Cada año en el Perú mueren 350 niños a consecuencia del cáncer. Según Globocam, mientras que en los jóvenes y adultos el más mortal es el de estómago, en los niños es la leucemia. Pese a esas cifras, la Unidad de Hematología Pediátrica del Hospital Almanzor Aguinaga Asenjo, única en su especialidad en todo el departamento y que recibe a pacientes de la zona norte del país, cuenta con un número insuficiente de camas, lo cual provoca que hoy haya cinco niños sin poder recibir sus quimioterapias.
Carlo Frank Díaz Urbina, presidente de ‘Somos un solo corazón’, organización sin fines de lucro que vela por el cuidado de los niños con leucemia, detalla que en la Unidad de Hematología Pediátrica hay aproximadamente 75 niños que reciben tratamiento, de los cuales 60 lo hacen de forma ambulatoria, mientras que 15 requieren hospitalización. No obstante, para este último grupo solo hay 10 camas.
“Estos 15 niños recién han sido diagnosticados y han empezado su tratamiento, pero hay cinco que incluso llevan un mes esperando por falta de camas y retrasan sus quimioterapias. Los otros 60 niños reciben atención de manera ambulatoria porque ya pasaron su proceso de hospitalización, lo cual no quiere decir que no puedan recaer y regresar a la unidad, porque esta es una enfermedad tan difícil que los vuelve vulnerables. En cualquier momento sus defensas pueden bajar y pasar a otra escala de gravedad, siendo necesario en algunos casos un trasplante de médula, porque las quimioterapias ya no hacen efecto”, explica.
FALTA DE PROFESIONALES
Díaz Urbina denuncia que no existe un médico hematólogo perenne las 24 horas en la Unidad de Hematología Pediátrica, toda vez que los niños solo reciben la visita de un profesional de esta especialidad durante las mañanas y luego no regresa hasta el día siguiente.
Refiere que, si ocurre una emergencia, las enfermeras llaman al pediatra de turno, lo cual considera inadecuado, pues debería ser cuanto menos un oncólogo quien realice las atenciones.
Apunta que no hay enfermeras especializadas en hematología pediátrica, sino que son las mismas que rotan cada ocho horas en las distintas áreas del hospital.
CARENCIAS
Añade que los parantes encargados de sostener los sueros que reciben los niños internados están malogrados, puesto que las ruedas se encuentran averiadas, lo cual obliga a las madres a alzarlos para que sus hijos puedan trasladarse a los servicios higiénicos.
Asimismo, refiere que en dicha unidad el calor es “insoportable”, dado que no cuenta con un sistema de aire acondicionado. Además, tampoco hay cortinas que dividan las camas.
Adiciona la falta de muebles para las madres de los niños, quienes deben pernoctar en sillas. De igual modo, advierte que tampoco se les provee de gorros quirúrgicos, mascarillas, ni mandiles, implementos necesarios para el cuidado de sus hijos.
“Las madres que vienen de otras ciudades muchas veces no tienen los recursos para afrontar esta enfermedad que de por sí es carísima. Como asociación contamos con una casa hogar donde acogemos a algunos niños, cuyos padres no pueden solventar su estancia y recibimos donaciones con las que tratamos de ayudarlos”, menciona.
TRASLADO
Janeth Medina Portocarrero, madre de uno de los niños de Hematología Pediátrica, señala que el año pasado, bajo la excusa de renovar los ambientes de dicha unidad, los trasladaron al quinto piso del nosocomio. Dicha medida debió durar solo 20 días, pero se extendió por medio año, por lo cual debieron acudir hasta el Ministerio Público para que los niños retornen al área inicial.
La semana pasada intentaron nuevamente trasladar a los niños a otro ambiente, esta vez con la excusa de destinar los ambientes de Hematología Pediátrica al tratamiento de pacientes con sospecha de coronavirus. Sin embargo, tras la presión ejercida por las madres y la intervención de la Defensoría del Pueblo, se dio marcha atrás a la iniciativa.
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