Según el balance del Centro de Operación Emergencia Nacional – COEN, el Fenómeno El Niño Costero – FEN, del 2017, dejó a su paso en Lambayeque 41 mil 237 personas damnificados, 93 mil 486 afectadas, tres fallecidos y dos heridos. En cuanto a daños materiales, ocasionó que cuatro mil 483 viviendas resulten colapsadas, cuatro mil 585 inhabitables y 19 mil 736 afectadas.
Pese a que han transcurrido tres años desde que ocurrieron las fuertes precipitaciones, dos especialistas consultados por este medio coinciden en señalar que el avance en materia de prevención ha sido muy poco, toda vez que no se han hecho las principales obras para evitar el desborde de las cuencas de los ríos y la inundación en las zonas urbanas y rurales del departamento.
En cuanto a la Reconstrucción Con Cambios, de los más de tres mil 300 millones destinados para Lambayeque, la transferencia acumulada hasta diciembre pasado fue de 245 millones, producto de 507 intervenciones atendidas que dejaron un saldo de siete mil 514 viviendas culminadas y obras menores.
OBRAS OBSERVADAS
Al respecto, el exjefe del Instituto de Defensa Civil – INDECI Lambayeque, y del Centro de Operación Emergencia Regional – COER, Carlos Balarezo Mesones, refiere que a nivel de las cinco cuencas hidrográficas (Zaña, La Leche, Motupe, Olmos y Chancay), donde se produjeron desbordes y la mayor cantidad de damnificados, “prácticamente no se ha hecho nada”.
“Se realizaron algunas actividades de descolmatación, todas observadas por la Contraloría. Es decir, no hay garantía que ante un incremento del caudal de los ríos estos no vuelvan a desbordarse. Se hizo una obra por cerca de tres millones a la altura de la Huaca Las Ventanas, que iba a proteger también el patrimonio arqueológico, principalmente de esa zona y de la Huaca El Oro, pero fue apuntada por Contraloría”, sostiene.
Balarezo Mesones señala que para asegurar un verdadero avance en materia de gestión de riesgo de desastres es necesario que la Contraloría, además de los controles concurrentes y simultáneos que realiza, ponga su foco de atención en el tema preventivo, a fin de que no haya un perjuicio económico para el Estado.
VIVIENDAS INACABADAS
A su turno, Manuel Yerrén Callacna, secretario técnico de la plataforma de Defensa Civil de la Municipalidad Provincial de Chiclayo, explica que otro problema es el retraso en la culminación de la construcción de viviendas definitivas que fueron perjudicadas por el FEN, las cuales en Lambayeque sumaban un promedio de 18 mil, pero no se ha llegado ni al 30 %.
Indica que de estas viviendas solo un 10 % se encontraba en una zona de riesgo no mitigable (aquellas que ponen en peligro la vida de los pobladores), pues la mayoría resultó dañada por su antigüedad o porque sus condiciones de construcción eran inadecuadas.
POBLACIÓN IMPRUDENTE
Yerrén Callacna señala que tampoco se ha podido controlar las actividades que desarrollan los pobladores en las inmediaciones de los ríos como ocurren en Chancay y Reque, donde – afirma - incluso tienen títulos de propiedad brindados por el Organismo de Formalización de la Propiedad Privada – COFOPRI, lo cual los expone a un mayor estado de vulnerabilidad.
“Las personas no respetan que incluso en el río La Leche ya está delimitada la faja marginal, pero aun así desarrollan sus actividades”, asevera.
Afirma que algunas de los puntos en los que sí se ha avanzado es en el control de los ríos, pues tanto Chancay, Olmos y La Leche ya cuentan con un sistema destinado para este fin. “En el caso de La Leche ya sabemos cuánto es el caudal del agua que llega y cuánto puede repartirse a otros canales para evitar inundaciones. Por ejemplo, si llegase una cantidad de agua que el río no soporta, se puede derivar a Tinajones, Lambayeque o el Taymi”, sostiene.
Por su parte, Balarezo Mesones refiere que en la quebrada Juana Ríos la población comete actos de imprudencia, pues inclusive en la parte alta se han instalado cultivos, lo cual ha acortado el cauce, imposibilitando el flujo de agua.
Además, explica que a veces las personas no esperan que el agua descienda de nivel y utilizan el badén para pasar con sus vehículos, corriendo el riesgo de que la fuerza de la quebrada voltee los automóviles.
“Al ser un afluente del río Chancay, lo que debe hacerse es mantener un control estricto sobre el paso de los transeúntes y los vehículos, a fin de evitar accidentes, al menos mientras no se construya el puente”, indica.
ZONA URBANA
Por su parte, Yerrén Callacna indica que a nivel urbano Chiclayo ha crecido de forma desordenada, producto de la informalidad, lo cual ha hecho que se vuelva más vulnerable ante las lluvias. Apunta que incluso son las mismas constructoras las que muchas veces edifican en zonas de riesgo, por lo que urge la actualización del Plan de Desarrollo Urbano Metropolitano, pero velando que se respeten los lineamientos del crecimiento de la urbe.
Al respecto, Balarezo Mesones señala que el drenaje pluvial de Chiclayo, José Leonardo Ortiz y La Victoria sigue siendo una obra desatendida y que se erige como única solución para evitar la inundación de las zonas bajas de la ciudad.
“Chiclayo no necesita una lluvia que llegue a los 30 milímetros para inundarse. En el 2017 la precipitación máxima alcanzó los 37 y ocasionó muchos estragos. Al ser una ciudad topográficamente muy plana, bastan 10 o 15 para tener problemas. Lo único que queda mientras no se haga realidad el drenaje pluvial es tener listas las motobombas para responder ante la emergencia. Se ha debido capacitar en su uso a las Fuerzas Armadas, la Policía y las brigadas de las municipalidades”, asevera.
Añade que son muy pocos los municipios que han adquirido equipos para dar respuesta a la emergencia, pero que pese a ello el COER cuenta con los suficientes para socorrer la emergencia.
En tanto, Yerrén Callacna resalta que mientras no se realice el drenaje pluvial la tarea debe estar enfocada en mantener limpios los tres canales que cruzan Chiclayo (Cois, Pulén y Yortuque). No obstante, subraya que la población tampoco colabora, pues no solo no saca la basura en los horarios de recojo, sino que la arroja a las acequias, lo cual genera el riesgo de que estas se desborden con las lluvias.
FONDOS
Por otro lado, Balarezo Mesones refiere que desde el gobierno central deben hacerse esfuerzos por simplificar el proceso burocrático para acceder al Fondo Para Intervenciones ante la Ocurrencia de Desastres Naturales – FONDES, pues el año pasado solamente Mórrope pudo acceder a estos recursos en el marco de la contaminación del agua de los pozos con arsénico.
“Para hacer efectivo el desembolso se demoraron cerca de tres meses. Si un municipio recién empieza con las gestiones, probablemente reciba en abril el fondo y para esas fechas el período de lluvias ya culminó. También ha dicho el ministro de Defensa que los ayuntamientos pueden usar hasta el 10 % de su Presupuesto Institucional de Apertura – PIA, pero es complicado ejecutar ese porcentaje solo en enero y febrero. Desde el gobierno central deben agilizarse los procesos. Hablar ahora de prevención sería una irresponsabilidad, porque las lluvias ya están encima, lo que debe trabajarse es la respuesta”, asevera.
Asimismo, Balarezo Mesones considera que se debe hacer una revisión de la Ley Nº 29664 - Ley Que Crea el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, la cual fue aprobada en el 2011 y desde entonces no ha sido sujeto de observaciones.
“Me parece que falta liderazgo claro tanto a nivel nacional como subnacional. En Lambayeque el llamado a liderar la gestión de riesgo de desastres no es el COER ni el INDECI, es el mismo gobernador regional y en las provincias y distritos los alcaldes. A veces las autoridades se desligan de la fiscalización de los proyectos argumentando que los realiza el gobierno nacional, pero son los entes subnacionales los llamados a supervisar”, reflexiona.
Finalmente, Yerrén Callacna exhorta a la población a limpiar sus techos, principalmente si son de calamina, a fin de resanarlas y alinearlas para prevenir desastres. “Defensa Civil es tarea de todos y eso incluye a la población que juega un rol muy importante en la prevención”, sostiene.
Deja tu Comentario