Entre enero y diciembre del 2024, de acuerdo al Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana, en Lambayeque se registraron 10 412 denuncias por actos de violencia contra la mujer y el grupo familiar. En el 2023, la cifra llegó a 11 690.
Del total de denuncias, 8053 se reportaron en la provincia de Chiclayo, siendo esta la de mayor incidencia por este tipo de hechos en el departamento. En Chiclayo distrito, las denuncias fueron 3510; en José Leonardo Ortiz, 1576 y en Monsefú, donde ocurrió el ataque del domingo último, 210 casos.
Al 31 de enero de este año, la Policía Nacional del Perú ha recabado 868 denuncias por violencia contra la mujer e integrantes del grupo familiar.
A nivel nacional
“El Perú continúa enfrentando un panorama preocupante en torno a la violencia de género”, reveló la Defensoría del Pueblo en su último informe correspondiente al año 2024. Según cifras recientes, a nivel nacional se reportaron 170 feminicidios, un incremento significativo con respecto al año anterior, donde se documentaron 150 casos, lo que representa un aumento del 13 %. Además, el informe detalla que 10 de las víctimas de feminicidio fueron niñas y adolescentes.
“Estas cifras son alarmantes si se considera que el Perú registra un aumento sostenido en los últimos tres años, con más de 450 casos de feminicidio acumulados entre 2022 y 2024″, destacó la Defensoría del Pueblo.
Por otro lado, se registraron 69 tentativas de feminicidio y 35 muertes violentas que aún no han sido clasificadas como feminicidios por las autoridades fiscales o judiciales. Este incremento muestra un panorama social crítico donde las mujeres siguen siendo víctimas de agresiones letales, señaló la Defensoría. En este contexto, el organismo enfatizó la urgencia de una actuación más eficaz por parte de las instituciones gubernamentales. “Es fundamental una acción intersectorial articulada para frenar este continuo aumento de la violencia hacia las mujeres en el país”, se argumentó en el informe.
El problema no se limita al feminicidio. En su reporte titulado “¿Qué pasó con ellas?”, la Defensoría del Pueblo señaló que en el 2024 se registraron 7097 notas de alerta sobre mujeres desaparecidas. Este número supone un incremento del 37 % con respecto al 2023. “La mayor parte de las desaparecidas corresponde a niñas y adolescentes, que representan el 65 % de los casos”, subrayó el documento.
La distribución geográfica también fue destacada en el informe. Lima, debido a su alta densidad poblacional, lidera la lista con 3574 casos, seguida por regiones como Cusco (651), Lambayeque (540) y Arequipa (536). Un dato particularmente inquietante es que el 15 % de los feminicidios reportados estaban relacionados previamente con desapariciones. La Defensoría subrayó que muchas de estas desapariciones tienen conexiones con delitos graves como la trata de personas, explotación sexual y violación.
El próximo 8 de abril se conmemorará el Día Internacional de la Mujer, fecha que deberíamos tener presente los 365 días del año y exige de nuestra parte una reflexión que aborde las razones por las cuales las cifras de violencia contra la mujer siguen incrementándose. En Lambayequeel año pasado se reportaron 540 alertas por desaparición de mujeres, en su mayoría niñas y adolescentes.
Para acabar con la violencia contra la mujer debemos realizar diversas acciones, como escuchar a las víctimas, educar a la comunidad y apoyar a los servicios de prevención.
Por las cifras de aumento de violencia contra la mujer, creo que hay una falta de articulación con las entidades, por lo que debemos incidir en trabajo de prevención que es la clave para que la violencia no se trasmita entre generaciones. Para ello, tengamos en cuenta que las familias deben fomentar desde la niñez que las relaciones siempre se basan en el respeto y cuidado mutuo. La educación debe ser equitativa, tanto para hombres como mujeres, las familias deben fortalecer la autoestima de los hijos y sin duda las oportunidades de trabajo a hombres y mujeres deben darse por igual.
Mujeres pidan ayuda, pierdan el miedo, siéntanse libres, no permitan que nadie las violente ni física ni psicológicamente. Cada día es un motivo para empoderarse, ser diferente y escalar un logro que nos permita alcanzar metas. Desde Lambayeque trabajemos para que la violencia contra la mujer acabe.
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Editora / Directora Fundadora
Nadie ama lo que no conoce. Hay que ser críticos propositivos, hay que ayudar a informar y no desinformar, hay que luchar por disminuir la brecha de pobreza y salir del atraso en el que vivimos en ciertas zonas de Lambayeque. ¿Alguien se ha preguntado por qué no avanzamos, por qué hay personas que se han quedado en el tiempo y quieren que otros sigan su camino?
Desde que tengo uso de razón escuché: “Olmos, anhelo lambayecano” y tuvieron que pasar más de 80 años para que esta obra se hiciera realidad. Mis abuelos maternos, olmanos de nacimiento, cerraron sus ojos para ir a la eternidad anhelando que algún día el desierto se haga productivo.
Hace 21 años empezó a hacerse realidad el sueño de transformar el desierto olmano en un valle productivo agroexportador, generando empleo y riqueza. ¿Hay alguna duda al respecto? No, es una realidad que cambió la vida de miles de personas, hecho innegable que a muchos trasnochados parece fastidiarles.
Desde hace una década, el Proyecto Olmos transformó Lambayeque en un polo atractivo de generación de empleo, gracias al desarrollo agrícola, siendo ahora considerada como la cuarta región agroexportadora del país. En 2024, las exportaciones de nuestro departamento superaron los 1000 millones de dólares, llegando a mercados del mundo, esencialmente con productos como los arándanos, paltas y uvas de mesa. ¿De dónde viene, tan rica fruta?, preguntan los extranjeros. De Lambayeque, Perú, responden inmediatamente. Cuanto orgullo sentimos al saber que el nombre de nuestra tierra mochica traspasa las fronteras.
El Proyecto Olmos comprende la construcción de la presa Limón, uno de los varios componentes de alta ingeniería que permitieron generar el milagro de dar vida a lo que fue el desierto de Olmos. Represar las aguas del río Huancabamba, que se perdían en el océano Atlántico, y trasvasarlas mediante otra gran obra como es el túnel Trasandino, de 20 kilómetros de longitud, cruzando los Andes hacia la costa, sueño que se logró luego de 80 años de haber sido pensada la irrigación.
La presa, que se construyó con una altura de 43 metros debido a limitaciones económicas de entonces, necesita recrecer a 85 metros, para de ese modo almacenar más agua y seguir nutriendo los nuevos campos y al Valle Viejo de Olmos.
Esta infraestructura hídrica permite por ahora la irrigación de 22 000 hectáreas de tierras productivas. Como alguna vez lo dijo a Expresión Alfonso Pinillos, gerente de H2 Olmos y del Consorcio Trasvase Olmos: “El proyecto Olmos es un claro ejemplo de lo que se puede lograr con un positivo acuerdo entre el Estado y las empresas privadas, conformando una cadena de valor que ofrece al mundo, gracias una eficiente acción de ingeniería, los frutos de Olmos, los cuales son claramente reconocidos por su excelencia, generando beneficios extraordinarios, no solo para la región sino para el Perú”.
Este ejemplo de asociatividad sí ha funcionado en Lambayeque, sí ha permitido hacer realidad el proyecto y hoy tenemos el deber de defenderlo, explicando, acercando los resultados a todas las personas que tengan el interés de informarse, sin ser manipulados por la falta de conocimiento.
Es innegable que el proyecto Olmos ha generado más de 272 000 empleos directos, indirectos e inducidos hasta diciembre del 2024. Desde el inicio de sus operaciones, el proyecto ha permitido generar empleo y reducir la pobreza en la zona de influencia en un 20 % anual, lo que equivale a que 45 000 personas por año hayan mejorado su calidad de vida.
Las estadísticas nos demuestran que el proyecto Olmos ha aportado anualmente más de 150 millones de soles al seguro social de salud (EsSalud) y ha generado 700 millones de soles en recaudación anual de Impuesto General a las Ventas (IGV), lo que ha propiciado un emporio exportador con formalidad y empleo pleno, donde antes solo había un desierto.
El éxito del Proyecto Olmos demuestra que es posible transformar la naturaleza y generar vida a través de la colaboración entre el Estado y el sector privado. Este modelo podría replicarse en otras zonas del Perú, especialmente en aquellas con un alto potencial agrícola y una marcada necesidad de infraestructura hídrica, tal como lo señalan los profesionales de la agricultura.
Asimismo, el Proyecto Olmos es un claro ejemplo de lo mucho que se puede lograr gracias a una efectiva alianza entre el Estado a través del Gobierno Regional de Lambayeque y otros entes importantes como la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Ministerio de Agricultura Agraria y Riego y la Autoridad Nacional del Agua (ANA), operadores de servicios hídricos con experiencia (como CTO y H2Olmos) y empresas agroexportadoras.
Hoy, que se está evaluando una adenda al contrato de concesión de las obras de trasvase del Proyecto Olmos, es importante señalar el compromiso de Proinversión en asesorar al GORE Lambayeque a fin de mejorar las condiciones de operatividad y garantizar así la estructura de soluciones viables que permitan la continuidad y la ampliación de la infraestructura necesaria.
La fuerza de razón técnica es la que debe imponerse, paños de agua fría a quienes los acompaña el insulto y la difamación, para quienes no tienen la capacidad de discernimiento y conocimiento. Ayudemos a mejorar las imperfecciones, a desterrar la pobreza y la ignorancia, a cuidar lo que se ha alcanzado en una década de producción.