El elenco de teatro TUSAT se complace en presentar "El jardín de los cerezos", una obra emblemática de Antón Chéjov, que examina el paso del tiempo y la resistencia al cambio en la Rusia prerrevolucionaria. Esta obra, aunque escrita hace más de un siglo, resuena profundamente en nuestra realidad contemporánea, donde el cambio social y las luchas por mantener el “statu quo” son temas recurrentes. La propuesta que nos presenta TUSAT es atemporal y sugiere, sutilmente, momentos históricos lambayecanos, momentos de haciendas y elites familiares, y la posible realidad social de entonces, sin ser una puesta en escena de época.
La obra narra la historia de Liubov Andréievna, quien regresa a su hacienda familiar después de una larga estancia en París, enfrentándose a la dura realidad de las deudas y la inminente subasta de su querido jardín. Este papel central será interpretado por la talentosa Mary Sánchez Reyes; a lo largo de la trama, personajes como Ania (su hija), interpretada por Adriana Alvarado Ruiz, y Varia (su hija adoptiva), a cargo de Sandra Dávila Cárdenas, suman capas emocionales a la narrativa: contexto socioeconómico, valores y emocional familiar. También destacan: Juan de Dios Ibáñez Seclen como Gaev (su hermano) y Christian Burga Rafael como Lopajin (comerciante), quienes serán detonantes en la profundidad de la historia, y la inminente realidad de la venta de su propiedad.
A través de esta comedia dramática, Chéjov ofrece un retrato irónico de una aristocracia en declive, reflexionando sobre la memoria, el valor y las decisiones que marcan el rumbo de una sociedad. El elenco incluye a Félix Zúñiga Aponte como Tropimov, Julio César Alcántara como Pischik, María Jiménez Pardo como Scharlotta, Jhosep Pérez Sánchez como Epijodov, Liznarda Cruzado Ordoñez como Duniascha, José Ordoñez Terrones como Firs, Hugo Rodríguez Núñez como Lascha y Jesús Chasquibol Ruiz como Transeúnte, quienes contribuyen a la riqueza de la representación.
La versión, presentada por TUSAT, incorpora elementos del contexto lambayecano, fusionando la obra clásica con situaciones contemporáneas que resuenan con la audiencia actual. La dirección general está a cargo de Carlos Mendoza Canto y la co-dirección de Rita O Dell, se promete una experiencia teatral rica en matices emocionales y poéticos.
“Esta puesta en escena es una reflexión sobre lo inexorable del tiempo, la nuestra resistencia al cambio y de cómo nos aferramos a aquello a lo que amamos y o en lo que creemos”, comenta Mendoza.
Sobre el autor
Antón Chéjov fue el tercero de los seis hijos del comerciante de telas Pável Yegórovich Chéjov, y de Yevguéniya Yákovlevna, gran cuentacuentos que entretenía a sus hijos con historias. Sus abuelos fueron siervos. Cursó estudios de Medicina en la Universidad de Moscú. Publicó relatos y escenas humorísticas en revistas en su época de estudiante. Terminada su carrera no ejerció, debido a su éxito como escritor y porque padecía tuberculosis, enfermedad incurable en aquellos tiempos.
Al principio escribía bajo el seudónimo de Antocha Chejonte iniciándose con cuentos, anécdotas y sketches cómicos. Su primera colección de escritos humorísticos, Relatos de Motley, se editó en 1886, y su primera obra de teatro, Ivanov, se estrenó en Moscú al año siguiente. Posteriormente escribió La isla de Sajalín (1891-1893). Se convirtió en una de las más señeras figuras del realismo ruso; creador del relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento.
Algunos de sus mejores relatos se encuentran en su libro publicado póstumamente Los veraneantes y otros cuentos (1910). Casi a finales de siglo conoció al productor Konstantín Stanislavski, director del Teatro de Arte, de Moscú, que en 1898 representó la obra de Chéjov La gaviota (1896). Esta asociación, permitió la representación de varios de sus dramas en un acto y de sus obras más significativas como El tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). Sus biógrafos han registrado 588 novelas cortas, o relatos largos. En 1901 se casó con la actriz Olga Knipper, que había actuado en sus obras. Antón Chéjov falleció en el balneario alemán de Badweiler el 15 de julio de 1904.
Tiene siete años y la mitad de su vida la ha pasado bailando marinera. Franco André Mocarro Huamán es un niño ferreñafano que en enero próximo participará del Mundial de Marinera en Lima, con grandes opciones de alzarse con el título.
Su madre, Rocío Huamán Malca, cuenta que Franco André lleva la marinera en las venas, pues tanto ella como su esposo, Bryan Caleb Mocarro Bonilla, bailaban marinera y se conocieron precisamente en una academia de marinera. Debido a ello decidieron inscribirlo en un taller de marinera, aunque nunca imaginaron que su progreso sería bastante rápido, sorprendiéndolos.
“Lo habíamos puesto inicialmente en una academia no tan conocida, pero cuando vimos el desarrollo de su talento entonces empezamos a invertir un poco más. Hoy él pertenece a dos academias, la de Jonathan Pacheco, en Lima, y la de Jorge Vásquez aquí en Chiclayo”, relata.
Campeonatos
Rocío Huamán refiere que Franco André ya ha sido campeón nacional. Ha participado en campeonatos en Mochumí, Cajabamba, Chota y otros lugares, obteniendo siempre los primeros lugares. Hoy, el menor está enfocado en ganar el Mundial de Marinera, por lo que ha participado de diferentes selectivos.
“El año pasado, Franco ganó todos los selectivos en los que concursó: el de Chiclayo; Lambayeque; el interacademias, que es de los más fuertes; y este año también ha vuelto participar para tener el pase directo”, revela su madre, quien explica que ahora Franco tiene pase directo a la segunda final, pues ganó el selectivo nacional disputado en Trujillo.
Rocío Huamán explica que los selectivos les permiten a los concursantes pasar directamente a las finales. El Mundial de Marinera dura casi una semana, es de lunes a domingo, siendo el último día la primera final. De allí en adelante se disputa una segunda final y una tercera final, que es la definitiva. Franco Mocarro tiene ya el pase directo a la segunda final.
“Franco ha participado en el Concurso Nacional de Trujillo; en el selectivo de Chiclayo, que lo ha ganado; ha concursado en el selectivo de San Borja; en el interacademias de Lima; en el selectivo de Víctor Larco y este noviembre vamos a participar en el último que es el selectivo del metropolitano de Lima. De allí ya no queda casi nada para el mundial que es en enero”, menciona.
Rocío Huamán señala que su pequeño ha logrado todos estos campeonatos gracias al apoyo de su familia, que cree en sus sueños.
“El mundo de la marinera es bastante caro, empezando por los ensayos, las vestimentas, los accesorios, los viajes que son recurrentes. Se incurre en bastantes gastos. Nosotros venimos concursando desde el año antepasado”, cuenta.
El progreso de Franco Mocarro se ha hecho notable. El año antepasado quedó dentro de los seis primeros del Mundial, el año pasado entre los cuatro primeros y este año la meta es entrar en el podio de los tres primeros y, de ser posible, alzarse con el campeonato.
