Sumado a la emergencia sanitaria, el Perú atraviesa también la peor crisis económica de los últimos 40 años. Según estimaciones del Banco Central de Reserva, el Producto Bruto Interno – PBI, tendrá una caída del 12.5 %. Sin embargo, incluso esta cifra es auspiciosa si se compara con indicadores de financieras internacionales que prevén una caída de hasta el 16 % en el valor de los bienes y servicios finales.
Lambayeque no escapa a esta situación. Por ello, este medio conversó con dos destacados especialistas, quienes coincidieron en que la vuelta a la normalidad de la economía regional tardará por lo menos dos años, siempre y cuando desde el gobierno central se adopten medidas orientadas a la realidad de un departamento, cuyo empleo es 70 % informal.
Informalidad y empleo
El economista Limberg Chero Senmache explica que en Lambayeque, hasta antes de la pandemia, había un promedio de 470 mil personas en condición de vulnerabilidad, quienes habían salido de la pobreza por su labor en los sectores informales, pero - debido a la naturaleza de su empleo -mantenían el riesgo latente de volver a esta situación. Ellos representan poco más del 30 % del millón 250 mil habitantes que hay en el departamento.
Dado que las empresas informales son las más afectadas en esta emergencia, Chero Senmache proyecta que al menos la tercera parte de la población lambayecana ha visto afectado su empleo, ya sea por la pérdida o precarización del mismo. De este grupo, estima que al menos en 100 mil puestos de trabajo se redujeron los ingresos a la mitad o a cero, producto de la caída en los sectores comercio, hotelería y restaurantes.
Por su parte, el economista Yefferson Llonto Caicedo explica que el impacto económico derivado de la emergencia sanitaria hubiera sido menor si en el ecosistema empresarial predominara la formalidad, pues así desde el Estado se les tendría identificadas a las empresas y con ello se les otorgarían canales de apoyo financiero como el subsidio para las planillas o líneas de crédito.
Según el Banco Central de Reserva, en Lambayeque hay 69 mil 196 empresas formales. En tanto, se estima que hay un promedio de 135 mil 800 informales.
Reactiva Perú
En Lambayeque, el programa ‘Reactiva Perú’ benefició a dos mil 101 empresas con un monto de cobertura conjunto de 494 millones de soles. De estas, el 48 % pertenece al sector Comercio, 14 % a Manufactura, 13 % a Transporte, 7 % a Agricultura y 14 % a otros servicios. Sin embargo, solo 549 de las favorecidas son microempresas, lo cual representa menos del 1 % del total en el departamento (67 mil 644).
Para Chero Senmache, ‘Reactiva Perú’ es un programa bien definido desde su concepción. Sin embargo, la reacción por parte del sector privado no ha sido lo mejor, pues las pequeñas empresas no han podido demostrar capacidad financiera para recuperarse y las grandes han usado los recursos transferidos para “sobrevivir” en vez de reactivarse, lo cual se evidencia en que muchas han cambiado el giro de su negocio.
“Esto se debe a que, además de un Reactiva, debió preverse un plan a mediano plazo sobre qué cosas va a hacer el gobierno en los próximos seis meses o un año. Es el shock de incertidumbre el que no se ha podido cubrir. El empresario no sabe qué hacer con su dinero, prefiere guarecerse. Hay expectativas financieras que no han sido respondidas con expectativas reales, producto de la poca capacidad de la administración estatal para comunicar lo que pasará en el mediano plazo”, indica.
Macroeconomía
Por otro lado, Llonto Caicedo expone que la economía peruana ha sido la de mayor impacto negativo a nivel de América Latina y el Caribe al punto que la financiera estadounidense JP Morgan estima una caída del PBI en 16 %, tres puntos porcentuales más que la proyección hecha por el Banco Central de Reserva.
“Si bien se proyecta una recuperación para el otro año del 4 %, para llegar a los niveles que se tenían antes de la pandemia tendremos que esperar hasta el 2022 o 2023. La solución está en función de la llegada de la vacuna (contra el Covid-19). Mientras no la tengamos seguiremos con la incertidumbre”, menciona.
En esa línea, destaca la solidez macroeconómica del país, fruto de la adecuada gestión de la caja fiscal y el bajo endeudamiento de los últimos años. No obstante, advierte que el riesgo país podría aumentar si existe inestabilidad política o se dictan medidas populistas desde el Legislativo o el Ejecutivo.
“La transformación del Perú no pasa por variar el modelo económico, sino por realizar reformas estructurales en educación y salud, por concretar la reforma política. Allí debemos apuntar, en vez de cambiar el modelo. Eso solo genera incertidumbre”, resaltó.
En mayo, el Fondo Monetario Internacional aprobó una línea de crédito flexible por 11 mil millones de dólares para el Perú. Hasta antes de la pandemia, el Banco Mundial había calculado el crecimiento del PBI nacional en 3.2 %. Empero, hoy prevé una caída del 12 %.
Medidas
Chero Senmache precisa que debe desarrollarse una hoja de ruta en la que se definan qué sectores se van a priorizar y cuáles son las medidas que se tomarán, de modo que el empresario sepa dónde invertir su dinero con seguridad, pues si no recibe señales claras de parte del gobierno seguirá guardándolo.
Ejemplifica lo dicho con el caso de los restaurantes, a los cuales se les dio los créditos de ‘Reactiva Perú’, pero las licencias y los protocolos para volver a funcionar no fueron claros desde un inicio por parte del Ministerio de la Producción. De igual forma, el sector transporte se reactivó, pero en las zonas de la cuarentena focalizada se volvió a prohibir.
Además, apunta que si bien la generación de empleo a través de la inversión en obras públicas es una respuesta paliativa, a largo plazo no es sostenible, pues se están colocando a personas en puestos de trabajo distintos al rubro en el que se desempeñaban antes de la pandemia. En virtud de ello, aconseja “hilar más fino” en los próximos 24 meses con programas en Comercio Exterior y Turismo, que son los sectores más afectados.
Adiciona que se deberían crear grupos de vigilancia en cada gobierno local, a fin de que se fiscalice la diligencia en la ejecución del presupuesto público, pues de ello depende en el corto plazo la generación de empleo. En tanto, desde las gerencias de Trabajo y Comercio Exterior y Turismo se debe buscar la forma de alinear a los informales en la cadena de valor alrededor de los hoteles, restaurantes y centros de acopio formales.
“El gobierno ha hecho todo lo que dicen los libros que se debe hacer en estos casos, lo que manda la teoría. El problema es que la economía en Lambayeque es mayoritariamente informal. Sería difícil calificar el trabajo de la ministra de Economía, pues ella está afrontando la crisis más grande en los últimos cien años y lo hace desde el punto más álgido de la batalla, pero a veces la experiencia te puede dar indicios adicionales de lo que puede hacerse”, menciona.
Por su parte, Llonto Caicedo reconoce que a nivel de los gobiernos regionales no hay mucho espacio para dictar políticas públicas, salvo en temas específicos. Sin embargo, menciona que sí se pueden implementar nuevos enfoques de gestión pública para que no se dependa exclusivamente del presupuesto que se asigna desde el Estado, sino conseguir otras fuentes de financiamiento.
En cuanto a la falta de ejecución presupuestal, apunta que el problema pasa por la escasa capacidad de los profesionales en la administración regional, la necesidad de adaptarse a un nuevo paradigma de la gestión pública que no se base en la burocracia, sino en los resultados, y digitalizar el aparato público, teniendo al ciudadano como eje de la modernización.
Finalmente, aconseja a las familias a ser cautos en sus gastos y priorizar lo concerniente a alimentación y pago de deudas, las mismas que pueden ser refinanciadas.
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