarse en pilotos en el barrio, a nivel municipal y así hacer escalabilidad para que esto trascienda en la ciudad (…) Tuve la oportunidad de hacer una consultoría sobre un estudio de caracterización de residuos sólidos en Piura y allí concluimos que el 60 % de la basura es orgánica y el resto es inorgánica. SI nos enfocamos solamente en los residuos orgánicos estaríamos solucionando el 60 % del problema”, enfatiza.
Explica que se ha reunido con el gerente de Recursos Naturales del gobierno regional, Víctor Mondragón, y con el gerente de Desarrollo Ambiental de la municipalidad de Chiclayo, Benhur Zambrano, para plantear esos proyectos piloto en determinadas urbanizaciones donde haya el liderazgo de una junta vecinal con voluntad e interés para llevarlos a cabo.
Residuos inorgánicos
Sobre los residuos inorgánicos, Lavalle Aguinaga señala que se debería legislar una normativa para facilitar a los privados a transformar esa materia (cartones, plásticos y otros), de modo que se les dé un nuevo uso.
“En Chiclayo tenemos la plata botada en la, basura porque realmente todo eso podría convertirse en recursos y sobre eso hay un montón de experiencias”, señala Jorge Lavalle, quien agrega que el relleno sanitario y la planta de tratamiento de residuos sólidos son obras importantes, pero que no van a durar ni solucionar el real problema si no se trabaja antes en la segregación”, comenta.
“A veces queremos resolver problemas de muchos años en muy poco tiempo y no siempre eso es viable. Lo importante es tener la ruta clara, esto requiere acciones inmediatas, pero también de mediano y largo plazo. Las acciones inmediatas tienen que ver con la mejora de la gestión, a mediano plazo hay que unir a las instituciones para hacer un trabajo conjunto y poner ese tema en agenda, la sensibilización; a largo plazo tenemos que hacer de Chiclayo un mejor lugar, un lugar donde realmente dé gusto vivir”, afirma.
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Conocedor de la problemática ambiental que existe en Chiclayo por la acumulación de residuos sólidos, el ingeniero Larry Oblitas Montalvo conversó con Expresión sobre la problemática de la basura en la ciudad. Para él, la real solución al problema pasa por darle un enfoque de sostenibilidad, algo que -a su parecer- hasta el momento no ha sido aplicado por la comuna chiclayana.
“Conozco la valía profesional que tienen los técnicos que trabajan en el gobierno regional y en las municipalidades, tanto provinciales como distritales. Sé de todas las trabas y problemas burocráticos que hay en el aspecto legal y procedimental. El tema pasa porque no se visualiza un enfoque de sostenibilidad para el tratamiento de residuos sólidos, para mejorar y hacer cambios reales y contundentes en una política municipalidad – comunidad. Ese es el enfoque que le exigimos a las municipalidades y no lo tienen”, asevera.
Experiencias
Oblitas Montalvo indica que los funcionarios municipales han visitado en sendas ocasiones el distrito limeño de Surco para recoger su experiencia en el manejo de residuos sólidos, pero no han copiado hasta el momento la cultura de segregación en la fuente; es decir, la selección de la basura en el hogar, que es donde se genera.
“Se está imitando el proyecto de relleno sanitario, se hacen gestiones para la adquisición de maquinaria para la recolección, pero no se trata la segregación en la fuente, la recolección selectiva, el transporte y la valorización dentro de las municipalidades. Si no existe segregación en la fuente, esas plantas de transferencia y de tratamiento de residuos sólidos no van a funcionar. Y eso técnicamente lo sabemos”, indica.
Agrega que es necesaria una política con rutas definiditas, horarios de recojo socializados y zonificación, todo lo cual no quede solamente en el papel, sino que se refleje en una articulación municipalidad – comunidad.
“Por eso decimos que siempre estamos haciendo lo mismo. Declaramos en emergencia, pero solo hablamos de la emergencia operativa, de ir a los puntos de acumulación, erradicarlos y retirarlos, pero no hacemos una emergencia netamente de procesos burocráticos, es decir, para destrabar cosas. Se plantean mejoras, pero luego se ponen obstáculos en el proceso administrativo procedimental que debería tener una gestión con enfoque de sostenibilidad y eso es lo que siempre se reclama. Lamentablemente, a nivel provincial y distrital no se visualiza que las autoridades estén enfocadas en eso”, comenta.
Competencias y mejoras
Larry Oblitas es claro en señalar que la competencia en la recolección de residuos sólidos le corresponde a los municipios provinciales y distritales, mas no al gobierno regional, que en este caso es solo un ente normativo y de apoyo a las localidades con maquinaria.
“Son las municipalidades las que deben buscar presupuestos, gestionar facilidades en la parte operativa. Los responsables primarios son los gobiernos locales”, asevera.
Apunta que si algo se ha mejorado en Chiclayo es que ya no se notan focos de basura acumulada durante días en las calles, pero repara también en que eso se debe a que el gobierno regional ha destinado maquinaria para la recolección de residuos sólidos.
“Si antes tenían cuatro o cinco unidades, como en el caso de José Leonardo Ortiz, y ahora tienen diez o doce, ya serías muy malo para no recoger la basura. Pero por eso no pasa el tema. Estamos solamente basándonos en que la comunidad ensucia y la municipalidad recoge lo que ensucia. El tema real pasa por educación, por la sensibilización, por hacer una verdadera revolución. Es un tema de cultura ambiental y eso no se ve por ningún lado, no se percibe un proceso de sostenibilidad en la propuesta”, comenta.