Los países en vía de desarrollo han basado sus estrategias desde el punto de vista de la cantidad y la calidad del agua para el abastecimiento, es decir que las personas tengan cubiertas todas sus necesidades poder realizar sus actividades, pero otro de los aspectos, un escalón más arriba, es la gestión de las cuencas hídricas y ahí juega un rol importante la planificación. Prevenir desastres como las inundaciones sufridas en el norte del país con El Niño Costero puede ser uno de los resultados.
“Manejar una cuenca no significa únicamente aprovechar el agua. Las cuencas tienen muchas más partes que involucran el uso de los suelos, las diferentes actividades que se desarrollan en ellos, las actividades de las ciudades y otros aspectos más. Por eso el control de las cuencas tiene que ser integral, desde las aguas hasta los usos del suelo, considerando las actividades de la sociedad”, señala el experto en sistemas de drenaje pluvial y docente de la Universidad Técnica Particular de Loja, Ángel Ruiz Pico.
Precisa que el manejo de las cuencas como los sistemas de drenaje para las ciudades, que se sustenta en el aprovechamiento de pendientes y el estudio de intensidades y flujos, forman parte de un mismo problema, que solo vistos de manera integral permiten la adaptación de soluciones a la vulnerabilidad existente ante fenómenos como El Niño, que azota al norte del Perú, por ejemplo.
“Si se tiene una serie de cauces y ríos que llegan a la ciudad, y no se tiene ningún control sobre ellos, quiere decir que en cualquier momento cualquier intensidad de lluvia excepcional generará la inundación de la ciudad, y entender eso obliga de manera automática a realizar acciones de manera estructural a escala de cuenca; es decir, tener en cuenta el manejo de esta”, indica el especialista español.
LOS RIESGOS
Ruiz Pico añade que si a la falta de manejo de la cuenca hídrica se suma la carencia de un sistema de drenaje pluvial en las zonas urbanas, se generarán altas condiciones de vulnerabilidad y peligro.
“Cualquier lluvia tendrá entonces repercusiones directas sobre el pavimento, el tráfico, las actividades comerciales y, sobre todo, la seguridad de las personas. Entonces si se administra o gobierna una ciudad, que tiene actividades importantes en el ámbito productivo, industrial y económico, es básico gestionar un servicio como el de drenaje de aguas pluviales”, señala.
El docente universitario explica que tampoco se debe descuidar de la visión integral del manejo de las cuencas a los sistemas de drenaje agrícola, cuyo uso será integrado al del drenaje pluvial urbano en determinadas situaciones.
“Cuando pensamos en escala de cuencas actuamos sobre el dominio público de las aguas pluviales, en ese caso cualquier tipo de intervención que se va a ejecutar debe estar orientada a encauzar perfectamente esas aguas y ahí intervienen los drenajes agrícolas. Se acciona de tal manera que sea capaz de evacuar volúmenes excepcionales de agua acumulados por las lluvias y, en la medida de los posible evitar el daño en la ciudad, por lo que el uso de canales, drenes y otras infraestructuras es totalmente necesario”, indica.
LA IMPORTANCIA DE PREVENIR
Ángel Ruiz, quien llegó a Chiclayo invitado por el Colegio de Ingenieros del Perú – Consejo Departamental de Lambayeque, para participar del Foro Internacional sobre Drenaje Pluvial, explicó que existe gran diferencia entre las ciudades que planifican su protección y el manejo de las cuencas con aquellas en las que ambos aspectos están ausentes, y cita como ejemplo los altos resultados de la prevención alcanzados en Ecuador, país que también enfrenta situaciones climáticas como las registradas en el Perú por El Niño Costero.
Menciona que el país del norte lleva años invirtiendo en diferentes proyectos hidráulicos que mitigan y en muchos casos resuelven los problemas de las inundaciones. En consecuencia, el manejo oportuno y técnico de las cuencas ha reducido los impactos negativos de la naturaleza en las ciudades que antes de la planificación eran vulnerables, protegiendo así a los habitantes, sus construcciones y sus zonas productivas.
“Ecuador desde hace años invierte muchísimo dinero en concretar obras de este tipo, algo que otros países no han hecho. Yo no considero que el Perú siga siendo un país en vías de desarrollo, esto porque su crecimiento económico es muy alto, pero en infraestructura sí es necesario que haya un punto de inflexión que cambie la tendencia de la falta de prevención frente a fenómenos que además son cíclicos y cuyas consecuencias ya se conocen”, anota.
LOS GOBIERNOS
Ruiz Pico añade que es importante también que “las personas que toman las decisiones sobre los gastos públicos y las inversiones estatales entiendan la importancia de aplicar la tecnología para proteger a la población”.
“Está todo inventado, se trata de conceptos muy básicos y hay una serie de experiencias en todo el mundo para evacuar aguas de inundación, derivarlas, reducir los daños y otros factores más. Simplemente se trata de voluntad política y voluntad social para replicar esas experiencias y poner a andar la inversión”, sostiene.
El experto detalla que una de las principales limitaciones que se imponen los gobiernos son los montos de inversión para la ejecución de obras hidráulicas en las cuencas o de drenaje en las ciudades. Sin embargo, precisa que existe legislación que permite que las aguas de lluvia sean llevadas hasta áreas sobre las cuales no hay exigencia de protección, lo que aminora los costos de los proyectos a ejecutar.
“Se trata de obras puntuales que resuelven problemas a gran escala y evidentemente para cualquier proyecto sobre las cuencas o de drenaje de las ciudades es necesario realizar los análisis previos para conocer las áreas de inundación, las zonas de mayor vulnerabilidad e incluso plantear alternativas como redirigir una inundación a un área que no represente ningún tipo de interés ambiental, ecológico, humano, agrícola, industrial o histórico, que se tiene mucho en el Perú. Entonces, soluciones aplicables, incluso para reducir los costos sí hay, solo es cuestión de planificar y organizar”, menciona.
LA LEGISLACIÓN
Añade que también es fundamental que tanto los gobiernos como la sociedad civil puedan hallar espacios de encuentro y entendimiento para hacer efectivas soluciones frente a los problemas de vulnerabilidad y el manejo adecuado del territorio. El trabajo por separado – anota – no conduce a medidas inteligentes.
“Muchas veces las personas tenemos problemas de comunicación, simplemente a veces solo basta con girar la espalda, mirarnos y trabajar en función de lo que nos está demandando la sociedad. Eso es suficiente para empezar a actuar. ¿Cuánto vale una vida humana? ¿Cuántas vidas humanas más se van a tener que perder en el Perú por problemas de inundación para que se tomen las decisiones correctas y se prevenga? Repito, la tecnología está, los profesionales están y solo es cuestión de aprovechar el capital que existe para resolver estas contingencias que se presentan”, precisa.
Finalmente, el docente destaca que la Ley de Recursos Hídricos, vigente desde el 2009 en el Perú, es una completa herramienta normativa que pone al país a la vanguardia de la gestión de recursos hídricos a nivel del continente, pero lamenta que su aplicación no sea de conocimiento pleno ni por las autoridades ni por los ciudadanos.
“La redacción y el contenido que tiene la ley son perfectos, solamente hay que buscar su aplicación efectiva. Para el manejo de inundaciones hay una serie de acciones y actuaciones que deben realizarse conforme indica la norma, tanto en el aspecto estructural como en el no estructural y ambos están contenidos en la ley peruana, que desarrolla muy bien cuál es el alcance y las responsabilidades a poner en práctica”, comenta.
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