En 1887 el Perú iniciaba una paulatina recuperación cívica, material y moral, después de la infausta guerra con Chile, durante la cual su territorio estuvo ocupado por el invasor que devastó no solo el aparato productivo de los pueblos, sino su patrimonio cultural e histórico.
Gobernaba Andrés Avelino Cáceres quien, como Grau en el mar, había escrito heroicas hazañas en los andes peruanos frente a las fuerzas extrañas.
Es entonces que desde el “Círculo Literario” se levantaba la palabra encendida de don Manuel González Prada, denunciando que el Perú “es un organismo enfermo, que en donde se pone el dedo brota la pus” y agregaba enérgico: “hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz”. Él sería indiscutible mentor moral de un nuevo Perú, hasta su muerte, justamente hace un siglo, en 1918.
De hecho el clima pos guerra se mostraba: “Favorable para el trabajo y el estudio”, pero también para la solidaridad, la reflexión y el cultivo de las artes y las letras, que elevan el espíritu y comprometen una acción edificante.
En este contexto es que con fecha 25 de julio de 1887, precisamente en vísperas del aniversario patrio, en la ciudad de Chiclayo, se reúnen numerosas personas de distintas actividades socioeconómicas, para dejar sentado muy claramente su noble propósito y finalidad, en un histórico documento que dice lo siguiente:
“Reunidos espontáneamente los ciudadanos que suscriben con el objeto de iniciar los trabajos preparatorios para el establecimiento de una Asociación dedicada al fomento de las Artes y a la prestación de auxilios mutuos entre sus miembros…”.
Enseguida proceden a nombrar por aclamación al señor Eugenio Risco como presidente de la nueva institución y al señor Belisario Galarcep como secretario, aunque con carácter provisional. Sin embargo, hay que resaltar que desde el inicio tenían muy claro sus objetivos institucionales, dirigidos a cultivar las habilidades de sus miembros, en la amplia gama del arte y la cultura; pero al mismo tiempo procurarles auxilios mutuos y solidarios, en una época en la cual no había sindicatos, ni seguro social y menos políticas que protegieran al artesano de cualquier oficio, obrero o pequeño comerciante.
También procedieron a nombrar una comisión encargada de formular un Proyecto de constitución de la Sociedad, la cual estuvo integrada por los señores: Juan Isidoro Aguilar, Manuel A. Chirinos y José D. Balcázar.
GÉNESIS INSTITUCIONAL
Es así como aquel 25 de julio de 1887, había quedado fundada la nueva institución, que toma el nombre original y acertado de “Sociedad Amantes de las Artes”. De inmediato el presidente interino convocó a una reunión general para el día 8 de agosto de ese año.
Hay que anotar que, por entonces, Chiclayo era una pequeña ciudad de angostas y retorcidas calles, producto de su origen indígena y no español, aunque bien adoquinadas las más céntricas, por las que discurrían las carretas de los aguateros, que vendían el agua en pipas, los vendedores de leña o carbón; estos ostensiblemente tiznados, y las pregoneras de pescado fresco. La población entonces de no más de 10 mil almas, estaba rodeada de una campiña ubérrima que comenzaba casi en las inmediaciones de nuestras ahora cuatro avenidas principales: Sáenz Peña o Santa Inés, Pedro Ruiz o Mira lo verde, Francisco Bolognesi y Luis González.
Desde el Camal antiguo (hoy mercado Aguas Verdes) se desplazaban diariamente unos coches de carga, sobre una línea férrea, jalados por acémilas, hasta la estación de Eten (hoy Centro Cívico) a través de la calle Real. Sobre esa calle (hoy Elías Aguirre) y frente a la Plaza Principal, se encuentra el local institucional de la Sociedad “Amantes de las Artes”, que hoy se yergue como un monumento arquitectónico e histórico de gran valor, contra el cual felizmente no ha podido la picota de la modernidad.
Justo es que mencionemos como homenaje de recuerdo y gratitud, los nombres de aquellos dignos ciudadanos que fueron sus gestores y sostenedores con fidelidad admirables. Así nombraremos a los señores: Ramón Navarrete, Toribio Arbaiza, Pedro Bulnes, Isidoro Aguilar, José Balcázar, Alberto Chirinos, José Stein, Manuel R. Chirinos, Ricardo Lara, Domingo Chirinos, José Gálvez, Francisco Delgado y Soto, José E. Luperdi, José María Balcázar, Belisario Galarrep, Carlos Alberto Bernabé Correa, Pedro Araujo, José D. Vega y Eugenio Risco, todos ellos trabajadores en diferentes actividades del comercio y la artesanía.
La noticia del acto fundacional de la institución, cuyo nombre -hay que subrayarlo- recién aparecerá en los Estatutos aprobados el día 8 de agosto, - hace ya 131 años - generó un gran interés y entusiasmo en los diferentes medios sociales, económicos y culturales. Como hemos dicho, Chiclayo por entonces era una apacible ciudad de vida aldeana, que tenía como único fanal educativo, al Colegio Nacional de “San José”, fundado en 1859; pero que además no recibía aún las fuertes migraciones que después la convertirían en una gran metrópoli en el norte del país.
Por otra parte fue tanta la resonancia que tuvo la fundación de la Sociedad “Amantes de las Artes” que - casi simultáneamente - se gestan otras instituciones, como: la Sociedad “Obreros de la Unión”, la cual sería fundada el 31 de julio del mismo año. Ya he subrayado que en esa época no existían sindicatos ni cooperativas, por lo tanto estas nuevas agrupaciones mutualistas y solidarias, atrajeron el interés de los trabajadores y personas progresistas, convirtiéndose de hecho en el crisol de una conciencia colectiva, respecto a los problemas locales, pero básicamente de actividad institucional organizada y fecunda.
Es por eso que, a la Asamblea del 8 de de agosto, concurren cerca de 70 ciudadanos y en ella se lee el Acta de Fundación de la institución amantita; así como el proyecto de Estatuto o Constitución que fue discutido artículo por artículo.
EL ESTATUTO
Para mayor ilustración de los lectores, creo pertinente comentar algunos enunciados de dicha norma.
Es curioso que el Artículo 4° dice: “Todo socio abonará por su ingreso Un Sol de Plata”, lo cual indica que en la época era suficiente para el sostenimiento de la Sociedad.
De acuerdo al Artículo 2° se procedió a la elección de laPrimera Junta Directiva, acto que se realizó de manera democrática, quedando constituida de la siguiente manera: Presidente: don Ramón Navarrete; Vice-presidente, don Belisario Galarcep; Vocales, los señores José D. Balcázar y Eugenio Risco. Secretario, don Juan Isidoro Aguilar; Pro Secretario, don Alberto Chirinos y Tesorero don José D. Vega.
Así pues, esta primera Junta Directiva prestó juramento a sus cargos de inmediato, en medio de la algarabía de los socios que, sin sospecharlo quizás, estaban asistiendo a la creación de una agrupación sin fines de lucro, ni intereses individualistas, que sobrepasaría largamente el siglo de existencia, para orgullo de sus miembros actuales y de toda la colectividad chiclayana.
(*) Ex Presidente de la SociedadAmante de las Artes.
respuesta de 948321 el 2024-06-12.
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