Antes eran sus compañeros quienes lo voceaban como candidato a la alcaldía provincial de Chiclayo y ahora es él quien confirma su deseo de representar al Partido Aprista Peruano – PAP, en tal objetivo. Guillermo Pérez Sialer, dos veces regidor de la comuna, dice estar preparado para asumir el reto, el mismo que implica presentarse al proceso interno, ganarlo y – desde luego – recibir el respaldo de la dirigencia. Esto último es quizá la tarea más difícil.
Pérez Sialer recibe a Expresión en su modesta oficina de la Casa Comunal de la Juventud, de la que es administrador por voluntad de quien la fundó, el amauta Guillermo Baca Aguinaga, a quien considera su maestro.
Asegura que haberse nutrido de la decencia política de Baca Aguinaga por más de 30 años le da la solvencia ética y moral necesaria para recuperar la confianza de la ciudadanía en el aprismo de Lambayeque, pero además para emprender los cambios que con urgencia demanda la Municipalidad Provincial de Chiclayo.
¿Por qué quiere representar al PAP en la próxima contienda municipal para la alcaldía de Chiclayo? ¿Qué razones lo han motivado a ser esta vez usted mismo el promotor de su precandidatura?
Porque no puedo seguir siendo observador de la situación tan mala que atraviesa la ciudad en la que he nacido, en la que he crecido y en la que ojalá tenga la suerte de morir. Para cambiar las cosas hay que ser actor y no quedarse de observador.
Tengo una trayectoria, lo digo con modestia, en la cosa laboral e institucional y en el servicio a mi comunidad. He sido dos veces presidente de mi pueblo joven, en el que hasta ahora vivo. He sido dirigente de la Federación Departamental de Pueblos Jóvenes y he transitado, he caminado y he gestionado por los pueblos jóvenes. He continuado haciendo servicio social en diferentes instituciones como la Casa Comunal de la Juventud.
He sido influenciado por un maestro que se llama Guillermo Baca Aguinaga. Aprendí de su excelso magisterio lecciones muchas que he aplicado en mi vida y con mis hijos.
Entonces, con esa trayectoria, con la experiencia de haber sido dos veces concejal de Chiclayo y teniendo la sensatez y madurez, por qué no ir a servir a mi ciudad.
¿De quienes se diferencia?
De aquellos que continuamente están pululando en la situación política, en los cargos y han hecho de la política no un servicio sino un oficio. Ahí hay que mirar con ojos bien abiertos en torno a sus propósitos.
Yo no juzgo a priori a las gentes, pero frente a las circunstancias que hemos vivido en los últimos años en Chiclayo, sobre todo en la cosa municipal y regional, entonces digo que hay que mirar con los ojos bien abiertos.
Las veces en las que se le voceó como candidato a la alcaldía de Chiclayo por el PAP no se concretaba el afán por múltiples razones, una de ellas es el freno que ponía sobre usted la dirigencia departamental de su partido. ¿Qué lo hace sentir seguro de que esta vez sí puede concretar una postulación a la alcaldía?
La política es imprevisible, cambia mucho y en poco tiempo. Si me preguntan qué seguridad tengo, pues la misma que tienen todos aquellos que se denominan precandidatos. Ahora ni siquiera lo somos, porque todavía no empiezan las inscripciones.
¿Pero ya está trabajando con el equipo que puede fortalecer su precandidatura?
Yo he dicho que la campaña del APRA empezaba después del 22 de febrero. ¿Por qué apresurarnos? No por mucho madrugar se amanece más temprano y tampoco es tan cierto que a aquel que madruga Dios lo ayuda… en política.
Las campañas en los últimos años son muy apuradas, muy de pronto, primero por la cuestión económica que para muchos, entre los que me cuento, es muy escasa, y segundo por las negociaciones, las componendas, los convenios, las aproximaciones y todas esas cosas. De tal manera que tengo la intención y ojalá esta se concrete en una inscripción.
Se anuncia que las elecciones internas en el PAP se realizarán antes de la quincena de abril. ¿No está contra el tiempo?
No. Tenemos tiempo suficiente, más aún porque tengo la ventaja de que por diversas circunstancias soy conocido. Eso me facilita llegar con mayor rapidez a mis compañeros para explicarles mi intención de ser candidato a la alcaldía de Chiclayo.
Su trabajo como regidor, en dos períodos consecutivos fue bueno, destacando por su trabajo fiscalizador. ¿Cree que es precisamente eso lo que le falta al municipio de Chiclayo, que se fiscalice de manera responsable el manejo de los recursos?
Chiclayo hoy día, a nivel de municipalidad, de organización, de la cosa administrativa, económica y financiera, es un caos. En el municipio hay una crisis sustancial y quienes van a llegar allí deben tener en cuenta que van a administrar crisis. Otros querrán superar esa crisis.
Se tienen 300 millones de deudas, más de tres mil trabajadores que hacen nada y encima tienen ayudantes. Se tiene un pan demonio para administrar y esas cosas difíciles constituyen desafíos. Yo quiero afrontar esos desafíos.
Si logra representar al PAP en la contienda provincial y resulta elegido por la población como alcalde, ¿cuáles serían sus primeras acciones a partir del 1 de enero del 2019?
Conocer por dentro cómo está la cosa. Yo la conozco. El asunto es organizar equipos para afrontar esta problemática.
Empecemos por lo que le llena los ojos a los ciudadanos, que son las obras. Si no se lleva un equipo técnico que sepa hacer proyectos de inversión no se tendrá obras ni dinámica en la actuación y tampoco se satisfará las expectativas de la población en cuanto a obras.
En segundo lugar, el alcalde no debe ser para Chiclayo un simple administrador. El alcalde tiene que ejercer un liderazgo moral. Los italianos dicen que el pescado se pudre por la cabeza. Si la cabeza es una persona transparente, de probado ejercicio moral, los demás se alinean con facilidad.
Cuando hay principios y valores que gobiernan las conductas de las personas esto se contagia. Eso es ejemplo.
Otro aspecto que debe tener el alcalde es el de ser un articulador social, dialogante, que tenga la capacidad de convencimiento. Si no hay esa capacidad será un egoísta que no querrá hablar con las demás autoridades ni con las fuerzas vivas de la ciudad.
¿Cómo hacerle entender eso a los electores que serán los que elegirán al próximo alcalde? Hoy los vecinos se dejan llevar por el candidato que hace más propaganda, por el que promete y regala más.
Sí pues, eso ha distorsionado la política. Hay normas últimas que tratan de amenguar esa situación, pero se les saca la vuelta. Hay que hacer un esfuerzo en difundir y hacer conocer la diferencia que hay entre los inversionistas, los apostadores y aquellos que tenemos vocación de apóstoles.
Los apostadores son aquellos que invierten y se asocian con grandes intereses que se traduce en dinero para financiar una campaña con el fin de llegar y después hacer lo que quieren con la municipalidad.
Hay gente muy interesada que acopia mucho dinero, se asocia, son tránsfugas, samaritanas de la política. Llegan ahí porque han hecho de la política un oficio y van en contra de factores importantes de la política que son: la alternancia y la tolerancia. Si no hay alternancia en política vamos mal.
Eso es lo que nos preocupa en Chiclayo. No sigamos con esos inversionistas o apostadores que traen su pelo y su lana ni permitamos que sean otra vez partícipes de la administración de la pobreza de nuestra ciudad. Pobreza no solamente en la cosa económica, sino también en la cosa moral.
¿Chiclayo no aprendió después de lo que le pasó con la gestión de Roberto Torres Gonzales? Usted puede decirlo porque fue un duro fiscalizador de aquel gobierno y tuvo que enfrentar a la indiferencia de los órganos de control.
Fui objeto de una amenaza de muerte y cuando no pudieron con eso me crearon una vacancia y por supuesto que era ficticia y no prospero, era para amenguar la fiscalización que ejercía. Y sí, considero que la población no aprendió de aquella experiencia lamentable para Chiclayo.
A nivel interno el Partido Aprista Peruano está muy fracturado y si logra consolidar su candidatura tendrá que lidiar con la desconfianza de los propios apristas sobre la organización y más de aquellos que no son apristas.
En la década del 80 surgió un grupo de líderes en mi partido, en su mayoría hijos de algunos dirigentes y se llamaron “La nueva generación”. Armando Villanueva del Campo dijo lo siguiente: “Ojalá que no se convierta en la nueva degeneración del APRA”.
¿Por qué taparnos los ojos y los oídos? Vivimos una crisis y no solo en mi partido. Esa crisis está graficada en la desconfianza, no se cree en los partidos políticos ni en sus actores y eso es parte del mal manejo que se ha dado.
Cuánta falta hacen personajes con liderazgo moral como Haya, como Paniagua, como Belaunde. No podemos tapar el sol con un dedo. Sin embargo, nos esperanzamos en que podremos superar esta crisis, porque las crisis se superan.
¿Tiene confianza en el proceso interno? Antes ya se vio que se alteraban los resultados.
Estamos cuidando mucho y estamos previendo que no se distorsione la voluntad de los compañeros que votan, como ha pasado en veces anteriores. Se denunció y grabó a un ex secretario general, a quien no deseo nombrar, que decía: “A fulano pónganle tantos votos allá y a fulano tantos votos acá”. Eso ha hecho que se genere desconfianza al interior del partido.
Muchos compañeros me preguntan si me presentaré a las elecciones y luego repreguntan si querrá Javier Velásquez. ¿Por qué? Porque se dice que a través de él hay un grupo que maneja al partido. Fíjese cuántos años tienen el Tribunal Electoral que preside el compañero Alonso Huamán. Ojalá que él entienda que si suceden cosas irregulares en el proceso le pondremos la lápida al partido en Lambayeque.
¿Es Velásquez el gran responsable de lo que le pasa al PAP en Lambayeque?
Mucho tiene que ver. Javier tiene un poder político tremendo, ha sido presidente de la Comisión Política y eso no es poca cosa, es congresista por períodos. Con todo ese poder por qué no viene a Lambayeque y convoca a los compañeros para diseñar una estrategia efectiva que nos permita ganar esas elecciones.
PERFIL
Guillermo Pérez Sialer nació en Chiclayo, estudió en el Colegio Nacional de San José, es Ingeniero Agrícola, licenciado en Administración Pública, magíster en Administración con mención en Gerencia Empresarial y doctor en Administración.
Fue dos veces regidor provincial de Chiclayo y actualmente se desempeña como administrador de la Casa Comunal de la Juventud.
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