Cuando el actual alcalde de Chiclayo, David Cornejo Chinguel, se preparaba para entrar a la lid electoral, entre el 2013 y el 2014, decía que el entonces burgomaestre Roberto Torres Gonzales en vez de ejecutar el recapeo de calles hacía “rechoreo”, en alusión a las deficientes mejoras que el municipio realizaba a las vías. Por cierto, a las flacas capas de asfalto también las llamó “lengua de gato”.
Es bueno traer a la memoria las palabras de Cornejo porque es precisamente lo que él, ahora como alcalde, está poniendo en las vías: unas lenguas de gato sin mayor criterio técnico. En resumen, la administración desarrolla la rehabilitación de calles, con plata de la reconstrucción, sin supervisión, ingenieros residentes y con una velocidad inusual que nos hace presumir, con razón, que los trabajos se desaparecerán a medida que el tránsito vehicular fluya.
Es obvio que a quien no le gusta la vigilancia, el examen, la investigación o la fiscalización y ejerce violencia verbal contra sus opositores políticos y la prensa, hace gala de su pedantería e intolerancia, esconde algo más.
El gobierno municipal de David Cornejo Chinguel no solo ha caído en el más bajo nivel de descrédito, sino también en la sospecha popular de que los dineros no se están aplicando de manera coherente, honesta y transparentemente y lo señalo aquí porque la denuncia permanente de los regidores de oposición así lo dejan entrever. Bueno, a los regidores también se suma la Contraloría. Me gustaría decir lo mismo del Ministerio Público pero su silencio ya hasta parece cómplice.
Los electores chiclayanos se equivocaron de cabo a rabo al elegir a quien siempre ha denotado una sinuosa conducta como político y profesional. En campaña lo mostramos, sin embargo el arrastre en aquel momento del líder apepista Humberto Acuña lo llevó al sillón municipal.
Y ahora vemos que lo ocurrido en tres años de gobierno ha sido desastroso para Chiclayo, pues nada de lo ofrecido en campaña ha sido posible ejecutar porque Cornejo nunca tuvo un Plan de Gobierno Municipal y los resultados de gestión en aplicación o gasto presupuestal año a año así lo demuestran:
En el 2015 ejecutó solo el 73.2 % de los 119 millones 34 mil 740 soles que recibió. Al año siguiente el 68.1 % de los 140 millones 795 mil 73 soles transferidos por el Ministerio de Economía y Finanzas – MEF, y el año pasado el 79.7 % de los 162 millones 206 mil 556 enviados por el gobierno central.
Cornejo ha hecho noticia no por buenas obras o proyectos viables, ha contribuido a los mejores titulares de medios impresos por decisiones mezquinas e incoherentes como abandonar el mantenimiento del Paseo Yortuque, no otorgarle el presupuesto participativo a los municipios de la provincia, ejecutar obras de cuestionada calidad como el parque de Las Fuentes (de basura), por el caos del comercio ambulatorio, por el pésimo sistema de limpieza y, claro que sí, por mantener a su lado a funcionarios que son de Chiclayo la vergüenza. Además de sus fieles regidores y escuderos, claro está.
El alcalde afronta investigaciones por supuestas irregularidades en varios proyectos, como la obra de pavimentación y construcción de veredas en la avenida Tumbes, que llevó a un informe de auditoría del Órgano de Control Institucional.
El organismo de la Contraloría ha informado que desde el 2015 se han registrado varias acciones simultáneas, visitas de control, alertas y orientaciones de oficio, mientras que los informes de auditoría se remitieron al Ministerio Público para que proceda de acuerdo a sus competencias. Pero como ya he dicho, el silencio de este último parece cómplice.
Estas intervenciones han identificado hechos como las ineficiencias e irregularidades en los procesos de selección y obras, donde están involucrados varios de los funcionarios a los que el alcalde sigue defendiendo.
No olvidemos la intervención del ex responsable regional de la Contraloría General de la República, Nelson Guevara Altamirano, quien solicitó al Ministerio de Economía y Finanzas el congelamiento de las cuentas de la MPCH luego que se detectaran siete procesos irregulares. Desesperado, Cornejo recurrió a sus amigos y entre ellos encontró al eterno legislador Javier Velásquez Quesquén, quien lejos de respaldar la labor fiscalizadora y de control pidió el cambio de Guevara. Ese episodio me hizo recordar cuando el mismo congresista se opuso al informe de fiscalización que elaboró el Congreso de la República sobre la gestión de Roberto Torres.
La gestión Cornejo tiene varias perlas. La adjudicación por régimen especial para la adquisición de arroz pilado superior y pallar bebé para el programa de complementación alimentaria; la construcción de pavimento y veredas de la avenida Tumbes; la obra de agua potable y alcantarillado de la calle Arequipa; la compra fraccionada de combustible; la falta de rendición de cuentas del ex jefe de Imagen Institucional, Henry Chiclayo Vega, la pavimentación de la avenida Cajamarca y más, muchas más.
Están también las presuntas irregularidades en la Licencia de Edificación Nº 1205-2016 que autorizó la construcción de un inmueble para uso comercial en la calle Francisco Cúneo Nº 460, la adjudicación simplificada para la compra de entero de caballa en aceite vegetal para el programa de complementación alimentaria, la designación Mariela Custodio como procuradora adjunta; la compra de arroz pilado superior y frejol, y el mejoramiento de la transitabilidad vehicular de calles en la urbanización Ana de los Ángeles.
La Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Chiclayo ha iniciado la investigación preliminar contra David Cornejo por el presunto delito de omisión en actos funcionales en agravio del Estado y tiene otros cuestionamientos como el incumplimiento en la presentación al Ministerio de Vivienda del expediente de saldo de obra, el que comprende el peritaje y la liquidación de la obra de mejoramiento del sistema de alcantarillado y agua potable en el casco central.
Y ahora, lo más reciente, es el incumplimiento de los estándares técnicos que debía aplicar en las obras de rehabilitación de las avenidas céntricas de Chiclayo, cuyo presupuesto millonario el Ministerio de Vivienda y Construcción ha transferido a la municipalidad.
Al respecto, el decano del Colegio de Ingenieros de Lambayeque, Carlos Burgos Montenegro, acompañado de profesionales de la orden, ha constatado la falta de supervisor y pésima ejecución de estas obras que no han considerado parámetros básicos. Se prevé una millonaria perdida.