La reunión bilateral celebrada el 30 de octubre de 2025 en la Base Aérea de Gimhae, en la ciudad portuaria de Busan, Corea del Sur, fue mucho más que un encuentro para aliviar tensiones comerciales. El cara a cara entre Donald Trump y Xi Jinping —el primero desde 2019— duró casi dos horas y confirmó lo que ya se intuía: la hegemonía global ya no pertenece a un solo actor. El sistema internacional se reordena en torno a dos polos que marcan el pulso de la geoeconomía contemporánea.
Aunque Trump calificó la cita como “exitosa” e “increíble”, y Xi la describió con serenidad como “una conversación necesaria entre las dos mayores economías del mundo”, los gestos y acuerdos revelan algo más profundo: China ha logrado un fortalecimiento estratégico que obliga a Washington a aceptar una tregua incómoda.
El factor nuclear: disuasión y preludio geopolítico
La antesala de la cumbre estuvo marcada por una provocación calculada. Desde el Air Force One, Trump insinuó que consideraba apropiado reanudar las pruebas nucleares suspendidas desde 1992. Su argumento fue directo: “Todo el mundo está haciendo pruebas nucleares”. Con ello buscó reactivar la lógica de la “paz a través de la fuerza” y enviar un mensaje tanto a Beijing como a Moscú.
El Kremlin respondió de inmediato, advirtiendo que, si alguien se apartaba de la moratoria, Rusia haría lo mismo. Aunque el tema nuclear no ocupó un lugar central en Busan, su sombra acompañó todo el diálogo. La insinuación de Trump fue una forma de recordarle al mundo que Estados Unidos sigue siendo una potencia militar en transición, ansiosa por reafirmar su liderazgo frente al avance chino.
Inversión de jerarquías: Xi en la cabecera de la mesa
Uno de los símbolos más comentados del encuentro fue el protocolo diplomático. Todo pareció sugerir que “China ocupa ahora la cabecera de la mesa”. El anuncio de que Trump visitará Beijing en abril de 2026, mientras Xi aún no confirma una visita recíproca, reforzó esa percepción. La diplomacia, en este caso, habló con gestos más que con palabras: Xi se mostró en posición de fuerza, y Trump, en la necesidad de mostrar un logro político ante su electorado.
Otro detalle significativo fue el silencio sobre Taiwán. Aunque figuraba en la agenda, Trump reconoció que no abordó el tema. Esa omisión fue una victoria táctica para Xi Jinping, que no está dispuesto a aceptar la narrativa estadounidense sobre la isla. La escena resumió una realidad: China ya no se subordina, impone condiciones y exige diálogo en sus propios términos.
“Ambos países deben dirigir el rumbo correcto y asegurar la navegación constante del barco gigante de las relaciones China-EE. UU.”, afirmó Xi al cierre. El mensaje fue claro: el liderazgo global ya no se decide en Washington.
Geoeconomía: tierras raras, chips y dependencia mutua
El núcleo de la discusión fue económico. Tras años de tensiones comerciales, Busan marcó una tregua temporal de un año que revela la mutua dependencia entre ambos países. Estados Unidos domina la tecnología; China, los recursos estratégicos.
Beijing accedió a levantar parcialmente las restricciones a la exportación de tierras raras —17 minerales esenciales para la producción militar y tecnológica—, un gesto que dio respiro a Washington. China controla el 70 % de la producción mundial y casi todo el refinado, lo que le otorga una capacidad de presión sin precedentes. Con esta concesión, demostró que puede paralizar el avance industrial estadounidense si lo desea.
A cambio, Trump redujo los aranceles a productos chinos del 20 % al 10 %, condicionado a la cooperación de Beijing en el control de la producción y distribución del fentanilo. Esta relación, marcada por concesiones tácticas, expone una verdad incómoda: la rivalidad entre ambos países no impide que sus economías sigan entrelazadas.
La carrera por la inteligencia artificial
La inteligencia artificial es hoy el nuevo campo de batalla geopolítico. Busan permitió un acercamiento técnico en torno al suministro de microchips, especialmente con la empresa Nvidia. Aunque Estados Unidos mantiene el veto sobre los chips más avanzados —la serie Blackwell—, permitió a China acceder a modelos previos, lo que representa un avance significativo para su industria.
Esta flexibilización, presionada por la necesidad de reactivar las cadenas globales de producción, otorga a China una oportunidad de reducir la brecha tecnológica que Estados Unidos había intentado mantener. Trump presentó el acuerdo como una victoria comercial; sin embargo, para Xi fue una conquista estratégica.
Ucrania y América Latina: ecos de un orden en transición
La guerra de Ucrania fue otro tema sobre la mesa. Ambos líderes coincidieron en la necesidad de una salida negociada, aunque Xi recordó que las “acciones posibles son limitadas” por la autonomía rusa. El mensaje implícito fue que Beijing no está dispuesto a presionar abiertamente a Moscú, pero tampoco desea una escalada que altere el equilibrio global.
Las consecuencias de esta nueva arquitectura internacional se sienten con fuerza en América Latina. La administración Trump ha redoblado su presencia en la región bajo el argumento de la seguridad hemisférica, pero con un objetivo claro: contener la influencia china. La militarización del Caribe, las presiones diplomáticas y la injerencia en procesos electorales —como ocurrió en Argentina con el respaldo a un candidato afín a Washington— son señales de un repliegue estratégico que busca reconstruir zonas de influencia perdidas.
Busan, en este sentido, no solo fue una cumbre bilateral, sino el punto de inflexión que confirma el tránsito hacia un sistema de mas de un polo de poder. El diálogo se impone como única vía para evitar un choque abierto entre potencias que, pese a su rivalidad, están condenadas a cooperar.
La reunión dejó una imagen poderosa: dos líderes que representan visiones de mundo opuestas, obligados a compartir el mismo cielo político. Trump y Xi simbolizan el fin de la unipolaridad y el inicio de una era de competencia interdependiente, donde el poder ya no se mide solo en armas o capital, sino en la capacidad de sostener el equilibrio entre la confrontación y la cooperación.
(*) Politólogo | santacruzcarranza@gmail.com
En las elecciones generales del 2021, Renovación Popular fue uno de los partidos que dio la sorpresa por la alta votación que sacó en las elecciones congresales: 57 mil 662 adhesiones, lo cual ubicó al partido en la segunda casilla, solo por debajo de Fuerza Popular. Esto le valió para obtener un escaño por Lambayeque que le correspondió a Jéssica Córdova Lobatón. En estas elecciones, la organización liderada por Rafael López Aliaga busca reeditar lo hecho en la elección pasada y asegurar por lo menos una curul en la Cámara de Diputados.
A diferencia de otros partidos, Renovación Popular no tendrá competencia en las elecciones internas, pues presenta una sola lista. Junto al Partido Aprista Peruano, es una de las dos únicas organizaciones que realizará su proceso interno mediante la modalidad de voto universal, libre y secreto de sus afiliados, el cual se desarrollará este 30 de noviembre.
Jéssica Córdova
Actual congresista por Lambayeque, María Jéssica Córdova Lobatón intenta mantener su escaño, ahora como integrante de la Cámara de Diputados. La legisladora, que se encuentra afiliada a Renovación Popular desde el 4 de junio del año pasado, alcanzó 12 mil 552 votos preferenciales en las elecciones congresales del 2021, convirtiéndose así en la segunda candidata más votada, solo por detrás de Janet Cubas Carranza. Actualmente es la coordinadora regional de Renovación Popular en Lambayeque.
Cuenta con estudios técnicos como operadora de microcomputadoras por el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial – Senati, es licenciada en administración de empresas por la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo y licenciada en obstetricia por la Universidad de Chiclayo. Según experiencia laboral registrada en el Jurado Nacional de Elecciones, Córdova Lobatón trabajó en la Empresa Prestadora de Servicios de Saneamiento de Agua Potable y Alcantarillado de Lambayeque – Epsel, desde el 2001 hasta su elección como parlamentaria.
Ya como parlamentaria, Jéssica Córdova integró la bancada de Renovación Popular, pero apenas unos meses después renunció a esta por discrepancias con Jorge Montoya. Sin embargo, dos años y medio después, en junio del 2024, volvió a Renovación Popular. Ha sido presidenta de la Comisión de la Mujer y Familia del Congreso y cuenta en su haber con una producción de trece leyes.
Sin embargo, su labor no ha estado exenta de cuestionamientos. Estuvo inmersa en una investigación por parte del Ministerio Pública por el presunto delito de falsa declaración en procedimiento administrativo, en agravio del Jurado Nacional de Elecciones, por presuntamente no consignar parte de su experiencia laboral en el sector privado.
Henry Macedo
Abogado y notario, Henry Macedo Villanueva lleva el número 2 en la lista de precandidatos e intentará llegar al Congreso por primera vez. Militó en el extinto Perú Posible del 2005 al 2017, partido con el cual postuló sin éxito a la alcaldía provincial de Jaén en el 2002. En el 2006 fue electo como regidor provincial de esta localidad por el Movimiento Innovación Cajamarca. Posteriormente, en el 2020, se afilió a Alianza Para el Progreso, organización en la que militó hasta el 11 de junio del 2024. Un mes después se afilió a Renovación Popular.
Es abogado por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo y se desempeñó como secretario del Juzgado Civil Lambayeque de 1992 a 1994. Desde 1998 ejerce como notario en su notaría, la Notaría Macedo. Ha sido decano del Colegio de Notarios de Lambayeque y actualmente es primer miembro titular del Tribunal de Honor de dicha orden profesional.
Benigno Salazar
Benigno Alejandro Salazar Chapoñán lleva el número 4 de la lista de precandidatos de Renovación Popular a la Cámara de Diputados. Es un joven abogado, graduado de la Universidad Señor de Sipán. No hay mayor información sobre él, salvo el registro de una curiosa visita el 11 de agosto de este año a la oficina del congresista de Perú Libre por Tacna, Isaac Mita Alanoca.
Josué Barrera
Ferreñafano de nacimiento, Josué Josías Barrera Tello va con el número 6 en la lista de precandidatos. Es licenciado en administración y negocios internacionales y bachiller en turismo y negocios. A nivel gremial se desempeña como presidente de la ONG ‘Sicán Trabajando por el Perú’.
Sus convicciones provida se alinean con las de Renovación Popular. Precisamente, el Congreso de la República y la ONG Pro Familia Perú le hicieron un reconocimiento el pasado 29 de agosto por “fortalecer los lazos familiares y promover el bienestar y la salud de la comunidad peruana”.
“Estoy aquí para ser la voz auténtica de quienes a menudo no son escuchados. Sé que no es fácil, especialmente cuando hay pocos jóvenes que se atreven a dar este paso, pero lo hago por el amor profundo que le tengo a mi patria desde niño, y con la convicción de que el cambio real nace del trabajo conjunto y la buena gestión”, escribió el 5 de julio en su perfil de Facebook, junto al video de una pinta electoral que publicitaba su candidatura y la de Rafael López Aliaga.
Invitados
Los números tres y cinco de la lista de precandidatos están reservados para invitados que, por cuestión de paridad, serán designados a dos mujeres. Fuentes de este semanario refieren que una de ellas sería la empresaria Susy Janet Rojas Valdez, quien figura como ejecutiva de diversas empresas. En el 2021 se le vio haciendo campaña activamente por Rafael López Aliaga en sus redes sociales.
Para la Cámara de Senadores también se ha reservado el número 1 para un candidato designado. Este sería para José Henry Flores Díaz, administrador de 48 años que ha militado en cuatro partidos políticos, curiosamente, uno de ellos, Renovación Popular, del cual renunció. De septiembre del 2020 a julio del 2021 militó en Avanza País, de enero del 2022 a marzo de ese año estuvo inscrito en Perú Libre, de junio a agosto del 2024 hizo lo propio en Renovación Popular y de octubre a diciembre de ese mismo año también estuvo en las filas de Perú Moderno. Precisamente porque militó en Perú Moderno hasta finales del año pasado es que tiene que ir como invitado al Senado por Renovación Popular, pues el 12 de julio del año pasado venció el plazo para afiliarse a partidos y participar en las elecciones generales del próximo año.
En el 2021 postuló sin éxito para el Congreso por Avanza País. Obtuvo tres mil 276 votos preferenciales.
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