La conocida “Esquina del movimiento”, ubicada entre las calles Siete de Enero y Pedro Ruiz, es sin duda el lugar preferido de los amantes de la música con guitarra y ajón. Los artistas que ahí laboran están integrados a la Asociación de Músicos del Departamento de Lambayeque Santa Cecilia, que a sus 42 años de vida institucional, empieza a entonar las notas de la renovación, convocando a ejecutantes de diversos los géneros y cerrando filas en defensa de su espacio, el mismo que la Municipalidad Provincial de Chiclayo busca arrebatarles.
La Asociación de Músicos del Departamento de Lambayeque Santa Cecilia, con local en la calle 7 de Enero 1268, se fundó el 8 de agosto de 1974 con el fin de agrupar a todos los músicos de la época para impulsar juntos un movimiento fuerte y consolidar su tradición artística.
Un bolero o un vals siempre llaman la atención de quien lo escuche en una guitarra y mucho más si se ve traducido en un acompasado baile por quienes prefieren sus acordes y así disfrutar, de vez en cuando, en alguna de las pocas peñas de la ciudad o en el cumpleaños de un familiar.
“Ahora se ha perdido mucho el apego por la música criolla. Sin embargo, todavía hay quienes vienen aquí (al local de la asociación) para contratar nuestros servicios para alguna festividad. Lo mejor es que pueden venir sin previa cita y del momento juntamos a una guitarra, un cajón, un saxo y nos vamos a la fiesta”, explica Nolberto Peche Martínez.
Natural del distrito de Pacora, en sus años mozos, ‘don Peche’, como todos le llaman, se dedicó de lunes a sábado al rubro de la construcción y los domingos a tocar guitarra. Desde que se jubiló – hace unos 29 años – se dedica de lleno a la música.
Don Peche tiene innumerables anécdotas por contar, pues hasta hace algunos años se acostumbraba a llevar “un sereno”, por cumpleaños, tras una pelea o para conquistar a la doncella.
“Una vez llegó un chinito que era gerente de la National, tienda de artefactos, y me dice: ‘Peche, quielo que se reúna el tlío, pala dedicadle a mi señola’, ya, nos hemos ido en su auto y me dice ‘allá esa puelta es, yo estal acá milando’. Fui a la puerta, era de lunas catedral, mientras yo cantaba veía una sombra que se acercaba, abrió la puerta y era el papá y me dice: ‘Peche tenía que ser, sabes qué, terminas tu canción y te retiras. Ese sinvergüenza que te ha traído está enamorando a mi hija, pero él tiene su esposa, te retiras hermano, porque yo podría haberte metido un balazo’. Con las mismas me retiré”, cuenta imitando las voces de sus interlocutores.
También recuerda de otra vez cuando fue el artífice del sereno a una señorita, cuyos hermanos no aceptaban al pretendiente. Todos corrieron a punta de ladrillazos. En otra ocasión hasta le cayeron orines, porque la suegra no aceptaba al novio. Pese a ello, dice, son muchas las historias de amor que se concretaron o reanudaron gracias al sereno, prueba firme de amor en aquel entonces.
“Hoy la economía no lo permite y por eso ya no salimos a hacer la jarana, antes nos juntábamos un grupo con nuestros instrumentos y nos íbamos a algún local para poner la música y de la nada salía una jornada de trabajo. Ahora no se puede”, reflexiona.
Por ello, y otras innumerables vivencias es que la “Esquina del movimiento” se convirtió a lo largo de los años en una tradición chiclayana, de la que todos los habitantes, naturales o inmigrantes, por lo menos han escuchado hablar.
¿SE QUEDARÍAN SIN LOCAL?
Precisamente por el arraigo cultural que significa la “Esquina del movimiento" es que ahora llama la atención que la Municipalidad Provincial de Chiclayo pretenda quitarles el local que se les cedió en uso por tiempo indefinido.
“La Municipalidad de Chiclayo, por acuerdo de concejo, pretende quitarnos el local. El terreno es suyo, pero la posesión es nuestra. Este local lo encontramos en escombros, pertenecía a unas señoritas de auxilios mutuos y como lo hallamos abandonado, dimos cuenta a la municipalidad y es allí que se tomó posesión de este local en 1974. Entonces se nos cede en uso por 20 años, posteriormente, gracias a la gestión de la junta directiva de entonces, se nos cede por tiempo indefinido”, asegura el presidente de la asociación Máximo Antonio Gonzales Quiroz.
Entonces, surge la pregunta ¿por qué pretendería la comuna chiclayana romper un acuerdo legal? Según las normas vigentes, una cesión en uso solo se rompe cuando el usuario deja de ocuparlo o lo destina para otros fines, lo que Máximo Gonzales, afirma, no ha ocurrido.
“No existe un motivo real por el que nos quieren quitar el local, lo único que suponemos es que quizá existe gente a la que no le guste la música o tal vez el alcalde David Cornejo se está dejando llevar de calumnias. (…) existe un falso sindicato que ha indispuesto al alcalde con la junta directiva anterior, nosotros vamos a investigar lo que realmente pasó y sobre todo demostrar a la municipalidad que no hemos incumplido con las condiciones de la cesión en uso”, enfatiza el dirigente.
La actual directiva asumió funciones en enero de este año y por ello, aún se encuentran en la fase de inscripción ante Registros Públicos, requisito indispensable para obtener la personería jurídica que les permitirá realizar las acciones necesarias para impedir que se concrete esta pretensión inexplicable de la comuna provincial.
“Nosotros vamos a centrarnos en garantizar la permanencia del local y posteriormente queremos reflotar la asociación dictando cursos de música, talleres de danza y albergando a todos los músicos de Lambayeque, a fin de atraer a nuevas generaciones, porque somos una tradición que no debe perderse”, señala Gonzales Quiroz.
TODOS LOS GÉNEROS
Albergar a todos los músicos del departamento significa abrir sus puertas a diversos géneros musicales, pues si bien la música criolla es su columna vertebral, consolidarse con los que podría llamarse todas las sangres es también un acto democrático y acogedor.
“Nuestra meta es que todos los géneros tengan un espacio aquí, interactuar entre todos y enriquecernos mutuamente. La música no tiene fronteras y menos debe tener barreras entre los artistas de un mismo departamento”, señala el tesorero José Felipe Ángeles Gonzales.
Por ahora son 80 afiliados, quienes mes a mes aportan los cinco soles que se estableció en sus estatutos y casi a diario asisten a su local a la espera de algún contrato, para debatir sobre los próximos cambios o simplemente para departir con sus colegas.
“Desde que asumimos, tras el accidente y fallecimiento del presidente, nos hemos propuesto abrir nuestras puertas para albergar a todos los músicos del departamento de Lambayeque a quienes no se les está cobrando por inscripción ni cuota, pero se les explica que es de manera temporal, hasta consolidarnos como una gran familia”, sostiene Máximo Gonzales.
Con más integrantes y, por ende, mayores aportes, la actual directiva y las que sigan podrán tener la posibilidad de darle mejor mantenimiento a su local, que tiene la fortaleza de un algarrobo pero que necesita varias mejoras. “Actualmente los ingresos solo nos alcanza para pagar servicios básicos, no podemos pintar ni hacer mejoras, pero ojalá que pronto podamos hacerlo”, señala Gonzales Quiroz.
Asimismo, enfatiza en que una tradición debe perennizarse y ampliase, mas no desaparecer. “La Esquina del movimiento es parte de Chiclayo y nosotros, todos los integrantes, lo que queremos es que las nuevas generaciones valoren la unión. Seas criollo o salsero o cumbiambero si tienes talento vas a destacar, pero si te unes a tus hermanos para mostrar la riqueza actual a las nuevas generaciones, vas a trascender reflexiona.
Máximo Gonzales también recuerda que hace poco partió uno de los fundadores de la Esquina del movimiento, don Nicolás Seclén Sampén, fundador del grupo Los Mochicas, un hombre que precisamente trascendió por su talento y por apostar por la unidad de todos los músicos.
“Don Nicolás se unió con los músicos de la época y decidieron unificar fuerzas, porque al final somos una gran hermandad. Junto con él existen otros músicos que le dedicaron su vida a la asociación y quienes ya por su edad no pueden venir, pero merecen recibir buenas noticias”, reflexiona finalmente.
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