Rafael Aita Campodónico tiene 66 años. A lo largo de su vida ha sido conocido en el plano político por ocupar distintos cargos públicos: fue congresista, viceministro de Defensa y prefecto regional. Sin embargo, dos tercios de su existencia los ha dedicado a otra faceta también bastante conocida: la de dirigente deportivo.
“Nací con la pelota”, cuenta Rafael Aita, quien tuvo su primer acercamiento al deporte en 1959, cuando su padre Juan Aita Valle ganó el concurso para la plaza del Seguro Social Obrero. Por aquel entonces jugaba en las instalaciones de la Piscina Municipal y lo hacía con una pelota de trapo. “La dominaba muy bien, eso me ayudó bastante después para ser goleador”, recuerda.
PININOS EN EL FÚTBOL
Al año siguiente el padre de Aita Campodónico lo inscribiría en una academia de fútbol de Lambayeque para posteriormente jugar por el Club José Gamarra de dicha ciudad. Relata que en 1962 ganó el campeonato infantil vistiendo las sedas de dicha institución en un partido frente al Club San Luis, también de Lambayeque, que se realizó en la Caleta de San José. El único tanto del partido fue obra suya.
Ya estando en la secundaria Aita Campodónico jugó un año por el Colegio Juan Manuel Iturregui para terminar defendiendo los colores del Colegio Militar Elías Aguirre en quinto de secundaria. “Justo el año anterior le habíamos ganado la final al militar con gol mío. Carlos Concha, que era el técnico, se acordaba todo el día del tema”, rememora.
Al terminar la educación básica regular continuó jugando por clubes como Estudiantes y Municipal de Lambayeque y para 1971 disputó su primera Copa Perú. Posteriormente se mudaría a Lima para seguir sus estudios superiores, pero siempre jugando los distintos campeonatos universitarios. Su director técnico en la capital fue el recordado jugador de Alianza Lima Manuel Grimaldo.
BACKUS Y EL DEPORTE
De regreso en Lambayeque, Rafael Aita pasó a jugar por el Atlético Porvenir de Chiclayo y a trabajar en la cervecería Backus, en la cual le dieron el encargo de ser el vínculo con las diferentes instituciones sociales, culturales y deportivas del departamento. Allí inició su vida como dirigente.
“En aquella época establecimos relaciones con el Atlético Porvenir de Chiclayo, el Boca Juniors de Ferreñafe, el Baldomero Aspíllaga de Cayaltí, el Cruz de Chalpón de Motupe y varios otros clubes a quienes tratábamos de apoyar de alguna forma significativa, ya sea con camisetas o estando presentes en sus actividades”, relata.
Sin embargo, Aita Campodónico no dejó de jugar fútbol. Ingresó al Círculo Departamental de Empleados donde disputó 14 campeonatos, siendo goleador en 10 de ellos. “Tengo la copa que me entregaron por haber ganado el torneo tres años consecutivos, la cual voy a donar al Círculo para que sea exhibida y sirva de incentivo para que se continúe fomentando el deporte”, afirma.
CAÑAÑA
Uno de los hitos más importantes que consiguió Aita Campodónico como dirigente deportivo se dio cuando alcanzó la presidencia del Deportivo Cañaña, club fundado en honor a Miguel Monsalve, de quien recibe el nombre pues “era flaco como una caña, pero fuerte”.
Relata que los Monsalve Aita, quienes son sus primos hermanos, nombraron como primer presidente a Claudio Velarde, yerno de Miguel Monsalve, pero tras un irregular año, lo nombraron a él al mando de la institución. Era 1980.
Señala que al primer año inscribieron al club en la Tercera División, la misma que campeonaron, ganando el derecho a participar en Segunda, de la cual también salieron airosos. En la final de la Primera División perdieron por penales ante el Club Agropecuario de Jayanca.
“En 1983 recorrimos el mismo camino y nos tocó volver a definir contra el Agropecuario de Jayanca, pero esta vez ganamos nosotros por penales. Así llegamos a disputar nuestra primera Copa Perú, la cual por diferencia de goles debimos ganarla, pero hubo un arreglo y al final le dieron el título al Sport Pilsen de Guadalupe”, cuenta.
En dicho año llegaron a la final de la Copa Perú, además del Deportivo Cañaña y el Sport Pilsen, el Real Madrid de Camaná, el Cienciano del Cusco, Juventud La Joya de Chancay y el Barcelona de Surquillo. La tabla final tuvo a tres equipos en el primer lugar con siete unidades: Sport Pilsen, Barcelona y Deportivo Cañaña, teniendo este último una diferencia de uno y dos goles a favor, respectivamente, frente a sus rivales.
LA PRIMERA COPA
En 1986 el Deportivo Cañaña volvería a jugar el hexagonal final de la Copa Perú junto al Félix Donayre de Ica, Minas Tintaya de Cusco, Deportivo Chanchamayo de La Merced, el Deportivo Camaná y el 7 de Agosto de Moyobamba. Tras culminar de forma invicta el torneo, el equipo del ‘Gallo’ consiguió por primera vez la Copa Perú para Lambayeque.
“Todos se preguntaban si podríamos traer la copa porque íbamos a competir contra 20 mil clubes de todo el país, pero al final lo logramos. Nuestro arribo a Chiclayo fue espectacular, nos recibió una gran cantidad de personas, llenamos el Parque Principal y mientras íbamos en la carretera a Lambayeque nos seguía toda una caravana”, evoca.
Aita Campodónico recuerda que los clásicos frente al Juan Aurich en aquella época concitaban a gran cantidad de espectadores, abarrotando las graderías del Estadio Elías Aguirre. Apunta que se disputaron alrededor de 30 de estos duelos, de los cuales Cañaña ganó 28 y el resto fueron empates.
“En 1981 viajé a ver la final del Campeonato Carioca entre Flamengo y Vasco da Gama y recogí de esa experiencia la modalidad de dar tarjetas de afiliados. Cuando el Cañaña subió a primera división implantamos la tarjeta del club, la cual le otorgaba a los hinchas descuentos en farmacias, servicios médicos, transportes, entre otros, por 10 soles mensuales. Eso ayudó a congregar a más adeptos. Tiempo después el Juan Aurich hizo lo mismo, pero no cumplía con otorgarle a sus fanáticos los beneficios acordados”, explica.
Tras descender en 1991, la dirigencia del Cañaña al mando de Rafael Aita decidió fusionarse en 1993 con el Juan Aurich, tras una conversación con su presidente Juan José Salazar García en la que concluyeron que no era razonable que haya dos clubes lambayecanos eliminándose entre sí en la Copa Perú, privándole al departamento de la oportunidad de tener fútbol profesional.
“Recuerdo que dijimos que solo con un millón de personas puede haber un equipo profesional y Lambayeque en ese entonces no tenía todavía esa población, entonces decidimos fusionarlo y fue así como ese año volvimos a ganar la Copa Perú”, indica.
POLÍTICA Y DEPORTE
Ya como congresista Rafael Aita continuó abocado a los temas deportivos, toda vez que es uno de los autores de la Ley Nº 28036 – Ley de Promoción y Desarrollo del Deporte. Posteriormente sería vicepresidente y presidente del Instituto Peruano del Deporte – IPD, entidad donde laboró durante siete años.
“En el IPD logramos mejorar la infraestructura deportiva de todo el país, remodelamos el Estadio Nacional, el Elías Aguirre, el Mansiche de Trujillo, el Miguel Grau de Piura, estuvimos en la organización de la Copa América 2004, del Mundial Sub 17 del 2005, etc.”, asegura.
VIDA INSTITUCIONAL
Como dirigente gremial, Aita Campodónico ha sido presidente del Jockey Club de Chiclayo y de la Asociación de Casino de Pimentel, instituciones en las que –refiere- se preocupó por el tema educativo, cultural y deportivo, no solo del fútbol, sino de otras disciplinas deportivas.
“Cuando fui dirigente del Jockey Club tuvimos equipo de voleibol de mayores, menores, infantil y preinfantil. En el básquet competían siete u ocho equipos. Los equipos del Casino y del Jockey eran los que nos representaban. Hoy todo eso se ha perdido. ¿No hay dirigentes deportivos acaso?”, cuestiona.
Resalta que otra disciplina por la que se preocupó fue la hípica, en la que Lambayeque logró ganarle a potencias nacionales como Lima y Arequipa.
“Creo que en general hemos retrocedido en materia deportiva, quizá tenemos mejor infraestructura, pero antes habían mejores deportistas. Estábamos a la vanguardia, hoy a la retaguardia. Había una escuela de dirigentes con conocimientos, capacidades, que sostenían reuniones permanentes para proyectar cosas a mediano y largo plazo, hoy vemos personas que de repente tienen algunos recursos, pero no conocimientos y apelan a formas que no son las mejores para conseguir resultados. Hace poco vimos cómo al Carlos Stein y al Atlético Grau le ganaron con penales inexistentes, se ve la mano del árbitro que le quita el equilibrio a un partido”, sentencia.
+ NOTICIAS:
Deja tu Comentario