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SONALY TUESTA: “LA SEMANA SANTA EN EL PERÚ ES MUY DIVERSA Y COMPLEJA”

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1055

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Hace 17 años Sonaly Tuesta recorre el país y ofrece sus mejores experiencias a través de “Costumbres”, el programa que se trasmite por el canal del Estado. Su trabajo ha permitido poner en vitrina maravillosas tradiciones del Perú, particulares cada una de estas y que representan el sentir y cosmovisión de los pueblos.

 

Sonaly Tuesta conversó con Expresión a propósito de su reciente visita a Chiclayo para participar de una actividad por el Día del Artesano. La ocasión fue propicia para conocer algunas de sus reflexiones sobre las celebraciones de la Semana Santa en el país y su propuesta del recorrido perfecto para quienes se animarán a viajar aprovechando el feriado largo.

¿Qué significado tiene la Semana Santa para los peruanos según tu propia experiencia, habiendo recorrido el país de norte a sur?

Alguna vez escribí que nosotros tenemos una Semana Santa a la peruana, porque en realidad este guion bíblico de la celebración se ha ido transformando en cada lugar por la tradición y algunas mezclas que se han dado. Hay cosas muy interesantes, muy sincréticas en la Semana Santa de todo el Perú, en realidad.

Hay zonas donde existe un plato típico como en Moche (La Libertad), que es la sopa teóloga y que se come el Domingo de Ramos o donde se lee el testamento y hacen explotar a Judas, como sucede en Arequipa. Eso sucede el Domingo de Resurrección.

Hay un pueblo que se llama Marca, en Áncash, donde el Jueves Santo se arma un arco con ramas de aliso y se le llama “cúmuchi”. Hay una cruz a la que le ponen una calabaza en ambos brazos para hacerla más pesada y dos personas, elegidas de una manera interesante y detallada, se encargan de cargarla toda la madrugada.

También está la veneración de los soldados romanos que se da en Huaraz, bajo el concepto de que estuvieron cerca de Jesús. La Semana Santa de Lima también tiene elementos como los penitentes de Pachacamac o los de Santiago de Surco, que tienen una tradición familiar.

En consecuencia, la Semana Santa del Perú es una amalgama de tradiciones.

Sí, porque tienen el mensaje religioso pero recoge tradiciones diversas. Por ejemplo, en Arequipa está el Niño Cabezón que sale el Domingo de Resurrección y es la imagen a la que se le pide cuando alguien está en coma.

En un pueblo cerca a Tarma, el Jueves Santo, se junta la gente para “la peladera”. Es un proceso en el que pelan las caiguas y una serie de productos para preparar los siete chupes que se sirven al día siguiente.

La festividad también permite que la población católica se reencuentre con sus santos patrones. En Lima sale en procesión en Señor de los Milagros, en Ica el Señor de Luren y así hay otros casos conocidos en el resto del país.

Claro, es que se cumple el guion bíblico. La salida del Señor de los Milagros es Viernes Santo es una costumbre reciente y en el caso del Señor de Luren se ha cambiado el día del recorrido procesional de jueves a viernes. En Ica se siente más la Semana Santa por la devoción que se tiene hacia el Señor de Luren.

Hay celebraciones de Semana Santa que se mantienen más por la devoción a determinada imagen y otras que se complementan con otras actividades.

En Lambayeque es tradicional que el Jueves Santo familias enteras recorran las siete iglesias y se erija el monumento para la adoración del santísimo en los templos. ¿Esto también sucede en otras ciudades del país?

Sí, eso es algo que se repite en varias partes. En Arequipa la gente sale muchísimo y visita los monumentos, en el centro de Lima se preparan con mucha emoción y ritualidad las iglesias invitando a que la gente se desplace. En Ayacucho es bastante fuerte también la costumbre y por lo general el Jueves Santo es un día de mucho movimiento en las calles, porque no hay una actividad que congregue a todos.

Hay también recorridos procesionales vinculados a hechos históricos como el de La Dolorosa de Arequipa que estuvo presente en el cortejo fúnebre del general Trinidad Morán y esta imagen es propiedad de la familia Vivanco. El ejemplo sirve para ilustrar cómo las hermandades y cofradías se reúnen para celebrar la Semana Santa en los diferentes pueblos.

En Pachacamac hay una sola hermandad que es la de los Penitentes de la Pasión y es la encargada de organizar toda la Semana Santa. En otras zonas sí hay más hermandades, algunas se encargan del Santo Sepulcro, otras del Nazareno, otras de la Dolorosa.

Hay zonas también en las que la tradición semanasantera se basa en la tradición familiar. Eso pasa en Santiago de Surco, por ejemplo. Ahí una familia determinada arma los ramos que van al lado del Santo Sepulcro y esa es una tradición heredada.

Las hermandades se convierten en depositarias de las tradiciones a lo largo de los años y existe mucha emoción por pertenecer a alguno de estos grupos.

Aún se mantiene también la tradición de evitar el consumo de carnes rojas el Viernes Santo. ¿Hay alguna gastronómica de esta fecha que te ha dejado gratos recuerdos por su historia?

En Piura está la mala rabia y en Arequipa el caldo de pascua, que se consume el Domingo de Resurrección. Están los siete chupes de Tarma y la preparación del charquicán, que es un guiso a base de raya.

Algo interesante también es lo que se ofrece en Recuay, en Áncash. Ahí se sirve una sopa que se llama “el lavatorio”, preparada a base de quinua. Esta es preparada por la hermandad del Corpus Christi y se sirve el Jueves Santo. Quien sirve el primer plato es el alcalde.

Quizá la Semana Santa más publicitada es la de Ayacucho, pero ¿qué otras de igual magnitud tenemos en el país?

No me inclino por las más grandes, sino por las que tienen detalles más interesantes. El marketing siempre habla de Ayacucho, de Huaraz y de Tarma. Pero en realidad hay otras que también son muy especiales. Por ejemplo, en el Cusco el día más importante es el Lunes Santo, porque ese día sale en procesión el Señor de los Temblores. Es la única vez que lo hace y es algo espectacular.

En Contumazá, en Cajamarca, también es muy especial porque salen los penitentes de tabla, que son las personas que han solicitado hacer la penitencia y se amarran a una tabla y salen a caminar con unas barretas en los tobillos entre el Jueves y el Viernes Santo.

En realidad la Semana Santa en el Perú es muy diversa y muy compleja.

¿Cuál sería tu recorrido perfecto en Semana Santa?

El Lunes Santo iría al Cusco, el Martes Santo al encuentro que se realiza en Chancay, el Miércoles Santo al encuentro de Ayacucho, el Jueves Santo comiendo “el lavatorio” en Recuay y el Viernes Santo comer los siete chupes en Tarna, ir a la procesión del Santo Sepulcro de Ayacucho o ver las alfombras de flores de Tarma.

El Sábado de Gloria ver a la hermosa virgen de Arequipa que sale en procesión y a la que se le da el pésame y el Domingo de Resurrección volver a Ayacucho. Hay momentos en los que todo se convierte en alegría y se consumen platos específicos para celebrar.

¿Cuál es tu recomendación para quienes viajarán en esta Semana Santa y tendrán la oportunidad de vivir nuevas experiencias?

Lo principal es respetar las costumbres de la zona. Nosotros somos los que llegamos y por lo mismo no debemos irrumpir de manera irrespetuosa. Nadie puede obligarnos a creer o sentir devoción, pero sí debemos respetar el espacio y a las personas que practican determinados rituales, porque hay momentos especiales en los que ellas están sintiendo y expresando su fe.

También es importante poder participar de la cultura viva. Es mucho más interesante la emoción de participar y vivir en una plaza llena. 

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