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LAS ARTES DE VICTORIA CLAVO: MAESTRA CURANDERA DE MOTUPILLO

Escribe: Escribe: Edevair Vásquez Reyes (*)
Edición N° 934

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Esta semana en Expresión quisimos mostrarle algo distinto a nuestros lectores y así llegamos hasta Batán Grande para ir en busca de personajes que siempre han estado presentes en el Perú y Latinoamérica, aportando con sus conocimientos empíricos, los cuales tienen el respaldo y la acogida de la población.

 

La visita fue a los curanderos y brujos de la zona para conocer a profundidad el trabajo que realizan. Según nos informaron están situados en cada caserío y centro poblado y todos tienen a gente fiel que los visita.

 

Para comprender mejor sobre las diferencias entre curandero y brujo revisamos varios conceptos. La Real Academia Española dice que un curandero es la persona que, sin ser médico, ejerce prácticas curativas empíricas o rituales. Además usa hierbas, masajes y rituales para curar. Se cree que los curanderos tienen un don divino para sanar, el don de Dios. Según cuenta la leyenda, Dios puso en la tierra hierbas curativas y después seleccionó a ciertas personas para canalizar su gracia.

 

Por otra parte, un brujo es quien realiza actos de magia o hechicería para dominar la voluntad de las personas o modificar los acontecimientos, especialmente si provoca una influencia dañina o maléfica sobre estas o sobre su destino.

 

Grande fue nuestra sorpresa cuando la mayoría de curanderos nos comentaban que no podían hablar de las cosas que realizan por la sencilla razón de que no cuentan con el permiso de realizar esta actividad. “Si las autoridades se enteran que realizamos este trabajo sin un permiso, van a venir tal vez a multarnos; por lo tanto no vamos hablar de estos temas”, dijo uno de los curanderos.

 

Esto no bastó para que nosotros sigamos con nuestra idea de entrevistar a un curandero o brujo. Es así como llegamos hasta el centro poblado de Motupillo, que pertenece al distrito de Pítipo, provincia de Ferreñafe. Nos contactamos con Victoria Clavo Montenegro, quien estuvo dispuesta a que la entrevistemos y, además, tenía el permiso de funcionamiento por parte de la municipalidad.

 

El acceso a su casa es a través de un portón grande de color plomo y al entrar pudimos divisar un patio amplio con varios animales libres como gallinas, pavos, patos, conejos, palomas, chanchos, perros, gatos y un corral lleno de carneros. A un lado está su vivienda hecha de adobe. Nos pidió que esperemos mientras terminaba de trabajar con un paciente.

 

Mientras esperábamos nuestro turno empezaron a llegar varias personas para también tener una cita con la curandera. Estas traían consigo costales de yuca y maíz, otros llevaban patos, pavos y gallinas; tal vez sea en modo de pago para que sean atendidos. Los visitantes comentaban que eran de caseríos cercanos a Motupillo, como San Luis, Pativilca, Traposa, Mayascón, de Batán Grande y hasta del mismo Chiclayo.

 

Al ingresar a la vivienda encontramos una mesa llena de objetos y al otro extremo una cama. Antes de empezar la entrevista le preguntamos si se consideraba una curandera o bruja, su respuesta fue sobre la primera definición.

 

LOS DONES

A los nueve años, cuando Victoria se dirigía al colegio en Cutervo – Cajamarca, se encontró en el camino una casa hecha de piedra, al entrar observó una mesa blanca llena de objetos y en el otro extremo una mesa de negra, que también tenía sus respectivos objetos. Cuenta que alrededor de este lugar de roca crecían unas hermosas flores y rosas.

 

Refiere que era algo que solo ella podía ver, pues cuando le contaba a sus hermanos menores no le creían y la tildaban de mentirosa. Incluso pedía que la acompañaran al lugar para que pudieran evidenciar, pero era en vano. Solamente aparecía la casa de piedra cuando ella estaba sola.

 

Lo más impactante – cuenta - fue haber encontrado en la casa a una virgencita de piedra que además cargaba a su niño en brazos, la cual estaba sobrepuesta en una roca grande. Esa era la misma virgen que había estado presente en sus sueños reiteradas veces.

 

“En mi sueños a la virgen siempre la encontraba caída y sucia por el barro que se acumulaba en los caminos de la sierra, parecía como si alguien la hubiera botado. Yo empezaba a lavarle su rostro en los escalones de agua que corrían, hasta dejarla limpia por completo, luego volvía a ponerla en la base de piedra. Esta misma escena se me presentaba reiteradas veces”, refiere.  

 

Asegura que actualmente tiene consigo las herramientas de trabajo que encontró dentro de la casa de piedra. “No quiero más objetos y ni tampoco regalar los que tengo,  todos me sirven a la perfección para mis artes”, señala.

 

Los objetos encontrados son ovejas, caballitos, huacos, una imagen de San Cipriano, espadas y otros más.

 

HACER EL BIEN

Cuenta que antes de iniciarse en este oficio recibió en sus sueños las siguiente palabras: “Tú vas a trabajar con las herramientas del bien que has elegido, esta virgen es para ti, consérvala; todo te irá bien, siempre y cuando cumplas con las cosas que yo te mando, si empiezas a desobedecer haciendo cosas que van en contra de nuestra voluntad, te perderás y encaminarás por el camino maligno”.

 

Sostiene que es por eso que desde que se inició a trabajar nunca ha perdido una batalla frente a las enfermedades ni  ante los malos espíritus. “Tengo el poder de sanar a las personas, todas las visitas de pacientes que tendré a futuro se me revelan mediante las hierbas y, posteriormente, en mis sueños veo qué cosas debo hacer para ayudar a tal persona que muchas veces está fracturada de alguna parte de su cuerpo, tiene susto o tienen golpe de espiritismo, quiere decir que se ha caído en una limpia o ha tocado algún trabajo de desecho de algún brujo”, explica.

 

EL COMIENZO

Empezó a practicar de pequeña. Victoria y sus hermanos habían quedado huérfanos de madre, ella era la mayor de todos, con apenas nueve años. Al quedar solos al cuidado de su padre, este les consentía en casi todos sus caprichos de niños.

 

“Cuando mi papá salía de la casa y nos dejaba solos yo aprovechaba para sacar la caja de cartas que tenía escondida y practicar un arte que estaba naciendo en mí. Luego, cuando papá regresaba a casa empezaba a preguntar quién había agarrado sus cartas, se daba cuenta que yo había sido y no me pegaba, solo se enojaba”, relata.

 

Un buen día se animó a decirle a su papá que le regale sus cartas o en tal caso que le compre unas, su padre para evitarse y evitarle un disgusto decidió regalárselas. Ese fue el comienzo de su exploración en este nuevo mundo.

 

“Vaya por donde vaya la virgen nunca me ha dejado sola y se sigue apareciendo en todo camino por donde voy. En algunas ocasiones están abiertas sus manos y en otras está cargando a su niño, tratando de decirme que siga yendo por el camino del bien, ayudando a los hijos de Dios”, menciona.

 

LOS TRABAJOS QUE REALIZA

La labor de Victoria Clavo – según señala – está relacionada con hacer el bien, con curar y sanar a la gente a base de hierbas. Entre los trabajos más requeridos por los visitantes de los diferentes lugares del Perú que llegan a verla hasta Motupillo están las limpias, la preparación de bebidas y frotaciones a base de hierbas.

 

Para determinar qué enfermedades padecen sus pacientes o saber qué otro mal los aqueja les pasa un cuy por todo el cuerpo. Este animal debe ser tierno y tiene que ser del mismo sexo que el paciente. Cuando se trata de curar a adultos, el animal utilizado es un sapo.

 

Cuenta la curandera que muchos individuos han ido reiteradamente a visitarla para pedirle hacerles daño a sus  vecinos, por haber tenido una pelea o porque les han robado dinero, otros piden lo mismo pero para a sus mismos familiares. Afirma que nunca ha aceptado dichos pedidos por el hecho que toda su vida la ha dedicado al servicio de la virgen.

 

 “Muchas personas sin recursos económico vienen a que le les limpie o santigüe, no les cobro porque soy humanitaria”, indica.

 

GUERRA A MUERTE

Una de las anécdotas que más recuerda la curandera es cuando tuvo que enfrentarse a tres espíritus malignos y corrió el riesgo de ser asesinada si no se ponía fuerte ante la circunstancia.

 

“Una vez trajeron a una mujer que aparentemente actuaba como loca, no hablaba sino bramaba como un toro y, además, tenía la mirada perdida. En el cuarto donde la estaban tratando solo había unas pocas personas sujetándola, pues afuera había mucha gente resguardando por si intentaba escaparse. Ella no quería ver por nada del mundo a sus padres”, relata.

 

Añade que empezó a pasarle por su rostro un remedio que había preparado, siempre estaba a la defensiva pues esa mujer podía reaccionar en cualquier momento, pero no lo hizo. A medida que iba limpiando estaba despertando y volviendo a la normalidad, le preguntó por su familia, le dijo que estaba afuera pero que los vería después de haberla curado. Después de varios minutos empezó a comer y a conversar normal, luego, casi al anochecer, se la llevaron a descansar.

 

“Más tarde, mientras estaba en la noche trabajando su caso con mis herramientas escuché que entraron tres personas a mi vivienda, y así fue; eran personas muy altas, uno era de tés negra, otro blanco y el último era un colorado de pelo rubio y me hablaban al mismo tiempo. ‘Nosotros hemos venido por la mujer a la cual usted ha atendido, nosotros tenemos su alma en el encanto del cerro de Lambayeque, y usted no se va a oponer a nosotros y tendrá que entregárnosla’, me dijeron. Mi respuesta fue un no rotundo”, cuenta.

 

Según Victoria, “esos espíritus malos convertidos en seres humanos” le declararon la guerra. Ella cuenta que los echó de su casa derramando sobre ellos un remedio de hierbas santas que tenía en su mesa y con una penca especial que tenía sujeta a la cintura les pegaba hasta que salieron rápidamente, botando su puerta hecha de calamina.

 

“Seguí trabajando este caso a pesar de la amenaza, hasta que varios días después nuevamente llegaron estas tres personas y me dijeron lo siguiente: ‘Tu Dios vale mucho, ya no vamos a continuar debido a que tú estás protegida por él’. Desde ese día nunca nadie más se ha atrevido a fastidiarme ni a mí ni mucho menos a la chica que estaba encantada. Si es que un curandero se deja intimidar por estos malos espíritus puede ser perjudicial, pues no solo nos pueden hacer daño, sino que hasta nos pueden matar. En este trabajo se necesita tener mucho coraje y valentía para afrontar cosas inimaginables”, asevera.

 

La parte legal

 

En el Perú la mayoría de personas que se dedican a este oficio lo realizan de manera clandestina, no pagan ningún impuesto al Estado porque no emiten comprobantes a sus clientes. Lo que sí deben que tener es un permiso de funcionamiento otorgado por la municipalidad dónde se sitúan.

 

Algunos maestros del curanderismo, chamanismo o brujería son evaluados y preparados en el Instituto Nacional Medicina Tradicional – INMETRA. Este tiene su sede en Lima, no cuenta con sucursales al interior del país y, por lo tanto, aquellos que desean obtener esta acreditación deben de viajar para conseguirla.

 

La evaluación consiste en que el curandero, chamán o brujo debe pasar una noche haciendo una mesada, mientras los instructores observan qué tipo de medicinas y métodos está aplicando en el acto. De los resultados dependerá la emisión del certificado.

 

(*) Estudiante de Ciencias de la Comunicación – USS.

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