El 6 de marzo se confirmó el primer caso de Covid-19 en el Perú. El portador del virus fue el trabajador de una aerolínea, residente en Lima, quien contrajo la enfermedad durante un viaje vacacional a Europa. El paciente, de 25 años, ignorando su condición de salud, contagió a su entorno familiar. Cinco días después el gobierno nacional declaró la emergencia sanitaria y el 16 de marzo el estado de emergencia, iniciándose - a la par – la Inmovilización Social Obligatoria. Al cierre de este informe, más de 480 mil peruanos han sido confirmados con coronavirus y más de 21 mil han fallecido.
Las cifras que maneja la Sala Situacional Covid-19 sobre la incidencia de casos en los departamentos del país difieren de las que reportan las gerencias regionales de Salud. Sin embargo, se sabe que las “zonas calientes”, es decir las de mayor número de contagios a nivel nacional se han extrapolado de las ciudades del norte a las del sur, evolución propia de una pandemia que se agrava por el desplazamiento de las personas.
Los reportes que se emiten a diario dan cuenta de las cifras oficiales, que no necesariamente son las reales debido al alto índice de pacientes asintomáticos que se tiene y que no han sido sometidos a pruebas de descarte. Se estima que uno de cada cuatro ciudadanos tiene Covid-19, lo que significaría que poco más de ocho millones de personas están contagiadas en el Perú.
De las pruebas realizadas, se ha ejecutado dos millones 590 mil (actualización al 10 de agosto).
En Lima Metropolitana, la región más poblada del país, hay más de 240 mil contagiados confirmados y nueve mil 993 fallecidos. Otras regiones con mayor concentración de contagios son Callado, Piura, La Libertad, Arequipa, Loreto, Áncash, Lambayeque, Ica, San Martín y Ucayali.
En paralelo están Huancavelica, Tacna, Pasco, Ayacucho y Apurímac con menos de 100 casos confirmados según la Sala Situacional.
Acciones tomadas
Para el 17 de marzo el Perú ingresó a la Fase 3 de la pandemia. La primera empezó con el paciente 0, contagiado en el extranjero; la segunda con los contagios generados en el país a partir del ingreso del virus al territorio peruano y, la tercera, cuando la población empezó a infectarse sin necesidad de haber estado en el extranjero o en contacto con alguien llegado desde el exterior.
Así se produjo el primer fallecimiento (Lima, 19 de marzo), y un mes después el Covid-19 ya estaba en toda la extensión del territorio nacional.
Entre las medidas adoptadas por el gobierno se tuvo, además de la aplicación de la Inmovilización Social Obligatoria o toque de queda, la salida de las Fuerzas Armadas para custodiar el orden público y hacer cumplir la inmovilización; la suspensión de las actividades educativas (paralizadas desde el 11 de marzo) en entidades públicas y privadas, de los espectáculos públicos, el cierre de negocios y la restricción del tránsito, además del cierre de fronteras, aeropuertos y puertos.
La aplicación de la cuarentena, que se prolongó hasta el 30 de junio, exceptuó actividades vinculadas a la producción, distribución y venta de alimentos, a fin de garantizar el suministro a las familias; la comercialización de combustibles, medicamentos, insumos de limpieza, servicios de telecomunicaciones y básicos, incluido el recojo de residuos sólidos. Durante este período, la Policía Nacional estuvo facultada a intervenir y detener a quienes incumplían el aislamiento social o infringían las prohibiciones dispuestas.
A ello se sum que el gobierno aprobó la entrega de bonos y canastas para las familias más vulnerables. Sin embargo, debido a la precaria cultura financiera del país y los inadecuados canales de distribución, el cobro de bonos propició el desorden público y la aglomeración de personas en las agencias bancarias, generando focos de contagio.
Evolución estadística
Para tener una idea del impacto del Covid -19 en la salud pública, es preciso revisar la estadística de defunciones que tiene el Ministerio de Salud en relación al primer semestre del año pasado.
Según el Sistema Informático de Defunciones, entre enero y el 14 de julio de este año fallecieron 90 mil 828 peruanos, cifra que es casi el doble a la registrada en el mismo período del 2019, cuando fueron 55 mil 831 los fallecidos. En el primer semestre del 2018 las muertes fueron 53 mil 487.
Respecto a los contagiados por coronavirus, los números fueron escalando hasta la situación actual de manera vertiginosa. El 15 de marzo había 71 casos confirmados a nivel nacional y dos semanas después eran mil 965.
En un mes, al 30 de abril, los contagios confirmados pasaron a 36 mil 976; 30 días después (30 de mayo), eran 164 mil 476; al 30 de junio 285 mil 213 y al 14 de julio 333 mil 867, en total.
Las defunciones también fueron creciendo a medida que el virus se expandía con mayor celeridad entre la población. Al 31 de marzo 47 peruanos habían fallecido por Covid-19; mil 51 al 30 de abril; cuatro mil 506 al 31 de mayo; nueve mil 677 al 30 de junio, y 12 mil 229 al 14 de julio.
Sin embargo, así como sucede con el número de contagiados, el índice de fallecidos no es exacto. Al respecto, tanto el presidente de la república, Martín Vizcarra, como la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, han señalado que la cifra debe sincerarse, por lo que se ha conformado una comisión que trabaje en ese sentido.
Mazzetti ha dicho, además, que parte del proceso de sinceramiento de la cifra de muertes pasa por considerar que todo fallecimiento ocurrido durante el período de emergencia sanitaria y que no se deba a enfermedades preexistentes en el paciente o situaciones trágicas (accidentes u homicidios), sería asumido como consecuencia del Covid-19.
Covid en Lambayeque
El 14 de marzo se reportó el primer caso de Covid-19 en Lambayeque y el 26 del mismo mes el primer fallecimiento.
Para el 31 de marzo, los casos eran 35 y las muertes seis; al 30 de abril se confirmó la existencia de tres mil 140 contagiados de coronavirus y 329 fallecidos, mientras que al 31 de mayo el número de casos confirmados llegó a nueve mil 203, y los fallecimientos a 615.
El incremento, según cifras oficiales del Ministerio de Salud, fue de seis mil casos entre abril y mayo, en tanto entre mayo y junio fue de siete mil. Al 30 de junio, el sector reportó 13 mil 858 casos en el departamento.
Al cierre de este informe eran 18 mil 875 los casos confirmados (10 de agosto), y mil 527 los fallecidos. Las altas epidemiológicas logradas sumaban siete mil 508.
La estadística señala que del total de casos confirmados, el 52 % se concentra en varones y el 48 % en mujeres, siendo la población adulta la más afectada (58.40 %), seguida de la población adulta mayor (20.40 %) y joven (17 %).
Casos en distritos
En la provincia de Chiclayo, el distrito capital es el que tiene más casos confirmados de Covid-19 (seis mil 208 al 10 de agosto), seguido de José Leonardo Ortiz (dos mil 180) y La Victoria (mil 403).
Monsefú registró 605, Pimentel 406, Pomalca 342, Pátapo 287, Santa Rosa 254, Tumán 217, Reque 163, Picsi 159, Ciudad Eten 154, Cayaltí 146, Pucalá 109, Chongoyape 90, Lagunas 79, Zaña 78, Oyotún 64, Puerto Eten 42 y Nueva Arica ocho.
Lambayeque tiene mil 246 casos confirmados, Mórrope 592, Motupe 367, Jayanca 330, Íllimo 302, Olmos 259, Mochumí 252, Túcume 239, San José 207, Pacora 150, Salas 73 y Chóchope 12.
Asimismo, en Ferreñafe hay registro de mil 127 casos, en Pueblo Nuevo 353, 173 en Pítipo, 52 en Mesones Muro, 46 en Cañaris y 11 en Incahuasi.
Comando regional
El 9 de abril se creó el Comando Regional Covid-19 de Lambayeque, equipo que se puso bajo la dirección del general Walter Bracamonte Merino, jefe de la Séptima Brigada de Infantería del Ejército.
La conformación del comando se dio en atención a la falta de articulación evidenciada en el primer tramo de la emergencia desde el Gobierno Regional de Lambayeque.
Previamente, el gobierno regional había resuelto designar al Hospital Regional como centro exclusivo para la atención de pacientes Covid-19, como sucedió también con el Hospital Luis Heysen Incháustegui de EsSalud.
El plan de acción del comando se centró en tres fases: afianzar el asilamiento domiciliarios, la desinfección de espacios de mayor aglomeración (mercados y bancos), el intensificar el control de la población en el primer tramo.
Implementar la telemedicina para pacientes leves, atender oportunamente a los pacientes moderados en los hospitales y asegurar la recuperación de pacientes graves, en la segunda fase y, en el tercer tramo, mejorar los mecanismos de tratamiento e inhumación de cadáveres.
Precisamente, este último tema fue el que mayores complicaciones generó al manejo de la emergencia sanitaria en el departamento, llegándose al punto que los cadáveres permanecían por más de 24 horas en viviendas y hospitales. Otra arista de este problema fue la renuencia de los alcaldes de autorizar la inhumación de fallecidos por coronavirus en los cementerios permanentes o temporales.
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