La radio ayuda a mejorar la comunicación e información, denuncia a las malas autoridades, convoca al pueblo cuando sus derechos se ven vulnerados y, lo más importante, lucha para que las costumbres y tradiciones no se pierdan por las migraciones y las tecnologías.
Partí a las 4 de la mañana de Chiclayo a Ferreñafe y, al llegar, en el paradero solo había una persona, así que hubo que esperar 30 minutos hasta que lleguen más pasajeros. Nuestro destino era Incahuasi. El pasaje cuesta 15 soles, un precio justificado considerando que no hay carretera y el viaje es pesado.
En total, solo abordamos la combi diez personas y a las 5 de la mañana en punto el conductor puso en marcha el carro y emprendimos la travesía. Yo me dirigía hacia un lugar que solo había conocido por fotografías y reportajes, a un lugar que me habían descrito como gris y lluvioso.
En la ruta pasamos por Batangrande, los caseríos de Laquipampa, Moyán, Oxapampa, Pagaypuente, Uyurpampa y otros más. El distrito se sitúa a tres mil 100 metros sobre el nivel del mar y el 95% de su población es quechuahablante.
A las 10 de la mañana llegué a Incahuasi, escrito por los lugareños con “w” en vez de “h” y que en castellano quiere decir “casa del inca”. Por suerte no hubo soroche, ni malestar, y de inmediato me aboqué a mi objetivo: conocer la radio comunitaria.
Subir y buscar
Encontré a un par de adolescentes y les pregunté dónde quedaba la radio y me contestaron cuál de las tres que hay en la zona. “la de Wilmer Sánchez Manayay”, dije y me indicaron que era la que estaba sobre un cerro, “que me guíe por la antena”.
Empecé a subir el cerro, uno de los tantos cerros, mientras miraba las calles, sus casas, a la gente, los colores vivos de sus trajes, y también restaurantes, hospedajes y hasta casas con televisión satelital. Toda una combinación que no me imaginé encontrar y es que erróneamente pensaba que por ser uno de los distritos más pobres de Lambayeque no había ni modernidad ni tecnología.
Llegué hasta la última casa sobre el cerro, una construida de adobe y fachada verde con un letrero que dice: “Bienvenidos a la Radio Stereo Incahuasi – 100.7 F.M.”. Toqué la puerta de madera, pregunté por el dueño y me dijeron que estaba en clases, que debía esperarlo.
EL DUEÑO Y LA LICENCIA
El tiempo pasó hasta que llegó un joven que cortésmente me atendió, su piel era trigueña, de mediana estatura y con mucha facilidad de palabra, su nombre es Rolando Carlos Manayay, natural del caserío Huasicag, quien tiene 29 años de edad.
Además de ser locutor estudia la carrera técnica de agropecuaria en el instituto distrital y ayuda a sus padres a cultivar la tierra. Lo que yo no sabía hasta ese momento es que si bien la radio está registrada a nombre de Wilmer Sánchez, el verdadero propietario es Rolando Carlos.
Me invitó a pasar a la cabina, me preparé con todo mi material y mis preguntas y ya estábamos listos para la entrevista. Este joven apasionado empezó a contar que el sueño de convertirse en locutor y tener una radio propia nació desde que era niño, cuando solía escuchar a los conductores de las emisoras de Chiclayo. Eso – asegura – le encantaba.
Posteriormente, a sus 17 años, cuando cursaba la secundaria en Ferreñafe, dio sus primeros pasos en la radiolocución como parte de un trabajo encargado en el colegio. La propuesta que elaboró y difundió fue la de un programa educativo, con la que demostró no solo su talento, sino también la capacidad de llegar a los oyentes. Fue tal el éxito que el dueño de la radio local decidió contratarlo por dos años.
Fue así como Carlos Manayay adquirió experiencia y se proyectó a tener una radio propia para beneficio de Incahuasi, su pueblo.
“La radio comunitaria es donde se difunden las costumbres ancestrales y participa la gente, y para ello hemos creado un espacio en la programación donde difunden las costumbres del pueblo con la finalidad de que no se extingan, debido a que si estas se pierden, se perdería la historia de un pueblo”, refiere.
TRÁMITES VAN, TRÁMITES VIENEN
La necesidad primordial que incentivó la creación de una radio para Incahuasi es la comunicación, debido a que a la población se le hacía difícil informarse de un comunicado o hemos importantes dentro de la comunidad. Otro problema es que las emisoras que podían sintonizarse tenían programación en castellano, dificultando el entendimiento.
La radio emitió su señal por primera vez el 27 de junio del 2007, pero lo hizo de manera ilegal. Rolando Carlos sabía que no era lo correcto y por ello solicitó al Ministerio de Transportes y Comunicaciones la licencia para el funcionamiento de la radio comunitaria. Sin embargo, esta fue rechazada debido a que no existía frecuencia disponible para el distrito.
Un año después se informó a través del diario oficial El Peruano, que el ministerio habilitaba mediante resolución cinco frecuencias libres para Incahuasi, oportunidad que el joven buscó aprovechar, aunque sin éxito. Posteriormente llegarían los problemas legales al ser denunciado por el ministerio por el uso ilegal del espectro radiofónico.
“Mi nombre estaba manchado y no podía volver a solicitar la licencia porque me la iban a negar por la denuncia”, recuerda.
Lo sucedido no lo quebrantó, así que buscó alternativas de solución a corto plazo y logró convencer a su primo hermano, Wilmer Sánchez Manayay, para que sea este quien envíe la solicitud al Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
“La primera reacción fue el temor por pensar que estaría envuelto también en un problema judicial; ‘cálmate’, le dije y le expliqué que nadie podía hacerle un juicio por presentar una solicitud”, cuenta.
Al principio Wilmer Sánchez se mostró temeroso, pero después entendió que su requerimiento era legal e inició los trámites. El objetivo era darle legalidad a la radio.
En setiembre del 2011 el MTC dio la respuesta aceptando el pedido y envió la resolución de aprobación para el funcionamiento de la radio en Incahuasi, siendo esta la primera licencia de funcionamiento para una radio comunitaria en el Perú, apareciendo Wilmer Sánchez Manayay como propietario.
Sin embargo, ambos y el pueblo incahuasino saben perfectamente que la historia no se limita a un solo gestor, sino que en todo momento fue Rolando Carlos, quien con su ímpetu y decisión, logró la legalización de la emisora, sin importarle no ser él el protagonista de la noticia.
Radio para el pueblo.
El nombre Stereo Incahuasi surgió a pocas horas de salir al aire, previamente Rolando Carlos había barajado dos posibilidades: bautizarla como Radio RC, por su nombre, o ponerle su apellido paterno.
“Una idea fugaz pasó por mi mente y decidí que el nombre debía estar más ligado a la comunidad, un nombre donde todos se sientan conformes. Es así como nace el nuevo nombre que hasta la actualidad conocemos: Stereo, porque las F.M. tienen esa frecuencia, e Incahuasi por el pueblo en el que estamos”, comenta.
La programación de la radio empieza a las 5 de la mañana y culmina a las 10 de la noche. La jornada arranca con música hasta las 7 de la mañana, porque desde esa hora, hasta las 9 se trasmite el noticiario. De 9 a 10 la temática es agropecuaria; de 10 a 1 de la tarde el contenido es musical; de 1 a 3 el espacio es religioso, de 3 a 5 hay más música, de 5 a 7 de la noche el programa es costumbrista y para finalizar, música.
LO INFORMATIVO
El programa de información se lama “Habla el Pueblo” y en este bloque se invita principalmente a autoridades políticas al frente de la comunidad, las rondas campesinas, los clubes de madres y al personal de salud para que brinde información a toda la localidad. Debido a las costumbres de Incahuasi, este programa se transmite antes de las 9 de la mañana, porque pasada esa hora las familias se dedican a las labores agrícolas.
“Para evitar problemas posteriores de orden judicial la información previamente se revisa y contrasta. Las personas presentan su queja y comparten con los oyentes lo que está, hay que resaltar que en el caso incahuasino se da la información en quechua, ya que la población se siente más familiarizada con esta lengua”, menciona.
Agrega que para conseguir una información noticiosa fresca se cuenta con colaboradores en los diferentes caseríos y también se extraen noticias de los diarios. Muy pocas veces los mismos locutores salen a buscar la información. La noticia es tratada a nivel local, nacional e internacional, debido a que la comunidad debe estar informada de todo lo que ocurre.
Quise escuchar parte de la programación, pero para mi mala suerte el día de mi visita no había energía eléctrica en el distrito.
Por experiencia propia - dice Rolando Carlos - para tener un programa informativo dinámico y efectivo, una voz femenina debe estar a cargo de la locución informativa, porque se ha comprobado, al menos en Incahuasi, que cuando una mujer asume la conducción de los programas, estos tienen mayor impacto.
La radio cuenta con un teléfono fijo, que está habilitado todo el tiempo posible para que las personas hagan escuchar su voz de protesta, además de invitaciones y pedidos musicales.
MÚSICA
Conseguir música para radio no ha sido problema. Carlos Manayay cuenta que al principio un amigo le proporcionó archivos de música vernacular, y como sabía que al ser una radio comunitaría debía ayudar y relacionarse profundamente con la población, no dudó en solicitar a los intérpretes locales que le alcancen sus materiales para que sean difundidos.
“Eso fue un golazo, debido a que fueron beneficiados los músicos, los oyentes y la radio. La población es quién solicita la música y nosotros se la concedemos”, señala.
La radio comunitaria nació para conservar el lado humano y lograr el desarrollo de la comunidad, es por ello que Stereo Incahuasi, en su programa Costumbres, muestra las tradiciones que han pasado de generación en generación. Así, los invitados cantan en vivo temas antiguos y composiciones suyas, se trasmiten matrimonios, ceremonias de corte de pelo o se emiten saludos por el techado de las casas.
Otro dato importante es que las mujeres tienen una buena participación en la radio, cantan, narran cuentos y opinan sobre temas en los que no están de acuerdo.
“Anteriormente eso no se daba, debido al machismo existente en toda la población, pero con el pasar del tiempo las mujeres se han valorado más y decidido por su participación. Todo lo que se realiza tiene como fin que la población y en especial la juventud que está en constante migración y utiliza más la tecnología, no pierda su esencia incahuasina”, relata, agregando que al principio hubo comentarios negativos respecto al programa Costumbres, porque algunos señalaban que el contenido de este ya había pasado de moda.
Esta radio no ha sido ajena a los problemas que se presentan en las diferentes comunidades y por ello ha hecho presente su voz en el ámbito político y social. Uno de los casos más recordados es cuando en el 2013 convocó a una marcha en Marayhuaca contra el proyecto minero Cañariaco.
“Cuando hay elecciones políticas la radio siempre mantiene en una línea neutral y lo que se hace es aconsejar a los pobladores a que sepan elegir. Un hecho que nos llena de satisfacción es que esta radio denunció de manera tajante la apropiación de los alimentos del programa Qali Warma por parte de los malos maestros de las instituciones educativas, hecho que tuvo mucha repercusión entre los pobladores”, señala.
SOSTENIMIENTO
Por el hecho de no contar con los recursos económicos suficiente y estudiar y trabajar a la misma vez, a Rolando Sánchez se le hacía imposible ahorrar una buena suma de dinero para comprar los equipos de la radio.
Fue gracias a su hermano, quien lo apoyó con un préstamo, que pudo comprar el trasmisor y una consola en el 2007.
Conseguidos estos primeros equipos instalaron la emisora en la parte alta del distrito, recibiendo el apoyo del pueblo por esta iniciativa. Claro está que para seguir con el equipamiento tuvieron que realizar polladas y cuyadas. Hoy, los ingresos por publicidad son mínimos, pero al menos alcanzan para pagar los servicios básicos, sobre todo la luz, aunque a veces se va de un momento a otro.
Respecto a los locutores, Rolando Carlos recibió el apoyo de sus compañeros de la radio en la que trabajó en Ferreñafe, quienes se encargaron de capacitar a las nuevas promesas de la radiodifusión en Incahuasi.
Actualmente hay tres jóvenes que siguen en la radio y cada día se superan en lo que es la locución. “El 80 % de lo que hablamos se dice en quechua y el 20 % en castellano”.
Concluí mi conversación con Rolando Carlos cargado de emociones, admirando su empeño y la dedicación que le ha puesto a un proyecto que persigue el supremo propósito de informar e integrar. Esperé un carro para retornar a Ferreñafe desde la 1 hasta las 5:30 de la tarde, y viajé nuevamente cinco horas, pero en verdad valió la pena.
(*) Estudiante de Ciencias de la Comunicación – USS.