A los 94 años de su nacimiento (1923), y a los 31 años de su desaparición física (1986), y en el contexto social en el que nuestro Chiclayo se debate, considero una obligación moral traer como referente a un hombre de formación autodidacta en conocimientos y principios éticos, cuya temática periodística abordó los aspectos costumbristas, sociales y de desarrollo del departamento, que se puede apreciar en su vigorosa pluma, consecuente e independiente, que le permitió brindar su opinión en forma libre y responsable.
El trabajo periodístico de Alfonso Tello cobra vigencia frente a los hechos que ocurren en nuestra ciudad, como las consecuencias de las lluvias torrenciales de El Niño Costero, los altos niveles de corrupción y politiquería, la obstrucción de las redes del sistema de alcantarillado, el caos y la basura, entre otros temas que trató insistentemente por esos años, afirmando siempre que el periodismo debe ser un apostolado puesto al servicio de la sociedad y que, como “cuarto poder del Estado”, debe sostener una línea independiente y veraz, sin caer en la prebenda, el arreglo y el abuso.
LOS FUNDAMENTOS ÉTICOS Y DE RESPONSABILIDAD SOCIAL
Independencia de sus ideas con relación a las presiones políticas y económicas de su tiempo, que se pueden apreciar en los escritos sobre la ejecución del Proyecto Olmos, la destrucción de la Iglesia Matriz de Chiclayo, donde se edificó Ubicentro, entre otros temas y los que trató en sus libros “¿Por qué se ha postergado el progreso de Chiclayo?” (1962), y su segunda publicación “Reflexiones en la hora indiferente” (1966). Ambos son la compilación de diversos artículos periodísticos publicados en el diario “El País” de nuestra ciudad, en los que Tello reflexiona hondamente sobre los principales problemas de la urbe.
Sus libros se encuentran en los anaqueles de la Sala Lambayeque de la Biblioteca “José Eufemio Lora y Lora” de Chiclayo.
Tello Marchena, con más de 40 años en el periodismo regional, trabajó en dos líneas bastante definidas. En principio, la revaloración de las costumbres y tradiciones del departamento, sustentadas en la convicción de ser un polo de desarrollo cultural del país, desde el fortalecimiento y protección de la cultura viva, como son los personajes tradicionales, así como de sus lugares de antaño, las ferias tradicionales de los pueblos y sus artistas locales, quienes en suma deberían congregar el espíritu lambayecano y el orgullo por ser parte de esta cálida región.
La segunda línea es la veracidad con relación a la exposición de sus ideas plasmadas en sus artículos periodísticos sobre la problemática de nuestra región, vinculada a las redes de agua y alcantarillado, al Terminal Terrestre, al Teatro Municipal, al hospital para enfermos mentales, al museo arqueológico, al parque y los jardines, entre otros, casi todos ellos irresueltos a la fecha.
Como bien dice el autor: “Ya la conciencia pública los señaló con su veredicto: ¡Enemigos del progreso de Chiclayo!”, señalando que todo esto se puede resolver con la participación activa de la ciudadanía chiclayana. Concluyendo, con sus propias ideas, plasmadas en su trabajo “La Evolución del Periodismo Lambayecano entre 1940 a 1985”: “Lo ruin en el periodismo es la no identificación. ¿A quién sirve?, ¿a quién adula?, ¿a quién aplaude? Son los apátridas de la pluma. Aquel aventurerismo plumífero, que sirva a la vez ¡A Dios y al diablo!”.
Por lo tanto, es admirable la identificación de un periodismo con su causa, su consigna y su servicio de masas, sin engaños, sin farsa, sin tradición. Tello Marchena así como pensó y escribió fue su comportamiento en todos los actos de su vida ciudadana.
EL PERIODISMO COSTUMBRISTA
En 1946 se inicia en el periodismo costumbrista con el relato de sus impresiones de viaje a la a la Hacienda Huacataz, en Cajamarca, propiedad de su primo Eduardo Villanueva, con lo que inicia sus primera crónicas en el periodismo radial, para luego, más adelante, caminar hacia el periodismo escrito en los diarios “El Tiempo” “El País” “La Noche” “La Industria” y otros más en la década del 50. En sus escritos abunda la temática social y costumbrista, trabajos que los sostuvo hasta el último hálito de su vida.
El costumbrismo poblano lo condujo a ganarse el respeto y afecto de los pobladores de casi todos los distritos de Lambayeque, mayormente hombres del campo de quienes obtuvo el reconocimiento y la amistad sencilla y fraterna, los que hasta ahora lo recuerdan a pesar de haber transcurrido más de 31 años de su desaparición física.
Tello no solamente sigue viviendo en la memoria de estos pueblos ancestrales de profundas raíces mochicas, continúa vigente por su comprobada honestidad y ética periodística, por su elevada raigambre regionalista.
“La muerte del hermano y colega Jesús Alfonso Tello Marchena, copartícipe de la creación del Colegio Departamental de Periodistas de Lambayeque, su paso al más allá representa un hito y una bandera del regionalismo que debemos sembrar los lambayecanos y por el que tanto se desveló en vida…”, escribióel decano del Colegio de Periodistas, José Abad Valiente.
EL PERIODISMO SOCIAL
Trató temas relacionados con la histórica problemática de salud, educación, agua, desagüe, infraestructura vial, energía eléctrica y la defensa del patrimonio, oponiéndose a la destrucción de la Iglesia Matriz, defendiendo a ejecución de los proyectos de Tinajones y Olmos, que fueron las principales banderas en la Revista Huerequeque. También escribió sobre la corrupción en las altas esferas del poder y los problemas del agro y su total abandono.
Uno de los libros cumbres sobre sus reflexiones en torno a los temas sociales es “¿Por qué se ha postergado el progreso de Chiclayo?”, publicado en 1962.
Este sencillo pero muy valioso libro es una recopilación de una serie de artículos publicados en su columna “Enfoques de actualidad”, donde establece un paralelo entre las ciudades hermanas de la costa norte y sur del país.
Uno de los temas que abordó con mucha precisión fue el asunto del agua y el desagüe, que según su información se instaló en nuestra ciudad en 1930 sin ninguna proyección, conforme lo fundamenta en la página 24 del citado libro: “… Cuando se concibió y planeó la instalación del agua y desagüe… no lo pensaron los responsables de esta obra, que la ciudad creciera y evolucionara en forma rápida e incontenible. Los ingenieros nada visionarios, calcularon la obra pequeña y reducida (…) las insuficientes redes (…) sufren de constantes atoros, inundaciones a causa de roturas de los tubos que son insuficientes para resistir todas las aguas negras de la población…”.
En este fragmento se puede notar cuatro aspectos fundamentales: la falta de visión de los técnicos para la construcción de las redes de alcantarillado, quienes no tomando en cuenta el desarrollo de la ciudad; que el libro fue escrito en 1962, a casi 32 años de la instalación de las redes, y el sistema de drenaje de las aguas servidas eran totalmente insuficiente; y desde esa fecha a la actualidad (2017) no se ha tratado el problema en forma integral. Hoy sufrimos las consecuencias de estas imprevisiones, agudizadas por los últimos gobiernos municipales.
Un tercer aspecto es que la obra del autor cobra capital importancia pon el crecimiento poblacional de la capital de la provincia en estos últimos 55 años (de 1962 al 2017), en tanto, los habitantes de la provincia suman más de 700 mil y el sistema de drenaje es totalmente insuficiente, sufriendo permanentemente atoros y roturas en las redes del alcantarillado. A esto se añade que en el presente año se presentaron las lluvias de El Niño Costero, que desbordaron la capacidad de los desagües, condenando a las familias a una contaminación permanente.
El cuarto aspecto, conforme lo visionó Tello en la década del 60, es que el problema tiene que ser tratado en forma integral, con sistemas de alcantarillado y de drenaje pluvial que respondan al inusitado crecimiento de la ciudad y las terribles inundaciones como recientemente vividas, además de la construcción de pistas y veredas de concreto, tomando en cuenta las zonas bajas para evitar inundaciones y desgracias en miles de familias.
El libro toca otros aspectos, como la construcción de complejos deportivos, el Coliseo Cerrado de Chiclayo, parques y Jardines para la ciudad, el problema de la parada y el Mercado Modelo, la construcción del Teatro Municipal, recordando que por muchos años se colocó un cartel en el techo del Mercado Central donde se anunciaba que en ese lugar se iba a construir el nuevo teatro.
Otro de los temas que abordó en su libro fue la creación de la Escuela de Bellas Artes y la indiferencia total de las autoridades de ese momento que nunca le brindaron la importancia necesaria. En el año 2013 en la universidad nacional se creó la Escuela Profesional de Arte. Sin embargo, existe una preocupación en el presente año al no haber concedido, las actuales autoridades, vacantes para la escuela en el último examen de admisión.
Otra producción de su periodismo social es “Reflexiones en la hora indiferente” (1966) donde con profunda firmeza eleva su voz altisonante y valiente por el atraso de nuestra ciudad de Chiclayo, muy propio de los periodistas de principios y honestos.
“…Tal como los relatos del legendario Ulises, me hice atar por voluntad, para no oír el canto falso de las sirenas y evitarme un naufragio en los arrecifes de la hipocresía, la irresponsabilidad y el anti-regionalismo del grupo déspota que sigue condenando a la ciudad a ser la penitente harapienta y la cenicienta de todas las otras ciudades del norte del Perú…”, señala el autor.
LA VIGENCIA DE SU PLUMA
El sociólogo Rafael Burga Burga publicó en la página editorial de un diario local un importante artículo, (24.01.16) con la misma denominación del libro del autor: ¿Por qué se ha postergado el progreso de Chiclayo? Un trabajo reflexivo y lleno de afectos, por la manera en la que accedió al libro a través de un obsequio de su padre, donde hace referencia de una dedicatoria del autor al distinguido profesor Burga.
Burga Burga toca temas puntuales del libro como “Chiclayo: Progreso negativo”, más adelante hace referencia de otros párrafos de la población destacando: “El atraso en que vive nuestro pueblo, es de responsabilidad de la serie de presuntuosos e inútiles representantes que hemos tenido en la Cámara y el Senado en los últimos años…” y además agrega que las realidad sería otra sino fuera por “la negligencia inaudita en la que la han relegado sus malos hijos que ofician como autoridades (…) Este rostro y espíritu decadente ha sido la herencia dejada por los políticos de aquí y de allá (…) Nuestras calles permanecen sucias, sórdidas y melancólicas”.
Asimismo, Burga acota que el tema de fondo que aborda el autor; es decir, el manejo político de la ciudad, ha sido totalmente deficiente y no ha cambiado sustancialmente. “… El libro de Tello Marchena es un texto que todo chiclayano debería leer”, enfatiza.
Sin duda Tello Marchena fue un visionario de su tiempo, que puso en alerta a las autoridades de esos años, quienes nada hicieron por resolver los problemas en su debido momento. La indiferencia de ayer unida a la de hoy nos está pasando la factura.
(*) Sociólogo y docente universitario.