“La oratoria es el arte de hablar en público, arte proviene de ‘arts’ que significa pericia, destreza, habilidad y los grandes oradores tienen la destreza de hablar bien ante un auditorio y de convencer que es uno de los objetivos”, explica el profesor, filósofo, poeta y artista Javier Villegas Fernández.
“A viva voz” es un taller de oratoria dictado por Javier Villegas hace más de 15 años, el que se ha desarrollado en diferentes centros como el Colegio Sara Bullón, en verano en el Museo Tumbas Reales y actualmente está próximo a dictarse en el centro de desarrollo personal Modeluz.
Javier Villegas explica que el taller está abierto para personas de todas las edades, desde pequeños de cinco años hasta adultos de 90. “No se busca que los niños salga como oradores, aunque hay algunos que sí lo hacen; este tipo de talleres cumplen la función de contribuir a que los alumnos se desinhiban y eleven su autoestima”, comenta.
Según explica Villegas Fernández el miedo de hablar en público es común en todas las personas, es por eso que en la etapa escolar muchos niños se molestan empujándose hacia la pizarra, ejemplifica. Sin embargo, indica que la clave para perderlo es hacer el ridículo.
LOS OBJETIVOS
Existen cinco aspectos importantes para la oratoria, el primero es la desinhibición, el segundo la dicción, que proviene del cómo se dicen las cosas; tercero es el volumen de la voz. “Un orador debe tener la voz potente, si hay más de 100 personas en el público todas deben escuchar con claridad lo que dices. Ahora la tecnología nos ayuda, pero antes las personas hacían oratoria a viva voz”, indica.
El cuarto aspecto son los matices de la voz, que se relaciona con el estado anímico con el que se dicen las cosas sean frases o pensamientos, puede ser con cólera, tristeza o alegría, explica el maestro. El último es la claridad de la voz, Javier Villegas comenta que la mayoría de personas no silabea al hablar, y es por eso que no se entiende lo que dicen.
“Es importante elevar la autoestima y en la oratoria hay ejercicios que nos ayudan. Por ejemplo, cuando recién inician mis estudiantes les doy una poesía en donde las primeras fases son: ‘soy el mejor’, ‘soy invencible’; decir estas cosas con firmeza y fuerte va induciendo a que nos sintamos más seguros”, expone.
Otro de los objetivos es también el incentivar el amor a la lectura, un requisito para pasar el taller es el aprendizaje de los textos, que no solo ayudan a que memoricen, sino a que enriquezcan su vocabulario y los alumnos logren expresarse correctamente a la vez que pueden ordenar mejor sus ideas y decir lo que desean con fluidez.
Asimismo, también se desarrolla la creatividad. Los primeros módulos los alumnos reciben un texto que memorizan, en el segundo ellos crean su propio discurso respecto a algún tema. “Cuando llegan a esta etapa yo les sugiero, nunca corrijo, porque los frustras, hay que decirles que pueden decir las cosas de otro modo, pero no que están mal”, indica.
Para la expresión corporal, es clave que en la oratoria primero se memoricen el discurso una vez logrado, se les enseña el movimiento de las manos, se corrige la mirada y el resto de expresiones.
“He tenido una alumna que cuando hablaba blanqueaba los ojos, a ella la hacía mirar un papel en blanco que me colocaba en el pecho hasta que lo corrigió, otro alumno era tartamudo, a él le indique que debía hablarme con enojo y cada vez que lo hacía sus compañeros debía aplaudirlo y felicitarlo. Es el instinto de maestro, de acuerdo al alumno se les ayuda a superarse”, cuenta Villegas Fernández.
LA ORATORIA DE VILLEGAS
“Las cosas que he hecho en mi vida han sido por intuición, nunca acudí a un taller de oratoria, ni de creatividad literaria, ni de locución, aunque he trabajado en radio algunos años. Todo mi conocimiento lo obtuve leyendo”, cuenta.
Javier Villegas es maestro y siempre se ha caracterizado por admirar e inspirar a sus alumnos a autoeducarse, autoinstruirse, autodisciplinarse. Él cree en el autoaprendizaje y en la propia formación como persona, algo que él llama autocultivarse.
Todo lo que Villegas Fernández realiza en el taller es práctico y efectivo como lo describe. “Aprender, se aprende hablando, también enseño a respirar y a desesterarse y, claro, primero a aprender a leer bien, respetando los signos de puntuación y despacio, con aplomo”, asegura.
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