“Me considero una emprendedora apasionada”, afirma Claudia Bazán Mimbela, quien empezó en el mundo de los negocios a los 18 años, precisamente como parte del equipo de ventas de una trasnacional del rubro retail. Luego incursionó en las líneas de belleza, escalando rápidamente hasta convertirse en gerente de venta directa. En el 2010 su historia tuvo un giro de 180°.
Ese año, Claudia Bazán decidió realizar un viaje con su madre al exterior, naciendo así su interés en la importación de carteras y accesorios para damas.
“Todo nació en un viaje de recreación entre mi madre y yo. Nuestro negocio fue tomando forma, recuerda que nuestro primer punto de venta fue en el Real Plaza Chiclayo para luego dar el salto al Real Plaza Trujillo, Piura, una tienda en el centro de Lima. Logramos implementar seis puntos de venta en diferentes ciudades, tanta pasión depositada, tanta energía y la atención puesta en la expansión que sin darme cuenta había descuidado lo más importante que eran las ventas. La empresa quebró, lo que fue un golpe muy duro para mí y mi familia”, relata.
Resiliencia
Sin embargo, Claudia Bazán puso a prueba su resiliencia y supo sobreponerse a la situación adversa.
Buscando nuevas oportunidades decidió convertirse en agente de cambio y así nació la idea de emprender ayudando a los demás. Claudia Bazán emprendió apoyándose en el trabajo manual de los internos del Establecimiento Penitenciario de Chiclayo, expenal de Picsi, centrándose en la elaboración de carteras artesanales.
“Me siento muy contenta por ese nuevo camino y gracias a Dios he ido encontrando a las personas correctas, sobre todo porque tengo la fortuna de seguir contando con el apoyo y amor de mis padres. Trabajar un proyecto de esta naturaleza no es sencillo, porque los accesos a un recinto carcelario son muy estrictos, pero poco a poco hemos ido ganando confianza y sobre todo el interés de los internos en participar de este negocio en el que todos ganamos. Esa oportunidad que la vida generó para mí, sirve también para que ellos puedan aprender y tener medios para resocializarse”, menciona.
Solidaridad de género
Claudia Bazán menciona que muchas veces las mujeres son muy críticas entre ellas mismas, pero no precisamente con un sentido positivo.
“Eso es algo que debe cambiar. Las mujeres debemos mostrar nuestra empatía y sororidad con las demás mujeres, ayudarnos mutuamente cuando emprendemos, cuando nos trazamos un proyecto y necesitamos un mensaje de estímulo e impulso. Es sumamente importante para cualquier mujer tener el apoyo emocional de las demás mujeres, empoderarnos entre nosotras y juntas enfrentarnos al machismo, a la violencia, a la inseguridad o al menosprecio a nuestro trabajo, problemas que vemos todos los días en todos los espacios de la sociedad”, asevera.
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