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ORGANIZADO POR LOS 25 AÑOS DE LA USAT: Ganadores del 1er Concurso Nacional de Pintura

Escribe: Carlos Mendoza Canto (*)
Edición N° 1333

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Luego de una contienda donde primó el discurso, la belleza de los trazos y la sutileza de los colores, se dio a conocer los nombres de las obras ganadoras del 1er Concurso Nacional de Pintura USAT, ‘La Paz y los Derechos Humanos’, certamen organizado por la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, en el marco de sus 25 años - Bodas de Plata USAT.

Las obras finalistas destacaron por su alto nivel de oficio pictórico, y la ardua tarea de elegir a los ganadores recayó en los jurados Ana Osorio Velit, artista, curadora y gestora cultural (Lima); Luis Lama Mansur, crítico de arte y curador (Lima); y Alexander Cruz Salazar, artista y maestro de escuela de arquitectura USAT.

La premiación se realizó en la galería arte del Centro Cultural Ochocalo, lugar donde se llevó a cabo una muestra pública de las obras finalistas, durante una semana la exposición pictórica. Resultando ganadores las obras siguientes:

Primer premio: “La libertad bajo sombra” del artista Rubén Saavedra Cobeñas (Lambayeque).

Segundo premio: “Antes soñaba” del artista Alexander Dionisio Tongombol Malca (Cajamarca).

Mención de honor: “Ofrenda para la paz” del artista Jesús Víctor Salvador Portuguez (Lima).

Asimismo, en mérito a sus facultades, el jurado otorgó el reconocimiento especial a las obras “Oscura intimidad”, “Vida plena” y “Nuestro día a día” de los artistas José Gómez Hernández (Lima), Carlos García Tello (La Libertad) y Frank Osmar Chávez Torres (Lambayeque), respectivamente. Distinciones y premios económicos que fueron entregados por la Dra. Patricia Campos Olazabal, rectora USAT y Carlos Mendoza Canto, director ICUSAT.

La obra ganadora “La libertad bajo sombra”, en palabras de su autor, es de aspecto teatral, pues hace jugar a cada objeto como actor de un drama, cada rincón y cada color, tienen una responsabilidad en el cuadro; es un cuadro que reflexiona sobre la lucha de la paz y la libertad a través de símbolos establecidos en el inconsciente colectivo peruano: ironía y controversia son los ejes principales del cuadro.

Al respecto, el ganador del primer premio, Rubén Saavedra, natural de Tumán, expresó su sentir tras conocer el resultado: “Me siento con una gran responsabilidad en ser parte de este reconocimiento y estimulo. Agradezco la precisión del jurado calificador, que, siendo imparcial, ha podido tener una visión acertada de las obras; ha sido un lujo poder tener a uno de los mejores críticos de nuestros tiempos como jurado de este concurso, y ello una señal y evidencia que el señor Tongombol y Salvador Portuguez, van por un camino sólido y esperanzador en nuestra plástica”.

Asimismo, compartió su felicidad de poder conocer a los otros ganadores y conversar con otros artistas que asistieron a la exposición y ver el movimiento artístico de la región. “Este concurso es un gran paso para reunir artistas de muchas regiones e intercambiar ideas y realidades. Realmente es interesante ver como la USAT está asumiendo un rol protagónico en promoción y responsabilidad cultural, no únicamente en las artes plásticas sino en distintas áreas y disciplinas, es un ejemplo y demostración que la responsabilidad privada es siempre más eficiente que las estatales".

La iniciativa brotó del Instituto de Cultura ICUSAT de esta casa superior de estudios, con el objetivo de mostrar el arte regional de Lambayeque, así como el arte nacional. Así lo expresó con gran satisfacción, el director del ICUSAT, cuyo deseo era “ampliar el panorama de la producción artística del Perú, generando presencia de las regiones y provincias”.

Una importante visita

Juan Peralta Berríos, historiador del arte, curador y crítico, fue invitado como delegado en representación de los jurados Luis Lama y Ana Osorio, y comentó su punto de vista de este certamen: “Es interesante, es una gestión que obliga a las regiones a generar una actividad creativa desde la cultura para promover esta relación arte-sociedad. Estas iniciativas son importantes y necesarias para sensibilizar a las personas y generar la descentralización, para fomentar la libertad”.

Respecto al tema del concurso “La paz y los derechos humanos”, precisa que es un título preciso para la coyuntural mundial. En este concurso encuentra trabajos interesantes con propuestas y tácticas contemporáneas, con elementos icónicos y lenguaje popular, indicó.

Peralta considera que este tipo de concursos permite promover las culturas creativas que generan identidad, pues“ de lo contrario, seríamos una sociedad sin imagen, sin representación”. “Es conveniente que se sigan realizando este tipo de actividades, con los universitarios, por ejemplo, talleres de mediación donde haya diálogo, opinión, reflexión. La cultura es un eje transversal que debe estar presente en todas las carreras, en todas las edades, en todos los ámbitos”.

Rubén Saavedra - Primer puesto

Como artista siempre he tenido una gran curiosidad por los materiales, por su uso, y por dominar el oficio, luego con el pasar de tiempo mi interés ha dado un giro entorno a no solo tener énfasis en la técnica sino en el contenido, y la historia ha sido uno de los motivos que ha movido mi producción artística hace unos años atrás, convirtiendo mi interés estético en un interés de construcción del discurso visual, para así inquietar al espectador a leer en mis obras lo que el desee interpretar.

En este caso particular mi obra es de aspecto teatral, haciendo jugar a cada objeto como actor de un drama, cada objeto, cada rincón, y cada color, tienen una responsabilidad en el cuadro, es un cuadro que reflexiona sobre la lucha de la paz y la libertad a través de símbolos establecidos en nuestro inconsciente colectivo peruano, ironía y controversia son los ejes principales del cuadro.

La historia del Perú en especial me ha tejido muchas interrogantes e inquietudes, y hay siempre un punto cumbre; y es la lucha por encontrar su propio bienestar y su paz, pero no siempre ha tenido suerte, además de las acciones de sus gobernantes o de las manos que actúan en un azar hasta metafísico e inexplicable.

Somos un país de los “de repentes”, de los “casi”, somos un pueblo inconcluso, pero a pesar de eso luchamos siempre por nuestros derechos.

Plagados también de injusticias, somos un país con sed de muchas cosas, pero ante todo eso debe primar nuestra sed por los deberes como seres humanos, es así que abordé estos temas que coincidieron no solo con la temática del concurso, sino que al participar, contribuyo a la construcción cultural de esta región del país, que aún necesita conectarse en estos ámbitos.

Parece irónico que en la región donde el arte precolombino resplandeció fuertemente exista un vacío, pero que con esperanza estoy seguro que está en nuestra responsabilidad poder construir entre nosotros una nueva cara de Lambayeque, estoy seguro que a través del arte podemos mejorar no solo la educación, sino hasta la prosperidad de nuestra nación.

El  Concurso de la universidad Santo Toribio de Mogrovejo es un gran paso para reunir artistas de muchas regiones e intercambiar ideas y realidades de nuestras regiones, personalmente me dio mucha felicidad poder conocer a los otros ganadores que venían de otras regiones y acompañarles a conocer la belleza que contiene esta región, poder conversar con otros artistas que solo venían para ver las obras, y ver el movimiento artístico de la región, realmente es interesante ver como la USAT está tomando responsabilidad cultural, no solo en las artes plásticas sino en distintas áreas, es un ejemplo y demostración que la responsabilidad privada es siempre más eficiente que las estatales.

Agradezco la precisión del jurado calificador, que siendo imparcial ha podido tener una visión acertada de las obras, el concurso ha tenido el lujo de poder tener a uno de los mejores críticos de nuestros tiempos, y es una señal y evidencia que el señor Tongombol y Salvador Portuguez, van por un camino sólido y esperanzador en nuestra plástica.

Alexander Tongombol - Segundo puesto

Agradezco a la USAT por la convocatoria de este concurso, siempre es meritorio para una entidad realizar concursos de pintura, dado que son pocas las que apuestan por realizar eventos artísticos, en este caso pintura, este concurso llamó la atención nacional del sector de la plástica, y a la vez fue sorpresivo porque por lo general nunca se había escuchado de Chiclayo realizar concursos de pintura. Este es un ejemplo para muchas empresas privadas y públicas que existen en Lambayeque, que podrían sumarse para realizar eventos similares, aunque siento que todavía están desligados del arte o la pintura, hasta ahora no escuchado de una sala exclusiva de exposición en Chiclayo, considero que una sala de pintura, o un museo, la convertiría en una ciudad de la cultura.

Estas convocatorias se conviertan también, en una oportunidad para mostrar lo que yo digo o creo, a través de mi pintura, la que se vuelve en una experiencia de aprendizaje, de análisis, en cuanto al grado en que mi obra se encuentra, en este caso ante los jurados, es una manera de evaluación, porque es una oportunidad donde puedes escuchar las criticas de tu trabajo, y a raíz de eso analizar y fortaleces algunos puntos.

Concursos como este, contribuyen también con otras importantes aristas de las artes plásticas, por lo que es necesario que este tipo de eventos existan en una ciudad, es una manera de contribuir a la educación la sensibilización de la población.

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(*) Director del Instituto de Cultura de la USAT.

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LAMBAYEQUE EN EL TIEMPO: Referencias históricas sobre el inicio de la temporada de verano

Escribe: Martín Cabrejos Fernández (*)
Edición N° 1333

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La región geográfica de Lambayeque, por su ubicación costera, tiene playas innumerables que, a lo largo de nuestra historia reciente, han sido puntos de atención de paisanos veraneantes. Ante el mar, como ante Dios, todos somos iguales. A continuación, muestro crónicas y reportes de prensa local y nacional sobre las temporadas de verano entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX. Les invito a disfrutar en estas líneas de las costumbres (casi extinguidas) que el verano traía consigo en las playas de Pimentel, Eten, Santa Rosa y San José, que eran los puntos de encuentro de lambayecanos deseosos de aire puro, sol radiante, buena comida, diversión y relaciones sociales.

En 1913, el periódico El Progreso de Chiclayo, del 23 y 26 de diciembre, anuncia el inicio del verano o temporada de baños 1914. Un aviso de Luis Navarrete Guzmán ofrece en venta diversos y necesarios productos a los veraneantes de Eten, Pimentel, Santa Rosa y San José. Otro aviso hace mención al tren de baños, servicio especial del ferrocarril de Eten que se iniciaba el día 1 de enero a costo reducido y con servicio de ida a las 8 de la mañana y regreso a las 11 de la mañana por dicha temporada de sol.

Predilección por Eten

En 1917, la Revista Variedades de Lima indica que “la temporada en Eten es intensísima en vida social… llena de paseos, de fiestas, de atractivos, es realmente encantadora y en ese puerto se pasan ratos realmente agradables”. La revista menciona los nombres de algunos distinguidos lambayecanos que fueron asiduos veraneantes: Augusto León; así como las familias Barandiarán, Del Castillo, Laca, Noya, entre otras. En 1918, la Revista Variedades (fechada en 9 de marzo de dicho año) afirma que distinguidas familias de Chiclayo y Lambayeque han acudido con mayor animación que otras temporadas a la playa de Eten organizándose frecuentes bailes, paseos y fiestas, como las realizadas los días 10 y 12 de febrero. Una de ellas, la más sonada de aquel año, fue la del 10 y concluyó en la caleta (llamada así por aquel tiempo) de Santa Rosa con un original banquete realizado a mitad de la calle. Afirma que el lugar al que acudía la crema y nata de la sociedad lambayecana fue Eten. Esto no fue casual, existen fotografías de Noya (1916) que muestran comparsas, fiestas de máscaras y otras demostrando que Eten fue el balneario de moda desde, por lo menos, el año 1910.

Para 1921, la Revista Mundial de Lima presenta imágenes del fotógrafo Rómulo Menchola (afincado en Chiclayo) y afirma que los principales centros de veraneo del departamento fueron Eten y Pimentel. Destaca la presencia fluida de “caras bonitas”. En la Revista Mundial, de Lima, fechada 7 de abril de 1922; se publicó el artículo "Impresiones del viaje del señor Luis José de Orbegoso". En dicho artículo se hace referencias a Eten y Pimentel. Sobre Eten, menciona “no ha cambiado absolutamente nada la fisonomía y prácticas en este antiguo puerto del departamento de Lambayeque”; y, sobre Pimentel, “cuando conocí por primera vez esta antigua caleta, era un lugar completamente desolado…hoy ha cambiado completamente (destaca su modernidad).

Auge de Pimentel

Hacia inicios de la década de 1930, el balneario de moda fue Pimentel. El periódico Ahora de Chiclayo, del 11 de diciembre de 1933, afirma: “La temporada de verano en Pimentel se inicia – no obstante, la variación del tiempo, la temporada de verano se ha iniciado en el vecino puerto de Pimentel. El día de ayer se notó gran concurrencia de veraneantes, numerosas chicas se bañaron ofreciendo con la diversidad de los colores de sus vestidos animación y alegría”. A inicios de la temporada de verano de 1934 en Pimentel, el periódico Ahora de Chiclayo, del 18 de diciembre de 1933, critica el mal estado del camino a dicho puerto, se anuncia la apertura del Hotel Comercio y del salón de Juanito León (sic) "ubicado donde quedó el salón de Finetti Paz" y se hace énfasis en la dificultad del tránsito para los ómnibus (góndolas) del señor Orderique que hacían servicio entre Chiclayo y dicho distrito. Sin embargo, sobre la expectación por la temporada, indica “la temporada veraniega que se avecina cobra especial animación en Pimentel, muchas familias han tomado casa, se ha notado cierto número de bañistas y la vida nocturna en el puerto es alentadora…”

Mientras tanto en Chiclayo, según reportó el periódico El Bien Agrícola, del 19 enero de 1939, al inicio de la temporada de verano (como solía ocurrir por esas fechas) la municipalidad de Chiclayo ordena limpiar las letrinas, corrales, establos, pesebres, chicheríos, panaderías, dulcerías, heladerías, salones, restaurantes, bodegas, establecimientos de venta de mortadela, jamón, carne, mantequilla... Se pidió adecuada limpieza y refrigeración por el inicio de la temporada de verano.

Lo cierto es que, contra el mar infinito, como contra el hombre y la historia; el tiempo inexorable en su dinámica infinita, tampoco puede. Las personas, buscamos en el mar la paz, imágenes preciosas para el deleite y, a lo mejor, el encuentro reflexivo con sí mismo, con Dios, con la eternidad. Que tu vida siempre sea verano.

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(*) Historiador y docente.

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MARIANO QUESADA Y VALIENTE (1781-1845): Un prócer lambayecano

Escribe: Freddy Centurión González (*)
Edición N° 1333

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Según las referencias de Jorge Zevallos Quiñones, José Mariano Díaz de Quesada Valiente fue “Doctor en Leyes, Regidor Perpetuo y Alguacil Mayor de la Provincia de Lambayeque. Alcalde Ordinario de 2° Voto 1803, 1819, y Defensor de Menores este año; Protector de Naturales 1811 – 18; Gobernador Político interino de la Provincia en 1822, Diputado al primer Congreso del Perú el año 1823: Fiscal y Vocal de la Corte Superior de Justicia de Trujillo en 1845”, resumiendo así la trayectoria de quien fue uno de los primeros representantes lambayecanos en el Congreso.

Mariano Quesada (también escrito Quezada) y Valiente nació en Lambayeque en 1781, hijo legítimo del comerciante Baltazar Díaz de Quesada y de doña María Andrea Valiente de la Barra. Aunque Germán Leguía y Martínez mencione a Quesada como un egresado del Convictorio de San Carlos, creemos que posiblemente acudió al Colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo de Trujillo.

Tras desempeñar diversos cargos, incluyendo la alcaldía de segundo voto, en 1820 Quesada era síndico procurador del Cabildo de Lambayeque. Dicho cargo, de origen medieval, era elegido entre los vecinos para defender los derechos de la comunidad ante los cabildantes, contando con voz para proponer, instar o protestar. Dado el cargo que ejercía, no es de sorprender que entre los personajes con los que el general San Martín estableció contacto desde su arribo al Perú, figurase Quesada. Germán Leguía y Martínez copió las cartas enviadas por San Martín a Quesada (el 9 de septiembre de 1820 desde Pisco, y el 28 de noviembre de 1820 desde Supe), conservadas por los descendientes del síndico procurador.

Independencia de Lambayeque

Cuando se produjeron los hechos de la noche del 27 de diciembre de 1820, Quesada fue uno de los firmantes del acta, dada su condición de miembro del Cabildo. Sin embargo, como bien destacó Piedad Pareja, la simultaneidad de acontecimientos cívicos y militares (manifestación popular, rendición del destacamento realista y jura de la independencia por el ayuntamiento) llevaron a una particularidad: ni los jefes patriotas (Casós, Iturregui, Saco), ni los vecinos, firmaron el acta.

Eso explica que la madrugada del 31 de diciembre, en la casa de Quesada (la demolida casa Cúneo en el centro de Lambayeque), “se constituyó el pueblo medio y bajo de su vecindario, representado en un crecido número de individuos”, manifestando al síndico procurador la sospecha de una “insidia” contra ellos a fin de impedirles el proyecto de “jurar nuestra independencia y libertad en la plaza”. Quesada entonces, “habiendo tenido la noticia de que los demás vecinos, estimulados por esta heroicidad patriótica del pueblo, que se había hecho ya pública trataban de hacer lo mismo a las seis de la mañana, accedió el síndico procurador a poner en efecto proyecto y decisión; para cuyo sagrado acto tomando en la mano un estandarte bicolor, que había costeado de antemano para su vez, se constituyó en el patio”, y tomó juramento al pueblo de seguir la religión católica, de defender la libertad e independencia, de sumisión a las leyes a darse por el gobierno a formarse. Luego, Quesada sacó el estandarte a la plaza, entre vivas y aclamaciones, firmándose un acta, encargándose al síndico entregarla al general San Martín, documento indicador de la participación del pueblo en los eventos de diciembre de 1820.

 

Representante ante el Congreso

Cuando se eligieron los representantes al primer Congreso peruano, por el partido de Lambayeque, Quesada fue elegido como titular, junto con Justo Figuerola, incorporándose al Congreso el 15 de noviembre de 1822 y fue secretario del Congreso en febrero de 1823, durante los críticos momentos del motín de Balconcillo, viéndose obligado (como la mayoría de congresistas) a aprobar la designación de José de la Riva Agüero como presidente de la República. Cuando Lima fue ocupada por los realistas en junio de 1823, se agudizó la pugna entre el Congreso y el presidente Riva Agüero, se decidió suspender al presidente en su cargo y enviarlo, junto con un grupo de parlamentarios a Trujillo. Allí, la situación se agudizó ordenando el presidente la prisión de siete diputados, entre los que se encontraba Quesada, siendo embarcados en la goleta “Veloz Trujillana”, viviendo una odisea en alta mar, entre julio y agosto, hasta arribar a Chancay, donde fueron rescatados, pasando a Lima donde fueron recibidos con honores, reincorporándose al Congreso reinstalado. Vale apuntar que aunque rivales, el 7 de agosto, Riva Agüero firmó un decreto para asistir a la familia de Quesada ya que “no conviene a los principios liberales filantropicos de muestro sistema que perezcan sumidos en la miseria por los delitos del padre”.

Quesada era hombre “sumamente cáustico en sus escritos cuando se trataba, según él, de salir por los fueros de la justicia”. Parece ser que esta situación le atrajo antipatías entre los notables lambayecanos, lo que explicaría el traslado definitivo de Quesada a Trujillo donde continuó su carrera en el foro (llegó a ser fiscal de la Corte Superior) y la docencia (ejerció cargos en la Universidad de Santo Tomás y Santa Rosa) hasta su fallecimiento el 4 de octubre de 1845.

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(*) Abogado, historiador y docente universitario.

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