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EXPRESIÓN PRESENTA EL LIBRO: ‘BENIGNO LEÓN ESCURRA Y EL URBANISMO EN LAMBAYEQUE’

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1132

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  • Homenaje a un profesional ejemplar.
  • Obra revisa el proceso urbanístico de los últimos 50 años.
  • Libro se presentará el martes 1 de octubre a las 6:30 de la tarde en el Colegio de Arquitectos de Lambayeque.

 

Como parte de su trabajo editorial, Expresión presenta el libro ‘Benigno León Escurra y el urbanismo en Lambayeque’, obra de los periodistas Rosa Chambergo Montejo y Daniel Vera Vera, que se constituye en un valioso documento de homenaje a uno de los profesionales de la arquitectura más representativos del departamento, pero además en un compendio de la evolución urbana de ciudades como Chiclayo en los últimos 50 años.

 

La obra, de 178 páginas, es el resultado de la paciente investigación realizada en los últimos cinco meses y que tiene como base las entrevistas que Benigno León Escurra sostuvo con Expresión, en las que detalló la importancia de la planificación urbana y los resultados que tuvo para Chiclayo, como capital del departamento, el Plan Director de 1970, del que fue parte.

 

Además, existe una minuciosa recopilación de las acciones realizadas por León Escurra en su período como director regional de Vivienda, entre 1980 y 1985, así como documentos de su autoría que hoy vuelven a la luz, gracias al trabajo investigativo de los autores.

 

El libro se divide en 20 capítulos, impresos a full color, en los que se recorre la vida de León Escurra desde sus inicios y se relaciona al proceso de desarrollo urbanístico en el departamento de Lambayeque.

 

“Hay hombres que aunque hayan partido a la eternidad, seguirán siempre vivos en la mente y el corazón de los que los conocimos, su recuerdo inspirador nos hace creer que están vivos. Creemos que este sentimiento es lo que nos inspira Benigno León Escurra, que aun cuando ya no está en este mundo terrenal sentimos que sigue presente, y así recordamos cada una de sus obras y de lo que contribuyó para el desarrollo urbanístico de Lambayeque.

 

Queremos, a través de este libro, recordarlo, homenajearlo, que su figura siga viva no solo entre sus familiares, sino entre quienes estudian arquitectura, ingeniería, entre los profesionales, amigos y conocidos de quien sí hizo mucho por esta tierra mochica”, mencionan los autores.

 

DE ACCIÓN Y OBRA

Chambergo Montejo y Vera Vera recuerdan en la obra que León Escurra fue un acciónpopulista leal y consecuente, como lo quiso su líder Fernandp Belaunde, por ello cuando fueron gobierno dio su aporte profesional y así se realizaron los más grandes proyectos habitacionales en el departamento, que sirvieron además de ejemplo para el desarrollo de la vivienda social y que hoy se ven con admiración, como es el caso de la residencial Karl Weiss o Augusto B. Leguía. Así, la profesionalidad de León Escurra quedó plasmada para siempre.

 

“Nuestro homenajeado fue siempre claro sobre las necesarias expropiaciones para el crecimiento de las ciudades, pues estas permiten ejecutar mejores diseños urbanísticos, pero también fue claro respecto a que los fondos económicos son necesarios para ejecutar los planes de desarrollo. Sin duda, Benigno León fue un gran visionario, que supo cómo y por qué era necesario adelantarse a la modernización de Lambayeque.

 

No solo visionó el crecimiento urbanístico, también habló, escribió y sentó posición firme respecto al tránsito urbano en el departamento, tal como está demostrado en un documento que se levantó desde el Colegio de Ingenieros de Lambayeque en 1973, el mismo que ha sido considerado en esta publicación en uno de los varios capítulos que contiene la obra”, precisan los autores.

 

VALORACIÓN DEL LIBRO

“La presente obra va más allá de una biografía, es un minucioso y revelador compendio de la historia urbanística de Lambayeque, en especial de su capital Chiclayo, de lo sucedido con su ordenamiento y proyección, en los últimos 50 años, todo contado a partir de la historia de un personaje que pensó y trabajó por el desarrollo del departamento, como lo fue el arquitecto Benigno León Escurra.

 

Como bien remarcan los autores, Benigno León perteneció a una generación privilegiada, formada en las aulas de la Universidad Nacional de Ingeniería – UNI, y conducida por docentes de primer nivel, padres de la arquitectura moderna en el país, quienes sin duda lo orientaron a visiones integrales de cómo deben organizarse las ciudades, poniendo al habitante como eje del desarrollo.

 

Rosa Chambergo Montejo y Daniel Vera Vera caracterizan su ejercicio profesional periodístico con un permanente interés en el desarrollo local y departamental, siendo el ordenamiento urbano uno de los tópicos que abordan frecuentemente en las páginas del Semanario Expresión y que hoy, con holgura, desarrollan al entregarnos esta publicación, con la que buscan rendir merecido reconocimiento al arquitecto Benigno León”, señala en el prólogo el decano del Colegio de Arquitectos del Perú – Regional Lambayeque, Antonio Uriarte Gonzales.

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ROBERTO MERINO SALAZAR: LA ALEGRÃÂA DE VIVIR CIEN AÑOS

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1132

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  • Lambayecano cumplirá cien años este 2 de noviembre y revela que la clave para llegar a esa edad es vivir la vida de forma alegre y responsable.

 

Roberto Merino Salazar nació en Ferreñafe el 2 de noviembre de 1919 a las 9:00 de la mañana. Es el primogénito de 12 hermanos. En más de un mes cumplirá cien años y lo hará con la vitalidad de un joven. “Les podría retar a que hagamos una carrera trotando”, dice orgulloso.

 

Hijo de Roberto Merino Coveñas y Luzmila Salazar Armas, el hombre que dentro de poco dejará de ser un nonagenario cuenta que vivió en la “Tierra de la Doble Fe” hasta los siete años, pues su padre consiguió un trabajo en la Hacienda Pomalca y todos pasaron a radicar allá. Cuando cursaba el tercer grado de primaria, su padre, quien cariñosamente le llamaba “Robertito”, le preguntó si quería seguir estudiando allí o irse para Chiclayo. Esa fue una de las primeras decisiones que tomó en su vida.

 

“Yo le dije a mi padre que, si era posible, me mandase a Chiclayo. Y así fue. Me vine en un camión que iba de Pátapo a Chiclayo cargando arroz y polvillo”, recuerda.

 

RECUERDOS ESCOLARES

Ya en Chiclayo, Roberto Merino fue a estudiar al Colegio de San José, cuya dirección estaba a cargo del alemán Karl Weiss. De él aprendería la disciplina que más tarde le llevaría a ser un hombre de éxito.

 

Cuenta que Weiss visitaba todos los salones para cerciorarse que las aulas estén con sus respectivos docentes. Si faltaba algún profesor, era el mismo Weiss quien lo suplía e impartía la clase.

 

“He sido un joven muy tranquilo, he visto las palomilladas de mis amigos, pero nunca las practicaba, porque nos castigaban encerrándonos en un cuarto oscuro que tenía calaveras dentro”, recuerda.

 

De aquella época también rememora la pulcritud del uniforme, ya que había dos señores en la entrada, uno de apellido Leguía y otro Ramos, quienes se turnaban para verificar que los alumnos ingresasen con los zapatos negros, relucientes del brillo y bien amarrados.

 

Merino Salazar cuenta que estudió en el colegio lo que en aquella época se llamaba media comercial y al terminar en 1940 salió con el título de Contador Mercantil.

 

ÉPOCA LABORAL

Recuerda que al año siguiente su padre le preguntó si quería trabajar, a lo que él respondió que sí, a pesar de no tener experiencia en nada.

 

“Mi padre habló con don Ricardo de La Piedra para que me diera un lugar en las oficinas de la Hacienda Pomalca y así fue. Mi madre se preguntaba cómo iba a trabajar si no tenía experiencia en nada, pero yo siempre fui empeñoso. Al siguiente día me presenté en la oficina de su contador, quien me preguntó si era el joven Merino, a lo que asentí. Me dijo “¿ve el escritorio que está allí? Es para usted, el señor de La Piedra ya me habló y desde hoy empieza a trabajar”, revela.

 

No obstante, su estancia en la Hacienda Pomalca fue corta. Un día, mientras leía uno de los periódicos que llegaban a la oficina (La Abeja, El País, El Tiempo y La Industria), vio que en el Banco Italiano, hoy Banco de Crédito, solicitaban jóvenes postulantes. Llevaba para ese entonces siete meses laborando.

 

“Me entró la curiosidad de averiguar cómo era el examen, así que le dije al contador que debía viajar a Chiclayo porque mi mamá estaba enferma y fui a la sede del banco que en ese entonces quedaba frente a la Casa Woyke. Allí me dijeron que los exámenes serían la próxima semana, lo cual me obligó a volver a mentir para viajar nuevamente. Fueron 22 los postulantes, quienes debimos rendir una prueba que consistía en llenar una solicitud de trabajo, resolver operaciones matemáticas con la regla de tres, hacer letras de cambio, etc.”, evoca.

 

A los tres días lo llamaron informándole que había aprobado el examen y debía someterse a un médico. “Si hoy que tengo casi cien años y no adolezco de nada, en ese entonces que tenía 21 años era un campeón”, señala entre risas.

 

Tras aprobar todo, regresó a Pomalca para agradecer por la oportunidad brindada y empezó a trabajar en el Banco Italiano el 27 de octubre de 1941 a las 7:45 de la mañana, entidad de la cual llegaría a ser gerente.

 

AMOR A LA ANTIGUA

Roberto Merino conoció a su esposa, Rosa Angélica Navarrete Siancas, cuando él tenía 21 años y ella 16. “Vivía por el Parque Obrero y siempre veía a mi amigo Tulio Cabrejos conversar con una señorita, entonces le pregunté quién era y si me la podía presentar, pues me parecía guapa”, cuenta.

 

Relata que un día se pusieron de acuerdo y fueron a la casa de Rosa Angélica. Tulio Cabrejos se la presentó y, tras una seña que Roberto le hiciese, se fue para dejarlos solos a ambos.

 

“Le dije que era un placer conocerla, que su voz era maravillosa. Conversamos un rato y le pregunté si podía volver a saludarla mañana. Me dijo que mientras la viese solo en la puerta, ella encantada. Eran otros tiempos”, rememora.

 

Recuerda que ella tenía un padre muy estricto, quien no permitía que esté fuera de la casa hasta más de las 10 de la noche, por lo que solo podían ir a conversar al Parque Obrero. “No la podía abrazar ni tocar”, cuenta.

 

Recién fue cuando él tenía 28 años que la pidió formalmente y siete meses después se casaron. Recuerda que fue el 1 de noviembre, a las 8:00 de la noche, se celebró su boda civil y a las 4:00 de la madrugada del día siguiente la religiosa. Fruto de ese matrimonio nacieron Roberto Manuel, Blanca Angélica, Mery Magdalena y Gustavo Raúl.

 

LA ALEGRÍA

Merino Salazar cuenta que la clave para llegar a cumplir cien años ha sido principalmente su carácter alegre, lo cual no debe confundirse con ser bohemio. “Soy muy alegre, he ido a fiestas, pero nunca he fumado, soy sano”, revela.

 

A puertas de cumplir cien años, manifiesta que se siente satisfecho y complacido con la vida, a la cual considera maravillosa si es que se sabe vivirla. Ha viajado por México, Argentina, Chile, Panamá, Estados Unidos y más.

 

“Antes la diversión era más sana, nos íbamos al cine que costaba 20 centavos y teníamos que llegar temprano a casa. Hoy hay chicos que se la pasan en discotecas. A los jóvenes les digo que siempre sean honestos y vivan sanamente”, aconseja.

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