Don Jorge Diógenes Santa Cruz Díaz director de la Revista Agro Enfoque, quien fuera galardonado con el Premio Expresión de Oro como “El mejor periodista agrario del año” en mérito a la revista que fundó y dirigió durante tres décadas, partió a la presencia de Dios, la mañana del pasado cuatro de mayo.
Este ilustre chongoyapano, manifestó su vena artística y sensibilidad literaria desde la temprana edad de ocho años, cuando era colaborador escribiendo en prosa y en verso para la revista EL PENECA que se publicaba en Santiago de Chile. Así mismo hizo sus pininos periodísticos, primero en periódico mural de su amado Colegio San José y posteriormente como jefe de redacción de la revista escolar “El Sanjosefino”. Tanto el diario “La Industria” desde su fundación, como las recordadas emisoras locales Radio Delcar y Radio Imperio contaron con su labor periodística y a nivel nacional su pluma estuvo presente en los diarios “La Prensa” y “El comercio”.
Desde el 21 de noviembre de 1985 puso al servicio de los trabajadores del campo una revista técnica y cultural, que le ha valido ser reconocido por organizaciones internacionales como la FAO, el IICA, universidades nacionales y extranjeras.
Mucho se podría decir de este memorable personaje a quien tuve la suerte de conocer y de ser considerada como una de las colaboradoras especializadas de su importante publicación bimensual, que integra los directorios de EBSCO de USA y Océano de Barcelona -por lo que es traducida a todos los idiomas del planeta- lo que garantiza ser vista y leída de manera virtual a nivel mundial; pero en este punto considero oportuno ceder la pluma a uno de sus dignos sucesores: Su nieto Gustavo Santa Cruz Valle, quien que fue premiado el año dos mil trece, como el mejor corresponsal escolar en concurso organizado por el diario la Industria de Trujillo y auspiciado por el proyecto especial Chavimochic; y que actualmente cursa estudios en la carrera de Ciencia Política y Gobernabilidad en la Universidad Nacional de Trujillo UNT.
“Hace más de treinta años germinó el sueño de un hombre que dedicó gran parte de su vida a la investigación técnica y cultural del agro en el Perú. Un hombre que quería en demasía a su tierra y que sintió desde siempre la necesidad de hermanar el campo con la urbe. Un norteño de vida fructífera que plasmó esa capacidad bendita —que algunos llaman genialidad— en una de las principales revistas científicas del Perú, indexada y premiada, traducida y formada gracias a esfuerzos loables. Un caballero de aquellos. Ese fue don Jorge Diógenes Santa Cruz Díaz, chongoyapano.
Han pasado algunos días desde que partió de esta dimensión el fundador de la revista “Agro Enfoque”, producto de una descompensación cardiaca, en la capital. El pasado cuatro de mayo recibí la noticia del sensible fallecimiento de mi abuelo. Algo en mí se enfrío. Más allá de que sea un tema íntimo por cuestiones familiares, había de recordar que existe la necesidad de perennizar a las personas por sus acciones y legados. Entonces se presentó la oportunidad de escribir en este medio. Pensé, en un principio, en un artículo de opinión o quizá en una especie de crónica. Luego, entendí que el estilo y las formas literarias son lo de menos cuando se trata de inmortalizar a una persona. Así que volqué sus memorias, acciones y recuerdos existentes.
Don Jorge Santa Cruz Díaz nació el veintisiete de enero de mil novecientos treinta y dos en Chongoyape, ciudad y distrito de nuestro Lambayeque. El tercero de cinco hermanos, había de ser homenajeado y recordado para siempre por su terruño ochenta y tres años después, por su actual alcalde, el Ing. Agustín Lozano Saavedra, designándolo HIJO ILUSTRE de la ciudad por su actividad profesional. Lo cual justifica una denominación que cada día va asemejándose más a la realidad que a una ocurrencia personal: “El embajador de Chongoyape”. Comenzó a trabajar a los cinco años de edad. Así es. Desde muy joven tuvo que vérselas con el destino, y junto a su madre y hermanos enfrentar a la pobreza, debido a la muerte de su padre. Algunos años después, y gracias a que junto a su hermano Hugo, distribuía diarios locales, nacería otra de sus pasiones: la poesía.
Se inició en la literatura escribiendo algunas composiciones en los dos únicos diarios que circulaban en Chongoyape: “El Tiempo” y “El País”; además, tuvo el privilegio de publicar en la ya extinguida revista chilena “El Peneca”. Sin embargo, años después, diría que su primer aporte con el mundo de las letras sería en su amado colegio nacional “San José”. Allí fue educado por el renombrado maestro alemán Karl Weiss Schreiber, de quien fuese alumno predilecto. Lo evocaba en alguna de tantas reuniones familiares, con cierto acento a nostalgia y sobre todo con respeto. Por esas épocas de mozalbete ejerció la jefatura de redacción de “El Sanjosefino” hasta egresar de las aulas, en mil novecientos cincuenta. Asimismo, fue colaborador del diario “La Industria” de Chiclayo y Trujillo, “El Pueblo” de Arequipa, “La Prensa” de Lima y “El Pueblo” de Cali, Colombia.
Por otra parte, fue también asesor de la revista “La COOPE” de la federación de empleados bancarios y editorialista de la revista “EFE” (Enrique Ferreyros y Cía.) y director-fundador del boletín “Chongoyape” como también de la revista “PEAH”, órgano periodístico del Proyecto Especial Alto Huallaga.
A este amor por la literatura es necesario agregar, que practicaba deportes como el fútbol, básquetbol y atletismo. Hincha acérrimo del Municipal, anhelaba con jugar como portero.
Una parte de su vida la desempeñó como propagandista médico, en un principio como visitador, para después alcanzar la gerencia de los laboratorios Norwich Eaton, de New York y Smith Kline& French de Filadelfia. Luego sería gerente de ventas de Industrias Electrónicas del Perú S.A y de la Nippon Electric Co. de Japón, empresa que tuvo el honor de introducir el primer televisor a color en Perú.
Fue organizador del primer Festival del Remo en nuestro país, realizado en el Reservorio de Tinajones. Un magno evento que congregó a miles de asistentes. Notas periodísticas de la época revelarían al acontecimiento como “el más importante espectáculo deportivo en la historia lambayecana”.
Fundó el Club Chongoyape, en la capital, el veinticinco de noviembre de mil novecientos cincuenta y dos. Fue socio vitalicio de Oro del Club Lambayeque y del Country Club “El Bosque”.
Junto a su amigo y doctor, el señor Luis Guillermo Gayo Bacigalupo, fundó el Instituto Peruano del Desierto- IDEP, en el fundo “El Almendral”, en el desierto iqueño de Villacurrí.
A esta vasta vida laboral, se suma el haber publicado en el año dos mil cuatro, el fruto de su pluma: “Cuando trina el Chiroque”, poemario de tendencia humanística y fraternal. Resalto, sin duda, algunos versos como los siguientes, agrupados en la estrofa final del poema “Canto Triunfal”, que denotan fervor, orgullo e identificación nacional:
¡Gloria a Grau, Caballero de los Mares!
A Bolognesi, mítico soldado, ¡Gloria!
¡Gloria a Quiñones, saeta de los cielos!
¡Gloria a este trío de valientes hombres,
Que por la Patria lo jugaron todo!
Fue un cristiano muy vigoroso; en cada edición de Agro Enfoque, en las páginas finales siempre adjuntaba algunos pasajes bíblicos e incluso la primera parte de su poemario se titula “Plegarias de Gratitud y Fe”. Prueba de ello es este poema titulado “PERU, PATRIA DE TODOS” que data de julio de mil novecientos noventa y dos, en momentos de incertidumbre causados por la inserción de grupos terroristas:
Cuando vivimos horas de terror, dolor y muerte.
Cuando el país se desangra por acción fratricida,
quiero invocar a todos, en nombre del Señor,
de Jesús que es el Padre, Rey de Paz, Rey de Amor,
que nos toque y nos guarde con su mano bendita.
Que por su inmensa misericordia, demostrada en la cruz,
Perdone a los errados, toque sus corazones,
Transforme vidas y vuelvan al redil.
Apiádate, Señor, de nuestra patria.
Sólo tú, Buen Pastor, eres capaz de todo;
nada hay imposible para ti, mi buen Jesús.
Porque tenemos fe, porque somos tus hijos,
clamamos hacia ti en busca de la paz.
Que nos des a todos la luz divina,
el agua viva de tu santa palabra,
refugio, fortaleza, consolación, perdón.
Que en este mes de Julio, mes de la patria,
enarbolando la bandera bicolor,
oremos hacia ti, agradecidos,
sin odios ni rencillas, hermanados,
recibamos de ti tu bendición.
Gracias Jesús, Salvador Nuestro,
gracias por el PERU, patria de todos,
gracias por tu paz y tu perdón.
Retomando a Agro Enfoque, la revista sería denominada por Esan como “La primera revista seria, técnica y cultural del Perú”. Avocada a los temas agrarios y culturales, en ningún momento se entrometió en asuntos políticos o de farándula. Eso distingue muy bien a las publicaciones serias de las amarillistas. Esto le valió ser premiada con la medalla de oro Fao-Ceres en el año noventa y tres del siglo pasado. Indexada hace algunos años con el ISSN: 2310-4295, es uno de los contadísimos medios peruanos que cuentan con esa gratificación.
“Pepón”, como le gustaba ser apodado, viajó constantemente por el mundo. Israel y Colombia fueron algunos de sus últimos destinos para preparar la edición doscientos cuatro de Agro Enfoque.
Polifacético, querido y admirado, de valores tan arraigados y de memoria prodigiosa. Amante de Dios y de las buenas prácticas periodísticas. Un querendón de su país. Un padre y abuelo recordado por quienes somos testigos de su paso por esta vida.
Ese es Jorge Diógenes Santa Cruz Díaz. Lambayecano ejemplar, un orgullo intelectual y moral. Hasta siempre abuelito. ¡Te queremos inmensamente!”
Gustavo Santa Cruz Valle.
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