El cambio o crecimiento de las ciudades es inevitable, lo que hace que tenemos que enfocarnos en un cambio o crecimiento de calidad humana y tener visión regional porque los habitantes se mueven en esa escala.
Nos encontramos ante una etapa en la que se debe fomentar la participación comprometida de la comunidad como estrategia de trascendencia porque de lo contrario las ideas de los técnicos y/o políticos serán efímeras o criticadas en el tiempo. Es una etapa donde los proyectos a presentarse tienen que mirar a la ciudad en su conjunto y no ver independientemente cada uno de ellos.
La planeación se hace necesaria e imprescindible, una visión estratégica que nos lleve priorizar la solución de problemas como la ubicación racional de mercados que abastezcan una determinada área territorial de tal manera que sus habitantes puedan tener todo cerca, ubicación de terrapuertos en la zona norte y sur de la ciudad que destuguricen el tráfico en la misma y disminuyendo la emisión de monóxido de carbono en la zona urbana; y la planeación de vías colectoras y de evitamiento para disminuir el ingreso de vehículos que pretenden cruzar la zona urbana de la ciudad y la construcción de colectores y drenajes pluviales adecuados para la nueva configuración del clima en el planeta.
Así mismo la implementación de la zonificación sísmica permitirá una mejor distribución del uso de suelo, generando un crecimiento seguro, óptimo y un real ordenamiento territorial de nuestra ciudad.
En cuanto al tema de infraestructura vial del cercado de la ciudad de Chiclayo, se puede observar que existen limitaciones para la toma de decisiones acerca del ensanchamiento de las calles por un tema de controversia y en otros casos temas legales que tiene que ver con la presencia de monumentos históricos, tal es el caso de la ex - Clínica Walter ubicada en la plazuela Elías Aguirre y que a pesar de haber pasado casi 10 años desde el ensanchamiento de la calle San José no ha sido posible solucionar este tema, convirtiéndose en un embudo difícil de evadir. Casos similares sucederían si pretendemos ensanchar la calle Torres Paz, Alfredo Lapoint, Colon entre otras. Si a eso le sumamos el hecho de que nuestra ciudad no está preparada para soportar más de 25 mil vehículos; entonces observamos otro mal mayor conocido como congestionamiento vehicular, que no solo origina falta de fluidez del tráfico, pérdida de tiempo; sino también contaminación ambiental por la alta concentración de gas tóxico en las calles que atenta contra la salud y la vida de los chiclayanos y nos acercamos cada vez más a un modo de vida antiurbano.
Una idea para algunos descabellada y para otros probablemente buena, es la de convertir el centro de nuestra ciudad en una zona peatonal. En mi visita el año pasado a la Ciudad de México pude apreciar que esta es de los peatones. Es verdad ya queun 29% de los viajes a diario que se realizan son a pie según la encuesta origen-destino 2016. Los viajes peatonales representan un 20% en Londres; 28% en Viena y 30% en Madrid y Berlín. Son bien deseables los altos porcentajes de 34% en Oslo o Barcelona con un sorprendente 46%. Los datos de las ciudades norteamericanas en contraparte hablan de una sociedad que se aleja de lo peatonal: 6% en Vancouver; 5% en Toronto y también en Sacramento (datos de The EPOMM Modal Split Tool un proyecto de la UE).
Las ciudades más avanzadas están desarrollando redes no motorizadas, ya no proyectan “islas peatonales”, excepto en los centros históricos y monumentales. El objetivo es dotar a la ciudad de una “red de itinerarios peatonales” que recorren el centro, interconectan los barrios y las áreas de actividad y salen a la “naturaleza” mediante corredores verdes. A lo largo de estos itinerarios pueden captarse multiplicidad de motivos de viajes, de trabajo, estudios, compras y también de ocio, de paseo. El objetivo, a conseguir en un plazo razonable, es que todo el territorio pueda recorrerse de forma continua, sin barreras, cómodamente, ir “paso a paso” hacia la “ciudad amable para el peatón”.
Los objetivos de las políticas urbanas deben perseguir la creación de una “ciudad habitable con especial prioridad para los peatones”. El andar es el modo de transporte más importante para la ciudad y produce efectos positivos en la salud. Las “actuaciones peatonales” contribuyen a la renovación urbana, a reducir la dependencia del automóvil y a dar pasos hacia la “ciudad sostenible”.
Bajo este enfoque, la ciudad, sus espacios y edificios, deben ser accesibles “a pie”, esto implica también una reingeniería que permita lograr este objetivo. Los peatones no son un grupo homogéneo y cualquier persona independientemente de su edad y capacidad debe poder acceder a todas las actividades urbanas. El espacio de la ciudad debe organizarse para conseguir prioridades para los modos eficientes de movilidad urbana. Los modos verdes: movimiento a pie, bicicleta y transporte colectivo, son los únicos que pueden hacer posible ese equilibrio ambiental urbano que no se consigue con el uso intensivo del automóvil. He tenido experiencias de paseos a pie en ciudades importantes como la Ciudad de Cartagena, que se ha convertido en una ciudad peatonal y donde el turismo goza de los paseos a “pie”, o la vieja ciudad de Panamá, donde goce apreciando la belleza cultural de sus edificaciones, de su paz, preservada para la caminata a pie y actualmente monumento histórico de la humanidad. Es posible convertir a Chiclayo en una ciudad Peatonal donde no solo el común de los ciudadanos respire aire puro, sino además los turistas puedan recorrer nuestras calles con toda seguridad. Esta es una alternativa que puede salvar nuestra ciudad; pero también es una decisión de todos.