La economía de Lambayeque se sostiene por la producción, dinámica y aporte de las micro y pequeñas empresas, unidades que tienen características propias y el enorme reto de superar la informalidad, una de las principales trabas para su crecimiento.
Rudy Salazar Cabrera, director del Instituto Universidad Empresa Sociedad – IES, de la UniversidadCatólica Santo Toribio de Mogrovejo, el más importante observatorio económico que existe en el departamento, explica que el mercado lambayecano está compuesto en un 97 % por microempresas, de las cuales el 50 % desparece antes de los cinco años. Esto representa, aproximadamente a 65 mil emprendimientos, muchos de ellos familiares, que no logran superar la etapa de madurez y crecimiento en los rubros en los que se desarrollan.
El 3 % restante está integrado por empresas medianas y grandes, y de este total el 2 % son grandes compañías asentadas en el departamento, lo que permite entender la dinámica de la economía lambayecana. Esto marca, según refiere Salazar Cabrera, una enorme brecha de informalidad que cala en el despegue de los indicadores de eficiencia, crecimiento y competitividad.
Otra realidad que pone en evidencia la situación de Lambayeque en el contexto nacional, es que solo 10 empresas aparecen en el ranking de las firmas con mayor facturación. En el 2015, por ejemplo, Tiendas EFE destacó en el sector comercio con una facturación anual de 181 millones de dólares, seguida de las agroindustriales Pomalca y Tumán, con 63 millones de dólares cada una, Pakatnamú, con 36 millones de dólares y Pronatur con 33 millones de dólares.
Los sectores que soportan la economía de Lambayeque son agricultura, comercio y manufactura.
EL RETO DE LA FORMALIZACIÓN
SalazarCabrera señala que el micro empresario no quiere formalizarse porque no tiene incentivos, porque al pasar a la legalidad de sus operaciones está obligado a tener una planilla y a pagar costos laborales y beneficios como seguro social y previsionalidad.
A inicios de este año, con las facultades legislativas que tuvo el Ejecutivo, se aprobaron una serie de modificatorias a los regímenes tributarios y se dieron escenarios más flexibles, como como la creación del régimen MYPE Tributario y la exoneración de tasas registrales. Sin embargo, la transición hacia la formalización es aún lenta.
El IES de la USAT en convenio con el Ministerio de la Producción, como parte de la Alianza del Pacífico y el apoyo de la cooperación suiza, ha puesto en operaciones el primer Centro de Desarrollo Empresarial de Lambayeque, a través del cual se ofrece asesoramiento subvencionado a las empresas para encaminarlas en diferentes procesos, uno de ellos el de la formalización.
Esta experiencia ha permitido conocer más de cerca la situación de los rubros económicos del departamento y confirmar que los resultados, pese a los incentivos dados por el Estado, no son aún los esperados.
“Creo que todavía el empresario no está encontrando una motivación como para querer formalizarse o para acceder al régimen especial que le permita un mejor acceso al financiamiento. Muchos piden un IGV diferenciado, con porcentajes distintos para el pequeño y gran empresario, y si bien ha habido algunos beneficios en relación al impuesto a la renta, los efectos aún no se sienten”, menciona Rudy Salazar.
Añade que también se ha identificado que existen empresarios que se encuentran en ambos escenarios; es decir, que parte de sus actividades las desarrollan de modo formal, en tanto otras las hacen como informales, porque esto les representa mayores ingresos. Un ejemplo de este doble comportamiento se encuentra en Moshoqueque, donde – según es especialista – se ha generado un círculo vicioso del que difícilmente los comerciantes querrán salir.
“Haya ciertas barreras como el desconocimiento y el temor, los empresarios no tienen mucha apertura para hablar de los temas de formalización porque creen que eso significa ejercer una alta presión sobre ellos y que es un mecanismo para quitarles sus ganancias”, explica.
A través del Centro de Desarrollo Empresarial se ha logrado la subvención de hasta el 87 % de las asesorías especializadas a las empresas del sector manufactura, gracias a un aporte que realiza la Organización Internacional del Trabajo – OIT, orientadas a las medianas y grandes empresas para ayudarlas a mejorar la gestión de planillas y la relación con sus colaboradores. En la ejecución de este proyecto se ha identificado, por ejemplo, que los empresarios tienen cierto nivel de resistencia al considerar que se abren espacios para que sus trabajadores se sindicalicen o puedan exigir mayores beneficios.
“Hay negocios que ya están en marcha y que no manejan una buena estructura de costos, que no manejan una buena gestión en sus empresas por desconocimiento, donde internamente no tienen interés de querer mejorar porque en la situación actual se sienten bien. El Estado les está dando el apoyo, las asesorías, está apostando por el sector empresarial, entonces no se pueden quejar”, menciona.
SALUD Y SEGURIDAD
El cumplimiento de la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo es otro de los aspectos en los que todavía las empresas locales no han mostrado mayor avance.
Rudy Salazar destaca que con la descentralización de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral – SUNAFIL, se tendrá mayor vigilancia sobre el cumplimiento de la norma, lo que obligará a las empresas a implementar los mecanismos que permitan proteger las condiciones en las que trabajan sus colaboradores.
Esto hará posible que se implementen protocolos, que se mejoren las condiciones de trabajo y se identifiquen los riesgos que existen actualmente en las empresas.
“Esto también conlleva a una inversión por parte del empresario y no es poca cosa. Financiar los exámenes médicos de acuerdo a su nivel de riesgo tiene un costo aproximado de 150 soles por trabajador, y la norma indica que estos deben realizarse antes y después de su salida, porque hay situaciones que pueden ser atribuibles a la empresa, como los problemas posturales, por ejemplo. Si se determina que la labor del trabajador generó una afectación a su salud, este tiene el derecho de demandar a la empresa”, señala.
El director del instituto confía en que la labor fiscalizadora de la superintendencia será amigable y buscará orientar a las empresas aplicando correctivos y, posteriormente, sanciones progresivas a fin que el control no resulte traumático para el sector.
LOS VECINOS
Por las características de la economía departamental, Salazar Cabrera señala que la situación de Lambayeque, en términos empresariales, es menos auspiciosa que la de Piura y La Libertad, más porque estas regiones poseen otras ventajas competitivas como infraestructura, servicios y logística, aspectos en los que Lambayeque no ha logrado avanzar en un ritmo similar.
Comenta que las inversiones se desplazan hacia Piura y Trujillo considerando también el comportamiento del mercado. En ambas regiones – afirma – el consumidor y usuario está dispuesto a pagar más por mejores servicios, condición que en Lambayeque todavía no se alcanza.
“Hemos participado en algunos estudios que concluyen que el empresario prefiere instalarse en Piura y Trujillo y no en Lambayeque. Incluso se toma en consideración los hábitos de consumo del chiclayano, que se inclina más por regatear los precios, en cambio el piurano y el trujillano tienen otras características que favorece mucho al sector empresarial”, asevera.
A esto se suma que Piura ha concretado la construcción de una agenda regional al 2032, proceso en el que ha participado el gobierno regional, la cámara de comercio, la Universidad de Piura, el CONCYTEC y la Unión Europea como financista del proyecto. La Agenda Regional de la Innovación marca el camino de lo que el departamento vecino aspira lograr en términos de productividad y desarrollo, a fin que sus casas superiores de estudio empiecen a formar a los profesionales que se necesitan para hacer realidad dichos objetivos.
“Y Trujillo nos lleva una delantera institucional muy grande. En los últimos índices de competitividad regional aparecemos en los últimos lugares entre todas las regiones del país. Hay mucho por superar en este aspecto”, precisa Salazar Cabrera.
SECTORES EN CRECIMIENTO
En Lambayeque el sector agricultura destaca con productos bandera como el azúcar, el arroz y el café, además por los resultados que empieza a tener el Proyecto Olmos con sus más de 16 mil hectáreas, de las 38 mil incorporadas a la frontera agrícola, puestas en producción.
Sin embargo, una seria debilidad del sector, al combinarse con el manufacturero, es la no industrialización de los productos que impide el desarrollo del valor agregado y, en consecuencia, se tiene menores índices de rentabilidad para el departamento.
Respecto a comercio, Lambayeque destaca por la venta principalmente de abarrotes y la prestación de servicios de gastronomía, hospedaje y otros vinculados al sector turismo.
Un sector que no logra despegar aún, debido a su alto nivel de informalidad, es la pesca, pese a las condiciones y riqueza del litoral lambayecano. En este rubro, a través del Centro de Desarrollo Empresarial se ha logrado la conformación de la primera empresa pesquera sobre la base de un gremio de trabajadores artesanales.
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