El descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, en 1987, no solo marcó un hito para la arqueología moderna en el Perú, sino también para la revaloración histórica y de la identidad de Lambayeque como pueblo descendiente de la civilización mochica. Años después del fastuoso hallazgo nació la obra más completa de teatralización y música inspirada en los valores de los antiguos habitantes de esta parte del país.
En 1990, Edgar Dante Saavedra Zapata escribió la letra y música de la Cantata al Señor de Sipán, apoyándose en las investigaciones realizadas por el equipo de arqueólogos que lideró el doctor Walter Alva Alva en el sitio de Huaca Rajada, jurisdicción del distrito de Zaña.
El resultado fue una gran obra tanto por su extensión, de más de cuatro mil palabras, como por su alcance estético; la misma que amalgama la música, la declamación, el teatro, la danza, el mimo, y el canto épico y lírico en una estructura dinámica, formativa y didáctica.
La cantata, en términos generales, es escrita para ser cantada a varias voces, acompañada por instrumentos que permiten describir estéticamente algún acontecimiento social o histórico, que por su desarrollo y magnitud requieren el uso de una gran cantidad de versos incorporando otros elementos del arte en su conjunto con un innovador aporte.
Joya artística
Ninguna de las cantatas escritas antes ha tenido difusión interrumpida como la de Sipán, que además de cumplir el récord de 26 años, está basada en un acontecimiento científico histórico relevante por el descubrimiento que enaltece al Perú ante el mundo y resalta un importante mensaje de nuestra nación pluricultural y de valores innegables.
Edgard Saavedra Zapata manifiesta que ahí radica la importancia de la obra, debido a que además de constituir un valioso instrumento de promoción turística y de reforzamiento de identidad, es también en el contexto de su forma un contenido innovador de inapreciable aporte para la creación artística nacional.
“La intención inicial fue crear una trova al Señor de Sipán pero, debido a la extensión y riqueza de la historia, se optó por realizar una ópera popular o cantata de 620 versos cantados y teatralizados con una hora de duración. La obra ha sido creada en base a un diseño estético idóneo y específico para los fines culturales, el mismo que ha dado como resultado un montaje versátil y elástico”, señala el autor.
A la fecha, la cantata suma más de mil 600 presentaciones dentro y fuera del país. El elenco está conformado por 14 personas, entre músicos, cantantes y actores, muchos de ellos ligados por su vínculo familiar. Asimismo, algunas escenas de la cantata han sido incluidas en los documentales de la National Geographic sobre el Señor de Sipán.
INSTRUMENTO PARA LA IDENTIDAD
Desde su creación en 1990, la Cantata al Señor de Sipán fue concebida con una estructura escenográfica muy versátil, esto con la finalidad de presentarla en diferentes tipos de escenarios. Debido a ello, Saavedra Zapata afirma que la fortaleza de la obra, entre otras cosas, ha permitido su masiva difusión y vigencia, además que esta misma estructura permite reducir costos.
“Este producto artístico es también un instrumento efectivo de promoción turística y de imagen de responsabilidad social, y que gracias a su estructura permite ser vista por una gran cantidad y variedad de público para enfatizar la importancia de nuestra cultura y por ende del arte. Desde que inicié el proyecto tuve en mente inculcar el valor formativo y respeto al ser humano, más aún de los antepasados, que es uno de los valores básicos para el desarrollo sostenible en países como el nuestro. Es sin dudas el valor de la identidad muy necesario para el reconocimiento de lo que hemos sido, lo que somos y podemos ser”, recalca.
El elenco inicial de la cantata estuvo integrado por reconocidos artistas como Alberto “Tico” Córdova en el órgano electrónico; Raúl Alberca, voces, primera guitarra y vientos; Juan Cabrejos Bermejo, voces y vientos; Marcelo Arroyo, percusión, y Edgar Dante, primera voz y segunda guitarra. La representación del Señor de Sipán la tuvo el declamador nacional Amado Tizó, hasta el mes de mayo de 1991.
Meses después se encargaría la personificación del Señor de Sipán al actor Alfonso Tello Gamarra, quien desde 1992 a la fecha da vida al legendario personaje de Huaca Rajada.
Durante este tiempo, la cantata ha recorrido el país, realizado imponentes presentaciones en Palacio de Gobierno y en distintas ciudades del extranjero, mostrándose en el Rockefeller Center en Nueva York, la Feria Mundial de Sevilla, los museos y teatros de México y Bolivia, el Gran Museo de Guayasmín en Ecuador, entre otros, dejando en alto el nombre de Lambayeque.
Deja tu Comentario