Padres de familia si aún están considerando que deben hablar de sexo con sus hijos adolescentes, seguramente estamos ante un mal planteamiento, porque si no se ha hablado de sexualidad desde la infancia con ellos, hacerlo de un momento a otro a esta edad puede resultar difícil.
No existe una edad mejor que otra para hablar del tema de sexualidad con los hijos, ya que la sexualidad está presente desde el nacimiento, y debe de ser un tema que no tiene por qué obviarse de las conversaciones.
Sólo es necesario tener presente, que en cada etapa hay que hablar de unos aspectos determinados de la sexualidad y por su puesto nunca engañar ni hacer falsas expectativas.
Los padres no deben dejar para la adolescencia el "tema" de la sexualidad, porque se pueden encontrar con la sorpresa de que sus hijos adolescentes saben más cosas que ellos de sexo, aunque quizá muy mediatizadas por, ideas falsas y exageraciones.
Vivimos en una sociedad de la información, donde cualquiera, incluso un niño o adolescente, tiene acceso a libros, revistas, programas de TV, internet, programas de radio... donde continuamente se habla de sexualidad. Evitar el tema en las conversaciones familiares no evitará que se aprendan ideas por estos otros medios.
En la adolescencia hay que hablar de ciertos temas, con un lenguaje más claro y siendo más específicos. Hay que tener en cuenta que es el momento de las primeras experiencias sexuales.
La educación sexual en la adolescencia está íntimamente ligada al desarrollo afectivo y emocional. No hay que caer en el error de enseñar la sexualidad como si de una práctica profesional se tratara, el sexo no es sólo conocimientos y habilidades, está muy mediatizado por los sentimientos.
Los padres deben conseguir que sus hijos confíen en ellos y les crean cuando hablen. Para ello es importante hacerlo progresivamente, hablar de estos temas con naturalidad al ritmo que los hijos necesiten, apoyarse en ejemplos: libros, películas, revistas. Una película o programa de Televisión pueden insinuar un tema, y entonces aprovechar la ocasión para hablar de ello.
También genera confianza revelar experiencias propias, los padres pueden contar sus experiencias sentimentales y sexuales, siempre adecuando la conversación a lo que los hijos pueden escuchar. Si se crea un clima de confianza y credibilidad, los hijos irán preguntando sus dudas y se podrán ir aclarando temas y profundizando en la educación sexual. Esto permitirá no dedicar un día exactamente a hablar de sexo, sino considerar este tema como normal y sobre el que se puede hablar en cualquier momento.