Los efectos de El Niño Costero sobre la producción agrícola y exportadora son altos. Millones de dólares en pérdidas se contabilizan desde Tumbes hasta Áncash, y en Lambayeque la producción de mango y palta atraviesa una situación crítica. A decir del presidente de la Asociación Regional de Exportadores – AREX, Max Santolaya Silva, lo sucedido pone nuevamente sobre la mesa la urgente necesidad de gestionar la ejecución del Plan Hidráulico Regional.
En octubre del 2011 Lambayeque fue el primer departamento en entregar su Plan Hidráulico Regional al Ministerio de Agricultura y Riego, que por aquel entonces tenía como titular a Milton Von Hesse. El completo documento fue resultado de un minucioso trabajo técnico iniciado en el Proyecto Especial Olmos Tinajones – PEOT, y respaldado con asistencia internacional gestionada por la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque.
El estudio, que contempla la ejecución de un total de 19 represas distribuidas estratégicamente en los valles Zaña, Chancay – Lambayeque, La Leche, Motupe, Olmos y Casjacales, así como obras hidráulicas y drenajes, tiene como propósito avanzar en el represamiento, regulación y administración del recurso hídrico para uso poblacional y agrícola, además de promover la prevención de inundaciones y desbordes, además de frenar la pérdida anual de millones de metros cúbicos de agua.
“Indudablemente el agua es vida y siempre han sido esperadas, igual que las crecidas de los ríos, anheladas a lo largo de la historia. Recordemos que antes la gente celebraba estos acontecimientos, no había represas y el incremento de los caudales permitía la agricultura. No es malo, lo que pasa es que hemos olvidado tratar el agua de las lluvias. Quizá mi opinión no les agrade a muchos pero es cierto, ni el Estado, ni las autoridades, ni los empresarios ni los agricultores hemos aprendido a tratar los procesos de inundación, con prevención y obras. Eso es culpa humana. Hemos olvidado también la importancia de las obras de infraestructura hidráulica, por eso se hace necesario que se piense con mayor responsabilidad y visión la ejecución del Plan Hidráulico de Lambayeque”, refiere el presidente de AREX.
Las elevadas temperaturas, las lluvias e inundaciones han afectado las cosechas y trastornado las etapas de producción de agroexportables, porque han madurado más rápido los frutos.
“El calor ha originado un poco más de enfermedades, y al mojarse los frutos han aparecido hongos y se ha afectado la misma producción”, manifiesta.
SECTOR EXPORTADOR
Santolaya Silva señala que la temporada de lluvias iniciada en febrero pasado ha ocasionado diferentes impactos negativos en el sector agroexportador, no solo por las precipitaciones que han dañado el proceso de florecimiento de los frutos, sino también por la aparición de hongos, plagas y, sobre todo, por el daño a la infraestructura vial, como puentes y carreteras, que han impedido el cumplimiento de los envíos al exterior en el tiempo fijado según los acuerdos de importación.
“Los cultivos más afectados son los de época, sobre todo los de mango y palta. El período climático ha originado que el mango madure más rápido, no en los ciclos que estaba programado, hay que añadir que el tratamiento del mago para exportación indica que este debe ser lavado en agua de 38° de temperatura y pase el control de sanidad, del que se encarga Servicio Nacional de Sanidad Agraria – SENASA”, explica.
Y es precisamente en esto último en lo que los productores agroexportadores han tenido mayores complicaciones, pues el SENASA no ha flexibilizado sus estándares a fin de garantizar que todo lo comercializador en el exterior reúna las condiciones de calidad.
“El SENASA no tiene límites, no considera de que porque hay emergencia o ha llovido mucho hay que ser condescendientes. No, es drástico, certifica que los frutos tengan tales lavados, tales controles, tales temperaturas y si no se tiene no da el visto bueno para la exportación, lo que en realidad es muy bueno, porque se trata de imagen del país”, sostiene el dirigente empresarial.
INCUMPLIMIENTOS
“El 2017 está siendo un mal año por el incumplimiento en los envíos, por las afectaciones al mango y a la palta. Si el producto no se exporta, se vende aquí, hay otras alternativas, por eso lo más grave es el incumplimiento en los envíos y la mala imagen que se proyecta como país a pesar de estar en emergencia, con lluvias continuas. Al importador eso no le importa”, asevera Max Santolaya.
Anota que la campaña de la uva se terminó con la cosecha, antes de la segunda semana de marzo y se alcanzó a exportar sin que haya lluvias de gran intensidad. Por otro lado, hay cultivos de arándano y aguaymanto que no son masivos, son en pequeñas cantidades y en diferentes lugares, cuya afectación es mínima. “Son cultivos experimentales, exportaciones de 30 mil dólares que si bien afectan no lo son tan perjudiciales como las de tres o cuatro millones de dólares”, refiere presidente de AREX.
Respecto a los ajíes y pimientos no se han reportado problemas hasta ahora, porque la cosecha es entre diciembre y enero. “Esperemos que la situación no continúe ni genere condiciones de plagas o enfermedades al agro”, confía.
Comenta que la temporada de lluvias ha implicado un esfuerzo mayor y elevar los costos totales del tratamiento de los productos agroindustriales. “La angustia de los agricultores en este caso ha sido el incumplimiento y las multas que se aplican por no cumplir fechas y plazos por problemas en el transporte. Lo más grave de todo es la interrupción de las carreteras”, señala.
Agrega que otro problema es el que se ha presentado con la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria – SUNAT, que pese a que las exportaciones tienen un reintegro del Impuesto General a las Ventas – IGV, y del reconocimiento del pago de gastos con otros subproductos, esto se da post exportación, y la exportación con carreteras rotas sufre el desmedro y el incumplimiento de los contratos. “No poder llegar a Paita, por ejemplo, y embarcar el producto en las fechas programadas tiene sanción internacional por falta de cumplimiento y sobre eso la SUNAT no ha tenido ningún reparo”, indica Santolaya Silva.
PROBLEMAS COLATERALES
Otro problema del sector es que en la zona rural los trabajadores tampoco pueden llegar a sus centros de producción agrícola debido a que han quedado aislados o sufren el encarecimiento del transporte.
“Ellos no pueden dejar a sus familias con el drama de las lluvias, de la inundación, del huaico o del puente roto. Esta emergencia ha sido general, pero muy dura para los sectores rurales. Todas estas situaciones sufren los productores agroexportadores por la emergencia presentada, en la que no hay condescendencia”, señala.
Frente a esta situación, Max Santolaya refiere que el Estado debe también extender mecanismos de apoyo al sector agroexportador, debido a que su crecimiento permite ingresos económicos al país y beneficios colectivos.
“El Estado, como socio de los exportadores por los ingresos y las divisas que recibe, tiene que considerarse afectado directo. Por ello es importante que se coordine entre el empresariado, el gobierno y la academia soluciones a este problema, se trata de un trípode que debe activarse, somos socios en la generación de trabajo y de ingresos para el país, y el gobierno debe ser consciente de eso. Afectados no solo son los exportadores, también los agricultores quienes tienen inconvenientes para sacar sus productos”, asevera.
Anota que durante las visitas del ministro de Agricultura y Riego, José Manuel Hernández Calderón, se le ha hecho ver la problemática y este es consciente de lo que está pasando en el sector, pero no se han tomado medidas “porque todo está concentrado en el factor humano más que en lo empresarial y productivo”, precisa.
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