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¿QUÉ ESTí PASANDO EN CHICLAYO?

Escrito Semanario Expresión
Edición N° 1007

¿Qué está pasando en Chiclayo? Esta es una pregunta natural que nos hacemos chiclayanos de nacimiento o por adopción, pues cómo no interrogarnos sobre los problemas tan serios y agudos que por años las autoridades no han solucionado por falta de visión y de liderazgo, y en consecuencia cada uno de los vecinos hacemos lo que queremos.

 

En cada elección para renovar a las autoridades municipales salen a la palestra ciudadanos avalados por partidos y movimientos políticos ofreciendo la solución a los problemas de la basura, el desorden del tránsito, la contaminación ambiental, sonora o visual, la mejora de la infraestructura y tantas otras carencias que tiene la provincia de Chiclayo, males que con los años se agudizan a vista y paciencia de todos.

 

¿Qué está pasando en Chiclayo para tener como representantes municipales a quién como el alcalde Cornejo Chinguel insulta a su colegiado y califica de chismosos a los regidores de minoría por el solo hecho de fiscalizar su gestión o de pedirle que cumpla y transparente el gasto público de acuerdo a ley?

 

¿Cómo puede hablar el alcalde Cornejo de haber solucionado el problema de la basura en Chiclayo si a diario vemos en los ingresos de la ciudad las toneladas de residuos? ¿Cómo si esa misma imagen se repite en las principales avenidas, calles y urbanizaciones, pueblos jóvenes o asentamientos humanos, donde los deshechos esperan entre cuatro y cinco días para ser recogidos por el personal de limpieza de la comuna chiclayana?

 

El Proyecto Chiclayo Limpio, concebido por la gestión del encarcelado Roberto Torres y puesto en práctica por esta gestión edil, es un fracaso, no por la concepción del proyecto en sí, sino por quienes lo conducen, porque no están capacitados para resolver la limpieza de la ciudad, porque no han realizado de manera sostenida y responsable un trabajo de sensibilización en los lugares más vulnerables, como son los sectores marginales de la ciudad, donde no hay servicios básicos, como agua potable o electricidad. 

 

Solo basta caminar por el centro de la ciudad para observar en horas de la mañana lo llenos que están los tachos de basura que rebasan de desperdicios.

 

Hasta ahora no se tiene la iniciativa de conversar, coordinar y planificar con las casas comerciales del centro de la ciudad para colocar bolsas biodegradables que se usen en los tachos de basura de por lo menos las principales arterias como un paliativo al problema.

¿Qué está pasando en Chiclayo y porqué la actual autoridad edil no ha podido solucionar el gran problema del servicio de transporte? El llamado Terminal Terrestre es solo un proyecto en papel y no se sabe si alguien que acompañe a Cornejo Chinguel quiera comprarse el lío de ubicar a todas las empresas del servicio interprovincial en el lugar que les corresponde, para que dejen de congestionar el centro de la ciudad con sus unidades.

 

El problema del comercio ambulatorio ya se apoderó del centro de Chiclayo, y ya no nos sorprende la pasividad de la actual autoridad frente a ello. Los ambulantes no tienen que ver con los problemas estructurales de la ciudad como falta de empleo, sino más bien con la falta de autoridad y liderazgo de quien nos representa como primer vecino. La avenida Balta se ha convertido en  un mercadillo, en tierra libre para hacer negocios paralelos a la formalidad.

 

El Mercado Modelo, que de eso solo tiene el nombre, es un lugar hacinado, sin control de salubridad ni ambiental, cuyas áreas libres están ocupadas por comerciantes que gracias al amparo edil se ubicaron y se han convertido en dueños de espacios públicos. Este lugar de acopio es un eminente peligro por su infraestructura. Su modernización ha sido declarada de interés nacional, pero sin temor a equivocarme considero es una ley muerta. Esta norma se dio con manejo político en abril del 2016 y pretende la expropiación de 36 tiendas, proceso que dudo mucho que se pueda concretar en el plazo establecido, que es de dos años.

 

¿Qué está pasando en Chiclayo que la sociedad civil organizada no hace sentir su peso representativo ante la falta de obras de infraestructura y desarrollo? ¿Qué está pasando en nuestra ciudad para que cada día nos interese menos vivir sin brújula?

 

Lejos, veo muy lejos ser la metrópoli o polo de desarrollo del norte, y este desánimo lo expreso porque nadie del municipio chiclayano muestra capacidad de solución a los grandes problemas de la ciudad.

 

Además de estos grandes problemas tenemos que soportar los desvaríos de quién tuvo la suerte  de recibir el respaldo de menos del 22 % de electores y llegar a ser alcalde.  Encima de no haber honrado el disque Plan de Gobierno Municipal que dijo tener en campaña, hoy muestra pretensiones de ser candidato a gobernador municipal, señalando que si Humberto Acuña lo ha sido ¿por qué él no?, o qué si Anselmo Lozano ha gozado de la confianza de su pueblo 16 años como alcalde él con ese tiempo tendría el espacio suficiente para hacer de nuestra ciudad una metrópoli. Como él dice: “¡Pamplinas!”

 

Pero la culpa no la tiene él, sino quienes lo adulan y le rinden pleitesía, que no es gratuita, por cierto.

 

¿Cómo elegir para un cargo mayor a alguien que constantemente agrede verbalmente a quien no le permite sus engaños, que repite historias, que no transparenta la función pública? ¿Cómo confinar nuevamente en quien le hace perder a los chiclayanos cuatro años?

 

Estoy convencida que la debilidad en las investigaciones de la Contraloría General de la República, del Ministerio Público y la Procuraduría Anticorrupción permiten que lo que dice la ley y que deberían aplicar las autoridades municipales como Cornejo Chinguel sea letra muerta.

 

¿Qué nos está pasando en Chiclayo para tener la autoridad municipal que hoy nos representa? La respuesta la sabemos todos, no nos quejemos.

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